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El comportamiento de China y EEUU

El comportamiento de China y EEUU

Ahora que estamos en plena guerra comercial entre EEUU y China, escalada a temas de tecnología y geopolítica, consideramos importante, como venimos haciendo hace algún tiempo, seguir de cerca las interpretaciones del lado asiático, muy distantes de nuestra cotidianidad.

Por ello en Lampadia seguimos a Kishore Mahbubani, un prohombre de Singapur, que probablemente es el mejor intérprete del acontecer del Asia, con un lenguaje occidental. Ver: La divergencia del ‘nuevo orden global’ y “No nos equivoquemos con China”.

En esta ocasión reportamos un debate sobre el comportamiento de ambas potencia desarrollado en los Munk Debates.

Los Munk Debates son una serie de debates semestrales sobre los principales problemas de políticas públicas que se celebran en Toronto, Canadá. Están dirigidos por la Fundación Aurea, una fundación caritativa creada por Peter Munk, fundador de Barrick Gold, y su esposa Melanie Munk. La serie de debates fue fundada en 2008 por Munk y Rudyard Griffiths, quienes moderan la mayoría de los debates.

Los debates de Munk se celebran en Toronto, en lugares cada vez más grandes, ya que han demostrado ser populares. Se toma una encuesta de la audiencia antes y después de cada debate. El ganador del debate está determinado por la cantidad de personas persuadidas para pasar de un lado de opinión a otro. Los debates se han emitido en CBC Radio’s Ideas y en CPAC. Los más recientes también han aparecido en emisoras internacionales como BBC y C-SPAN.

Veamos el artículo de Mothership al respecto:

Kishore Mahbubani en el debate que ganó
China no amenaza el orden liberal internacional

Logró con éxito su caso contra la oposición, liderada por expertos estadounidenses en China y la seguridad nacional.

Kayla Wong
Mothership
30 de mayo, 2019
Traducido y glosado por Lampadia

China no está amenazando el orden liberal internacional, dijo el ex diplomático de Singapur Kishore Mahbubani en su declaración de apertura en los debates de Munk celebrados en Toronto, Canadá, el 9 de mayo.

De hecho, lo que China está amenazando es el equilibrio global de poder que actualmente está liderado por EEUU, argumentó el ex decano de la escuela Lee Kuan Yew.

Mahbubani ahora se desempeña como académico visitante senior en el Ash Center de la Harvard Kennedy School.

En el debate, una iniciativa semestral que comenzó en 2008, Mahbubani y otros expertos en seguridad debatieron sobre la siguiente moción: “¿Es China una amenaza para el orden internacional liberal?”

Argumentando la resolución está H. R. McMaster, un ex Asesor de Seguridad Nacional, así como Michael Pillsbury, uno de los principales asesores sobre China ante el Presidente de los EEUU, Donald Trump.

Pillsbury (izquierda) y McMaster (derecha) escuchando mientras Mahbubani hace su intervención. (Captura de pantalla a través de debates Munk)

Junto con Wang Huiyao, miembro principal de la Harvard Kennedy School y fundador del think tank Center for China and Globalization (CCG) con sede en Beijing, Mahbubani se opuso a la resolución.

Los participantes de los debates de Munk en el pasado incluyen al presidente canadiense Justin Trudeau, al ex secretario de Estado de los EEUU Henry Kissinger y al ex primer ministro británico Tony Blair.

Aquí están algunos de los puntos que Mahbubani hizo en su argumento.

La mayoría de los países asiáticos están aceptando el ascenso de China

Mahbubani señaló primero que fue en los últimos 200 años de la historia mundial que Europa y América del Norte “despegaron”, superando a China e India, que fueron las dos economías más grandes del mundo desde “el año 1 hasta el 1800”.

Por lo tanto, los últimos 200 años de la historia han sido una gran aberración histórica, dijo.

Continuó diciendo que todas las aberraciones llegan a un final natural, por lo que “es perfectamente natural ver el regreso de China y la India”.

Luego hizo el argumento de que China debería ser juzgada por Asia, y no por Occidente, ya que la mayoría del mundo está formado por personas que viven fuera de Occidente:

“De la población mundial de 7,500 millones de personas, solo el 12% vive en Occidente, mientras que el 88% vive fuera de Occidente.

Entonces, si quieren juzgar el comportamiento internacional de China, pregúntese cómo está reaccionando el 88% del mundo al crecimiento de China.

Sorprendentemente, son bienvenidos, están cooperando con eso”

Añadió que el resto del mundo, aparte de EEUU, está ansioso por unirse a la Iniciativa Belt and Road (BRI).

Mahbubani también destacó durante el debate la importancia de centrarse en el “sentimiento internacional” hacia China, lo que implica que las respuestas no occidentales a China también deben tomarse en consideración.

Imagen via Debates Munk

No es un apologista de China

A mitad del debate, McMaster le hizo una pregunta a Mahbubani, preguntándole cómo se siente el gobierno de Singapur acerca de ser un “apologista” de las políticas del Partido Comunista Chino (CCP) en la región.

Explicó que cuando habló con los funcionarios de Singapur, sonaban “muy diferentes” de Mahbubani.

En respuesta, Mahbubani reiteró su postura como un académico que discute sobre la base de hechos y que no estaba hablando en nombre del gobierno de Singapur.

Luego pasó a dar dos hechos para apoyar la posición que ha asumido en el debate:

1. China no ha ido a la guerra en 40 años

China es la única potencia importante en el mundo que no ha ido a la guerra en 40 años, y no ha disparado una sola bala en 30 años, dijo Mahbubani.

En contraste, en el último año de la presidencia del ex presidente de los EEUU, Barack Obama, los EEUU lanzaron 26,000 bombas en siete países, dijo.

2. El mismo EEUU no ha respetado el derecho internacional

Para su segundo “hecho”, Mahbubani planteó el ejemplo de un problema bilateral entre Canadá y los EEUU.

Contó una historia que escuchó de un diplomático canadiense de alto nivel mientras se desempeñaba como comisionado no residente en Canadá:

“Él (el diplomático canadiense) dijo que durante muchos años en el norte de Canadá, existe una disputa entre los EEUU y Canadá sobre si un cuerpo de agua era o no un canal interno de Canadá o si era un estrecho internacional bajo la Convención sobre el Derecho del Mar de las Naciones Unidas (UNCLOS).

Los canadienses estaban ocupados escribiendo artículos para probar su caso, y luego los EEUU respondieron enviando a un destructor a través de los estrechos “.

La vía acuática a la que se refería Mahbubani es probablemente el Paso del Noroeste.

