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El falso encanto mediático de los ‘conflictos sociales’

El falso encanto mediático de los ‘conflictos sociales’

Es interesante observar como los grupos que lucran con la conflictividad social y sus aliados políticos reaccionan cuando su accionar se visibiliza. Lo hacen de muchas formas, pero pocos días atrás han publicado un artículo que recurre a la falacia del espantapájaros, para ocultar la labor de los anti-mineros.

Una expresión visible de esa falacia es un artículo reciente del señor Sinesio López en La República.[i] En el inicio de su artículo el autor afirma: “Hay varios mitos sobre los conflictos sociales. El más frecuente es que estos son generados por conspiradores que quieren crear problemas a las empresas y al gobierno.” En el resto del artículo el señor no hace ninguna referencia al rol negativo de los grupos políticos e ideológicos hostiles a la minería.

La falacia consiste en afirmar que, si los conflictos sociales tienen causas diversas, entonces no hay ningún actor organizado que contribuya a la eclosión de los conflictos, ni que eche leña al fuego cuando ellos ocurren. Como es verdad que los conflictos sociales tiene múltiples causas, se concluye que los grupos anti-mineros no existen, o si existen, no hacen nada para empeorar los problemas. Entonces quienes identifican el accionar de los anti-mineros creen en teorías conspirativas.

 El problema es que las dos cosas son verdaderas: los conflictos mineros tienen múltiples causas (económicas, sociales, políticas, institucionales, etc.) y existen grupos organizados que alimentan y lucran económica y políticamente de los conflictos. Un hecho no elimina el otro hecho. También es verdad que hay intereses de algunos grupos sociales detrás del conflicto y que hay manipulación de la población. De nuevo, un hecho no elimina el otro. Justamente, lo que hace difícil la solución de un conflicto como el de Las Bambas es que hay intereses de grupos de la población y de aventureros, y hay también manipulación de la población por parte de esos aventureros, de grupos políticos radicales y de ONGs hostiles a la minería, y todos operan de forma conjunta. Por esto va ser tan difícil para el gobierno y la empresa llegar a una solución socialmente legítima y duradera.  

Al señalar causas de los conflictos, el autor del artículo toma una frase clarificadora del Primer-vicepresidente de la República, Martín Vizcarra: Más que el polvo, el camión es la expresión del paso de la riqueza delante de sus ojos. Esta frase expresa de manera notablemente clara que el objetivo del conflicto es la extracción de rentas, es el deseo de capturar una parte de la riqueza que está pasando en el camión delante de sus ojos. Lo que no explica el artículo es ¿porqué grupos de la población optan por recurrir a la violencia (bloqueo de carreteras, invasión de instalaciones, y ataque a la Policía) para extraer rentas de una empresa minera, ni cual debe ser la postura de la sociedad y del Estado ante ese tipo de acción? 

La extracción de rentas por medio de la acción violenta es un tipo de emprendedurismo destructivo que no genera desarrollo (ver los estudios de William Baumol al respecto[2]), sino que sólo favorece a aventureros políticos y a grupos minoritarios en desmedro de las posibilidades de progreso de las mayorías. ¿Debe entonces este gobierno alimentar el emprendedurismo destructivo, o debe dar una solución que fortalezca las posibilidades de progreso de la región? ¿Qué es lo que favorece al emprendedurismo destructivo, y que favorece a que la minería contribuya a modernizar la economía regional? Estas preguntas deben ser hechas y respondidas por el gobierno al diseñar sus estrategias de negociación.

Es conocido que el emprendedurismo destructivo prolifera donde la generación de conflictos es una actividad rentable. La impunidad para el uso de la violencia es una de las condiciones indispensables para la rentabilidad de ese tipo de emprendedurismo. ¿Dónde está la lógica de que el gobierno opte por la impunidad de la violencia? ¿No necesita el gobierno encontrar una forma inteligente de lograr que la ley se aplique en la región?

El artículo referido termina contradiciéndose, pues cita la necesidad de producir bienes públicos y construir instituciones fuertes (lo que nosotros y muchos estudiosos coinciden), pero lo hace luego de oponerse a que el Estado aplique la ley frente a las movilizaciones violentas que debilitan a las instituciones, y no da ninguna idea de cómo se deben  reorientar las expectativas de desarrollo de la población hacia las actividades productivas. 

