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Una lección universal

Una lección universal

Pablo Bustamante Pardo
Director de Lampadia

Mucho se habla de la nueva normalidad después de la pandemia del covid-19. Muchos análisis muestran la oportunidad de plantear mejoras, pero muchos otros expresan afanes refundacionales y hasta el deseo de introducir contrabandos ideológicos en la opinión pública.

Se está aprovechando para negar los logros sociales y económicos del Perú de los últimos 25 años, los logros de nuestra economía de mercado.  Que la mala política haya impedido mejoras institucionales, no contradice ni elimina nuestros logros, como haber:

  • bajado la pobreza de 60 a 20%,
  • disminuido la desigualdad,
  • bajado la mortalidad infantil de 75 a 18 por mil,
  • multiplicado el PBI per cápita por diez,
  • bajado la inflación a 2.5% anual.

Además de haber creado una importante clase media emergente, llevado la inversión y el empleo a las regiones, acumulado reservas monetarias y fiscales, bajado la deuda externa y alcanzado el grado de inversión que nos permite acceder a financiamiento competitivo.

Todo esto se logró con altos niveles de inversión que llegaron a 25% del PBI, generando alto crecimiento y una importante generación de recursos fiscales.

Como decíamos en Lampadia: ¡Qué buena década! – ¡Queremos otra!, “aún estamos lejos resolver nuestros grandes problemas institucionales, sociales y económicos, pero si antes la posibilidad de enfrentarlos y resolverlos era una ilusión, un sueño o una promesa, hoy está en nuestras capacidades, hoy podemos dar un gran salto adelante para superarlos”.

A nivel global, hace 200 años el 90% de la humanidad vivía en la pobreza extrema; antes de la pandemia, ésta había bajado a solo 9%. Habiéndose acelerado la reducción de la pobreza en las décadas recientes, con una mayor apertura económica y mayor comercio global. 

Lamentablemente, el proceso peruano de mejoras sociales y económicas se suspendió paulatinamente a partir de 2011, con el nefasto gobierno del nacionalismo de Humala; y continuó y se acentuó, increíblemente, durante los gobiernos de PPK y Vizcarra; a tal punto de que ya no recordamos que podemos hacer las cosas bien.

Es una pena que muchos analistas no puedan ver el vaso medio lleno. Ellos prefieren machacar lo logrado para construir sus propuestas. En este sentido, tenemos, por ejemplo, lo que afirma Alfonso de la Torre de Hacer Perú: “El Covid-19 ha dejado claro que el Perú, lejos de un ‘milagro económico’, era el ‘pobre con plata’ al que se refería Alberto Vergara (‘El síndrome Pablo Escobar’, El Comercio 20/11/2016). De hecho, el shock producido por la epidemia en cierto modo le da el golpe de gracia a una imagen del país que hace rato no era más que un espejismo”. O libros como ‘Qué se puede hacer con el Perú’ de Ghezzi y Gallardo, o ‘El Perú está calato’ de Ganosa y Stiglich, que en Lampadia tuvimos que desvirtuar con nuestro ensayo: Aprendamos a sumar y multiplicar ¡Qué “calato”… ni que ocho cuartos!

No es necesario pues construir una propuesta destruyendo los avances del país. Hay que aprender a sumar y a buscar mejoras. Hay que dejar de lado el lenguaje refundacional, un radicalismo que solo valida las propuestas ideológicas de los enemigos de la economía de mercado.

Pero estas críticas destructivas se dan también más allá de nuestras fronteras. Tal vez uno de los contrabandos ideológicos más llamativos es el de la última encíclica del Papa, “Fratelli tutti”.

Donde, como lo explica Ian Vásquez del Instituto Cato, se pontifica sobre el estado del mundo arremetiendo contra la globalización, mostrando desprecio hacia los hechos y la evidencia. Se condena el individualismo y el nacionalismo como si fueran partes del mismo fenómeno en vez de ser conceptos opuestos.

Dice Vásquez que resulta cansador repetir los hechos acerca de los enormes avances de la humanidad respecto a la reducción de la pobreza y un sinfín de mejoras en el bienestar debido a un mundo más liberal. Pero es necesario cuando se repiten falsedades con tanta frecuencia. Resulta cansador también volver a aclarar que ningún liberal piensa que el mercado resuelve todos los problemas, pues por supuesto que la sociedad civil y el Estado juegan papeles claves.

¡Aprendamos a sumar!