En 1985, el rompehielos de la Guardia Costera de los EEUU, el Mar Polar, navegó por el Paso del Noroeste, lo que provocó un incidente diplomático.

El secretario de Estado de los EEUU, Mike Pompeo, reiteró recientemente la posición de los EEUU sobre el corredor en mayo, cuando rechazó las afirmaciones de Canadá de que era “ilegítimo”.

Se espera que el tema bilateral persista a medida que el paso hacia el hielo se vuelva más utilizable con el avance del cambio climático.

Mahbubani luego continuó diciendo, a la risa de la audiencia:

“Por cierto, según el derecho internacional, puedes disparar contra un destructor en tus aguas internas, pero sabiamente decidiste no hacerlo.

            Eres muy sabio ¡Podrías haber llevado a EEUU a la corte mundial!

Terminó su punto diciendo que mientras muchos países llevaban a EEUU a la corte mundial, EEUU simplemente ignoraba los fallos.

La decisión más reciente que EEUU dejó de lado, dijo, era una isla ocupada tanto por los EEUU como por el Reino Unido en el Océano Índico.

Mientras que la Corte Internacional de Justicia (CIJ) dictaminó en febrero que las islas Chagos pertenecen a Mauricio, el Reino Unido todavía tiene que entregar el control.

Una de las bases militares en el extranjero más importantes de los EEUU se estableció allí.

“Así que creo que si EEUU da el ejemplo, en serio, de obedecer el derecho internacional, creo que esa es la mejor manera de persuadir a China de que respete el derecho internacional“, dijo Mahbubani.

China está progresando, mientras que EEUU está retrocediendo

En respuesta al argumento de sus oponentes de que las políticas internas antiliberales de China, que están a muchos años por detrás del estándar de derechos humanos al que Occidente está acostumbrado, a su vez informa su política exterior y comportamiento internacional, Mahbubani ofreció un ángulo diferente para mirar el tema.

Si bien estuvo de acuerdo con McMaster y Pilsbury en que EEUU disfruta de un estándar de derecho humano más alto que el de China, planteó la siguiente pregunta: “¿Qué sociedad está progresando y qué sociedad está retrocediendo?”

Luego proporcionó tres “hechos” para fundamentar su punto de que la sociedad estadounidense está retrocediendo:

  1. Es la única gran sociedad desarrollada donde el ingreso promedio del 50% inferior ha disminuido en los últimos 30 años.
  2. Dos tercios de los hogares estadounidenses no tienen US$ 500 en efectivo para fines de emergencia, mientras que China ya podría haberlo logrado.
  3. Es el primer país desarrollado importante en “reintroducir la tortura” (en referencia al escándalo de la Bahía de Guantánamo)

McMaster luego argumentó en contra de los puntos de Mahbubani, diciendo que cuando EEUU descubren fallas en el comportamiento de su gobierno, la sociedad estadounidense continúa debatiendo sobre ellos, lo que provoca que se vean expuestos.

Y es esta característica autocrítica la que mejora la sociedad, dijo.

McMaster continuó preguntando: “Imagínese, ¿podríamos tener este debate en Beijing?”

También dijo, para despertar el aplauso de la audiencia: “¿Cuántas personas están tratando de convertirse en ciudadanos chinos?”

“Hay una razón para esa gran disparidad entre aquellos que quieren llegar a sociedades libres y abiertas, y aquellos que prefieren no vivir en estados autoritarios, cerrados y vigilados por la policía”.

Cambió las mentes de la audiencia

Wang y Mahbubani lograron ganar el debate por un estrecho margen del 2 por ciento.

Esto significa que de los 1,322 encuestados, el 2% de ellos, o unas 25 personas, fueron vencidos por su argumento y cambiaron de opinión al final del debate.

Captura de pantalla a través de debates Munk

Lampadia




Las tres grandes revoluciones de la modernidad en el Asia

Las tres grandes revoluciones de la modernidad en el Asia

Hemos insistido constantemente en que uno de los principales problemas de nuestro país es la falta de gobernanza, reflejada entre otras cosas, en una deficiente provisión de servicios públicos. En este sentido, consideramos relevante republicar el siguiente artículo que da cuenta acerca de cómo varios países del continente asiático evolucionaron en la segunda mitad del siglo XX en este ámbito, destacándolos como buenos ejemplos a replicar.

Los beneficios recibidos por los países de Asia de parte de Occidente son innumerables e involucran el campo económico, político y social. Pero, tal como indica Mahbubani, probablemente no hay aporte más importante, que el traspaso del “razonamiento” occidental al pensamiento oriental, ya que es aquí desde donde se desprenden el uso del método científico en las ciencias sociales y los avances tecnológicos, factores clave para el desarrollo de las sociedades.

En ese sentido, el autor de origen singapurense, identifica tres grandes revoluciones a través de las cuales, este razonamiento tuvo un impacto real en las naciones asiáticas.

En primer lugar, destaca una revolución política que puede situarse hacia la segunda mitad del siglo XX. Esta consistió en el paso de los estados orientales, cuyas formas de gobierno se basaban en sistemas feudales y en el que los pueblos tenían que rendir cuentas a sus gobernantes, hacia democracias, en donde, más bien, los gobernantes tenían que rendir cuentas con sus pueblos.

Este hecho probablemente sea el determinante del éxito de China en los últimos 40 años. Si bien el partido comunista chino se ha mantenido perpetuado en el poder desde 1950 hasta nuestros días, a partir de la caída de Mao Zedong en 1976 y el ascenso de Deng Xiaoping en 1978, se da un quiebre en la línea de política de los gobiernos de dicho país. Además de impulsar una serie de reformas institucionales y económicas a favor del libre mercado, como indica Mahbubani, Deng y sus sucesores hicieron que la educación se vuelva una prioridad, permitiendo que 800 millones de chinos hayan sido rescatados de la pobreza absoluta en tres décadas. Esta política de empoderamiento del pueblo a través de la educación hubiera sido inviable bajo la existencia de un sistema feudal.

En segundo lugar, menciona una revolución de carácter psicológico, la cual consistió en que los países asiáticos pasaran de una filosofía basada en la idea de que la vida está determinada por una fuerza ajena a uno mismo -el “destino”, por ejemplo-, hacia un verdadero pensamiento moderno e individualista en el que cada ser humano  es completamente responsable de su vida y por tanto es capaz de  mejorar sus resultados si se lo plantea.