De una cosa estamos seguros, premiar a la violencia y aumentar la rentabilidad del emprendedurismo destructivo no son soluciones duraderas. Si el gobierno opta por ese camino no estará contribuyendo a crear bienes públicos ni a fortalecer a las instituciones, estará alimentando el caos en Apurímac, en el Cusco y en las demás regiones mineras.

En medio de una situación desafiante, el gobierno tiene la oportunidad de demostrar como se puede transformar un conflicto en la puesta en marcha de una opción de desarrollo regional que beneficie a la mayoría de la población, canalizando hacia Apurímac los recursos y las capacidades necesarias para poner en marcha un plan de desarrollo regional que podrá ser financiado con el millonario canon minero y los impuestos que la minería va generar.

Para sustentar el análisis previo, tenemos como ejemplo de la acción de los agitadores, el reciente percance producido en un proyecto de exploración de la mina de Aruntani, donde a pesar de sus buenas relaciones con las comunidades, sin la latencia de ningún conflicto, de buenas a primeras, miembros de la misma comunidad, azuzados por agentes externos, como  Gregorio Santos, que estuvo actuando en la zona, pocos días antes de los incidentes. La turba  incendió el campamento, saqueó los almacenes y generó pérdidas por unos US$ 10 millones. Escuchemos la entrevista de RPP (ayer, a medio día) a Fernando Valdez, Gerente General de Aruntani: https://www.youtube.com/watch?v=s3wG6pPe66w​

Lampadia

[i] Disponible en: http://larepublica.pe/impresa/opinion/820067-los-conflictos-mineros-mitos-dialogo-y-politica

[2] Un buen ejemplo este enfoque está disponible en: http://www.colorado.edu/ibs/es/alston/econ4504/readings/Baumol%201990.pdf




Continuando el debate sobre la reforma política

Continuando el debate sobre la reforma política

La siguiente entrevista forma parte de nuestra biblioteca virtual: Estado del Siglo XXI.

“No hay que tener tanta esperanza en las reformas políticas o electorales

Eduardo Dargent, politicólogo

Entrevista de Jaime de Althaus

Para Lampadia

 

P: Te has mostrado escéptico respecto de la reforma política. ¿Por qué?

R: Si, en general he hablado más de no ponerle tanta esperanza a las reformas electorales y políticas como solución a una serie de problemas como la debilidad partidaria, la ilegalidad o la falta de articulación política. Es bueno poner paños fríos y no ver la reforma como la clave de la articulación política en el Perú. Considero que el diagnóstico que se suele hacer al proponer reformas es problemático; suele ser algo así:

  1. Tenemos problemas políticos serios (transfuguismo, debilidad partidaria, fragmentación política).
  2. En otros países no tienen esos problemas (generalmente se menciona al mundo desarrollado)
  3. En esos países hay X,Y, Z instituciones políticas y electorales, que son distintas a las nuestras.
  4. Entonces, adoptando esas instituciones nos pareceremos a ellos, avanzaremos en la solución de estos problemas.

Mi punto no es negar que algunas reformas podrían ayudarnos a mejorar nuestros problemas políticos o que es bueno mirar a otros países para aprender; mi punto es recalcar que ese razonamiento probablemente falle. Y no solo porque, como hemos visto una y otra vez, los actores políticos aprovechan la reforma para hacer reformas parciales, incompletas o provechosas para sus intereses de corto plazo, sino incluso si estos actores hacen todo lo que los “expertos” les digan, la reforma integral de la que hablábamos, es probable que las reglas no funcionen como se espera y sus efectos sean limitados.