Una lección universal

Una lección que si debemos sacar y aprovechar de la pandemia, es la necesidad de ser más humildes. La pandemia ha demostrado la fragilidad del ser humano y la fragilidad del conjunto de la humanidad. Absolutamente todos hemos sido impactados por la pandemia y entendido nuestra fragilidad.

Evidentemente, ante ella, lo realista es reconocer nuestras debilidades y asumir una visión de la vida de las personas y de las sociedades más empática con nuestros semejantes, que nos lleve a actuar reconociendo que todos estamos juntos en la búsqueda del bienestar y la prosperidad. ¡Una humanidad más humilde sería un gran avance social¡

Donde debe empezar la humildad es con los gobiernos, algo completamente lejano del comportamiento del gobierno peruano, que más bien se ha manejado durante la pandemia con unos niveles insoportables de soberbia.

Ahora nos toca a los ciudadanos de a pie, asumir el ejemplo y ambicionar a ser grandes, como posibilitan nuestras capacidades, y humildes en nuestras actitudes. Lampadia




Martin (improvisación) Vizcarra 2

Martin (improvisación) Vizcarra 2

Carlos E. Gálvez Pinillos
Expresidente de la SNMPE
Para Lampadia

En el mes de abril escribí un primer recuento de lo que, a mi juicio, hacían del Sr. Vizcarra un improvisado, sin visión de estadista, ni capacidad para gobernar. Probablemente haya que explicarle que gobernar significa tener; clara visión del país, sus debilidades y fortalezas, al igual que sus riesgos y amenazas, sus problemas y sus posibles soluciones. De igual forma, tener capacidad de convocatoria, de armar equipos capaces de diseñar estrategias y de ejecutar adecuadamente aquello que se planeó.

Pensé en algún momento que podría haber excedido mi apreciación negativa y que, el presidente merecería aún el beneficio de la duda. Lamentablemente, no es así y, a la luz de hechos posteriores o identificados con posterioridad, veo que me quedé corto.

Basta ver que, a los prácticamente 3 meses de la declaratoria del “Estado de emergencia sanitaria”, la que se declaró fundamentalmente para poder tomar medidas económicas, de compras y manejo de la situación, “saltándose” las reglas y procedimientos convencionales del Estado, el gobierno “descubrió” que no tenía oferta suficiente de oxígeno. Nunca hicieron una proyección de la demanda, un inventario de las plantas de oxigeno disponibles, ni de las que habían comprado, pues tenían en abandono incluso en el Hospital de Huaycán, entre otros y por supuesto, no compraron más plantas. Lo anterior, pasando por el crimen de la carencia de oxígeno en distintas regiones de la costa y la selva, con niños y adultos fallecidos por esa negligencia.

A propósito del tema del oxígeno, no se les ocurrió que estaban exigiendo oxígeno al 99% (exigencia creada por el hoy gerente de operaciones de ESSALUD y miembro del “Comando COVID”, durante su tiempo de ministro de salud), cuando este estándar podía ser al 93% y a sabiendas que, con la valla impuesta, estaban alimentando un oligopolio corrupto, que generaba un pingüe negocio. ¿Por que no corrigieron oportunamente esa exigencia? ¿Por que no instalaron y pusieron en operación las plantas recientemente adquiridas para los hospitales, ni repararon aquellas que estaban malogradas o compraron de emergencia las plantas requeridas? No, ante la incapacidad del Gobierno, se tuvo que recurrir a la caridad del sector privado y sus donaciones. No sólo eso, sino que no priorizaron la atención temprana con oxígeno, antes que las camas UCI, que hubiera salvado muchísimas vidas.

Igualmente, en el abastecimiento de medicinas, siendo el Estado el principal comprador y suministrador de estas, no se manejó una compra negociada de forma centralizada, ni una logística adecuada, pero se repartió dinero (léase, se alimentó corrupción descentralizada) mostrando así su incapacidad. Pero claro, de inmediato y en la mejor de sus rutinas de teatro, culpó a los laboratorios privados y amenazó con imponer controles de precios. En esto entró en competencia por populismo con el congreso.