Una de las consecuencias asociadas a la adopción de este pensamiento es el incremento de las personas con educación superior terminada, un fenómeno que no solo está presente en el Asia emergente sino en todo el mundo en vías de desarrollo.  Esta visión de la vida sobre la cual es posible sobresalir, educándose, para de ahí trabajar y acumular riqueza en el tiempo, independientemente del nivel socioeconómico en el que nos encontremos, ha sido la motivación de millones de personas que hoy en día componen las clases medias en toda Latinoamérica.

Finalmente, Mahbubani resalta una tercera revolución relacionada a la gobernanza que también tiene como punto de quiebre la segunda mitad del siglo XX en el Asia, en particular, en sus países más poblados que son China, India e Indonesia. Aquí la idea central es que los líderes de estas naciones pasaron de ser puramente políticos e idealistas a centrarse en la gobernanza, es decir, en dar buenos servicios públicos a su gente, acompañados de reformas que permitan un crecimiento económico sostenible en el tiempo.

Este gran paso que han dado estas tres naciones hacia una gobernanza racional debería ser replicado en los países de nuestra región y con carácter de urgencia en el Perú. Las encuestas previas a las elecciones presidenciales de la segunda vuelta en el 2016, tanto de GFK como de Datum, señalaban que solo el 3% de los encuestados estaban a favor del modelo económico actual. Sin embargo, cuando se les preguntaba a los encuestados que estaban “en contra” del modelo, qué cambios introducirían a este, el 72% de ellos indicaban que se debían introducir cambios a los servicios que da el Estado. En otras palabras, el problema del modelo era la mala provisión de servicios por parte del Estado y no el libre mercado.

En este sentido, experiencias como las de estos países del Asia con buenas prácticas en los temas de gobernanza, nos hacen mucha falta en nuestro país. El seguir ciego ante la buena práctica de la política pública es darle la espalda a la defensa de nuestro modelo de desarrollo. Mostrar estas evidencias es fundamental para generar consensos y debates en torno a las reformas que necesitamos. Lampadia

El don de la sabiduría occidental

Del capítulo 2 del libro de Kishore Mahbubani
¿HA PERDIDO OCCIDENTE? UNA PROVOCACIÓN
Penguin Random House, UK

Traducido y glosado por Lampadia

Ver el capítulo 1: LA DIVERGENCIA DEL ‘NUEVO ORDEN GLOBAL’

La enorme mejora en la condición humana es el resultado de un proceso lento de ideas occidentales y mejores prácticas que se filtran en otras sociedades. El mayor regalo que Occidente dio al Resto fue el poder del razonamiento.

“Razonamiento” es una palabra de uso común. El Oxford English Dictionary lo define así: ‘Pensar (algo) a través, trabajar de una manera lógica’. Las formas occidentales de razonamiento se han filtrado gradualmente en las mentes asiáticas, a través de la adopción de la ciencia y  tecnología occidental  y la aplicación del método científico para resolver problemas sociales. La ciencia y la tecnología mostraron el poder de la prueba empírica y la verificación constante.

Esto condujo a la adopción de muchas tecnologías nuevas, desde la medicina moderna a la electricidad, desde los ferrocarriles a los teléfonos celulares, todo lo cual mejoró significativamente sus vidas. La aplicación del método científico también proporcionó soluciones para los problemas aparentemente insolubles que los asiáticos habían experimentado durante milenios, incluidas inundaciones y hambrunas, pandemias y pobreza. Del mismo modo, los individuos también comenzaron a comprender cómo el razonamiento podría mejorar su sentido personal de bienestar. Como dijo Bertrand Russell, ‘El mundo de la razón pura no conoce compromisos, no tiene limitaciones prácticas, no hay barreras para la actividad creativa que incorpora en espléndidos edificios la aspiración apasionada después de la perfección de la que brota todo gran mundo’. No fue directamente de occidente a todas las demás sociedades.

Las sociedades de Asia oriental, especialmente Japón y los ‘Cuatro Tigres’ (Corea del Sur, Taiwán, Hong Kong y Singapur), fueron los primeros en absorber estas ideas y prácticas, como la economía de libre mercado y la investigación científica empírica. Su éxito a su vez inspiró a otras sociedades. El este de Asia proporcionó el primer puente entre el occidente y el Resto.

A medida que el espíritu del razonamiento occidental se filtraba en las sociedades asiáticas, ello condujo al aumento de la ambición que, a su vez, ha generado los muchos milagros asiáticos que vemos desplegarse hoy. También está conduciendo al éxito en Estonia, Botswana y Chile, tres países en tres continentes diferentes.

Esta difusión del razonamiento occidental, a su vez, desencadenó tres revoluciones silenciosas que explican el extraordinario éxito de muchas sociedades no occidentales en las últimas décadas. Estas revoluciones silenciosas han pasado desapercibidas en los círculos intelectuales occidentales.

La primera revolución es política. Durante milenios, las sociedades asiáticas fueron profundamente feudales. La gente era responsable ante sus gobernantes, no los gobernantes ante su gente. El “despotismo oriental” era una descripción justa de los entornos políticos en todos los que llegaban a Asia, desde Teherán hasta Tokio. Se suponía que cada persona en las sociedades asiáticas conocía su lugar. India lo llevó al extremo con su sistema de castas. El destino de una persona era determinado al nacer. No había escapatoria.

La rebelión contra todo tipo de mentalidades feudales que cobró impulso en la segunda mitad del siglo XX fue enormemente liberadora para todas las sociedades asiáticas. Millones de asiáticos pasaron de ser espectadores pasivos a convertirse en agentes activos del cambio. Tomaron el control de sus destinos personales. Con el tiempo, los gobernantes de la mayoría de las sociedades asiáticas llegaron a comprender y aceptar que eran responsables ante su gente, no sobre la gente. Estos cambios se pueden ver claramente en aquellas sociedades que aceptan formas democráticas de gobierno, como India y Japón, Corea del Sur y Sri Lanka. Sin embargo, en las sociedades no democráticas se estaba produciendo una revolución política igualmente profunda.

Esto explica el extraordinario éxito de China en las últimas cuatro décadas. En teoría, no hubo ningún cambio cuando China pasó de ser gobernada por un líder del Partido Comunista, Mao Zedong, a otro, Deng Xiaoping. En la práctica, tuvo lugar una revolución política fundamental. Mao se comportó exactamente como un emperador chino tradicional, emitiendo edictos que a menudo causaban grandes sufrimientos humanos. Por el contrario, Deng concentró todas sus energías en mejorar las condiciones de vida de los chinos. Los educó enormemente. Él les abrió el mundo. Al hacerlo, cambió completamente el contrato social entre el Partido Comunista Chino y el pueblo chino. Todos los sucesores de Deng, Jiang Zemin, Hu Jintao y Xi Jinping, saben que, al final del día, son responsables ante la gente. Esto explica la extraordinaria transformación de la sociedad china. 800 millones de chinos han sido rescatados de la pobreza absoluta en tres décadas.

