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Enderecemos el 2018

Pablo Bustamante Pardo
Director de Lampadia

El 2018 se bautizó como el “Año del Diálogo y la Reconciliación Nacional”. Posteriormente, en su discurso de investidura como Presidente Constitucional de la República, Martín Vizcarra, sentenció: “Lo que ha sucedido debe marcar el punto final de una política de odio y confrontación, que no ha hecho otra cosa que perjudicar al país”.

Sin embargo, el juego de los políticos peruanos va en la dirección contraria. Desde los primeros días del gobierno de Vizcarra, todas las tiendas políticas, con la excepción (temporal) de Fuerza Popular, se han esmerado en renovar y agravar los ánimos de confrontación política, en debilitar el mandato de Vizcarra, y en arrinconarlo en su soledad nominal, donde poco a poco va perdiendo fuerza de espíritu para imprimir su naturaleza más ecuménica a un gobierno que los peruanos no queremos dar por perdido.

Los peruanos acabamos de dar una de las mejores representaciones de nuestra naturaleza de buenas personas, en el Campeonato Mundial de Fútbol en Rusia. Efectivamente, el comportamiento de nuestros hinchas en Rusia, nuestra alegría, nuestro amor al Perú que todos queremos ver mañana, el orgullo de lo nuestro, que hemos gritado con lágrimas en los ojos entonando: “Contigo Perú” y “Cómo no te voy a querer”, ha conmovido a todo el planeta e impactado a los analistas globales más sofisticados.

Esto configura una suerte de sándwich socio-político. Por un lado, un presidente que apuesta por la unión de los peruanos; por otro, un pueblo que canta su identidad. Y al medio una clamorosa clase política que ya no responde a ninguna vibración de deber y responsabilidad.

Ese ‘sándwich de unión y amor por el Perú’, debe cambiar de relleno. No se trata de expulsar ni de aplastar el relleno. Se trata de forzar a los políticos a escuchar a la población, a reconocer sus errores, a tener un momento de humildad y entender que su encargo no es jugar al poder, no es servirse de su posición para aparecer en más fotos, no es inventar la pólvora (menos si está húmeda). Su deber es simplemente administrar temporalmente el bien común.

Basta pues de malograr el año 2018. Este tiene que ser el año en que los peruanos entendamos que el camino que tenemos por delante para alcanzar la prosperidad, es un camino muy difícil, un camino en el que no podemos perder más tiempo.

Hace una semana escribí en LampadiaEstrategia para la creación de empleo y generación de riqueza en el Perú durante los próximos 20 años, explicando que era necesario que, cuanto antes, optáramos por la estrategia de desarrollo que nos permitiera acumular riqueza aceleradamente, para dirigirla a nivelar a nuestros pobres con la población global y evitar que el nuevo mundo de la robótica y la inteligencia artificial los dejara en los arrabales de la globalización. Traté de enfatizar que no nos queda mucho tiempo, quién sabe si 20 años.

Pero esos políticos, clamorosos, siguen en su empeño destructivo contra nuestro futuro. ¿Quiénes han capitaneado la oposición al gobierno de presidente Vizcarra? Nada menos que los miembros del Partido de PPK: Mercedes Aráoz, Juan Sheput, Carlos Bruce y Gilbert Violeta. Además, por supuesto los seguidores de Arana y Glave, más, desde afuera, Verónika (Agenda) Mendoza, et al. Y después de unos días de tranquilidad, los seguidores de Keiko Fujimori, quién atacó injustamente a Cillóniz, el mejor gobernador del Perú, ya están también por la libre.

Lamentablemente, el presidente Vizcarra se está dejando acorralar. Parece que ya se olvidó de su magnífica invocación por la unión de los peruanos. Lógico, el presidente no tiene quién lo defienda y la soledad puede ser mala consejera.

Señor presidente, como dijimos en Lampadia el 7 de junio pasado,  ¡Usted no está solo!. Lo acompañamos 30 millones de hinchas del Perú. Usted está por encima de todos los políticos. Vuelva a convocarnos para mirar adelante, todos juntos en la difícil gesta del desarrollo. Lampadia




Confrontar a la corrupción… no es traición

Fernando Cillóniz B.
Gobernador Regional de Ica
Ica, 6 de julio de 2018
Para Correo Ica y Lampadia

En una casa de la Calle Bucaré en La Molina… Keiko Fujimori me propuso ser el candidato de su partido para el Gobierno Regional de Ica. Yo no la conocía de antes. Nos conocimos en aquella oportunidad – junio, 2014 – cuando faltaba poco para el cierre de inscripciones de candidatos.

Me quedé turulato. Jamás había participado en política activa. No tenía idea de cómo era la nuez. Le advertí que antes yo había escrito – en El Comercio – acerca de la corrupción en el gobierno de su padre. A pesar de ello… Keiko insistió.  Incluso me pidió que sea yo – y no el partido – quien armara mi equipo, lo cual me pareció correcto. Mi única condición fue que – si ganaba – iba a luchar contra la corrupción… venga de donde venga. De acuerdo… fue su respuesta. Por eso acepté.

Aunque valgan verdades, también acepté por no arrugar. Las probabilidades de ganar eran mínimas. Mis rivales eran zorros viejos y mañosos. Era imposible que ganara las elecciones. El escenario lógico era: candidateo… y pierdo. Y de vuelta al barrio. ¡Qué tanto! Hice lo que pude y perdí… y no arrugué. Ese fue mi raciocinio.

El problema – como se sabe – es que candidateé… y gané. En realidad, Keiko me hizo ganar… su respaldo fue determinante. Por eso – públicamente – agradezco el gesto que Keiko Fujimori tuvo conmigo. Además, agradezco a los militantes de Fuerza Popular por el apoyo brindado para que yo ganara las elecciones. Pero de allí a repartir puestos de favor – u obras – a todos los que me apoyaron… esa nunca fue mi idea.

Una vez en el cargo – ahí sí – la cosa se puso sabrosa. El clientelismo político se puso en marcha a todo vapor. No de Keiko. Ella jamás me pidió nada indebido. El problema lo generaron ciertos congresistas y consejeros regionales que se creían vacas sagradas. Yo… ni caso les hice. Al contrario – como a muchos les consta – los confronté.

En ese sentido, lo mío no es traición… como dicen algunos amargados. La traición es de cobardes. Los cobardes no confrontan. Y yo – y todos mis colaboradores – hemos confrontado a la corrupción. En todo caso, yo no busqué a los congresistas clientelistas. Ellos me buscaron a mí. Y… la típica. Listas de allegados a quienes había que dar trabajo… en lo que sea. Favores indebidos, prebendas, trámites turbios, obritas. Destitución de funcionarios que les resultan incómodos. Etcétera. Clientelismo político puro y duro. ¿Qué hice yo? Confrontarlos.

¿Que no he cumplido con mis compromisos de gobierno? Respeto su parecer. Sin embargo, hay gente que opina lo contrario. Muchos iqueños consideran que la Hermandad del Agua con Huancavelica es un logro importante. Acabo de estar en la Sierra de Ica y los campesinos están contentos con los 53 reservorios que hemos construido allá arriba. Hemos mejorado el sistema de agua potable en Ica… y los beneficiarios lo reconocen. Los pacientes agradecen la eliminación de las colas en nuestros hospitales. Hemos combatido – y vencido – a la epidemia de Dengue. Nuestra educación ha mejorado. SINFÓNICA… nuestro coro de 700 niños es un éxito. Los brevetes se entregan en el día, y por las buenas.

Estoy convencido… si no hubiéramos confrontado a la corrupción, jamás hubiéramos logrado todo lo anterior. Han sido muchos políticos clientelistas, periodistas chantajistas, dirigentes tramposos, funcionarios coimeros… incluso empresarios corruptos, a quienes – yo y mis colaboradores – hemos confrontado. Por eso nos ha ido bien. Lo cual no quiere decir que no reconozcamos nuestros errores.    

En fin. ¡Qué se le puede hacer! Nosotros la tenemos clara. Seguiremos confrontando a la corrupción… venga de donde venga. Además, Dios no nos ha dado un espíritu de temor, sino un espíritu de poder, amor, y buen juicio. (2 TIMOTEO 1:7) Palabra de Dios… te alabamos Señor. Así que ¡Vamos Ica! ¡Nosotros mismos somos! Amén. Lampadia




Entrevista: Fernando Cillóniz dice sus verdades

El gobernador de Ica, Fernando Cillóniz Benavides es decente y honesto por los cuatro costados. Así lo demuestran sus genes y su foja de servicios, en el sector privado y ahora, desde el sector público.

En Lampadia podemos afirmar esto con mucha convicción, porque Cillóniz publica en nuestras páginas, todas las semanas, los testimonios de su gesta por establecer un gobierno al servicio de los iqueños, enfrentando de frente y con valentía, la corrupción y todos los soportes que la protegen, desde diferentes instancias del Estado.

Su gestión en Ica debe ser un modelo de gobernanza para las regiones y para el gobierno central. Sin embargo, hace pocos días, la lideresa Keiko Fujimori, durante su última visita a Ica, ha insultado malamente a Cillóniz, replicando los ataques de los principales enemigos de la gestión del gobernador, los padrinos de las mafias y la corrupción, que Cillóniz ha venido denunciando.

Lampadia espera que Keiko Fujimori, tome cuenta debida de la realidad y se rectifique, rescatando al mejor funcionario público que Fuerza Popular ayudó a llegar al gobierno.

ENTREVISTA

¿Cómo empezó tu relación con Keiko Fujimori y Fuerza Popular?
Bueno, yo fui convocado por Keiko Fujimori para ser el candidato de Fuerza Popular para las elecciones regionales del 2014 en el mes de junio cuando faltaban escasos días para el cierre de inscripción de candidatos. No fue un pedido mío, fue para mí una sorpresa que Keiko me convocara. Así fue, es evidente que ella ha pedido información porque no nos conocíamos. Yo recién la conocí por primera vez en mi vida, el día que me convocó para ser candidato.

¿Cómo fueron las relaciones con Fuerza Popular y con ella durante el proceso electoral?
Durante ese proceso electoral fueron optimas, es más, yo tengo que reconocer que fue gracias a Keiko Fujimori, que logré ganar las elecciones. Sin el apoyo incondicional y muy muy activo de parte de ella jamás hubiera ganado. Yo entré a la contienda repito cuando faltaban muy pocos días para el cierre de las inscripciones y ya la campaña estaba muy recorrida. Y habían cerca de 20 candidatos, viejos zorros, como yo los llamo, ex gobernadores, ex alcaldes. Gente que conocía muy bien su oficio. La relación con el partido fue optima. Y yo le estoy muy agradecido, y muy reconocido porque sin el apoyo de ella y del partido, jamás hubiera logrado lo que logré.

¿Festejaron el triunfo?
Bastante, ella tuvo la delicadeza de llamarme antes de que se anunciara oficialmente mi triunfo, porque el partido tiene pues sus mecanismos para conocer los resultados. Ellos hacen conteos paralelos, y a pesar de que en los conteos previos yo figuraba como perdedor ella me llamó y me dijo que había ganado, y lo celebró mucho, mucho. Y no sólo lo celebró. Sino que, me invitó a una serie de eventos públicos, ya como candidato ganador. Fue muy, muy generosa, muy cordial, y muy proactiva, con respecto a mi triunfo. Y no solo eso, durante todo el año y medio que transcurrió entre mi gestión de gobierno y su candidatura. Lamentablemente perdedora. Nosotros nos reuníamos todos los meses, para coordinar la acción de gobierno. Como tenía que ser, ¿no?