Si queremos referirnos a nuestro sacrificado equipo de profesionales de la salud; a ellos no se les entregó los equipos de protección personal (EPP), ni en cantidad, ni oportunidad, ni en calidad requeridos. No se les paga sus remuneraciones oportunamente y los tenemos con dos o tres meses de retraso en sus pagos. Hemos traído 85 personas entre médicos y enfermeros de Cuba, a quienes, por supuesto se les paga bien y oportunamente, independientemente de la incapacidad y falta de calificaciones demostrada para el manejo de esta enfermedad y peor para la atención en UCI. Mientras que, en cambio, no les dieron la oportunidad a 1890 médicos peruanos, recién graduados y deseosos de apoyar. Tampoco se ha sido diligente con la selección e incorporación de médicos venezolanos, residentes en el Perú, pero absolutamente sub empleados.

Tema especial fue el de las clínicas particulares y el uso de camas UCI, que según el gobierno ya están llegando a dos mil. Después de más de dos meses de haber promulgado un decreto que indicaba el uso indistinto de las camas UCI por el Estado, según designación del Seguro Integral de Salud (SIS), no establecieron ni el procedimiento correspondiente, ni fijaron los términos económicos de tal contratación. Al encontrarse al borde del colapso, lanzó una pataleta con amenaza de expropiación y se llegó esa misma noche a un acuerdo entre el SIS y las clínicas. Lo que no dicen, es que el acuerdo fue al mismo precio que se había venido negociando con toda anticipación. Ciertamente, como el Sr. Vizcarra se siente de salida, no le importó nada el impacto internacional de su amenaza y “bravuconada” expropiatoria para el Perú (una vez más era el “faite” del barrio y lanzó la amenaza por un total de 55 camas, 15 de ellas en Lima).

Como anda por puntitos de encuestas como el diablo por almas, un día de abril amaneció con que quería comprar un millón de “tablets” para uso escolar, por supuesto, se las imagino con conexión automática a internet, cargadores solares, con procesadores de tecnología no más antigua que 2019 y servicio de contenidos. Todo para tenerlas disponibles y entregadas en el mes de julio 2020. Se convocó a más de 43 empresas y, dadas las condiciones, sólo quedó una de ellas en carrera y ya veremos, en medio de esta carrera loca, qué resulta.

Por supuesto, levantada la inamovilidad, ya empezamos actividades con la “nueva normalidad”. Desde luego, al transporte público se le exige muy severamente la distancia social con el consecuente aforo reducido, pero el gobierno no pensó en la necesidad de aumentar dramáticamente la cantidad de unidades del Metropolitano y sus alimentadoras, ni la necesidad de pagar un subsidio del orden de S/.6 millones semanales. Mientras tanto el transporte informal hace lo que quiere y les ha aumentado la demanda, con lo que podemos asegurar la agudización del caos en el transporte limeño y de otras grandes ciudades, al igual que el nivel de contagios (similar al que se produjo en los mercados y bancos por el bono). Desde luego que, como no han planeado nada durante los cuatro meses de cuarentena, hoy en medio de este caos, recién están revisando los contratos y qué opciones les permite, no saben si controlar el subsidio por consumo de combustible o por viaje controlando con GPS. Ya veremos en qué terminan.

Como el Sr. Vizcarra no se proyecta a largo plazo, no se le ocurrió mejor cosa que autorizar que, el 28 de setiembre de 2018 se suscriba el acuerdo de Escazú, hoy ad portas de ser ratificado por el Congreso, y que nos lleva a perder soberanía en las decisiones sobre nuestros recursos naturales, sometiendo cualquier última decisión a tribunales internacionales. Eso nos puede costar la prolongación del estado de pobreza de millones de compatriotas.

En fin, qué podemos esperar, cuando en lo económico, según se comenta en la columna Bajo la Lupa del diario Gestión, “andamos sin brújula”. Vivimos con estimaciones económicas proyectadas por el BCRP, el FMI, el Banco Mundial o el Consejo Fiscal, porque el MEF no ha actualizado nada desde el año pasado y para “facilitar” el descontrol, han decidido suspender las reglas fiscales -en vez de utilizar las cláusulas de excepción- y diseñar estrategias para corregir.

Por último y para ratificar su inmadurez política, nos presentó el show del “cumplimiento de su compromiso personal” de convocar a elecciones, como si eso fuera un mérito, cuando debiera tener claro que, no convocar oportunamente es una grave infracción constitucional que le costaría la vacancia inmediata.

La pena es que, con el desmadre que está dejando con sus “reformas políticas”, estoy seguro que en el siguiente periodo tendremos iguales o peores ejemplares políticos, encargándose de destruir las instituciones del Perú.