Ello porque al plantear las reformas no se suele estudiar cómo afectará el contexto al funcionamiento de las nuevas normas, lo que nos hace diferente a esas sociedades de las que se han copiado las reglas. No observamos las condiciones que hacen que ciertas reglas funcionen de la forma en que lo hacen en otros países. No evaluamos posibles consecuencias inesperadas o que surjan nuevos problemas con las normas aprobadas. Parece más útil que mirar el mundo desarrollado observar cómo han funcionado esas reformas en contextos que conocemos mucho menos pero que se nos parecen mucho más: otros países de América Latina, Europa del Este, incluso África. Por ejemplo, puede ponerse como ejemplo una reforma que suele atraer atención: creemos que un sistema de elección parlamentaria de distritos uninominales “construirá” el bipartidismo sin contemplar que, por ejemplo, puede dar lugar a más fragmentación en el Congreso…

P: ¿Cómo así un sistema de distritos uninominales puede dar lugar a más fragmentación?

R: Se suele asumir que con distritos uninominales se dará un bipartidismo pues motivaría la coordinación entre grupos a fin de poder ganar la posición. Así, se piensa, habrían dos grupos grandes como sucede en EEUU o Reino Unido. Pero ello solo sucede si tenemos dos partidos fuertes y presentes en forma homogénea en el territorio. Bien leída, la llamada “ley de Duverger” predice dos partidos por distrito, no necesariamente serán los mismos partidos en todo un país.

Pero incluso hay buenas razones para pensar que tampoco se daría este bipartidismo local y, como señalaba antes, puede más bien darse más fragmentación a nivel local. Sin partidos fuertes a nivel local puede darse que una multiplicidad de actores compitan en un distrito pues se ve que es posible ganar la posición con un porcentaje bajo.De acuerdo a Robert Moser, algo así se observó en los distritos uninominales en Rusia tras la caída de la Unión Soviética: el número de candidatos efectivos por distrito electoral fue bastante superior a dos. Pero el mejor “experimento” que nos muestra que esto no sería necesariamente así en el Perú lo vemos en las elecciones distritales o provinciales:  al ser posible ganar una alcaldía con 20% el incentivo a correr solos es muy poderoso, no se busca coordinar. Lo mismo podría pasar en una elección congresal. Nuestro número de candidatos efectivos en las elecciones locales nos muestran entonces esta tendencia a la fragmentación. Interesante es ver que donde sí hay partidos medianamente fuertes (Callao, La Libertad) vemos menos candidatos y con las reglas actuales. Una posibilidad, entonces, es más fragmentación partidaria, con diversos candidatos locales llegando al Congreso.

P: Pero lo que dices solo podría ocurrir si  partidos locales o regionales pudieran presentarse como tales a las elecciones congresales. Y eso no es posible. Solo partidos nacionales pueden presentar candidatos al Congreso. Entonces, un partido chico tendría que unirse a otros o a uno grande para tener opción de ganar en alguna circunscripción si en ella solo gana un candidato. De allí el efecto reductor en el número de partidos…

R: No necesariamente. Tenemos un montón de partidos nacionales que podrían brindarse como vehículos a los actores locales. Pero, de acuerdo, asumamos que se señala que solo pueden presentarse candidatos de partidos nacionales y de alguna manera hemos logrado reducir su número: mirando el mapa electoral pareciera que lo más probable es que  tengamos mucho más de dos partidos: el Fujimorismo y Alianza por el Progreso en el Norte, PPK en Lima, FA con claro control del Sur, etc. Es decir, un número de partidos similar a lo que ya tenemos hoy. No veo mayor efecto de la reforma.

P: Bueno, si pudiéramos consolidar un sistema de partidos con cuatro o cinco partidos más o menos estables, ya sería un gran avance. De eso se trata. Lo que tenemos ahora es una gran volatilidad, en cada elección hay gran cantidad de partidos nuevos…

R: -…pero hay otros riesgos. Más que a un bipartidismo puede llevar a formas mayoritarias de control del Congreso que potencien líderes plebiscitarias con tendencias autoritarias. Como ha sucedido en otros países y como probablemente hubiese pasado en el Perú en el 2000, 2006 y en el 2016, podría producir una clara mayoría parlamentaria en vez de bipartidismo. De hecho, algo similar sucedió en países de África y Europa del Este tras sus procesos de democratización cuando partidos autoritarios mantuvieron su control gracias a su mejor posición en el territorio. Un líder populista, de ascenso rápido, con llegada en el territorio, digamos con 30%, puede ganar más del 50% del Congreso y no es de esperarse que los demás grupos “coordinen” para evitar esa posibilidad.