Y esto se truncó el día mismo que ella perdió la elección presidencial. Ese día se cortó la comunicación hasta el día de hoy, nunca más la visité. Bueno, me dijeron que no estaba… en el local partidario. Yo la visité día siguiente del resultado electoral negativo. Para desearle pues mi apoyo, yo ciertamente voté por ella y después la llamé por teléfono, pero no contestó y ella siempre me contestaba. Le mandé un mensaje por WhatsApp y por correo y no hubo ni una sola respuesta hasta el día de hoy. Hasta el día de hoy, ahí se cortó todo.

Impresionante ¿cómo empiezan los enfrentamientos con los congresistas de Fuerza Popular?
[Los congresistas entraron] en julio del 2016. ¿No es verdad? Y desde este momento fueron distintos ¿no? En el caso de la congresista Ananculi fue literalmente apenas ganó. Me fue a visitar, por supuesto a ofrecer su apoyo, ese mensaje protocolar clásico, pero con su lista de militantes bajo el brazo. Eso es lo que a mí me sorprendió. Que le habían sido muy leales con ella y posiblemente conmigo y que había que darles trabajo, favorecerlos indebidamente.

Impresionante
Entonces, yo le dije eso es incorrecto. Yo trataba de hacer de maestro, de esta congresista, ¿no? Pero nunca entendió, porque cada vez que me visitaba me volvía a insistir en dar los favores indebidos a la gente que la había ayudado a ella y al partido. Tuve que hacerlo público y ya se acabó la insistencia, ¿no?

¿Y ella era la única que pedía favores hacía esto?
Bueno, por empleo sí. Sin embargo, a las pocas semanas o pocos meses, yo recibí una llamada del congresista Segura. Exigiendo la entrega de un brevete. Del duplicado de un brevete que tenía que ser entregado en el acto. Yo por supuesto y llamé a la directora regional de transportes y le dije que me parecía correcto atender en el acto el duplicado de un brevete. Un brevete se tiene que entregar inmediatamente. Ese fue nuestro compromiso. Sin embargo, la directora me llamó y me dijo ‘hay un problema´. El brevete, cuyo duplicado estába pidiendo es falso. Era de su hija. Y la hija había reconocido que nunca había dado el examen, y eso es muy fácil de constatar, porque el brevete sí, salió de la impresora oficial, pero no consta ningún examen, ni de conocimientos, ni de manejo. Y alguien podría decir, bueno, que se lo llevaron, que alguien ha sustraído el documento del archivo, pero no consta ninguna programación de los exámenes. Los exámenes se programan. En consecuencia, no hay nada y la señorita, la hija, es una persona, me parecía correcta. Confesó que la verdad era que en algún momento anterior había obtenido el brevete pagando sin dar exámenes. Entonces yo le expliqué todo al congresista, y lejos de reconocer y hacer que su hija diera el examen, cosa que le propusimos, con entrega inmediata del nuevo brevete, empezó a cuestionar mucho a la directora y hasta el día de hoy la denuncia por lavado de activos, corrupción o por abuso de autoridad. Es una respuesta muy abusiva de Segura. Y por supuesto empezó los ataques hacia mi persona también. 

¿También se acercaron congresistas de otros partidos a buscar prebendas?
Del Frente Amplio, fue Indira Huilca, el congresista Curro, y Cevallos, los tres del Frente Amplio exigiendo la destitución de la directora regional de trabajo. Todo a pedido del sindicato de trabajadores de Shougang. Para mí eso es clientelismo político, es evidente que el sindicato quería poner a una persona débil, y yo tenía a esta persona que era muy recta, muy objetiva. Ese tipo de pedidos he tenido.

Y, ¿cuál fue la reacción de Keiko cuando se enteró?, ¿Se enteró de estas cosas?
No sé. Tiene que haberse enterado, pero todo esto ha sido cuando ella ya había perdido. Entonces, yo ya no tenía comunicación. Tiene que haberse enterado por los artículos de Lampadia, y estas cosas, en las entrevistas que yo he tenido. Pero, ni una llamada, ni una conversación, nada, nada, absolutamente nada. Ninguna conversación de esto al respecto.

Y, ¿cuáles serían, en tu opinión, los mayores enfrentamientos con estos politicastros?
Mira, lo que más me molesta, pero solo para terminar la terna con el congresista Miguel Ángel Elías, que es también de Fuerza Popular. El también me ha mandado un oficio del Congreso, y eso sí lo tengo por escrito, y guardado, porque es oficial. Exigiendo la destitución también del director regional de salud. En el fondo porque en Salud hemos puesto orden, mucho orden, y eso implicó la destitución de unos malos médicos. Lo que ha pasado es qué hemos cortado cabezas de gente mafiosa, corrupta, en todas las direcciones, en transportes, en salud, en educación, y en la propia sede del gobierno regional.

Y todos los sancionados van al congreso y son acogidos por estos congresistas, y encuentran una defensa cerrada de parte de los congresistas. Y empiezan los congresistas a acosar a nuestros directores y acusarlos de abusivos, y empiezan las fiscalizaciones absolutamente forzadas. Entonces, es un descaro.

Eso es lo más bravo y yo he sido citado a la comisión de salud del congreso y, literalmente, uno se expone a un bullying descarado porque van todos ellos orquestadamente, y en su terreno empiezan a agredir, a ofender, ¿no? En las comisiones de presupuesto también se preparan para maltratarnos frente al público. Y bueno, hay que tener coraje para confrontar todo esto, y yo lo que noto es que hay mucho gobernador pusilánime, mucho alcalde pusilánime.

Tú has denunciado todo esto en tus artículos ¿Has compartido estas experiencias con otros gobernadores?
Sí, lo que encuentro es ‘¿cómo has podido?’, dicen ellos. Yo no sé por qué responden de esa manera, porque sí se puede. Ahora, es verdad que hay que tener acceso a la prensa. No es un cumplido, pero tener acceso a Lampadia es un valor para cualquiera. Veamos, aquella autoridad que no tiene acceso a una prensa que pudiese de alguna manera movilizar a la ciudadanía en defensa de uno mismo es bien difícil enfrentarlos, porque ellos sí tienen acceso a la presa.

Pero hay algunos gobernadores que sí tienen acceso directo y tienen que haber sufrido de lo mismo.
Sí pues, entonces ahí se generan las dudas, si son o no parte de la “corruptela”. Si no fuese corruptela, no se denuncia nada, porque el que tiene el rabo de paja no puede hablar, porque le caen con todo.

O sea, aparentemente, hay mafias por todas partes del país, medrando desde las posiciones públicas, beneficiando a sus amigos un patrimonialismo descarado.
Descarado y nos está costando mucho. Yo creo que cosas como el déficit fiscal está explicado por esto, por estas mafias que han atiborrado al Estado de gente que no mereció entrar nunca, y no solo cuesta, sino lo que es peor, no produce, no sirve, no atiende, no hace obras. Entonces, es un problema, muy, muy serio que hay que enfrentar con una manera absolutamente firme. Cosa que no hemos visto en nuestros presidentes anteriores.

Y, ¿cómo así es que Keiko aparece en Ica a decir barbaridades?
Yo creo que lo que ha dicho es lo que dicen de mí los congresistas de Fuerza Popular, es muy parecido, ¿no? Digamos, me tildan de corrupto, ese es el clásico. El ladrón cree que todos son de su misma condición, ¿no? Entonces, claro que hay corrupción en la sede del gobierno regional. Claro que sigue habiendo corrupción en otras instancias, inclusive en transportes y en salud, pero no pueden negar que hemos sido el gobierno regional que más duramente ha luchado contra la corrupción. No hemos terminado, pero de ahí que somos los gestores de la corrupción, eso es pues una falsedad grosera.

Increíble, qué falta de seriedad. Dime, después de esta desbarrada de Keiko Fujimori en Ica, ¿te ha contactado alguien de Fuerza Popular? ¿Has recibido algún mensaje?
No, nadie. Nadie de Fuerza Popular, nadie. Más bien, hoy día he tenido una andanada de llamadas de periodistas de La República, de El Comercio, de Correo, de Perú21, la tuya, parece que recién se están enterando y para sorpresa mía, y por qué no decirlo: “satisfacción”, yo noto en las entrevistas, unánimemente, una cierta identificación con lo que he hecho y lo que he hecho en equipo, sobretodo en denunciar estas prácticas corruptas de algunos congresistas, pero no. Para responder tu pregunta, ningún congresista de Fuerza Popular, nadie ha llamado.

Pasando más bien, a lo que has hecho como gobernador de Ica, ¿cuales son tus mayores logros?

Bueno, yo diría que lo del agua. En Huancavelica es un gran logro. Nosotros ya estamos construyendo reservorios en territorio Huancavelicano, en mérito a La Hermandad del Agua, como le llamamos, ¿no? Digamos la institucionalidad es la mancomunidad birregional Huancavelica-Ica y es una persona jurídica, ¿no? que puede permitirle a Ica invertir recursos en Huancavelica, eso es inédito, eso nunca ha habido antes en el país, y está la iniciativa privada de cobra que bueno, está marchando. Eso no se ha trabado, ahí mi queja es con el gobierno central que es increíblemente lento, eso lo hemos visto en Pro Inversión, en el Ministerios de Agricultura, etc. Pero, lo del agua es un logro extraordinario.

Después, en materia de salud pública, para mí lo más meritorio ha sido la eliminación de las colas, que eran crueles. Eran colas de amanecida, desde las 8 o 10 de la noche del día anterior, hasta las 7 de la mañana del día siguiente, para ver si eran atendidos. Eso pasa en casi todos los hospitales del ministerio de salud en todas las regiones del país. En Ica ya se eliminaron las colas, y eso ha generado, pues, una respuesta muy, muy tierna de parte de los pacientes, que reconocen este cambio notable. Después, la erradicación de la epidemia del dengue, ha sido un logro extraordinario con la participación de los escolares. Entonces, ese es en el ámbito de la salud.

En el ámbito de la educación, tenemos una gestión muy buena, las huelgas magisteriales en Ica, han sido las de menor duración a nivel nacional, y los índices de comprensión lectora y razonamiento matemático han ido subiendo en Ica, y sobretodo la parte cultural y deportiva, ¿no? Hemos mejorado bastante, eso lo medimos en medallas de oro de las olimpiadas nacionales, escolares. Y, en el caso de la cultura tenemos, coro, maravilloso, de 700 niños dirigidos por Sinfonía por el Perú de Juan Diego Flores, y cosas como esas.

Y el cuarto eje prioritario es el de la justicia, que es la sanción a los funcionarios corruptos y debe haber unos 40 o 50 destituciones, que me parece que denotan que sí hemos enfrentado la corrupción con firmeza.

Agua, salud, educación y justicia. Esos eran los 4 ejes fundamentales en la acción de Gobierno y yo creo que hemos avanzado. Por supuesto hubiéramos podido haber hecho más, pero yo sí creo que hemos avanzado.