¡Que Dios nos agarre confesados! Lampadia




El marxismo es más que un virus

El marxismo es más que un virus

Michel Hoffmann
Para Lampadia

El coronavirus como coartada perfecta para instaurar restricciones personales y económicas, terminando así con la libertad de las personas y dando fin a los principios del libre mercado

Ante el asombro de pocos o beneplácito de muchos, Peter Altmaier, Ministro Federal de Economía y Energía de la República Federal de Alemania, afirmaba que este no es el momento para discusiones ideológicas. Con esta frase, el experimentado político oficialista (CDU), cerraba el debate en torno a la intervención del Gobierno alemán en la crisis sanitaria y se desprendía de los postulados liberales de la economía social de mercado, ideada por Alfred Müller-Armack y Ludwig Erhard a mediados del siglo XX en Alemania.

¿Si la injerencia del Estado y los rescates económicos no son discutidos siquiera en su lugar de fundación, qué nos espera a nosotros latinoamericanos, acostumbrados a ser gobernados por caudillos que construyen su carrera política basados en el populismo y asistencialismo? ¿Serán las garantías, créditos y estatizaciones, la solución para reflotar la economía y salvarnos como sociedad? ¿Será posible también prohibir la quiebra de las empresas? Veamos.

Podríamos plantearnos que ese es el futuro que nos espera y que este llegará más temprano que tarde. Algún lector creerá que ese escenario es una exageración y que, por lo menos, en el seno de la Unión Europea, eso no podría pasar. Pero el Coronavirus parece ser la coartada perfecta para instaurar el central planning frente a las propuestas liberales como la reducción de impuestos o la flexibilización laboral para reactivar la economía.

Así, el Estado, en última instancia, pasará a ser prestamista, empleador, consumidor y propietario. Los más incautos dirán que esto es solo de manera temporal cuando todos sabemos que lo temporal siempre se hace permanente. Para entonces, toda la riqueza del país estará al servicio del bien común y nadie sabe lo que es mejor, más que el Estado, como en los postulados del Siglo XIX del filósofo alemán Karl Marx.

En esta línea, el gobierno peruano y su seducción a centralizar el manejo de la crisis por el Covid-19, nos está dejando a todos los ciudadanos muchas dudas sobre su capacidad de prevención y respuesta. Así por ejemplo los infectados y fallecidos siguen en aumento diario, mientras en Nueva Zelanda, desde el lunes 08 de junio, el país se ha declarado libre de Coronavirus. Por otra parte, y a manera de ejemplo, la articulación con el sector privado ha sido desdeñada y en vez de incentivar la producción de oxígeno local, se está buscando importar aire desde el extranjero para suplir la creciente demanda.

El regreso a la nueva normalidad es tarea de toda la sociedad y no de exclusividad del gobierno. Éste debe abolir las restricciones a la libertad de tránsito y trabajo, permitiendo así que cada individuo pueda volver a rehacer su vida según crea conveniente, pero siempre como ciudadano libre, responsable y siguiendo los protocolos (con base científica) de bioseguridad. Lampadia




No funcionó la suspensión perfecta y ahora qué

No funcionó la suspensión perfecta y ahora qué

Germán Lora
Abogado especialista en Derecho Laboral
Para Lampadia

Cuando a mediados del mes de abril, y luego de casi 30 días de una obligada e inmodificable licencia con goce de haber (compensables), el Gobierno creó un nuevo procedimiento de suspensión perfecta en la búsqueda de otorgar un respiro a las entidades empleadoras, todos pensamos que allí podría estar la posibilidad de mantener los puestos de trabajo. Sin embargo, el Ministerio de Trabajo se ha encargado de regresarnos a la realidad a través de sus resoluciones denegatorias. Entonces ¿ahora qué hacemos?

Las medidas adoptadas por el Gobierno, desde la declaración del Estado de Emergencia Nacional, se plantearon como excepcionales y temporales. Lamentablemente, con el pasar de los días y semanas, nos hemos dado cuenta de que esta coyuntura en la que nos encontramos no será temporal y se convertirá en una nueva normalidad que tomará varios meses más. Han pasado más de tres meses desde que el país se encuentra casi totalmente paralizado, por lo cual es necesario tomar medidas radicales que permitan reactivar la economía, con el objetivo de recuperar los puestos de trabajo perdidos, flexibilizando la contratación de trabajadores en el sector privado. Aproximadamente 2.3 millones de personas se quedaron sin trabajo entre los meses de marzo y mayo, según el INEI.