Pero vamos más allá. Como ya debe resultar obvio en el Perú, menos partidos tras una elección no garantizan que estos partidos se mantengan juntos. Nuestras reglas electorales han producido cinco o seis bancadas en el Congreso en las últimas elecciones, no me parece tan mal. El problema es que al final del periodo son nueve o diez. Podemos crear artificialmente menos bancadas, o menos “partidos” si quieres, pero la ausencia de organizaciones fuertes y la débil articulación entre espacios nacionales, regionales, locales, lleva a que se produzca la fragmentación. La organización partidaria, la voluntad de permanecer juntos y coordinar más allá de una elección, obedece a factores que trascienden las reglas electorales que fuerzan que haya menos partidos un día después de las elecciones pero que no llevan a que haya menos poco tiempo después. Por ejemplo, el tener un candidato o candidata viable para la siguiente elección parece hacer más por la unidad que ninguna otra cosa. En estos años el APRA y el Fujimorismo mantuvieron bancadas unidas, a pesar de no tener gran solidez partidaria en el segundo caso, porque hay un candidato con posibilidades, es mejor no bajarse del barco. En este Congreso probablemente el Fujimorismo y el Frente Amplio (quizás APP si César Acuña logra presentar un relevo creíble) mantengan cierta unidad al tener candidatos con expectativas para el 2021. Con Verónika Mendoza probablemente los incentivos a la microfragmentación en la Izquierda se reduzcan, como  pasó con Humala el 2011. Me preocuparía más de otras reformas y menos en las referidos a distritos electorales cuya magnitud promedio no me parece tan mal.

P: ¿Qué reformas?

R: Mirando el contexto podemos discutir varias reformas y las consecuencias positivas que se les atribuyen: eliminar el voto preferencial, si bien puede ayudar a reducir algunos problemas actuales, también puede dar lugar a que el “precio” por los primeros puestos de las listas aumente y no  a más disciplina partidaria;

P: Pero justamente si tienes distritos electorales pequeños no tienes “primeros lugares en la lista”

R: Claro. Me refiero a si se mantienen las listas actuales. Se suele señalar como un cambio de impacto alto para la disciplina partidaria, se asume que los líderes ocuparán los primeros puestos. Si hoy se compran los puestos de la lista al carecer los partidos de recursos de campaña, es probable que mañana se vendan los primeros puestos de la lista. A eso me refería. Haciendo sumas y restas, apoyo esta reforma, pero no creo que tenga los efectos positivos que se señalan, o en todo caso no solo esos efectos.

O pensamos lo sucedido con el deseo de castigar la entrega de bienes en campaña para reducir la corrupción. Es loable la intención, pero vimos que abre la puerta para la aplicación selectiva de la norma, deslegitimando una campaña electoral. O cómo incrementar los requisitos para crear partidos, hacerlos más fuertes por procesos de competencia interna o participación, puede dar lugar a que se asfixie a partidos en formación y que los ya establecidos se conviertan en maestros del papeleo para cumplir de forma con la norma. Y un largo etcétera. A veces incluso proponemos reglas que en realidad ya existieron y que en su momento fueron cambiadas por lo que se percibió como efectos negativos. Nos hemos olvidado de nuestro propio pasado. O incluso renegamos de él con furia, cuando en su momento se aplaudían los cambios: la revocatoria de autoridades locales fue presentada como un avance de la democracia.

Finalmente, creo que poner tanto énfasis en las reglas tiene otra consecuencia negativa: impide discutir seriamente otros aspectos clave sobre la aplicación de las reformas o sobre problemas actuales que podrían solucionarse reforzando los organismos estatales a cargo de aplicarlas. Y partidos comprometidos con su cumplimiento, colaborando entre ellos. ¿De qué sirve señalar requisitos sobre financiamiento de partidos si luego no hay quién aplique esas reglas en forma efectiva?