¿Qué falta por hacer? Y para que estas políticas se consoliden en Ica, que es uno de los departamentos que tienen pleno empleo, que ha tenido una transformación tremendamente positiva, que viene siendo atacado ahora con la amenaza de cambiar las condiciones de la ley de promoción agraria ¿Cuál es la agenda de Ica?
Bueno, no solo tenemos un documento donde están todas las obras de infraestructura que, en realidad, en el caso de Ica, dependen mucho de las asociaciones público privadas APPs, que lamentablemente hoy día están en entredicho con todo este problema del Lava Jato y demás, ¿no? Pero en Ica, por ejemplo, el puerto de pisco está en proceso de dragado y de modernización son 300 millones de dólares de inversión privada que se están haciendo. La autopista entre Pisco e Ica está supeditada a las expropiaciones que lo tiene que hacer el Ministerio de Transporte, pero también ahí hay 200 millones de dólares privados comprometidos y eso tarde o temprano se va a hacer, como que en julio se terminaban unos tramos de expropiaciones y se reinicia la reconstrucción de la doble vía, ¿no? Entonces, por el lado de infraestructura, mucho más relevantes son las APPs, y depende de Pro Inversión, del MET, y de los sectores correspondientes, y lamentablemente el gobierno central está maltratando mucho a las empresas en mi opinión, y a todas las ha puesto en el mismo saco de Odebrecht. Eso me parece un error clamoroso.

Sí, pues se ha parado una buena parte de la economía.
Así es. Entonces, tienen que desatarse y ser realistas, pragmáticos, y hay que sancionar a los corruptos, no a las empresas.

Lo que uno consigue enfrentando a la corrupción es extraordinario porque. La mayoría es honesta, pero es silenciosa. Los menos son los corruptos, los que hacen bulla y hacen escándalos. Y generan esta sensación de que todo está mal. Yo lo que he aprendido es que, golpeando a unos pocos, el cambio de actitud inmediato, y en favor del bienestar de la ciudadanía y por eso mejora el servicio público de salud, son los mismos médicos que cambian de actitud después de ver a unos cuantos mafiosos siendo sancionados.  Para mí en la mejor lección, hay que seguir en la lucha contra la corrupción, y todo después viene por añadidura.

Todo esto lo has hecho público. ¿Qué ha hecho el gobierno central todo este tiempo, los ministerios, la PCM, y el propio presidente de la República, PPK, que tenía una buena relación contigo? ¿Te han contactado tomado interés en ver qué pasaba en Ica y en ver cómo llevar estas experiencias a otras regiones?
Mira, ahí es una decepción, la verdad, porque todos reconocen, todos valoran y todos, inclusive, destacan, ¿no? Lo comentan. Pero ahí queda, yo tengo la impresión que el gobierno central está preso, ¿no? Por esta famosa costra de quinta que hemos comentado en Lampadia más de una vez, ¿no? Y que Roberto Abusada ha descrito también de manera muy didáctica, esta metástasis burocrática, el presidente ordena, el ministro respalda, viceministro y director, pero abajo se queda. Y no tienen, creo modestamente, lo que hemos tenido nosotros que es buscar ahí abajo quién lo traba y sacarlos del camino, porque ahí está el escorio y todo se traba en el Estado. Yo diría que hay que llamar a Carlos Neuhaus, estemos o no de acuerdo con los Panamericanos, pero desde el punto de vista de inversión en infraestructuras él es el ejemplo, allí hubo una ley específica, me han dicho, pero con un convenio de gobierno a gobierno, entre Perú y Gran Bretaña, se han hecho las inversiones a tiempo, cosa que no está ocurriendo con reconstrucción con cambios por ejemplo, la reconstrucción es un fracaso y por más que el presidente chille y el ministro grite no se mueve nada, no se mueve nada, es una sensación de impotencia y yo creo que los ministros…  la verdad, que es bien difícil como ministro porque como son fusibles no tienen el tiempo que yo he tenido, eso sí es una ventaja que debo reconocer. Pero eso de cambiar ministros a cada rato es la peor práctica en realidad de cualquier organización sea privada o pública.

Fernando, tu has tenido una experiencia extraordinaria de gestión, de transformación, la alianza con Huancavelica en un tema que parecía imposible, la lucha contra las mafias de la corrupción, contra congresistas de Fuerza Popular y también presiones de otros grupos políticos. Esta experiencia es riquísima en términos de una proyección nacional ¿Cómo ves tu lo qué hay que hacer para proyectar esto a nivel nacional? ¿Estarías tú dispuesto a buscar un rol para tratar de que el Perú enfrente estos males y asuma estas gestas para transformarnos en un país viable, predecible, decente?

Bueno, yo sí estoy dispuesto, pero lo que no estoy dispuesto es a formar un partido político, eso me parecería un camino equivocado; sin embargo, en ese sentido soy un tanto pesimista, yo veo que los partidos están muy consolidados con sus líderes, y no creo que inviten, pero lo digo, si me invitan, yo estoy disponible, eso sí.

Hay el ejemplo de Macron en Francia, que me imagino se sentía así de solo y con capacidades, que gracias a Dios está pudiendo desplegar para defender en el mundo valores de la libertad y de la globalización.

En fin, qué interesante, Fernando. Felicitaciones por tu gestión, tu valentía. Muy pocos en el Perú hablan las cosas claras, eso es algo que nosotros también tratamos de hacer en Lampadia, y la verdad es que te acogemos con mucho compromiso todas las semanas, que espero continúes brindando tus lecciones al resto de los peruanos. Muchas gracias.

Yo estoy muy agradecido con Lampadia, que también es otro instrumento de comunicación franco, directo, fácil de entender, que le está haciendo un gran bien al país, por eso me identifico tanto con ustedes.

Muchas gracias. Lampadia




Cuidado con malograr el gobierno de Vizcarra

En Lampadia vemos la necesidad de expresar una seria advertencia sobre el devenir del flamante gobierno de Martín Vizcarra; por un lado, es víctima de ataques sorprendentes que provienen de las filas del aún llamado oficialismo, y de algunos medios de comunicación tradicionales; y por otro es víctima de sus propios errores, presumiblemente como producto de su soledad y de sus ‘pavuras políticas’.

Antes de referirnos a temas específicos que ilustren nuestra preocupación, queremos dejar muy claro que, luego de los acontecimientos políticos de los dos últimos años, debemos hacer un esfuerzo sincero por apoyar la consolidación del gobierno del Presidente Vizcarra. El Perú no puede seguir en un bamboleo político que frustra nuestro desarrollo, impulsa a nuestros jóvenes a buscar otros horizontes e inhibe al apetito por invertir y crecer de múltiples agentes económicos, conocedores del gran potencial de nuestro país.

Desde los ppkuys

Nuestra primera reflexión se refiere a las actitudes de los miembros del partido de gobierno que, con diferentes estilos y músicas de acompañamiento, se turnan en socavar el apoyo que deben a su gobierno. Ellos no han recogido el dictum político de Vizcarra, “lo que ha sucedido debe marcar el punto final de una política de odio y confrontación, que no ha hecho otra cosa que perjudicar al país”. No apoyan a Vizcarra y también tiran canicas en el suelo para evitar que el Ejecutivo se acerque a Fuerza Popular y el Perú pueda tener un gobierno de convergencia que nos permita mirar hacia delante.

Los más activos en estos afanes desestabilizadores son Juan Sheput y Gilbert Violeta. Pero, después de algunos días de cura de silencio, regresó al empeño Mercedes Aráoz, quién previamente saboteó a Vizcarra, después de haber sido la primera en pedir la renuncia de PPK, en ocasión del primer proceso de vacancia, para atacar ahora por el flanco del primer ministro, César Villanueva. Curiosamente, hasta Pedro Olaechea parece haber dejado una huella de crítica a Vizcarra por su permanencia en Canadá.

Desde los medios tradicionales

Desde los medios, el caso más llamativo de un terco proceso de debilitamiento del gobierno de Vizcarra, es el de Canal N. En sus programas de entrevistas, en general, se viene favoreciendo la presencia de personajes lejanos  o críticos del gobierno, a los que se da amplias tribunas. Y su principal programa político, que conduce Mavila Huerta, ha mantenido una campaña permanente para jugar en ping-pong con invitados que le permiten hacer conclusiones como el gobierno debiera ser de continuidad y criticar un supuesto pacto oculto y maligno con Fuerza Popular.

El viernes pasado su invitado fue César Hildebrandt, quién se despachó a sus gusto redondeando la campaña de debilitamiento del gobierno.

Otro ejemplo de una sofisticada campaña mediática de debilitamiento del gobierno y de su afán de efectivamente voltear la página de la confrontación política, podemos ver la entre vista que Milagros Leyva le hizo al presidente. Durante la entrevista, Canal 9, pasaba como fondo imágenes del ex ministro Daniel Córdova en diferentes momentos de su corta presencia en el gabinete. Y la propia periodista Leyva, la remató recordándole al presidente el intercambio de insultos que recibió de Keiko Fujimori durante la campaña, así como los que él mismo formuló. ¿Cuál era el afán?

Los autogoles del gobierno

En corto tiempo, el gobierno ha acumulado una serie de perlas negras en eventos que ha demostrado un desenfoque programático, errores de apreciación y falta de liderazgo, que entendemos son mayormente producto de su soledad y de sus pavuras políticas.

Efectivamente, el gobierno está solo. Su partido le niega apoyo. La clase dirigente no política, no se anima a participar en la discusión de los temas más acuciosos y deja al gobierno sin luces y aportes. El establishment político y mediático mantiene viva la grita contra Fuerza Popular (FP), evitando un gobierno de convergencia que permita afrontar las grandes necesidades nacionales. Ante esto, el propio ejecutivo hace remilgos sobre la posibilidad de mantener acercamientos con Keiko y FP.

Además, tal como se viene advirtiendo y comentando por parte de algunos pocos comentaristas, el ejecutivo a mostrado una serie de retrocesos y concesiones ante intereses de minorías que organizan protestas, tomas de carreteras, turbamultas, y siembran prejuicios, que solo terminan perjudicando al conjunto de la población y evitando la recuperación del crecimiento económico.

Estamos hablando del tema de los peajes. De la tarifa de agua en Moquegua. De la inhibición de ejercer el liderazgo para explicar a la población la necesidad de invertir en los proyectos mineros, empezando por el de Tía María, que el primer ministro ha metido en una bolsa de indefinición, abriendo espacio para que cualquier grupo de interés siga saboteando su desarrollo. De las marchas y contra marchas en el tema tributario. De la anulación de los decretos sobre la inversión petrolera, que a pesar de no afectar los contratos celebrados por Perú-Petro, y de las explicaciones del gobierno de querer perfeccionar los procesos de diálogo, dan una imagen inevitablemente negativa, de la capacidad, no de la intención, del gobierno para garantizar la vigencia de una economía de mercado predecible y respetable.

También estamos hablando de las actitudes de importantes funcionarios públicos con respecto a los diferendos del Estado con grandes empresas privadas, a las que se presenta como deudoras tributarias, a pesar de ser pasivas de interpretaciones fiscales abusivas. El propio ministro de economía ha salido nuevamente a criticar el comportamiento de las empresas supuestamente deudoras, y el agresivo procurador de la Sunat, Antenor José Escalante, que inclusive, va más allá de las apreciaciones de diferentes instancias de decisión, se ha permitido ahora, atacar al Doctor José Luis Sardón de Taboada, miembro de Tribunal Constitucional, por supuestamente favorecer intereses familiares. Ver la carta aclaratoria de Sardón líneas más abajo.

¿Le van a pedir su renuncia al procurador Escalante?