Frente a situaciones complicadas, debemos tomar medidas extremas. No podemos seguir como estamos. Una de las medidas que planteamos está referida a la “contratación libre” sin la necesidad de justificar una contratación a plazo fijo – es decir por tiempo determinado – con una causa objetiva. En esa línea de ideas, el Ministerio de Trabajo podría elaborar un Decreto Supremo que le otorgue un contenido ad hoc al denominado contrato de emergencia regulado en el artículo 62 del TUO del Decreto Legislativo 728 – Ley de Productividad y Competitividad Laboral, el que simplemente lo define como “aquel que se celebra para cubrir las necesidades promovidas por caso fortuito o fuerza mayor coincidiendo su duración con la de la emergencia”. Sería una gran oportunidad.

Es importante recordar que el reglamento del TUO del Decreto Legislativo 728 solo establece lo siguiente con relación al contrato de emergencia: “El caso fortuito o la fuerza mayor en el contrato de emergencia, se configura por su carácter inevitable, imprevisible e irresistible”. Es decir, existe una gran posibilidad en que el Gobierno modifique el reglamento mencionado para poder “crear” un contrato de trabajo temporal necesario para esta emergencia, en la búsqueda de una simplificación – temporal – de la contratación, que converse con la reactivación económica planteada por el Gobierno.

Lo que planteamos es diferente, y necesario desde nuestra perspectiva. Un contrato a plazo determinado, que podría ser utilizado hasta que acabe el 2021, siempre evaluando como va evolucionando la pandemia, en donde el empleador pueda contratar a trabajadores “sin justificar” el contrato con una causa objetiva, como lo exige de forma muy estricta nuestra legislación y nuestros jueces laborales. Introducir este contrato temporal, permitirá no solo que se elimine la incertidumbre antes planteada, sino que, además, al flexibilizar la contratación, los empleadores se verán más dispuestos a contratar, reactivando la economía y beneficiando a miles – o millones – de desempleados, pues además se tratan de relaciones laborales formales.

De una vez por todas nos debemos dar cuenta que la formalización de las relaciones laborales y de los trabajadores, mas que pasar por mayores beneficios laborales, debe representar la protección de la seguridad social (pensiones, salud, desempleo) que hemos extrañado durante la pandemia.

Estos planteamientos, si bien alejan del proteccionismo del Gobierno que ha tenido durante toda la pandemia en favor de los trabajadores y la estabilidad laboral absoluta que venimos padeciendo desde hace más de 20 años, son necesarios para que el empleo se reactive. Si no se da un respiro a los empleadores, con normas que ayuden y no entorpezcan, es muy probable que la tasa de desempleo siga en aumento. Las medidas radicales necesitan llevarse a cabo en una situación tan radical como la es la pandemia del COVID-19. Flexibilizar las normas laborales creemos que es la solución, las cuales no deben entenderse como una desprotección del trabajador, sino como una nivelación de la balanza, permitiendo a los empleadores poder reactivar sus actividades y estabilizarse en una nueva normalidad. Lampadia




Pensando en la nueva normalidad

Pensando en la nueva normalidad

Rafael Venegas
Director Independiente de Empresas; Senior Advisor Spencer Stuart
Para Lampadia

Hartos que se apliquen medidas contra la crisis para un país formal, cuando somos un país tremendamente informal. Hartos de una gestión ejecutiva improvisada, indecisa, soberbia e incapaz de corregir errores. Hartos de un consejo de ministros sin liderazgo, descoordinado, con agenda propia y con claro sesgo anti-empresa. Hartos de los irresponsables proyectos individualistas y populistas del nuevo congreso. Hartos de la burocracia y corrupción estatal. Hartos que el empresariado actúe individualmente, desde la tribuna y con tibia solidaridad. ¡Hartos!

Así se siente una gran cantidad de peruanos, entre los que me encuentro yo. Este hartazgo, en plena cuarentena, es un gran generador de stress y para evitar esto, lo mas recomendable son los hobbies. Yo felizmente tengo varios y para evitar seguir amargándonos, les cuento algo que aprendí uno de mis hobbies: La investigación de temas futuristas tecnológicos.

Hace unos días participé en el seminario EmTech (Emerging Technologies), que es organizado anualmente por la revista MIT Technology Review y que este año contó con la participación de Harvard Business Review. Fueron tres días (8, 9 y 10 de junio) de presentaciones y foros virtuales, donde expusieron mas de 30 expertos en tecnología y participamos unas 250 personas de todo el mundo, entre profesionales y algunos curiosos como yo.