Esta es también la razón por la que muchos países asiáticos, incluidos países hasta ahora problemáticos como Birmania (Myanmar) y Bangladesh, Pakistán y Filipinas, progresan de manera lenta y constante. En cada uno de estos cuatro países, varias formas de dictadura han sido reemplazadas por líderes que creen que son responsables ante sus poblaciones. Muchos de sus problemas continúan, pero la pobreza ha disminuido significativamente, las clases medias están creciendo y la educación moderna se está extendiendo. No hay democracias perfectas en Asia (y, como hemos aprendido después de Trump y Brexit, las democracias en Occidente también son deficientes).

En teoría, los procesos democráticos están diseñados para ofrecer resultados que reflejen la voluntad de las personas. Además, dado que cada ciudadano tiene derecho a participar en los procesos, el resultado debe ser aceptado por todos y dar lugar a la creación de un consenso nacional. En cambio, los procesos democráticos en los EEUU y el Reino Unido han conducido recientemente a una profunda polarización, y continúan las guerras civiles virtuales incluso después de los resultados de las elecciones y los referendos. Los teóricos occidentales de la democracia deben volver a sus tableros de dibujo para descubrir dónde han ido los procesos democráticos. En Asia, una historia diferente está evolucionando. Los sistemas políticos siguen siendo enormemente imperfectos. Sin embargo, en un gran cambio de las suposiciones ‘despóticas’ anteriores, la mayoría de los líderes asiáticos ahora reconocen que son responsables ante su gente, y mientras tengan que demostrar diariamente que están mejorando la vida de sus personas, las sociedades asiáticas continuarán mejorando. Este es un gran regalo que el razonamiento occidental ha hecho a Asia.

Hoy, los africanos y los latinoamericanos están aprendiendo de las historias de éxito asiáticas. En 2008, Kenia lanzó Vision 2030, un ambicioso programa de desarrollo que fue fuertemente inspirado por conceptos similares en Singapur y Malasia. El vecino del norte de Kenia, Etiopía, ha sido explícito en su admiración y emulación de Corea del Sur y Taiwán. En 2015, el presidente de Etiopía, Mulatu Teshome, dijo: “Etiopía está atravesando un renacimiento nacional, siguiendo el modelo de desarrollo de Corea.” La Iniciativa de Intercambio de Conocimientos Sur-Sur del Banco Mundial ha fomentado el intercambio de lecciones de política y asistencia técnica entre los países de América Latina y sus contrapartes asiáticas en desarrollo.

La Agencia de Promoción de Inversiones de Costa Rica, CINDE, siguió las mejores prácticas de Singapur y persuadió a Intel para que estableciera una planta de procesamiento en el país.

La segunda revolución es psicológica. El Resto está pasando de creer que fueron viajeros indefensos en una vida determinada por el “destino” a creer que pueden tomar el control de sus vidas y producir racionalmente mejores resultados. En el período de mi vida, hemos pasado de la generación de mis padres, que tenían cero educación universitaria, a la generación de mis hijos, que están experimentando una educación universitaria casi universal. Ahora multiplique estas experiencias por millones, si no cientos de millones de veces. En los últimos treinta años, hemos llevado a más personas por encima del umbral de la educación universitaria que en los 3,000 años anteriores.

Hace una gran diferencia si cree que puede crear una mejor vida para usted y sus hijos.

Miles de millones más de personas creen que pueden hacer esto. Esta enorme revolución psicológica también explica por qué la condición humana está mejorando.

La tercera revolución está en el campo de la gobernanza. Aquí, también, la mayor transformación se puede ver de manera más aguda en Asia. Hace cincuenta años, pocos gobiernos asiáticos creían que una buena gobernanza racional podía transformar sus sociedades. Ahora la mayoría lo hace.

Tomemos el caso de los tres países más poblados de Asia: China, India e Indonesia. Los tres tenían líderes fundadores fuertes en la era postcolonial: Mao Zedong, Jawaharlal Nehru y Sukarno. Eran personalidades muy diferentes, pero compartían un rasgo común: se centraban en la política, no en la gobernabilidad. Esto puede deberse a que la personalidad requerida para dirigir un país a través de una revolución o una lucha por la libertad política no es necesariamente la de alguien que sabe cómo gobernar y administrar un estado nación recientemente establecido.

Incluso el gran alma Nelson Mandela luchó por proporcionar un buen gobierno.

Por el contrario, los líderes actuales, Xi Jinping, Narendra Modi y Jokowi (que también tienen una personalidad muy diferente) comparten una convicción común de que la buena gobernanza transformará y elevará sus sociedades.

Están buscando e implementando activamente políticas públicas que podrían poner a sus países en un camino seguro a largo plazo de desarrollo económico. Los tres también tienen severos desafíos políticos con los que lidiar a nivel interno, sin embargo, los tres están igualmente determinados a que esto no les impida entregar un buen gobierno a sus sociedades. Modi es a menudo criticado en los medios de comunicación occidentales por sus posturas nacionalistas de derecha. Algunas de estas posturas políticas son movimientos tácticos, para ganar un apoyo político más fuerte. En muchas elecciones, recibió un amplio apoyo de todos los grupos étnicos y religiosos, incluidos los musulmanes.

Esta experiencia reciente de buen gobierno racional, en la forma de políticas públicas beneficiosas, también puede explicar por qué las poblaciones de China, India e Indonesia son más optimistas que sus contrapartes en Occidente. Según un estudio realizado por Populus en 2016, el 90% de los jóvenes indonesios dijeron que estaban felices, en comparación con solo el 57% en Gran Bretaña y Francia. Según el mismo estudio, los países con mayor proporción de jóvenes que piensan que el mundo está mejorando son China, India y Nigeria. En China, India e Indonesia, más del 90 por ciento de los jóvenes mencionaron la tecnología como el factor que los hizo más optimistas para el futuro. Lampadia




La divergencia del ‘nuevo orden global’

La divergencia del ‘nuevo orden global’

Es evidente que el mundo ha cambiado sustancialmente en los últimos dos siglos. El capitalismo ha generado tal crecimiento en los ingresos de los países que, al día de hoy, la clase media asciende a la mitad de la población mundial y la pobreza ha bajado a menos del 10%. Sin embargo, hay dos hechos que caracterizan la economía mundial de hoy, que son relativamente recientes y que juegan un rol fundamental en la geopolítica actual: la composición de la riqueza mundial ha cambiado y los motores de crecimiento han hecho lo propio. Mahbubani, autor del libro ‘Has the West Lost it?”: A provocation’ (‘¿Ha perdido Occidente?’), ilustra estos fenómenos.