El deseo de los peruanos

Señor Presidente Vizcarra, los peruanos esperan un gobierno que vuelva a poner en marcha el brioso crecimiento de la economía que abandonamos el 2011. Esto es así, especialmente para los jóvenes, que ante la falta de futuro están nuevamente proyectando sus vidas fuera del Perú (más del 80% de ellos), en economías de mercado. Donde, tal como hacen los tres millones de peruanos que ya se fueron, están dispuestos a trabajar duramente, a educar a sus hijos, a ahorrar y a ayudar a sus familiares en el Perú.

Lo que tenemos que hacer es convocarlos a trabajar juntos, para lograr en el Perú, el mismo espacio de desarrollo de sus vidas, que imaginan afuera. Y todo ello requiere predictibilidad, visión de futuro, inversión y crecimiento.

Usted tiene hoy día el apoyo de la mayoría de los ciudadanos. Lampadia

 




Es indispensable consolidar el gobierno de Vizcarra

Como muchos, en Lampadia tenemos observaciones importantes sobre la designación de algunos ministros y sobre otros indicadores de la orientación del gobierno de Martín Vizcarra. Pero, habiendo atravesado en las últimas semanas una profunda crisis política, luego de largos meses de desgobierno y pérdida de confianza en el futuro por parte de la población, consideramos que es muy importante apoyar, por sobre toda otra consideración, la indispensable y urgente consolidación del gobierno.

Ya habrá tiempo para analizar, criticar y proponer cambios, que, según nuestros análisis previos, asumimos que serán recibidos por gobernantes con vocación de escuchar y dialogar.   

El Perú ha superado riesgos muy graves de interrupción de la democracia y de respeto a la Constitución. Logramos que la toma de mando del Presidente Martín Vizcarra se diera respetando todos los cánones de la Carta Magna y mostrando un gran nivel de madurez y tranquilidad, tanto en el sentir popular, como en los indicadores económicos.

El gabinete presidido por Cesar Villanueva aún no cumple una semana de instalado, pero los enemigos del recién estrenado gobierno, están en campaña para desprestigiar al premier y para malograr las relaciones del Ejecutivo y al Congreso.

Efectivamente, hemos superado riesgos de gobernanza extremos, que hubieran retraído toda capacidad de recuperación de los caminos de la prosperidad.

Desde el punto de vista popular, la transferencia de mando se dio con mucha tranquilidad y con la aprobación masiva de los ciudadanos.

Asimismo, como Diego Macera tituló su última columna en El Comercio, ‘Ni pestañeó’, la economía no mostró ninguna inquietud. Más bien se recuperó la Bolsa de Valores y bajó el tipo de cambio.

Sin embargo, la prensa ideologizada como El País de España, según lo reportado por la insidiosa Jacqueline Fowks, presentó un país convulsionado.

En el equipo de PPK, el congresista Juan Sheput, su vocero, es el más belicoso contra Vizcarra y Villanueva. El se pasea por los medios sembrando un ambiente negativo alrededor del gobierno. Además, no le da la gana de entender que el Presidente Vizcarra ha anunciado el “fin de la política de odio y confrontación”. Una declaración del Presidente que estaba referida específicamente a la política del ppkausismo, de polarizar con Fuerza Popular. Pero Sheput sigue confrontando.

De igual manera, la segunda vicepresidente y congresista, Mercedes Aráoz, no ha registrado el fracaso de sus poco democráticas maniobras para sacar del juego al Primer Vicepresidente Vizcarra en los albores de la renuncia de PPK. Aráoz, sigue enfilando sus baterías contra el ahora Presidente Vizcarra y su primer ministro Villanueva, y hasta pretende imponer sus ideas al nuevo gobierno.

Aráoz niega todo …

Pero su ambición la traiciona…

Finalmente, no podemos dejar de mencionar el triste rol de varios medios de comunicación, como Canal N y RPP, donde connotados miembros de su plana periodística no pierden oportunidad para debilitar el novel gobierno, máxime en un contexto como el indicado líneas arriba. Para ellos, Fuerza Popular sigue representando una suerte de fuerza invasora extranjera a la que hay que combatir y evitar cualquier acercamiento del partido mayoritario del Congreso, con el Ejecutivo que ha determinado el fin del odio y la confrontación.

La cosa llega a tal punto, que el Ejecutivo se ve acorralado políticamente, y pisa el palito del mantenimiento de brechas políticas con Fuerza Popular, con declaraciones inconducentes a la afirmación de la política de convergencia. Si bien estas declaraciones pueden haberse originado por un error de Perú21, que reportó consultas del gobierno con el congresista Torres de FP (que no se dieron); el tono, las palabras y el mensaje de Villanueva hacen ver, los eventuales contactos con FP como algo indebido, alimentando a los enemigos internos y a los medios desestabilizadores.

En este ambiente, los medios extremistas llegan a plantear barbaridades…

En nuestra opinión, quienes promueven estas acciones de discordia y divergencias, merecen una severa llamada de atención.

La situación del país requiere responsabilidad y consecuencia con los más importantes intereses de la Nación, convergencia política, tranquilidad de la población y recuperación de la economía. Lampadia




Necesitamos un Acuerdo Político además de un nuevo Gabinete Ministerial

Fausto Salinas Lovón
Cusco, 03 de abril de 2018
Para Lampadia

Quienes crean que la crisis política se superará con un nuevo Gabinete Ministerial y designando ministros que “salgan a la calle”, que “no sean de San Isidro” o que “tengan mejor comunicación política”, se equivocan y parecen no haber entendido lo que sucede hace dos años en el Perú.

La caída de PPK no es atribuible únicamente a sus antiguos conflictos de intereses durante el Gobierno de Toledo y a sus graves errores políticos.  Es la obvia y advertida consecuencia de la incapacidad de los vencedores de las elecciones del 2016 (Fuerza Popular y Peruanos por el Cambio) de arribar a un punto de encuentro político y, haber permitido que la estupidez política de uno y otro lado agudice el conflicto y los dañe a ambos, en distinta medida.

LAMPADIA ha sido el medio más definido en favor de un acuerdo político por el Perú y quien escribe este artículo ha abogado junto con otros peruanos por la necesidad del mismo para dar sentido a los resultados electorales del 2016, donde el país optó por la economía de mercado y el modelo de crecimiento económico que el señor Humala estancó (El Perú no necesita una segunda vuelta – 14.04.2016, ¿Acabará la estupidez política peruana? – 15.12.2016, Vayamos a un acuerdo político de coincidencias básicas – 27.04.2017, No basta el diálogo, se requiere un acuerdo político inmediato – 06.07.2017).

Ni el claro mandato electoral del 2016, ni las lecciones de la historia política peruana que mostraban que ningún gobierno constitucional sin mayoría parlamentaria concluyó su mandato democráticamente (Bustamante 1948, Belaunde 1968 y Fujimori 1992), fueron suficientes. Los intereses domésticos de ambas fuerzas políticas hicieron que la lección de la historia no se tome en cuenta, impidieron el acuerdo (más allá de que la responsabilidad de unos sea mayor que la de los otros) y nos llevaron a la crisis pasada, cuya factura para el país es incalculable.

Felizmente, el Presidente Vizcarra, en su discurso inaugural ha dado a entender que tiene una mejor lectura de lo que sucede y ha hablado de la necesidad de poner un “punto final a la política de odio y confrontación que ha causado daño a paísy ha propuesto a todas las fuerzas políticas “un pacto social”.  

Sin embargo, bastará que el nuevo Presidente comprenda el problema y la necesidad del Acuerdo Político? ¿Será suficiente que Fuerza Popular entienda también esta necesidad por su propia supervivencia y a pesar de los intereses subalternos y menores de algunos de sus miembros?

Me temo que no.

Hay demasiados “radicales libres” o actores sueltos en la política nacional que no entienden la necesidad de este consenso político mínimo o no lo desean por sus intereses particulares o porque apuestan por el ‘reset’ político, que incluye nuevas censuras ministeriales, investigaciones, vacancias y como no, nuevas elecciones. Y estos actores sueltos se hallan en uno y otro bando y en todos los sectores políticos y pueden echarse abajo el Gabinete Villanueva, en menos de lo que todos deseamos. Por ello, lo que menos importa hoy día es saber si los nuevos ministros, muchos de ellos respetables e idóneos, saldrán a las calles a gobernar o comunicarán mejor su gestión. Lo que importa es que haya un acuerdo político que garantice la gobernabilidad y viabilidad de la segunda etapa de este gobierno.

Para algunos este acuerdo debe existir, pero puede ser tácito. Para otros, entre quienes me cuento, debería ser explícito y quienes llevaron al país al borde de la ingobernabilidad, debieran asumir la tarea de co-gobernar, como necesaria expiación política que demuestre que no solo obstruyen sino también edifican y que su mayoría parlamentaria no sólo está conformada por Bienvenidos, Mamanis o Becerriles, sino también por personas capaces de poner el hombre para reconstruir el país.  El acuerdo tácito puede crear la coartada de que no se asumirá el obvio desgaste político de todo gobierno; pero a mi juicio será insuficiente para reconstruir un caudal político destruido por acto propio. Sólo la redención de una buena gestión gubernativa compartida puede hacer que el Fujimorismo purgue los pecados cometidos y tenga alguna viabilidad futura. Asimismo, es necesario que Mercedes Aráoz, Juan Sheput y los izquierdistas más responsables, aplaquen sus dolores y dejen de jugar a la desestabilización del nuevo gobierno. 

¿En este acuerdo político hay lugar para otros sectores políticos? Yo creo que sí.

Todos aquellos que quieran sumar a la gobernabilidad y el desarrollo deben ser bienvenidos, en la medida en que respeten el claro mandato de las ánforas de abril del 2016, que son las que mandan, antes que los gritos en la calle de algunos profesionales del desorden o los alaridos anónimos e inorgánicos de otros en las redes sociales.

Por ello, no debemos creer que baste un nuevo Gabinete Ministerial. Es imprescindible un Acuerdo Político que evite mayores desgracias a nuestro país. Lampadia




Martín Vizcarra en pos de Gobernar

En su discurso de inauguración, Martín Vizcarra, el flamante Presidente de la República anunció que “lo que ha sucedido debe marcar el punto final de una política de odio y confrontación, que no ha hecho otra cosa que perjudicar al país”.

Excelente manera de iniciar su mensaje a los peruanos. Como hemos explicado en Lampadia, PPK y su equipo erraron clamorosamente en la orientación de su gobierno. En lo político confrontaron con Fuerza Popular (FP) en la campaña y en el gobierno; y prefirieron gobernar cerca de las izquierdas anti-sistema, con la ilusión de conseguir algunas capacidades para enfrentar los conflictos sociales.

Ellos, los PPKs, son los responsables de haber generado reacciones de FP, que propicionó que guardara sus luces y ofreciera su lado oscuro. Una prueba al canto:

Días antes de la investidura, Keiko Fujimori convocó a don Luis Bedoya Reyes (LBR), para encomendarle que le alcanzara a PPK, la propuesta de un nombre para posible primer ministro, un independiente de buen nivel, que podría haber provocado un acercamiento entre el ejecutivo y el legislativo. Lo increíble, es que a pesar de las tratativas del ínclito Bedoya Reyes para juntarse con PPK, previas explicaciones del tema a su personal de apoyo, el presidente electo no recibió a LBR y frustró la mejor oportunidad de convergencia de las fuerzas democráticas pro-mercado.