Se discutieron temas muy interesantes y de gran actualidad que fueron contrastados con la crisis global que vivimos actualmente y con el impacto que esta generará en el futuro. Se habló mucho de lo importante que será la resiliencia empresarial ante la nueva normalidad y también sobre los nuevos formatos de trabajo. Quedó claro que las empresas mas exitosas serán las que enfoquen en un propósito único, que tengan muy claras sus prioridades y que tengan una gran capacidad para adecuarse rápidamente a los cambios. En cuanto a los ejecutivos exitosos del futuro, serán los que tengan mas desarrolladas competencias en tecnología, arte (creatividad) y liderazgo. Otro tema que quedó evidente es que esta crisis ha hecho que los proyectos tecnológicos que se venían desarrollando, se aceleren de manera importante, para cumplir con los requerimientos urgentes de esta nueva normalidad.

Albert Einstein decía que la crisis es el momento para las oportunidades y las grandes inventivas. Este concepto estuvo muy presente en el foro, llegándose a concluir, cuales serían los principales frentes donde la tecnología y la nueva normalidad generaría mayores cambios y oportunidades para nuevos desarrollos. Aquí les resumo los mas importantes:

  1. TRABAJO VIRTUAL. Este tema vino para quedarse. Los resultados que se han conseguido ¨gracias¨ a la pandemia, han superado las expectativas. El home office, será un cambio importante que formará parte de la nueva normalidad. Otro gran impacto se dará en los viajes de negocio, los cuales se reducirán de manera importante en la nueva normalidad. Por otra parte, las reuniones de trabajo como directorios, comités o capacitaciones ganarán mucho en efectividad y practicidad, al hacerse de manera virtual, cuya efectividad ha sido comprobada durante la pandemia. Todo esto generará nuevas ofertas de servicios y acelerará mejoras importantes en las tecnologías actuales. En suma, mucho mayor efectividad y menor costo para las empresas e instituciones.
  2. TELEMEDICINA. En este frente ya existían avances, pero aún incipientes. Sin embargo, la crisis ha servido para acelerar su desarrollo y muy pronto será la nueva normalidad. El principal uso es la consulta médica remota. Esto, además de ser mas cómodo y eficiente, servirá para mejorar la prevención y las urgencias. Por ahora solo se conversa con el médico, pero en un futuro cercano, éste podrá constatar los signos vitales del paciente, mediante dispositivos tecnológicos especiales, que se conectan a través del Smartphone. Además, el médico tendrá acceso automático a la historia clínica del paciente, en cualquier lugar donde se encuentre. Esto se complementa con un sistema de delivery de las medicinas recetadas, lo que cerrará el círculo de la consulta.
  3. PAGOS VIRTUALES (Contactless Payments). Esto ya está muy avanzado, inclusive en nuestro país. En muy poco tiempo los monederos y las monedas virtuales serán la nueva normalidad y solo se requerirá de un Smartphone para que se concreten las transacciones de movimiento de dinero, sin necesitar cuentas bancarias. Aquí el principal riesgo es la cyber seguridad, tema muy especializado e importante, del que se discutió mucho en el evento.
  4. EDUCACIÓN REMOTA. Esto se encontraba a niveles muy básicos cuando se inició la pandemia, pero ha tenido que acelerarse mucho para cubrir las necesidades generadas por la imposibilidad de la asistencia física. Aunque la tecnología y la conectividad estaban presentes, los instructores no estaban preparados y tampoco contaban con programas diseñados para este formato. La crisis los hizo improvisar y mal que bien, se vienen dando clases virtuales a todo nivel. En este campo hay muchísimo por hacer y se tiene que conseguir aceleradamente. Tecnológicamente lo mas necesario es mejorar la conectividad, pasando a una tecnología mas potente. Esta tecnología ya existe, es la 5G que es 20 veces mas potente que la actual 4G. El problema serán las antenas, que, a pesar de ser de menor tamaño se requieren muchas mas. Por ahora con G4 se puede, pero pronto se tendrán problemas de saturación. Definitivamente en este campo hay muchísimas oportunidades de desarrollo y de negocio en muchos frentes.
  5. E-COMMERCE / DELIVERY. Este formato de venta ya existe hace muchos años, pero como una segunda opción. A partir de ahora, se convertirá en la nueva normalidad del comercio. Aquí Amazon es el rey absoluto, desde hace muchos años. Para que tengan una idea de la dimensión de Amazon, en el 2019 distribuyó mas de 3,500 millones de paquetes en todo el mundo. Para ello cuenta con su propia flota de delivery, pero también utiliza a experimentados courriers como Fedex, UPS y DHL, a quienes controla milimétricamente. Esta nueva forma de vender se extenderá a muchos otros rubros que hoy no lo hacen y que tendrán que adecuarse. Aquí el gran diferenciador es la calidad del servicio. Esto significa que ya no se podrá enfocar únicamente en la calidad del producto y el precio, sino que tendrán que tomar en cuenta otros tres factores, que tendrán el mismo peso: (1) La recepción del pedido (order-entry), que podrá ser una App. (2) Empaque, aseo y sanidad y (3) El delivery a tiempo (o pickup en tienda o en lockers). Cualquiera de estos que falle, generará insatisfacción al cliente (hoy en día mucho mas exigente) y podrá poner en riesgo la imagen de la empresa. En este frente las oportunidades para desarrollar procesos, aplicaciones y servicios innovadores es muy grande y serán en beneficio del usuario.