Mahbubani es el mejor intérprete de la realidad del Asia, y por sus experiencias en occidente, un excelente analista de la evolución de la geopolítica global. Él es un impulsor de la ‘convergencia’ entre occidente y el nuevo mundo emergente liderado por China e India, algo que expresó en su libro ‘The Great Convergence: Asia, the West and the Logic of One World’ (‘La Gran Convergencia: Asia, Occidente y la Lógica de un Único Mundo’)

Como bien señala este autor, la evolución de la economía mundial se puede explicar en tres grandes períodos. El período que comprende los años 1 a 1820 dominado por India y China, el período 1820 hasta la década de los noventas en que Occidente lidera el desempeño económico; y finalmente un período más reciente que ocupa las últimas 3 décadas en el que Occidente pierde peso en la economía mundial y nuevamente los países emergentes llegan a liderar el crecimiento.

Participación en el PBI global
Fuente: ¿Ha perdido Occidente?: Una provocación Cap. 1 – Kishore Mahbubani (2018)

Es en este último período en el que autor centra la discusión puesto que, tal como se aprecia en el gráfico, la tendencia es que Occidente siga perdiendo hegemonía en la economía mundial y que los países emergentes, liderados por China e India, sigan aumentando la suya. En este sentido, ¿Qué políticas deben emprender los líderes occidentales para asumir esta realidad en un tono de convergencia conducente a una estrategia ganar-ganar?

La solución propuesta por Mahbubani para los líderes occidentales es la adopción del verdadero pensamiento de Maquiavelo, en el sentido de optar por una moral pragmática y no idealista o dogmática. En este sentido, el interés colectivo que domina el pensamiento antiglobalización de los movimientos populistas y nacionalistas como el Brexit y el gobierno de Trump, que propugnan la protección de las industrias en el comercio y las restricciones a la inmigración no es la manera correcta de abordar el problema de Occidente. Al contrario, tal como indica el autor, ahora que “el Resto [refiriéndose a los países emergentes] está proporcionando la locomotora, las sociedades occidentales pueden ofrecer crecimiento económico a sus poblaciones al enganchar sus carros al Resto”, es decir, deben fortalecerse las alianzas económicas entre los países de primer mundo y aquellos en vías de desarrollo para que las poblaciones ‘vulnerables’, que han visto estancados sus ingresos y por ende, su bienestar, se vean beneficiadas.

Otro punto importante que debe ser parte de las políticas de los gobiernos occidentales, que además resalta Mahbubani, es la difusión de los beneficios que ha permitido la convergencia del ingreso a nivel mundial, por parte de los países emergentes, en los países desarrollados. El gran paso que dieron muchos países en vías de desarrollo hacia modelos capitalistas con apertura comercial al mundo y en donde la iniciativa privada fue y sigue siendo uno de los motores principales en su desarrollo ha permitido que se produzcan múltiples mejoras en una serie de indicadores sociales que van desde una reducción nunca antes vista de la pobreza extrema mundial, una mejora notable en los índices de alfabetización y una reducción también del trabajo infantil.  

Estos hechos empíricos que se derivan de la simple observación de los datos es un tema que los líderes occidentales no han sabido comunicar y que han podido aprovechar para defender la economía de libre mercado, de tal manera de sopesar el pesimismo aún latente de grandes segmentos de la población en sus países. Lampadia

¿HA PERDIDO OCCIDENTE? UNA PROVOCACIÓN

Kishore Mahbubani
Penguin Random House, UK
Traducido y glosado por Lampadia

Un Nuevo orden de cosas

 

…no hay nada más difícil de tomar en cuenta, más peligroso de conducir, o más incierto en su éxito, que tomar el liderazgo en la introducción de un nuevo orden de cosas.
Nicolás Machiavello, El Príncipe, capítulo VI

¿Por qué Occidente se siente perdido? La respuesta es simple. A principios del siglo XXI, la historia hizo un giro, quizás el giro más importante que la humanidad vivió, sin embargo, Occidente se niega a aceptar o adaptarse a esta nueva era histórica.

¿Cuál es este gran giro que ha tomado la historia? Una breve comparación de los últimos 200 años con los 1800 años previos proporcionará la respuesta. Desde el año 1 después de Cristo hasta 1820, las dos economías más grandes fueron siempre China e India. Sólo después de ese período, despegó Europa, seguida por América. Visto en el contexto de los últimos 1800 años, el período reciente de desempeño sin precedentes de Occidente frente a otras civilizaciones es una aberración histórica importante. Todas estas aberraciones llegan a un final natural, y eso está sucediendo ahora.

Entonces, ¿Cuál es el problema? Es importante entender la naturaleza de nuestros tiempos. El estratega Maquiavelo enfatizó esto cuando dijo: “El príncipe que depende completamente de la fortuna se pierde cuando esta cambia. También creo que este tendrá éxito cuando dirija sus acciones de acuerdo con el espíritu de los tiempos, y aquellos cuyas acciones no concuerden con los tiempos, no tendrán éxito”.

Sin embargo, a pesar de que el espíritu de los tiempos ha cambiado, y aunque Occidente inevitablemente tendrá que hacer ajustes importantes para adaptarse a esta nueva era, ninguna figura occidental importante ha tenido el coraje de declarar la verdad definitiva de nuestros tiempos: El ciclo de dominación occidental del mundo está llegando a su fin natural. Sus poblaciones, por otro lado, pueden sentir estos grandes cambios en sus huesos y en los mercados de trabajo. Esto, en parte explica supuesta y políticamente eventos aberrantes como Trump y el Brexit, al menos para las élites.

Para revelar a su gente la escala y la velocidad de los cambios, los líderes occidentales deben mostrar simultáneamente los dos cuadros mostrados a continuación.