Ver en Lampadia: Un pésimo gobierno y renuncia con veneno

Otra prueba de la actitud que embargó el gobierno de PPK, son las declaraciones de su congresista Juan Sheput, de ayer, después de la asunción de Vizcarra:

“Si Vizcarra designa a Elmer Cuba, la bancada de PPK debe evaluar pasar a la oposición”. Correo, domingo 25 de marzo.

Gracias a Dios y a los aires limpios que nutren a nuestros provincianos, Martín Vizcarra está probando estar muy por encima de esas pequeñeces y errores.

Un primer elemento de diferenciación de Vizcarra con sus antecesores, es el estilo y contenido de su discurso de investidura, que plantea corregir los errores del gobierno de PPK y sus allegados, empezando por hacer un compromiso de gobierno en vez de un juego de poder. Ver en Lampadia: Le toca a Martín Vizcarra traer la fuerza provinciana.

Veamos algunas frases que hemos glosado del discurso del presidente Vizcarra:

  • Llegó el momento de decir Basta. Los graves acontecimientos que se han conocido en los últimos tiempos ameritan que se esclarezcan responsabilidades.
  • Lo que ha sucedido debe marcar el punto final de una política de odio y confrontación, que no ha hecho otra cosa que perjudicar al país.
  • La clase política tiene la obligación de dar respuestas y no enredarnos en peleas encarnizadas.
  • El Nuevo Gabinete será completamente nuevo.
  • Primero: pondremos nuestro mayor esfuerzo en La lucha contra la Corrupción. La transparencia será un pilar fundamental.
  • Segundo: lograr la Estabilidad Institucional. La división de poderes es la base de cualquier democracia.
  • Tercero: nuestro horizonte es el de un país estable, con crecimiento ordenado y equitativo, y debemos avanzar rápido en este camino. El país debe ser cada vez más competitivo, y generar empleo de calidad. Fomentaremos la inversión privada, la iniciativa de los emprendedores y apoyaremos a nuestras pequeñas y medianas empresas. La Construcción de Infraestructura sostenible también será un pilar de nuestra gestión.
  • Cuarto: el desarrollo del Perú no es otra cosa que la mejora de la calidad de vida de cada uno de los peruanos. La Salud, la generación de empleo y la seguridad ciudadana, serán       centrales. La Educación será pilar central de nuestra gestión.
  • A nuestros jóvenes quiero decirles que hemos enfrentado problemas aún más grandes que los que afrontamos hoy. No pierdan la fe en sus instituciones. PERMÍTANNOS DEMOSTRARLES QUE EL PERU ES MAS GRANDE QUE SUS PROBLEMAS.
  • Somos un país con futuro, pero ese futuro dependerá de nuestro comportamiento.
  • Propongo un Pacto Social que nos comprometa, a luchar sin distingo alguno contra la corrupción e impulsar el desarrollo equitativo, democrático e integrador.
  • ¡El Perú Primero!
  • Miguel Grau, en una de sus frases más importantes, dijo “Yo no soy más que un pobre marino que trata de servir a su patria” Ese es el espíritu de humildad y entrega que el país requiere de nosotros.
  • La educación no puede esperar, la salud no puede esperar, las regiones de nuestro país no pueden esperar, y sobre todo, cada uno de los 32 millones de peruanas no puede esperar.
  • LOS INVITO A QUE INICIEMOS ESTE CAMINO POR LA GRANDEZA DE NUESTRA PATRIA. LOS INVITO A TRABAJAR UNIDOS, PARA SALIR DE ESTA CRISIS Y CONSTRUIR JUNTOS EL FUTURO QUE SOÑAMOS.
  • ¡NO HAY TIEMPO QUE PERDER!

Ver el discurso completo en: Discurso de investidura de Martín Vizcarra

El Perú es un país fértil. Con solo hacer las cosas en la dirección correcta, las calidades de nuestra gente y nuestros inmensos y variados recursos, nos permitirán retomar el camino de la prosperidad que abandonamos el 2011.

¡Bienvenido Presidente Vizcarra! Lampadia




Pésimo gobierno y renuncia con veneno

Ha terminado, de la peor forma, uno de los peores gobiernos de nuestra historia. En menos de dos años, el gobierno de PPK, nos dejó una economía coja, un tremendo desorden institucional y una crisis política de dimensiones. Pero el juicio es aún peor, si lo hacemos con los criterios de la Parábola de los Talentos, en función de las capacidades que dispuso.

Hace varios meses se hizo evidente que PPK no estaba capacitado para conducir el país. Y durante los últimos meses, su gobierno fue transitando hacia la parálisis y la pérdida de capacidad de convocatoria de nuevos colaboradores.

Acá no vamos a recorrer el largo proceso de errores que cometió PPK, desde los de frivolidad, pasando por los de gestión de gobierno, hasta los de falta de ética. Pero si vamos a destacar el divorcio entre la realidad que él ayudo a construir, y su percepción de ‘pobre víctima’, expresada en su último acto como gobernante, su falaz y venenosa carta de renuncia.

En el primer párrafo, PPK afirma: “(…) a pesar de la constante obstaculización y ataques de los cuales he sido objeto por parte de la mayoría legislativa desde el primer día de mi gobierno.”

Es cierto que hubo animadversión del Fuerza Popular hacia el gobierno, pero también es verdad que PPK y su gente más cercana confrontaron a Fuerza Popular (FP) desde el día siguiente a la primera vuelta electoral. Veamos:

  • El 11 de abril del 2016, al día siguiente de la primera vuelta, en la que resultó favorecido por una serie de votos cruzados, entre ellos, los de muchos fujimoristas, a las 8:30 de la mañana, PPK abrió la puerta de su casa a un periodista de Correo, a quién le dijo que se aprestaba a visitar en la cárcel, al anti-minero de la izquierda tradicional, Gregorio Santos. (Quién horas después lo desairó). Ver en Lampadia: El 67% de los peruanos votaron por construir sobre lo avanzado.
  • Durante la segunda vuelta, PPK optó por acercarse a Ollanta Humala y Nadine Heredia, y a todas las izquierdas, traicionando el voto popular, que hasta en un 80% mandó que se profundizara el modelo de economía de mercado, se avanzara en reformas institucionales, y se rechazaran los cantos de sirena de las izquierdas de una nueva constitución. Ver en Lampadia: Gobernabilidad con un gabinete multipartidario.
  • En los debates finales, previos a la segunda vuelta, PPK extremó su lenguaje descalificador hacia su oponente, con expresiones como: “Lo más probable es que hijo de ratero es ratero también. De tal palo, tal astilla” y además la acusó de estar vinculada con el narcotráfico. 
  • PPK polarizó la campaña electoral reactivando el anti-fujimorismo, y recibió algunas ayudas non-sanctas, como la denuncia de Cuarto Poder (o Poder de Cuarta) sobre una supuesta investigación de la DEA a Keiko Fujimori (KF) por el lavado de US$ 15 millones. Brulote desmentido luego por la agencia anti drogas, pero que desencadenó un rosario de errores, que FP no supo manejar.
  • En el muy importante proceso de transferencia de gobierno, PPK y su equipo pasaron por alto todos los errores del gobierno de Ollanta Humala, y taparon los graves problemas que dejaba. Además, conservó un 35% de los viceministros del nacionalismo. Con esto perdió la oportunidad de hacer un indispensable análisis causa-efecto que sentara las bases para que las reformas, correcciones y nuevos desarrollos de gobierno, fueran entendidos y apoyados por la ciudadanía.
  • Ad portas de la toma de mando, desde la Oroya, convocó a los ciudadanos para marchar contra el Congreso: “Hagamos marcha al Congreso para que no dejen morir a La Oroya”.
  • Una primicia (de buena fuente): Días antes de la investidura, Keiko Fujimori convocó a don Luis Bedoya Reyes (LBR), para encomendarle que le alcanzara a PPK, la propuesta de un nombre para posible primer ministro, un independiente de buen nivel, que podría haber provocado un acercamiento entre el ejecutivo y el legislativo. Lo increíble, es que a pesar de las tratativas del ínclito Bedoya Reyes para juntarse con PPK, previas explicaciones del tema a su personal de apoyo, el presidente electo no recibió a LBR y frustró la mejor oportunidad de convergencia de las fuerzas democráticas pro-mercado.
  • Ya en el gobierno, PPK y sus allegados plantean un gobierno basado en una alianza con los gobiernos regionales, para obligar al Congreso de la República, a apoyar la agenda de gobierno del ejecutivo.
  • Posteriormente, PPK vuelve a desairar a LBR como componedor de la relación con KF, pero se reúne con Keiko. Sin embargo, se presentó a la reunión sin llevar una agenda para un acuerdo sobre reformas que Keiko no hubiera podido rechazar.
  • Un par de días después, PPK hace unas declaraciones públicas que rompen cualquier posibilidad de acuerdos.

Nuevamente, sin desconocer los errores de la bancada mayoritaria del Congreso y la equivocada ausencia de Keiko Fujimori ante la opinión pública, no se puede desconocer que, en los temas de facultades legislativas, presupuestales y otros, el Congreso colaboró con el Ejecutivo.

En su carta de renuncia, PPK afirma: “(…) Inmediatamente después aparecen grabaciones editadas y selectivamente tendenciosas que daban la impresión de que el gobierno estaba ofreciendo obras a cambio de votos a favor de los congresistas que votaron en conciencia”. Desconociendo, una vez más, la realidad.

Lamentablemente, el gobierno de PPK no tenía ya ninguna proyección ejecutiva. Su salida es traumática, pero permite encontrar un gobierno con mayor viabilidad.

Por otro lado, tenemos que rechazar el que PPK haya hecho una carta de renuncia llena de veneno con el propósito de aceitar la continuidad de la conflictividad política y el caballo de troya que representa para los trabajadores más pobres el aumento del salario mínimo vital.

En estas circunstancias, no podemos dejar de rechazar expresiones de personajes que también son poseedores de importantes talentos, como el abogado José Ugaz y la periodista Cecilia Valenzuela, que proponen convocar a elecciones generales, en contra de lo estipulado por nuestra Constitución.

Hoy debemos ser escrupulosos en cuidar los procesos constitucionales y debemos superar la fallida campaña para desestabilizar al primer vicepresidente Martín Vizcarra, a quién le toca ahora asumir en plenitud, la primera magistratura del Estado con el apoyo patriótico de las bancadas democráticas del Congreso.

Esperamos que Vizcarra sepa formar un gobierno de recuperación del camino a la prosperidad, convocando a un primer ministro que permita la convergencia de los mejores peruanos, para retomar la inversión y el crecimiento de la economía, la agenda de reformas, y un ambiente de colaboración, que supere confrontaciones que nunca debieron darse.

El Perú es infinito, no nos olvidemos lo rápido que pasamos de ser un ‘Estado Fallido (1990)’, a ‘Estrella Internacional (2011)’, en una incipiente economía de mercado que permitió el crecimiento, la reducción de la pobreza y la desigualdad. Lampadia    




Fuerza Popular no se ha dado cuenta de que puede ser gobierno

Jaime de Althaus
Para Lampadia

El Congreso ha dado una ley para protegerse a sí mismo, alterando el equilibrio de poderes establecido en la Constitución. La resolución legislativa aprobada para limitar la facultad presidencial de disolver el Congreso cuando éste ha censurado o negado su confianza a dos Consejos de Ministros, introduce limitaciones a dicha facultad que la Constitución no precisa y que contravienen la costumbre constitucional establecida en nuestro país.