En resumen, la nueva normalidad significará reuniones de trabajo, conferencias, consultas médicas y educación remotas; restaurants, cine y shows en casa; pagos y cobros sin efectivo y sin cuentas bancarias y compras sin salir de casa. Esto podrá generar una reducción del número de automóviles circulando por las calles y por ende la mejora del tráfico y el aumento de vehículos menores.

¡Pronto veremos con cuánta fuerza se instalará esta nueva normalidad, o si seguimos sumergidos en nuestro modus vivendi (caos) habitual! Lampadia




Por qué las preocupaciones sobre China tienen sentido

Por qué las preocupaciones sobre China tienen sentido

Comentario de Lampadia: 

Martin Wolf está de regreso con nosotros después de sus vacaciones y vuelve a ilustrarnos con su proverbial lucidez. El ajuste de la economía china está afectando, y lo seguirá haciendo, a la economía global. Sin embargo la fijación con su ritmo de crecimiento, desde el punto de vista peruano, es exagerada, ya que el eventual 7% de crecimiento de China equivale a 3.2 veces el PBI peruano y, por lo tanto, podemos tener ajustes de precio, pero difícilmente de demanda. Ver artículo de Wolf:

 

Por Martin Wolf, publicado en el Financial Times el 25 de agosto de 2015

Traducido por Lampadia

 

La interrogante es sobre como se cambia a una economía liderada por el consumo.

No soy ni lo suficientemente inteligente como para entender el comportamiento del “Sr. Mercado” (el maníaco-depresivo soñado por el gurú de la inversión, Benjamin Graham) ni tan increíblemente ingenuo como para creer que sí lo entiendo. Pero hay que admitir que, sin duda, él está pasando por una fase depresiva. Detrás de todo esto parecen estar las preocupaciones sobre China. ¿Tiene razón de estar nervioso el “Sr. Mercado”?. En corto, sí.

Hay que saber distinguir entre por qué vale la pena preocuparse y por qué no. La caída del mercado de valores de China se encuentra en la segunda categoría. De lo que sí vale la pena preocuparse es de la magnitud de la tarea que confrontan las autoridades chinas por su aparente incapacidad para lidiar adecuadamente con la ruptura de una simple burbuja bursátil.

Los mercados de valores de hecho se han estado corrigiendo, con el mercado de China a la cabeza. Entre su punto máximo en junio y el martes (25/8), el índice de Shanghái cayó un 43 por ciento. Sin embargo, el mercado de valores de China sigue estando un 50 por ciento más alto que a principios de 2014. La implosión de la segunda burbuja bursátil china en una década todavía parece inacabada. (Ver gráficos más abajo).

El mercado chino no es un mercado normal. Incluso más que en la mayoría de los mercados, se trata de un casino en el que cada jugador espera encontrar un “ingenuo mayor” en quién descargar las “fichas costosas” antes de que sea demasiado tarde. Un mercado como éste está destinado a ser extremadamente volátil. Pero sus caprichos debieran revelar poco acerca de la economía china en general.

Sin embargo, los acontecimientos en el mercado chino tienen un más amplio significado observable en dos maneras relacionadas. Una es que las autoridades chinas decidieron arriesgar sustanciales recursos e incluso su autoridad política en su esfuerzo (fracasado, como era de esperarse) para detener el colapso de la burbuja. La otra es que deben haber sido impulsados por la preocupación acerca de la economía. Si ellos están lo suficientemente preocupados como para apostar por tan leve esperanza, nosotros también debiéramos preocuparnos.