  • El gráfico de McKinsey que se cita con frecuencia muestra por cuánto tiempo China y la India fueron las economías más grandes del mundo, así como su repentina caída precipitada después de 1820.
Gráfico 1. Participación en el PBI global
  • El segundo gráfico, destacado por el comentarista Martin Wolf, muestra cómo China y la India han recuperado su participación natural a medida que las participaciones de América y Europa han comenzado a disminuir.
Gráfico 2. La forma cambiante de la economía mundial

La participación de Occidente en la economía mundial continuará reduciéndose. Esto es inevitable e imparable, ya que otras sociedades han aprendido a emular las mejores prácticas occidentales. ¿Significa esto que los medios de vida occidentales están destinados a empeorar? El reciente estancamiento de los ingresos y la creciente pérdida de empleos entre las clases trabajadoras en Estados Unidos y en otros lugares parece sugerir que se avecinan tiempos difíciles. R. W. Johnson describe bien cómo se han estancado los salarios:

Entre 1948 y 1973, la productividad aumentó en un 96.7 por ciento y los salarios reales en un 91.3 por ciento, casi exactamente al mismo ritmo. Esos eran los días de abundantes trabajos duros en las industrias de acero y automotriz, cuando los trabajadores podían permitirse enviar a sus hijos a la universidad y verlos subir a la clase media. Pero desde 1973 hasta 2015 – la era de la globalización, cuando muchos de esos empleos desaparecieron en el extranjero – la productividad aumentó un 73,4%, mientras que los salarios aumentaron solo un 11,1%.

Él también escribió: “En promedio, en 1965, un CEO estadounidense ganaba 20 veces lo que un trabajador. Para 2013, en promedio, el número era 296 veces”.

Los ingresos de muchas poblaciones occidentales de clase media también se han estancado en las últimas décadas. Esto es innegable. Pero esta tendencia puede revertirse. Los líderes occidentales deben hacer un nuevo cálculo del nuevo orden económico global y buscar nuevas oportunidades para los trabajadores occidentales. Como advirtió Maquiavelo, “no hay nada más difícil… que tomar la iniciativa en la introducción de un nuevo orden de cosas”.

La buena noticia para Occidente es que el pye económico mundial no se está reduciendo. De hecho, está creciendo constantemente y probablemente continuará creciendo, con algunos cambios significativos. Hasta hace poco, gran parte del crecimiento mundial provenía de las economías del G7, no de las economías del E7.

(G7 = Grupo de los 7: Canadá, Francia, Alemania, Italia, Japón, el Reino Unido y los EEUU.

E7 = Grupo de los 7 Emergentes: China, India, Brasil, México, Rusia, Indonesia y Turquía).

Esto se ha invertido bruscamente en las últimas dos décadas. En el 2015, por ejemplo, el G7 aportó el 31.5 por ciento y el E7 el 36.3 por ciento del crecimiento mundial.

En resumen, hasta ahora Occidente ha proporcionado la locomotora que impulsa el crecimiento económico global, y el Resto enganchó sus vagones al tren. El crecimiento explosivo de China en las últimas décadas fue impulsado por las exportaciones a EEUU. Ahora, el Resto está proporcionando la locomotora, y las sociedades occidentales pueden ofrecer crecimiento económico a sus poblaciones al enganchar sus carros al Resto.

Esto suena simple en teoría. En la práctica, podría ser difícil. Occidente ha estado a la vanguardia de la historia mundial durante casi 200 años. Ahora tiene que aprender a compartir, incluso a abandonar, esa posición y adaptarse a un mundo que ya no puede dominar. ¿Es posible hacer esto? Hasta ahora, Occidente no ha logrado producir una estrategia global coherente y competitiva para enfrentar la nueva situación. En su lugar, se está agitando, atacando a Irak, bombardeando a Siria, sancionando a Rusia y atacando a China. Todo esto se suma a una sensación de turbulencia global.

El mensaje clave de este libro es que hay una mejor opción para Occidente, ayudado por el análisis y el asesoramiento, ofrecido en amistad, por el Resto. Un cálculo frío, cuidadoso y completo de cómo han cambiado los intereses occidentales junto con un realismo despiadado, de hecho – una dosis de Maquiavelo – es lo que necesita Occidente. Sin embargo, Maquiavelo sigue siendo una de las figuras más incomprendidas de nuestro tiempo. Muchos en Occidente consideran a Maquiavelo como la encarnación del mal. Leo Strauss, el famoso científico político estadounidense de la década de 1950, lo llamó “maestro del mal”. De hecho, como el gran filósofo británico Isaiah Berlin nos recordó en su ensayo seminal “La cuestión de Maquiavelo”, “los valores de Maquiavelo…no son instrumentales, sino morales y definitivos, y pide grandes sacrificios en su nombre”. Berlin enfatizó que la burla de Occidente de Maquiavelo se deriva de un “malentendido profundo pero característico de la tesis de Maquiavelo”. Como él explica, Maquiavelo entiende que “la vida pública tiene su propia moralidad”. En otras palabras, Maquiavelo defiende que un líder, que se hace a sí mismo “responsable de las vidas de los demás”, debe colocar primero su bienestar. Por lo tanto, un líder maquiavélico debe elegir siempre la moral pragmática sobre la idealista o dogmática.

Felizmente, Occidente no necesita hacer “grandes sacrificios” hoy, porque el estado de la humanidad es mucho mejor que en la Italia del siglo XVI. Aunque las poblaciones occidentales han estado lidiando recientemente con el pesimismo, un nuevo amanecer ha estallado en el resto del mundo. Paradójicamente, gran parte de esto ha sucedido como resultado de que Occidente ha compartido su sabiduría con el resto.

Lamentablemente, Occidente permanece notablemente mal informado sobre la mejora masiva de la condición humana.

Imagine un mundo donde virtualmente ningún ser humano se acueste con hambre. O donde la pobreza absoluta casi ha desaparecido. Donde cada niño se vacune y va a la escuela. Donde cada hogar tenga electricidad. Donde cada ser humano lleve algún tipo de teléfono inteligente, que le brinda acceso ininterrumpido a tesoros globales de información que alguna vez fueron el dominio exclusivo de las pequeñas élites. Pero más importante aún, imagine un mundo donde las perspectivas de una gran guerra mundial sean prácticamente nulas.

La mayoría de las personas sensatas describirían este mundo como algo que limita con la utopía. Sorprendentemente, pocas personas sensatas son conscientes de que vivimos en un mundo donde la humanidad está a punto de lograr tal utopía. Es la verdad más grande de nuestro tiempo: en términos objetivos, la condición humana nunca ha sido mejor.

La violencia ha caído dramáticamente:

  • Steven Pinker, de Harvard, observa que “… hoy estamos viviendo en el momento más pacífico de nuestra especie en el mundo”, él agrega: “La violencia mundial ha disminuido constantemente desde mediados del siglo XX”.
  • Según the Human Security Brief 2006, el número de muertes en combate en las guerras interestatales ha disminuido de más de 65,000 por año en la década de 1950 a menos de 2,000 por año en esta década.