En efecto, el artículo 133° de la Carta Magna dice, a la letra: “El Presidente del Consejo de Ministros puede plantear ante el Congreso una cuestión de confianza a nombre del Consejo. Si la confianza le es rehusada, o si es censurado, o si renuncia o es removido por el Presidente de la República, se produce la crisis total del gabinete”.

La costumbre constitucional

En nuestro país, cada vez que el presidente del Consejo de Ministros ha renunciado o ha sido removido por el presidente de la República, o ha sido censurado, se ha producido, como dice el citado artículo 133°, “la crisis total del gabinete”. Y esa “crisis total” en ningún caso ha significado el cambio de todos los ministros. Siempre dejaron el cargo el Premier junto con algunos ministros, pero no todos.

Esa ha sido la costumbre constitucional. No se la puede modificar sin modificar la propia Carta Magna. Y eso no ha ocurrido. La resolución legislativa que modifica el artículo 84 del reglamento es en realidad un cambio constitucional, y debió seguir el procedimiento que corresponde a toda enmienda de ese nivel. Ni siquiera fue analizado el proyecto por la Comisión de Constitución. Fue aprobado furtivamente, casi como si se tratara de un asalto a la Constitución.

Y esa costumbre constitucional tenía sentido. Un nuevo Premier supone un nuevo enfoque de gobierno, algún cambio en el énfasis o en las prioridades. Por eso, el artículo 130° de la Constitución señala que “Dentro de los treinta días de haber asumido sus funciones, el Presidente del Consejo concurre al Congreso, en compañía de los demás ministros, para exponer y debatir la política general del gobierno y las principales medidas que requiere su gestión. Plantea al efecto cuestión de confianza”. Si debe asistir a exponer la política general del gobierno y las principales medidas que requiere su gestión, es porque su gestión pretende imprimir algún cambio respecto de la anterior. Pero para efectivizar ese cambio de énfasis o de prioridades o de capacidad de gestión, no necesita cambiar a todos los ministros, sino a los que tengan que ver con ese cambio de orientación.

Ley con nombre propio

La resolución legislativa aprobada por el Congreso es, en realidad, una ley con nombre propio. Y ese nombre propio no es una persona, sino el Congreso mismo. Viola, entonces, el artículo 103° de la Constitución que dice: “Pueden expedirse leyes especiales porque así lo exige la naturaleza de las cosas, pero no por razón de las diferencias de las personas”. Ha dado la ley para prevenir una eventual cuestión de confianza futura o para que la cuestión de confianza negada al gabinete Zavala no cuente como válida para una eventual disolución del Congreso. Y no se puede legislar con nombre propio ni es correcto hacerlo a partir de una circunstancia específica, menos aun si es para defender un interés particular o crear una situación de relativo privilegio.

¿No han pensado que pueden llegar a ser gobierno?

Los partidos actualmente en el Congreso parecen no haberse percatado de  que pueden llegar a ser gobierno y que lo que hoy legislan para protegerse, mañana, si están en el Ejecutivo, los perjudicará. La resolución legislativa que acaban de aprobar los condenaría a la parálisis. Han legislado como si su situación actual en el Congreso fuera a perpetuarse. No han visto más allá de tres años. Ni siquiera se les ha ocurrido que pueden ganar una elección presidencial.

Si no se resuelven los problemas de diseño constitucional que vamos a explicar, pueden terminar en la situación inversa a la que se encuentran ahora: con un congreso opositor que no les deje gobernar. Porque otra consecuencia de esta resolución legislativa, es que altera el equilibrio de poderes previsto en la Constitución. La posibilidad de disolver el Congreso a la segunda censura de un gabinete es un contrapeso ante un Parlamento eventualmente dominado por una mayoría opositora obstruccionista. Limitar esa facultad debilita aún más a cualquier Ejecutivo que carezca de mayoría en el Congreso: otra razón, además, para que un cambio como éste solo pueda proceder vía reforma constitucional.

Cambios deberían ser al revés

En realidad, los cambios que requiere el ordenamiento constitucional y legal en el tema de la relación entre poderes, deberían ir más bien en el sentido contrario: posibilitar la disolución del Congreso a la primera y sin expresión de causa, cuando una situación de entrampamiento o de continua censura de ministros paraliza al Ejecutivo. La disolución del Congreso buscaría que el pueblo elija una nueva mayoría que le de gobernabilidad al Ejecutivo. En su defecto, si la oposición vuelve a triunfar, ella tendría que poner al Premier, como en la cohabitación francesa. Lo que no se puede mantener es una situación permanente de enfrentamiento estéril.

Pero, más importante aún, junto con esa reforma constitucional habría que dar otra que disponga la elección del Congreso al mismo tiempo o después de la segunda vuelta, para que la posibilidad de que el Presidente tenga mayoría en el Congreso sea mucho mayor o que el elector decida conscientemente si le quiere dar mayoría al Presidente para que pueda gobernar.  

Esa es la ventaja de los sistemas parlamentarios, de donde viene la institución de la disolución del Congreso. En ellos el Ejecutivo tiene mayoría por definición porque el Ejecutivo nace del Congreso y por lo tanto el líder de la mayoría se convierte en el Premier. Una mayoría opositora es imposible: si llega a darse, el congreso es disuelto, precisamente. El conflicto de poderes no dura, se resuelve rápidamente. El resultado es que se consigue democracias más funcionales, más efectivas. Que es lo que necesitan nuestros países.

Pero si no vamos a ir a un sistema parlamentario, por lo menos introduzcamos las reformas constitucionales que favorezcan la elección de un Presidente de la República con mayoría parlamentaria, y que en el caso de que, pese a ello, dicha mayoría no se dé y/o se presente una situación de entrampamiento que ate de manos al gobierno, el Ejecutivo pueda resolverla disolviendo el Congreso sin expresión de causa, en los términos que hemos explicado.

Si Fuerza Popular, el APRA y los demás partidos que han apoyado este despropósito tuvieran voluntad de triunfo electoral el 2021, ya se habrían dado cuenta de la necesidad de realizar estos cambios constitucionales en lugar de agravar las condiciones de gobernabilidad. 




Modifiquemos la “vacancia por incapacidad moral permanente”

Modifiquemos la “vacancia por incapacidad moral permanente”

Jaime de Althaus
Para Lampadia

La experiencia que tuvo el país a partir de la activación de la institución constitucional de la vacancia presidencial por “incapacidad moral permanente”, fue desestabilizadora y tendrá consecuencias en el mediano plazo. El problema estuvo en una institución –la mencionada vacancia por incapacidad moral- que incentivó comportamientos extremos en los actores relevantes.  

Primero, amenazó al país con la parálisis total de la economía justo en el momento en que la inversión privada empezaba a recuperarse, sobre todo si, de haberse aprobado la vacancia, se cumplía la advertencia del Presidente de que, como Sansón y los filisteos, junto con él se iban sus vicepresidentes, condenando al país a un interregno de incertidumbre hasta julio del 2018.

Segundo, de todos modos, aun con la vacancia superada, lo que dejará estela será la irresponsable denuncia internacional del Presidente de que se estaba gestando un golpe contra la democracia. Evidentemente eso dio la vuelta al mundo sembrando la idea de que el nuestro es un país institucionalmente inestable y precario, lo que posiblemente desalentó importantes inversiones que estaban por hacerse. Para salvarse, el Presidente comprometió en alguna medida el futuro económico de todos los peruanos.

Tercero, el indulto a Alberto Fujimori, una decisión desde mi punto de vista correcta y justa como he argumentado en una columna en El Comercio, fue dado in extremis, en un momento tal que fue imposible no pensar que formó parte de un trueque de impunidades, de modo que en lugar de haber sido un factor de reconciliación se convirtió en uno de mayor polarización.

Cabe la esperanza, sin embargo, de que el propio indulto –si es que ayuda a atemperar los ánimos en Fuerza Popular, lo que está por verse- permita establecer una correlación más favorable a entendimientos en torno a grandes proyectos y a reformas fundamentales. 

Indeterminación, atipicidad

El hecho es que la institución de vacancia por incapacidad moral precipitó posiciones extremas en todos los actores. Como sabemos, nuestro ordenamiento constitucional blinda al Presidente de manera tal que solo puede ser acusado por algún delito o infracción constitucional luego de terminar su mandato. Contradictoriamente, sin embargo, al lado de ese fuerte blindaje la propia Constitución abre la enorme y peligrosa ventana de la vacancia por incapacidad moral, que se puede ejecutar en cualquier momento. Y de manera sumaria, además, porque el concepto de “incapacidad moral”, como ha señalado el Dr. Aníbal Quiroga, es un concepto jurídico indeterminado, no tipificado, vago, de modo que admite una amplia gama interpretativa y por lo tanto se presta a la arbitrariedad del mayor número.   

Entonces, dada la existencia de la institución de la vacancia por incapacidad moral, era imposible descubrir mentiras importantes del Presidente y no plantear la vacancia. Era inevitable. La fuerza de gravedad de la vacancia es políticamente irresistible. 

Y como no hay tipificación, no hay manera de medir objetivamente el grado de gravedad que debe tener una falta moral para justificar una vacancia. Y tampoco hay debido proceso, uno de cuyos requisitos es precisamente la tipificación. ¿Cómo medir, por ejemplo, la gravedad de una mentira? ¿Una mentira basta para destituir a un Presidente? ¿Cuál tendría que ser su gravedad? ¿Cuál es el debido proceso para evaluar la gravedad de una mentira? (De allí la discusión sin salida acerca de si había o no debido proceso en el debate del jueves pasado). Entonces el instituto se presta al exceso.

A ese exceso el gobierno respondió con otro exceso: la acusación a Fuerza Popular de estar ejecutando un asalto al orden constitucional, un golpe contra la democracia, y, peor aún, la denuncia internacional de este supuesto atentado. Fue una estrategia política para desplazar el foco de la acusación hacia los acusadores.

El Dr. Abraham García Chavarry[1] ha recordado que dicha institución, que no está presente en otras constituciones del continente americano, se remonta a la Carta Magna de 1839, cuyo artículo 81 señala que: “El Presidente de la República vaca de hecho por muerte, o por cualquier pacto que haya celebrado contra la unidad e independencia nacional, y de derecho, por admisión de su renuncia, perpetua imposibilidad física o moral y término de su periodo constitucional”. Pero recuerda también que en el siglo XIX “moral” se usaba como sinónimo de “mental”. De allí que la fórmula fuera, como lo es aún ahora, “incapacidad moral o física”. Pues bien, la incapacidad mental o física, así como la muerte, simplemente se certifican, no requieren debido proceso ni contraposición de argumentos y pruebas.   

Pero la incapacidad moral, entendida como “inmoralidad”, no es ni delito, ni infracción constitucional. Es, además, como decíamos, un concepto indeterminado. Por lo tanto, no tipificado. Se presta, entonces, repetimos, al abuso de la mayoría (de dos tercios de los congresistas).  

Solución política a confrontación de poderes

Por eso, en la práctica, como ha señalado Aníbal Quiroga, la vacancia por incapacidad moral ocurre cuando el gobierno no tiene mayoría, y se ha usado eventualmente para resolver una crisis política. Como recuerda el propio García Chavarry, en 1914, el presidente Guillermo E. Billinghurst fue vacado por incapacidad moral, pero lo que había ocurrido es que “tras un intento de disolver el Congreso y convocar a consulta popular, la muy mala relación entre el Ejecutivo y el Legislativo determinó la destitución del presidente” (p. 390). Se usó la figura de la incapacidad moral, pero se trató de un juicio político para resolver una situación de enfrentamiento de poderes.