Tampoco se trata de la única manera en la que el comportamiento de las autoridades chinas es motivo de preocupación. La otra fue la decisión de devaluar el Renminbi el 11 de agosto. En sí, esto también es un evento sin importancia, representando una devaluación acumulada frente al dólar estadounidense de apenas 2.8 por ciento hasta el momento. Pero tiene implicancias significativas.

Las autoridades chinas quieren espacio para recortar las tasas de interés, como ocurrió el martes. Una vez más, este hecho subraya su preocupación acerca de la solidez de la economía. Otra posible consecuencia es que Beijing pudiera estar buscando una reactivación del crecimiento impulsado por exportaciones. Me parece difícil de creer, ya que las consecuencias globales serían devastadoras. Pero al menos es razonable preocuparse por esta desestabilizadora posibilidad. Una última implicancia posible es que las autoridades chinas se estén preparando para tolerar la fuga de capitales. Si es así, EEUU caería en su propia trampa. Washington ha tratado de lograr la liberalización de las cuentas de capital chinas. Tendría entonces que tolerar una desestabilizadora consecuencia a corto plazo: un debilitamiento del Renminbi. 

Los recientes acontecimientos deben considerarse dentro del contexto de una preocupación mayor. La cuestión es si las autoridades chinas pueden obtener y asegurar el desplazamiento de una economía liderada por la inversión [y las exportaciones] a una dirigida por el consumo, a la vez que mantienen la demanda agregada. Si pueden hacerlo, la economía también mantendrá un crecimiento de entre 6 y 7 por ciento. Si no, existe la amenaza de inestabilidad económica y política.

La economía de China ya se ha ralentizado. El hablar de una “nueva normalidad” reconoce esta realidad. Pero Consensus Economics ha obtenido pronósticos de crecimiento alternativos. La media de estos nuevos pronósticos muestra un crecimiento de sólo 5.3 por ciento durante el año hasta el cuarto trimestre de 2015.  (Ver gráfico líneas arriba).

Supongamos que algo como esto fuera cierto. Según las cifras oficiales, la inversión fija bruta fue del 44% del PBI en 2014.  Es probable que las cifras de inversión sean más correctas que las del PBI. Pero ¿tiene sentido económico que una economía invierta el 44% del PBI y solo crezca un 5%? No. Estos datos sugieren rendimientos marginales ultra bajos, si no negativos. Si éste es el caso, la inversión pudiera caer pronunciadamente. Eso puede no reducir el crecimiento potencial, siempre y cuando se elimine primero la inversión ineficiente. Pero pudiera ocasionar un colapso de la demanda. Todo lo que las autoridades chinas han hecho hasta ahora sugiere que están preocupados justamente por ello.

Esta intranquilidad acerca de una deficiente demanda agregada no es nueva; ha sido una gran preocupación desde que ocurrió la crisis financiera en occidente, la cual devastó la demanda de las exportaciones chinas. Ésta es la razón por la que China se embarcó en un auge propio de inversión impulsado por crédito. Sorprendentemente (y preocupantemente), la proporción de la inversión en el PBI aumentó a la misma vez que el crecimiento del producto potencial decayó. Ésa no era una combinación sostenible a largo plazo.

Esto deja a las autoridades chinas con tres enormes dolores de cabeza económicos. El primero es enmendar la herencia de excesos financieros pasados a la vez que evitan una crisis financiera. El segundo es transformar la economía, para que sea más dependiente del consumo privado y público y menos dependiente de los extraordinariamente altos niveles de inversión. El tercero es lograr todo esto, mientras se mantiene un crecimiento dinámico de la demanda agregada.

Los recientes acontecimientos son importantes porque sugieren que las autoridades chinas aún no han descifrado la manera de tener éxito en esta triple combinación. Peor aún, los recursos que han utilizado durante los últimos siete años han empeorado la situación. Tal vez el “señor  Mercado” ha comprendido cuán difícil va a ser y, por lo tanto, cuán desestabilizadoras son realmente algunas de las opciones que los chinos pudieran elegir. Éstas incluyen devaluación, tasas de interés ultra bajas e incluso la flexibilización cuantitativa. Si éste es el caso, la conmoción del mercado pudiera no ser una necedad. El exceso de ahorro global puede empeorar y eso afectaría a todo el  mundo. L