Dicho todo esto, no quiero parecer crítico de todo intento de reforma. Es saludable que los políticos muestren preocupación por estos problemas y la sociedad entienda mejor los problemas derivados de un débil sistema político. Además, sí creo que algunas reformas son necesarias, especialmente aquellas referidas a construir más espacios de discusión de temas nacionales (creación del Senado, por ejemplo) y romper la dispersión en el Congreso que atomiza agendas y quiebra la representación.

P: Pero la pregunta es precisamente cómo logramos “romper la dispersión en el Congreso” o cómo revertimos la fragmentación política, cómo reducimos el número de partidos…

R: En esa línea, podemos aumentar los requisitos para las alianzas o aumentar el número de congresistas necesarios para formar una bancada. Y puede pensarse el financiamiento de partidos para actividades claramente vinculadas a la actividad partidaria (capacitaciones, actividades internas), no un cheque en blanco. Si tenemos en cuenta lo dicho antes y vemos la reforma solo como un alivio parcial, un paso que requiere muchos más hacia adelante, pues algunas reformas pueden ayudarnos a comenzar a pensar algunos de nuestros problemas y contribuir a su solución.

P: En resumen, ¿cuál sería tu opinión acerca de las propuestas de Lampadia para una reforma política?

R: De las propuestas presentadas por Lampadia, entonces, me parecen atractivas (o en todo caso merecen más discusión): la creación de un Senado con distrito nacional (pero añadiría valla electoral alta); eliminación del voto preferencial; subir la valla a las alianzas; estudiaría más el tema del poder del veto presidencial; y especialmente me parece importante lo referido a derogar cambios absurdos como que los partidos que no se presenten a una elección general puede conservar su inscripción, la no reelección de autoridades regionales y locales, y la exclusión de los candidatos por repartir dádivas (aunque algunas de estas normas buscaron solucionar problemas que habría que enfrentar por otros mecanismos). Las otras considero que no tendrán los efectos deseados o, en todo caso, requieren mucho más debate. Y añadiría el financiamiento de partidos como un tema importante, también con salvaguardas.

Lampadia




Libertad económica, clave para salir de la pobreza

Siempre hay que repetir los conceptos básicos que permiten ir construyendo un sentido común ciudadano basado en información y pensamiento crítico. Para ello se debe difundir información y análisis que permitan que a cada individuo preocupado con el futuro de su sociedad, aplicar su criterio para internalizar esos conceptos.

Esto es muy importante, tomando en cuenta que los grupos de interés político hacen lo mismo, pero con información equivocada y maliciosa.

Líneas abajo compartimos con nuestros lectores, el excelente análisis de la colombiana, Vanesa Vallejo sobre el informe de libertad económica del Fraser Institute.

Quienes luchan por aumentar el tamaño del Estado, así como las regulaciones y las barreras arancelarias, seguramente (quieren) terminar como Venezuela o República del Congo.

Vanesa Vallejo

30 junio, 2016

Publicado por Panam Post, Noticias y Análisis sobre América

Colombia

Glosado por Lampadia

No es casualidad que los países con mayores libertades económicas sean más prósperos que aquellos en donde no se respeta la propiedad privada y los inversionistas no pueden defender sus intereses propios. La inversión y la generación de valor es fundamental para el bienestar de las sociedades, y el grado de libertad económica de un país es un factor determinante a la hora de hacer negocios. Es por eso que aquellos lugares con mayores libertades ofrecen un mejor nivel de vida a sus ciudadanos.

Las libertades económicas son indispensables para aumentar la inversión y acelerar el crecimiento de un país. La incertidumbre legal, los altos impuestos, la precariedad de derechos de propiedad, y la excesiva regulación en los mercados financieros y de trabajo, tienen costos enormes en la vida de las personas ya que debilitan la confianza inversionista y, por lo tanto, aumentan el desempleo y la pobreza.

Sin embargo, parece que aún no se entiende la importancia de la libertad económica. En Colombia, como en otros países,  son muchos los que piden cada vez mayor regulación. La gente celebra, por ejemplo, que se aumenten los impuestos a las empresas, porque creen que quitarles a los ricos para darles a los pobres es la solución. No caen en cuenta de que lo que piden es matar a la gallinita de los huevos de oro.