Y, en el caso del presidente Kuczynski, las razones por las que votó una proporción importante de los congresistas fueron también de índole política, no moral: sea para asegurar la estabilidad política o la gobernabilidad o para evitar un supuesto ataque a la democracia, por ejemplo. Del otro lado, quienes votaron a favor de la vacancia no podrían haberlo hecho si no hubiesen existido las mentiras del Presidente. Pero, ¿eran estas suficientemente graves como para justificar la vacancia? No hay respuesta a esa pregunta. Lo único cierto es que, dada la existencia de la institución de la vacancia por incapacidad moral, era imposible, como hemos dicho, descubrir mentiras importantes del Presidente y no plantear la vacancia. Era inevitable.

El problema, entonces, está en la Constitución, en la existencia de esa figura, tal como está redactada en este momento. La observación de que en los últimos 100 años solo se ha usado dos veces, como prueba de que es una institución sabia de la que no se habría abusado, es una falacia, porque lo que ha ocurrido es que las situaciones de enfrentamiento de poderes ocasionadas por gobiernos carentes de mayoría parlamentaria se resolvieron, por lo general, mediante golpes militares. Fueron los casos de los gobiernos de José Luis Bustamante, el primero de Fernando Belaunde y el primero de Alberto Fujimori.

Se podrá decir, como explica Aníbal Quiroga, que los golpes militares eran la forma primitiva de resolver las situaciones de gobierno dividido y que la vacancia presidencial por incapacidad moral es la forma de resolver esas crisis dentro del canal constitucional. Sí. Pero se presta a la arbitrariedad.

Conclusión

El tema del gobierno divido o del enfrentamiento entre poderes debe prevenirse o resolverse de otra forma. Primero, eligiendo al Congreso luego de la segunda vuelta, con es en Francia, y reconstruyendo un sistema de pocos partidos políticos. Y si, pese a ello, se da, podríamos facilitar la disolución del Congreso sin expresión de causa y si el nuevo Parlamento sigue dominado por la oposición, ir a la figura, también francesa, de la cohabitación, es decir, que el Presidente designa como Primer Ministro al jefe de la oposición parlamentaria.

Simultáneamente habría que modificar la institución de la “vacancia por incapacidad moral”. En primer lugar, introduciendo la figura de la incapacidad ‘mental’ permanente, para regresar a la acepción original de la expresión, que sí tenía sentido. Es decir, la presidencia vaca cuando se certifica que el presidente tiene una enfermedad mental tal como alzheimer, esquizofrenia, u otra.

En segundo lugar, acotando el concepto de incapacidad moral para acercarnos a lo que podría ser una tipificación. El Dr. García Chávarry propone que “la incapacidad moral podría ser plausiblemente aplicable a aquellas conductas graves que, sin ser delitos ni infracciones de un juicio político, deterioren a tal magnitud la dignidad presidencial que hagan que no pueda ser posible que el episódico titular del Gobierno se mantenga, tras esas conductas y en esas condiciones, en su mandato” (p. 401). García Chávarry menciona como ejemplos una situación de ebriedad habitual o de adicción a sustancias psicotrópicas, aunque también menciona la comisión pública de expresiones faltantes a la verdad, con lo cual regresamos a lo mismo. Es muy difícil evaluar la gravedad de una mentira e impedir que pueda convertirse en pretexto para cometer un abuso constitucional. Lampadia 

[1] “La incapacidad moral como causal de vacancia presidencial en el sistema constitucional peruano” Abraham García Chávarri, en Pensamiento Constitucional N° 18, 2013 / ISSN 1027-6769 También en http://revistas.pucp.edu.pe/index.php/pensamientoconstitucional/article/viewFile/8962/9370




El gabinete de la no-reconciliación

El gabinete de la no-reconciliación

Todavía estamos en los coletazos de una crisis política que nunca imaginamos atravesar. Entre las acusaciones de groseras irregularidades del presidente PPK, sus evidentes mentiras, el agitado proceso de vacancia, el condimentado indulto, y las dificultades para formar un nuevo gabinete, el Perú recibió el peor regalo posible, por las fiestas de año nuevo.

Después del anuncio del presidente de formar un gabinete de reconciliación, y después de tomarse largos días para hacerlo, PPK no ha sido capaz de formar un nuevo gabinete que oxigenara la situación política, y que efectivamente, nos haga esperar un ambiente de distensión y reconciliación.

El nuevo gabinete estaba obligado a reconciliar, más allá de su denominación, y, además, debía estar dirigido por una personalidad que compensara la debilidad política del Presidente de la República.

Pero PPK no pudo decirle a Mercedes Araoz, que la situación política de la República, demandaba agradecerle por los servicios prestados, y que, desde su posición de segunda vicepresidente, ayudara en la tarea de convocar a un Primer Ministro independiente, que tenga el ascendiente moral suficiente para convocar al gobierno un gabinete programático, que corte la inercia de una política marcada por incendiarios y bomberos.

Mercedes Araoz, ha jugado, desde la campaña electoral, y con énfasis durante la reciente crisis, un rol disociador y conflictivo y, por lo tanto, no debía ser quién presidiera el gabinete de reconciliación.

Por otro lado, no podemos dejar de mencionar que se ha incorporado al gabinete, a algunos personajes serios y decentes, que representan un cambio cualitativo en sus carteras, como son José Arista en Agricultura y Jorge Kisic en Defensa. Pero también, se ha incorporado a un aprista, que terminó como réprobo, como es el caso de Javier Barreda en Trabajo; alguien que difícilmente podrá liderar la indispensable reforma laboral, que debe igualar el terreno de protección social a todos los trabajadores.

También queremos destacar la permanencia en el gabinete de Bruno Giuffra y Claudia Cooper, y criticar la presencia de Cayetana Aljovín en la Cancillería, donde no hay nada que justifique, obviar a un diplomático de carrera para la conducción de las relaciones internacionales, máxime ahora que enfrentamos una importante crisis interna. Igualmente, es criticable la presencia de un partidario del gobierno, Jorge Meléndez, en el Ministerio de Desarrollo e Inclusión Social, en un año de elecciones regionales y locales.  

Pero, hay que hacer de tripas corazón. Tenemos que salir adelante con lo que tenemos. Esperemos pues, que pese a todo lo anterior, la Premier pueda ponerse de acuerdo con Fuerza Popular, la principal oposición del Congreso, en un conjunto mínimo de reformas, leyes y proyectos de inversión productivos y de infraestructuras, que den la señal de que el país sigue adelante con un rumbo claro hacia el crecimiento. En esto también hay que pedirle responsabilidad a Fuerza Popular, porque no podemos cometer el crimen de desaprovechar las mejores condiciones de la economía mundial. Lampadia 




Detrás de división Keiko-Kenji hay un problema de identidad partidaria

Detrás de división Keiko-Kenji hay un problema de identidad partidaria

Jaime de Althaus
Para Lampadia

El conflicto entre las dos facciones de Fuerza Popular se origina en estrategias distintas en relación a la libertad de Alberto Fujimori, pero también se ha manifestado en posiciones diferentes en temas de fondo. Keiko Fujimori privilegió la responsabilidad partidaria institucional señalada en su compromiso electoral de no usar el poder político para fines personales o familiares. Pero en el trayecto como bancada opositora defendió posiciones duras y conservadoras, tuvo excesos políticos e incluso momentos autoritarios, como el intento de destituir al Fiscal de la Nación. Kenji Fujimori, en cambio, defendió posiciones liberales en varios temas, reclamó libertad de conciencia, propuso una reforma política y demandó una relación más colaborativa con el Ejecutivo. Ella, que para ganar las elecciones quiso distanciarse del “albertismo” como sinónimo de autoritarismo, terminó recayendo en algunos comportamientos que denotaron reflejos autoritarios. Kenji (Alberto), en cambio, apareció como democrático y abierto. Al final, entonces, se produjo una inversión de posiciones: Kenji se colocó en un espacio liberal y Keiko en uno más conservador. Y en el terreno económico, la bancada de Fuerza Popular ha aprobado leyes francamente populistas. 

A mi juicio, esta labilidad entre posiciones liberales y conservadoras/populistas, y actitudes democráticas y relativamente autoritarias, puede ser, más controlada, moderada y elaborada, el cimiento de un sistema de alas partidarias dentro de Fuerza Popular, pero mientras tanto refleja un problema de identidad ideológica y programática que se deriva del hecho de que Fuerza Popular no ha realizado hasta ahora una introspección acerca de su identidad como partido.

El fujimorismo no ha procesado intelectualmente su propia experiencia histórica, la de los 90, para extraer de ella las lecciones institucionales correspondientes. Procesar no significa negar o rechazar o condenarlo todo necesariamente, como en algún momento pareció hacer Keiko Fujimori, para desconcierto de sus huestes. Si se rechaza todo sin análisis, se termina recayendo en lo mismo porque no se ha entendido nada. Tampoco significa justificar todo lo ocurrido. Significa analizar qué pasó, por qué ocurrió así, qué se puede rescatar y qué no y qué cambios habría que introducir en nuestra institucionalidad democrática no solo para que pueda responder a los retos ante los que la democracia de los 80 y de los 90 sucumbió, sino para enmendar las debilidades que permitieron socavarla.

Comencemos recordando que no fue Fujimori la causa de la destrucción del sistema de partidos y su descrédito, sino la consecuencia. Ganó como outsider absoluto en 1990 debido precisamente al hundimiento de los partidos. Es cierto que luego aprovechó el desprestigio terminal de las organizaciones políticas para minimizar el control horizontal y concentrar parte importante del poder en sus manos. Pero también es verdad que el país había caído en un abismo y había que rescatarlo de la hiperinflación, el terrorismo y la pobreza extrema, y que se necesitaba un gobierno fuerte que pudiera afrontar el enorme tamaño de esos problemas. Ante ello, sin duda las formas democráticas en ese momento podían ser percibidas como un estorbo. Para Fujimori claramente lo eran. 

¿Hasta qué punto lo eran? ¿La disolución del Congreso era necesaria? ¿Se hubiera podido cambiar la Constitución del 79 sin ese golpe? (diferenciando claramente esta etapa del autoritarismo de los últimos años del segundo gobierno, cuando las principales amenazas a la sobrevivencia nacional habían sido ya conjuradas). Es una discusión que el fujimorismo no ha hecho todavía y que debería llevarlo a desembocar en la propuesta de una democracia fuerte que “estorbe” lo menos posible. Que no estorbe del todo es imposible, porque el valor principal que la democracia cuida no es la eficacia en la gestión, sino el control o el límite del poder, a fin de proteger la libertad individual. Y las restricciones al poder, si bien garantizan que no haya abuso, pueden conspirar contra la eficacia, contra la obtención de resultados. Como señala el politólogo argentino Guillermo O’Donnell “El deseo simultáneo de una alta decisividad y un efectivo control es tan racional como contradictorio” (Guillermo O’Donnell, 2007: 116).

Samuel Huntington lo pone en términos casi cínicos: “…la democracia descansa sobre la premisa de que los gobiernos fracasan y de que por ello existen caminos institucionalizados para poder cambiarlos. La democracia no significa que se resolverán los problemas; significa que los gobernantes pueden ser cambiados…. Las democracias se consolidan cuando el pueblo aprende que la democracia es la solución al problema de la tiranía, pero necesariamente a todo lo demás” (Huntington, 1991: 236).