Del mismo modo, la pobreza también ha disminuido dramáticamente:

  • Max Roser de Oxford dice: “En 1950, tres cuartas partes del mundo vivían en la pobreza extrema; En 1981 seguía siendo el 44 por ciento. Para el año pasado [2016], la investigación sugiere que la participación en la pobreza extrema ha caído por debajo del 10 por ciento”.
  • Sobre alfabetización, dice: “En 1800 había 120 millones de personas en el mundo que podían leer y escribir; hoy hay 6.2 billones con la misma habilidad “.
  • El Dr. Peter Diamandis, cofundador de la Singularity University de Silicon Valley, concluyó:” ¡Realmente estamos viviendo el momento más emocionante para estar vivo!” ¿Por qué?
    • Él documenta cómo la pobreza absoluta está desapareciendo
    • El trabajo infantil está disminuyendo
    • Las tasas de mortalidad infantil están disminuyendo
    • Las tasas de homicidios están disminuyendo y
    • Las tasas medias de educación y alfabetización están explotando en todo el mundo.

Johan Norberg, del Instituto Cato, señala: “Si alguien te hubiera dicho en 1990 que en los próximos veinticinco años el hambre en el mundo disminuiría en un 40 por ciento, la mortalidad infantil se reduciría a la mitad y la pobreza extrema en tres cuartas partes, les hubieras dicho que eran unos tontos ingenuos. Pero los tontos tenían razón. Esto es realmente lo que ha sucedido”.

Habiendo experimentado la pobreza en el Tercer Mundo cuando era niño, sé que nada arrastra el espíritu humano más que un sentimiento de impotencia, incertidumbre y temor al futuro. Un pequeño ingreso regular y el acceso a bienes básicos como televisores y refrigeradores también mejoran la sensación de bienestar. En resumen, la erradicación de la pobreza es espiritualmente edificante. El mundo debería regocijarse con este cambio. Lampadia




China e India, dos excelentes socios para el Perú

China e India, dos excelentes socios para el Perú

El crecimiento de América Latina en la última década, qué duda cabe, se debe en gran medida al auge de China. El intercambio comercial entre Latam y China se ha incrementado exponencialmente en los últimos quince años. Para el gigante asiático su relación con nuestra región es crucial para mantener sus altos niveles de crecimiento. Así lo ha reconocido el presidente chino, Xi Jinping, al inaugurar el primer foro ministerial entre China y los 33 países de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC), celebrado la semana pasada.

Como informó El País de España, el presidente Xi señaló: “En el próximo lustro, China seguirá manteniendo un ritmo de crecimiento medio-alto, lo que traerá más oportunidades para otros países del mundo, entre ellos los latinoamericanos y caribeños”. Por ello, animó a los países de nuestro continente a doblar el volumen de comercio bilateral para llegar a los 500,000 millones de dólares en los próximos diez años.

Asimismo, Xi “estableció el objetivo de invertir en la región hasta 250,000 millones de dólares en la próxima década. Esto supondría, unos 25,000 millones anuales, una cifra muy por encima de los aproximadamente 10,000 millones que las empresas del gigante asiático han desembolsado cada año desde el 2010 en estos países, según cifras de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL). Actualmente solo el 4.1% de las inversiones directas en el extranjero, de las empresas chinas, recaen en la región”, sostiene El País.

De darse estos niveles de inversión, la región se verá enormemente beneficiada, pues le permitirá contar con los recursos y acceso a un mercado que le ayudará a seguir creciendo y compensar la eventual disminución del financiamiento tradicional, producto del aumento de tasas de interés de la FED en los próximos años. De hecho, como hemos señaldo en Lampadia, el Perú se ha beneficiado enormemente de las inversiones de China. Ver en Lampadia (L): Inversiones chinas potencian desarrollo del Perú.

Preocupa, sin embargo, que esta indudablemente beneficiosa presencia en la región se traduzca luego en una influencia que interfiera en la evolución política de Latam al soportar a regímenes anti democráticos y que tienen modelos económicos que han empobrecido a sus pueblos. Los recientes préstamos de China a países como Argentina, Ecuador y, sobre todo Venezuela, no son una buena señal.

Como reseñamos hace poco: “La decisión de Beijing de rescatar a Rusia, sumada a la ayuda que recientemente les dio a Venezuela y Argentina, marca la muerte del mundo Bretton Woods de posguerra. También representa el comienzo del fin para el papel central de los Estados Unidos en la economía mundial y la influencia de Japón en Asia. (…) Al gobierno del presidente chino Xi Jinping no le interesa mejorar las economías, la salud de los regímenes impositivos o las reservas de los bancos centrales. Le importa la lealtad”. Ver en L: China, dos caras de la misma moneda.

¿Qué debiera hacer la región? Pues mantener excelentes relaciones con China en los planos comerciales, pero intentar equilibrar su influencia política acelerando alianzas con otros países asiáticos que prometan mercados del mismo potencial que el chino y puedan mediatizar el peso geopolítico del gigante asiático. Nos referimos concretamente a la India. Como hemos mencionado en Lampadia, esta es la democracia más grande del mundo (por el número de electores). Además, su primer ministro, Narendra Modi, viene impulsando una serie de reformas de libre mercado que son un excelente ejemplo de facilitación de negocios y que seguramente impulsarán el crecimiento de este subcontinente y que abren una oportunidad para que la región pueda abastecer a este inmenso mercado.

Lamentablemente, occidente, en vez de buscar una mayor convergencia con la China, como reclama hace años el singapurense Kishore Mahbubani (ver en L: Conferencia Magistral de Kishore Mahbubani), ha ido más hacia la confrontación. Esto ha alentado un mayor acercamiento de China con Rusia, que impide limitar los aprontes abusivos de Putin en los Balcanes y Europa del Este. En este aspecto, el relanzamiento de India hacia el crecimiento con el liderazgo de su nuevo Primer Ministro, Modi, es una oportunidad para mejorar balance geopolítico en un mundo, en el que EEUU y Europa van perdiendo espacios de influencia. En ese sentido, Japón y USA buscan equilibrar la creciente influencia China mediante el impulso de mejores relaciones con India. Una serie de acuerdos comerciales y diplomáticos apuntan en esa dirección. Ver en (L): La visión de país y reformas que el Perú necesita.