También vemos, con bastante frecuencia, grandes grupos de interés apoyados por personas incautas y de buena fe protestando para que aumenten las barreras arancelarias, bajo la falsa idea de que así se protege a la economía nacional. Y de igual manera, miles de colombianos piden aumentos en los subsidios, más empresas públicas y un Estado más grande, con la esperanza de que estas medidas mejoren la situación de todos. Ignoran que tales luchas son precisamente la causa de nuestras desgracias.

El Fraser Intitute, entendiendo la importancia de las libertades económicas para la inversión y, principalmente, para el bienestar de las sociedades, desde 1996 calcula el “Índice de Libertad Económica” para 157 países del mundo. Este indicador se construye utilizando cinco grandes variables que se describen en la siguiente tabla:

Áreas y componentes del índice de libertad económica elaborado por el Fraser Institute

Fuente: Elaboración propia. Información tomada del Índice de Libertad Económica en el Mundo, Informe Anual 2015. Fraser Institute.

Cada uno de los cinco elementos se califica en una escala de uno a diez, para obtener así la puntuación global de cada país. Colombia, según el  Informe Anual 2015 del Fraser Institute, se ubica en la posición 106, un lugar bastante preocupante. En tamaño del Estado ocupa el puesto 105. Sistema jurídico y garantía de los derechos de propiedad, puesto 127. Solidez monetaria puesto 88. Puesto 76 en libertad de comercio internacional, y 74 en cuanto a regulación. [Ver en la siguiente tabla, los datos para los cuatro países de la Alianza del Pacífico] 

Fuente: Fraser

Los puestos que ocupan otros países de la región, se resumen en el siguiente gráfico. Resaltando que Venezuela ocupa el último lugar de toda la lista:

Fuente: Elaboración propia. Información tomada del Índice de Libertad Económica en el Mundo, Informe Anual 2015. Fraser Institute.

Desde 1996, cuando se publicó por primera vez este índice, se han realizado numerosos estudios que pretenden establecer la relación entre las libertades económicas de un país y el bienestar de su sociedad.  Y lo que se encuentra es que, casi sin excepción, los países con mayor libertad económica tienen un crecimiento económico más acelerado, altos niveles de inversión, mayores  ingresos y menor pobreza que la que presentan países con poca libertad económica.

Observe por ejemplo este gráfico en el que se muestra que el ingreso del 10% más pobre de la población es mucho mejor en los países con mayor grado de libertades económicas.

Ingresos del 10% más pobre vs. libertad económica

Fuente: Índice de Libertad Económica en el Mundo: Informe Anual 2015. Fraser Institute.

O esta, en la que se evidencia cómo los países con más alto grado de libertad económica tienen mejores ingresos per cápita.

Libertad económica vs. Ingreso per cápita

Fuente: Índice de Libertad Económica en el Mundo: Informe Anual 2015. Fraser Institute.

Lo triste es que a pesar de que las libertades económicas son fundamentales para el crecimiento y la reducción de la pobreza, muchos siguen empeñándose en obstaculizar cualquier intento de creación de valor, creyendo que la clave es aumentar impuestos y asfixiar a los empresarios.

Quienes luchan por aumentar el tamaño del Estado, así como las regulaciones y las barreras arancelarias, seguramente quieren terminar como Venezuela o República del Congo, países que hacen todo eso y están sumidos en la pobreza. Es sorprendente que, contra toda evidencia, en América Latina sigamos queriendo mayor regulación estatal. Contrario a pedir cada vez más dosis de la fórmula que ha llevado tantos países más a la miseria, debemos reconocer el triunfo de las economías orientadas al mercado y la derrota de aquellas en las que hay una fuerte planificación estatal.

Incremento en subsidios, salarios mínimos, mayor regulación laboral, barreras al comercio exterior, aumento del gasto público e incremento del número de empresas estatales. Estas, y otras más, son las propuestas que cada año pedimos y que por desgracia siempre se traducen en peores condiciones de vida para todos. La verdadera clave para disminuir la pobreza y aumentar el bienestar es incrementar la libertad económica, luchar por reducirla es ir en contra de toda prueba y condenarnos a la miseria.

Lampadia