Hay democracias más fuertes y eficientes que otras

De todos modos, hay democracias mucho más fuertes y eficientes que otras. La reflexión central del fujimorismo debería partir de preguntarse si el hecho de que Fujimori haya optado por concentrar el poder para tener eficacia, no debería llevar a revisar qué cambios podrían introducirse en nuestra institucionalidad para conseguir una democracia más funcional, que produzca resultados, que reduzca la tentación autoritaria. Esa debería ser la propuesta central de reforma política y del Estado de Fuerza Popular, sobre todo si aspira a gobernar con éxito a partir del 2021: cómo tener una democracia fuerte y al mismo tiempo respetuosa del estado de derecho (en realidad, como veremos, una democracia fuerte es una en la que se aplica la ley).    

Pues, como decíamos, hay democracias más fuertes y eficientes que otras. Las parlamentarias europeas, por ejemplo, en las que la mayoría congresal pone el gobierno, de modo que el Ejecutivo tiene por definición mayoría en el Congreso y la confrontación de poderes queda descartada. En el Perú sufrimos ahora exactamente de lo contrario: un gobierno débil con una bancada diminuta frente a la mayoría opositora de un solo partido. Eso sencillamente no es práctico, no es eficiente. 

Lo lógico, entonces, sería que Fuerza Popular promueva cambios en las reglas de juego que hagan muy difícil que una situación así se vuelva a presentar y más bien faciliten la formación de una mayoría gubernamental que de gobernabilidad. Seguir, por ejemplo, el camino de Francia, que comenzó con la posibilidad de la cohabitación cuando una situación así se daba, pero avanzó luego a la elección del congreso después de la segunda vuelta presidencial, a fin de que el elector decida conscientemente darle mayoría o no al gobernante y que haya muchas más posibilidades de que la tenga. El problema es que Fuerza Popular seguramente no querrá promover ese cambio en este periodo porque pensará que el 2021 alcanzará nuevamente una mayoría congresal con la votación en primera vuelta, como es ahora, y más bien temerá que si los congresistas se eligen con o después de la segunda vuelta, gane el voto antifujimorista. Pero esto no es así porque el voto antifujimorista al Congreso se dividirá entre varios partidos, de manera que de todos modos Fuerza Popular, si mantiene su peso electoral actual, ganaría mayoría absoluta.

Por supuesto, reducir el número de partidos es también fundamental para lograr gobernabilidad y eficacia democrática. Pocos partidos sólidos. En esto hay que notar una interesante rectificación, quizá instintiva, de parte de Keiko Fujimori: ha organizado un partido fuerte con vocación de permanencia, que es la otra cara de los partidos descartables de Fujimori, que cambiaban de rótulo en cada elección. Fuerza Popular es, paradójicamente, el único esfuerzo serio de construcción partidaria desde el año 2000, en medio de la descomposición partidaria creciente de las últimas décadas. Sin embargo, donde se aprecia cierta continuidad con las raíces del fujimorismo es en el estilo vertical –autoritario dicen algunos- con que se maneja la bancada. El reto que tiene por delante es combinar esa fortaleza organizativa con más discusión y reflexión interna, como ésta que les estamos proponiendo para recuperar su identidad en clave democrática. Quizá aprender a manejar un sistema de alas dentro del partido, que supone capacidad de diálogo y entendimiento, aun dentro de la necesaria disciplina partidaria.

Pero necesitamos, para mejorar la gobernabilidad, que a Fuerza Popular se sumen dos o tres partidos institucionalizados más. Para eso se requiere no solo una valla más alta a las alianzas sino ir a distritos electorales más pequeños, uni o bi nominales, que tienen un efecto reductor en el número de organizaciones políticas.  Y, además, resuelven el problema de la conexión entre el pueblo y el Estado a través del Congreso en la medida en que se establece una relación directa entre representantes y representados (acaso una evolución de la relación directa de Fujimori con la gente). Esto ayuda a prevenir problemas, solucionándolos a tiempo. Es decir, hace también, por esta vía, más eficiente la democracia.

Pero en la relación entre Ejecutivo y legislativo, ayudaría mucho que la insistencia en los proyectos observados por el Ejecutivo no sea aprobada solo con la mitad del número legal de miembros más uno, sino, por ejemplo, con los 2/3 de los congresistas, para que el Presidente pueda precisamente gobernar y no ocurra lo que vemos ahora. Fuerza Popular debe ponerse en el lugar del Ejecutivo, que podría ocupar en pocos años más.

Orden y seguridad institucionalizados

Ahora bien, la popularidad de Fujimori se basó en medida importante en el restablecimiento de un valor fundamental: el orden, la seguridad. Pacificó el país. Pero la versión democrática de ese orden primario es el imperio de la ley, que en nuestro país casi no existe. Pasar a un orden institucionalmente consolidado. Hemos suprimido la amenaza terrorista, pero han emergido nuevas formas de criminalidad organizada, mafias de todo orden, corrupción, y se ha extendido la delincuencia callejera. Qué reformas hacer para implantar el orden de la ley en todos los ámbitos debería ser una discusión central al interior del fujimorismo, para entroncar con su pasado, pero en un lenguaje de construcción institucional.

El estado de derecho limita el poder del Estado y protege los derechos individuales, pero también minimiza o elimina el poder de los agentes criminales y mafiosos que amenazan el derecho a la vida, la propiedad y la libertad. Por eso, una democracia fuerte es una en la que rige el imperio de la ley. Y en la que, por lo tanto, el orden y la seguridad jurídica permiten el progreso.

Si el fujimorismo quiere retomar su identidad transformándola, tiene que proponer una concepción institucionalizada de orden, y por lo tanto no puede dejar de formular una propuesta de reforma profunda del sistema de justicia, de la Policía, de la seguridad ciudadana y de los sistemas de inteligencia. Santiago Fujimori intentó una reforma del Poder Judicial por medio de José Dellepiani, pero fue luego instrumentalizada y pervertida por Montesinos. Esa alianza con los campesinos, que fue clave en la derrota de Sendero, puede replicarse en alianzas de una policía comunitaria con la población, por ejemplo.

Pero implantar el orden supone también la reforma del propio proceso de descentralización que, tal como ha sido hecho, ha generado desorden porque minó la autoridad central y el carácter unitario del gobierno facilitando la proliferación de mafias de toda índole, algunas de ellas lanzadas al asalto de los botines presupuestales de los gobiernos subnacionales. Y ya no sólo para restablecer el orden, sino porque una democracia eficiente supone también un Estado, un Ejecutivo, capaz de aplicar no solo la ley sino políticas sectoriales y servicios eficientes en el territorio. Es necesario establecer mecanismos de control, monitoreo, intervención y sanción cuando un gobierno sub nacional desacata una política sectorial o es incapaz de prestar un servicio público de manera solvente. ¿Está pensando en eso Fuerza Popular?

No se trata de retornar al centralismo político de los 90, pero tampoco de permanecer indefinidamente en el otro extremo en el que hemos caído. Y es necesario profesionalizar dichos gobiernos, avanzar con la implantación del régimen de la ley del servicio civil y los presupuestos por resultados.

Alianza con sectores emergentes e integración a la formalidad

Un mecanismo clave en la gobernabilidad de Alberto Fujimori fue su conexión directa con los campesinos y las poblaciones urbano marginales por medio de una suerte de clientelismo tecnocrático políticamente muy rentable. Su relación con esos sectores era personal, pero la priorización de las obras de Foncodes, por ejemplo, o las de Provías rural, o la siembra de agua en “Sierra Verde”, se basaban en criterios exclusivamente técnicos. La lección que se podría extraer es que algún grado de contacto personal es importante en la tarea todavía pendiente de incorporar a los sectores postergados y emergentes. El gobierno central y el propio Presidente deberían reservarse, en aras de la gobernabilidad y de la gran integración económica y social, ciertos programas estratégicos de desarrollo de la productividad familiar y de entrega de tecnologías en las zonas rurales y sub urbanas, y siembra y cosecha de agua, dentro de políticas de formalización de la propiedad, la empresa y el trabajo, que potencien a esos sectores emergentes.

Pero la gran división que subsiste en nuestro país es la que separa a los formales de los informales. El vasto mundo de la micro y pequeña empresa emergente no podrá crecer más allá de cierto punto si no se formaliza, y esa formalización no será posible sin una reforma laboral integral que permita entregar derechos a las mayorías, en lugar de seguir defendiendo el mantenimiento de un statu quo laboral que es profundamente excluyente y que no corresponde al espíritu social del fujimorismo ni a los sectores emergentes que tradicionalmente ha representado.

El fujimorismo tiene que definir bien a quién representa, y para eso los años 90 también pueden ayudar. La base popular de Fujimori fueron los sectores populares emergentes, a quienes intentó incorporar por medio de ese clientelismo tecnocrático que he mencionado. Y también por medio del más grande programa de titulación y formalización de la propiedad que se haya ejecutado, con COFOPRI. Pero esa tarea quedó inconclusa, porque la formalización no se extendió a la empresa ni al trabajo. ¿Qué reformas introducir para lograrlo?

Las reformas de los 90 versus populismo actual

Otra manera de verlo es la siguiente: Fujimori basó su popularidad no sólo en el orden y en su alianza con los campesinos e informales emergentes, sino en el abatimiento de la hiperinflación y el crecimiento acelerado y sostenido que logró gracias al cambio del modelo económico. Abrió la economía, eliminó controles, subsidios y licencias, y privatizó la mayor parte de las empresas que habían sido estatizadas por Velasco. La titulación de la propiedad que hemos mencionado fue fundamental en este nuevo modelo. Liberó, en suma, las fuerzas productivas, aunque la informalidad se mantuvo, como hemos dicho. Parte de la discusión del fujimorismo hoy debería ser cómo profundizar ese modelo para que la economía de mercado formal integre a todos. 

La reflexión de Fuerza Popular en este campo debería empezar por revisar y valorar las reformas económicas que se aplicaron en los 90 y que llevaron al período más largo de crecimiento y reducción de la pobreza de la historia del Perú. Y a partir de allí ver cuáles son las reformas de segunda y tercera generación que faltan. Pues lo que notamos en este terreno es un problema de identidad en el fujimorismo basado quizá en el olvido de la experiencia histórica, porque da la impresión de que Fuerza Popular, en lugar de avanzar hacia las mencionadas reformas de nueva generación, ha empezado a perforar las conquistas de los 90 con leyes populistas tales como la del pase de los CAS de Essalud a la 728 en lugar de a la ley de Servicio Civil, la de pensiones de militares y policías, la prohibición de la leche en polvo, la ley de cabeceras de cuenca, el proyecto de ley para incorporar a las consorciadas en el 003, y ahora el proyecto para establecer la negociación colectiva en el Estado, que puede echar por tierra el gran logro de los 90 que fue la recuperación del equilibrio fiscal para prevenir el retorno de la inflación.

Lo lógico sería que Fuerza Popular, en su revisión histórica, rechace, previo análisis, los aspectos autoritarios de la experiencia de los 90, y se afirme en los aspectos positivos que aquí hemos reseñado, uno de los cuales, si no el principal, fue el cambio de modelo económico que condujo al crecimiento acelerado y sostenido con estabilidad monetaria. Lo que carece totalmente de sentido es que el fujimorismo recaiga en actitudes autoritarias en lo político al mismo tiempo que aprueba leyes populistas en lo económico, afectando las bases del modelo que hace posible el crecimiento con estabilidad. Es el aprendizaje al revés de su propia historia. Lampadia