En el caso del Perú, por caprichos o intereses personales, hemos perdido muchos años en la consolidación de nuestras relaciones comerciales con la India. Ahora debemos priorizar y apurar la celebración del TLC o un amplio acuerdo comercial con este país continente, así como hacer un minucioso seguimiento a la gran reforma india que conduce el propio Modi. El Presidente Humala, en su reciente gira por oriente (Ver en L: La tournée de Dios), visitó Rusia y China (rematando en el Vaticano), perdió la oportunidad de conocer a Narendra Modi, el mayor reformador pro-mercado del mundo actual, un encuentro que buena falta le hace. Lampadia




Urge una nueva geopolítica global, dejen entrar al dragón

Urge una nueva geopolítica global, dejen entrar al dragón

La predominancia de China en el mundo actual es innegable, pero la incógnita ahora es si el Occidente podrá acomodarse a esta nueva situación. Hace poco, The Economist planteó este problema afirmando que “la rivalidad entre China y Estados Unidos se ha convertido en inevitable”, y dependerá de los diplomáticos en poder garantizar que no se llegue a una confrontación.

Argumenta que a pesar de existir escasa evidencia para apoyar la idea que China este buscando una confrontación, los deseos de China tienen una dimensión histórica, incluso emocional. Esto podría explicar una reciente serie de beligerancias. “China ha desplegado barcos y aviones para disputar el control de Japón de las islas en el Mar Oriental de China, ha tomado arrecifes reivindicados por las Filipinas en el Mar Meridional de China y ha trasladado una plataforma petrolera en la zona económica exclusiva de Vietnam. Todo esto ha creado alarma en la región. Algunos estrategas dicen que Estados Unidos solo podrá mantener la paz si se mantiene firme frente al  expansionismo chino. Otros instan a los Estados Unidos a compartir el poder en el Este de Asia antes que las rivalidades conduzcan a un desastre.”

Una situación como esta, con el peligro que podría presentar, no puede ser ignorada por Estados Unidos. “Negar la realidad del poder creciente de China sólo alentaría a China a rechazar el mundo tal como es. Por el contrario, si China puede prosperar dentro del sistema, lo reforzaría”, afirma The Economist.

Esta problemática fue planteada y analizada hace algunos años por Kishore Mahbubani, ex Embajador de Singapur en las Naciones Unidas y actual Decano del Departamento de Políticas Públicas de la Universidad Nacional de Singapur, en su libro “El nuevo hemisferio asiático: el irresistible desplazamiento del poder global hacia el Este”. (Ver en L: Conferencia Magistral de Kishore Mahbubani).

Mahbubani agrega una nueva perspectiva, la aparente falta de voluntad del Occidente a renunciar a la dominación mundial y compartir el poder con el Asia. Según él, los líderes estadounidenses y europeos no pueden aceptar que el orden mundial pudiese mejorar sinsu supremacía. El resultado es una creciente brecha.

Él plantea una visión estratégica para que occidente comparta el poder con Asia. Propone que ha llegado el momento de reestructurar el orden mundial. Esto sólo podrá lograrse si el Occidente comparte algunos de los instrumentos de gobernanza mundial con las grandes potencias de Asia. A cambio, los países asiáticos, principalmente China,deberán asumir algunas de las pesadas cargas necesarias para mantener el orden mundial. La reforma del Consejo de Seguridadde la ONU es fundamental. Afirma que “el Consejo de Seguridad debe reflejar preferentemente las grandes potencias de 2045, no las de 1945”.

Por otra parte, los asiáticos deberán poder ser candidatos para dirigir el FMI y el Banco Mundial, posiciones quehan sido ocupadas exclusivamente por estadounidenses y europeos.Un desequilibrio en la distribución del poder en las instituciones globales (el Banco Mundial, el Fondo Monetario Internacional o las Naciones Unidas) que no refleje el mundo moderno sólo debilitaría a estas organizaciones. (Ver en L: El Mundo carece de una Gobernanza Global para el Siglo XXI – La globalización económica y social, no se expresa en lo político).Si no permiten modificaciones en el poder en base a las circunstancias cambiantes, las potencias emergentes como China e India establecerán sus propios sistemas y sus propias reglas.

Según The Economist, China está empezando a incorporarse a la diplomacia mundial. Es el mayor contribuyente en las misiones de mantenimiento de la paz entre los cinco miembros permanentes del Consejo de Seguridad de la ONU, y participa en patrullas contra la piratería en el Cuerno de África. En algunas áreas de China se está trabajando arduamente para reducir su huella ambiental, por ejemplo a través de grandes proyectos de forestación y tecnologías de carbón limpio. Es un inicio, pero falta mucho por lograr.

Mahbubani reconoce las dificultades, pero sostiene que Occidente debe tener el valor para hacer concesiones. Un cambio de rumbo para las organizaciones mundiales, haciendo espacio para nuevas potencias, requiere coraje político de los dirigentes nacionales. “Tenemos que desarrollar instituciones y normas para gestionar el mundo en su conjunto, instituciones y normas que reflejen los deseos e intereses de los 6.5 mil millones de habitantes,” insta Mahbubani.

El mundo podría beneficiarse no solo siguiendo los ideales del Occidente, sino también adoptando el pragmatismo, paciencia y cooperación mostrada por líderes como Deng Xiaoping, a quien Mahbubani describe como el “mayor pragmatista en la historia del Asia.”

Lamentablemente, los acontecimientos internacionales están yendo en una dirección de confrontación y destrucción de puentes. Rusia ha regresado a su expansionismo imperial y, China, ha perdido una gran oportunidad de generar confianza en el resto del mundo al enfrentar las exigencias de una mayor democracia en Hong Kong.

Mientras tanto, en los aspectos económicos, China ha sido y será crucial para el progreso de los países emergentes y hoy, no solo es el mayor socio comercial de muchos países, como en nuestro caso, sino también uno de los mayores inversionistas internacionales. Hasta ahora se expresan muchas desconfianzas con la presencia de China y dejamos de evaluar las oportunidades que también representa. En diciembre del 2013,  entrevistamos a José Sam, ver “Inversiones chinas potencian desarrollo del Perú”,(Primera Parte) y (Segunda Parte).

Una eventual estrategia más realista de occidente para compartir el poder, es uno de los grandes retosdel mundo actual. Ello se hace más urgente e inteligente hoy que Rusia, capturada por el despotismo de Putin,desafía todas las convenciones internacionales y desarrolla sus abusivos designios sin limitaciones. Afortunadamente, estamos viendo el desarrollo de un nuevo liderazgo en la India bajo su carismático y revolucionario Primer Ministro Nerandra Modi, que va a balancear la geopolítica global. Lampadia.