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Un nuevo impulso al sector forestal peruano

Un nuevo impulso al sector forestal peruano

Por Diego Díaz Pastor

(Gestión, 07 de Noviembre del 2014)

La devastación causada por la minería ilegal en zonas de la selva peruana como Madre de Dios, donde se deforestaron miles de hectáreas de bosques nativos y contaminaron gravemente los recursos hídricos y la deforestación asociada a la tala ilegal, son amenazas contra el medioambiente. Esto ya que los bosques cumplen un rol central en la conservación de la biodiversidad que alojan y en la captura de carbono, función relevante en el escenario actual de calentamiento global.

Esto ha implicado un mayor interés de parte del Estado por implementar políticas que promuevan el uso sostenible de los recursos naturales, una mayor fiscalización sobre las actividades ilegales que podrían poner en riesgo dichos recursos y la protección de áreas naturales. Al respecto, el sector forestal engloba a un conjunto de actividades con impacto directo en el uso sostenible de los bosques: la tala de árboles y la extracción de productos no maderables en bosques nativos y plantaciones forestales; por lo que la dirección que tome en los próximos años debe ser de especial interés.

A pesar de su gran potencial – contamos con la segunda mayor superficie de bosques naturales entre los países de América Latina y la número nueve a nivel mundial – este ha quedado relegado a la producción de bienes de bajo valor agregado y a un alto nivel de informalidad / ilegalidad en su cadena de valor. De acuerdo al Ministerio de Agricultura (Minagri), la producción maderable alcanzó los 7.9 millones de metros cúbicos en el 2012, de los cuales aproximadamente el 89% fueron destinados a leña.

Diversos factores han dificultado el desarrollo del sector forestal, entre ellos destacan la deficiente infraestructura de transporte entre los centros de producción maderera y los principales mercados, y las dificultades de financiamiento para los agentes del sector, lo cual permitiría realizar inversiones que otorguen valor agregado a su producción. Asimismo, el fraccionamiento de la política del Estado, que otorgó competencias a los gobiernos regionales en materia de planificación y promoción del uso sostenible de los bosques, lo cual, sumado al exceso de trámites burocráticos y la limitada capacidad de supervisión de los organismos nacionales, habría fomentado la expansión de actividades ilegales en el sector.

Afortunadamente, en los últimos meses el Minagri ha venido trabajando en el reglamento

de la Ley N° 29763 “Ley Forestal y de Fauna Silvestre”, la cual busca fortalecer la institucionalidad forestal y mitigar los cuellos de botella que dificultan el desarrollo del sector. Esto incluye, entre otros, otorgar un enfoque ecosistémico a las concesiones forestales, la creación del Servicio Nacional Forestal y de Fauna Silvestre (Serfor) y la simplificación de los procesos administrativos.

Si bien la iniciativa es adecuada, esta no sería suficiente para otorgar el impulso que el sector necesita para alcanzar las optimistas metas planteadas por el Minagri hacia el 2021: US$ 1,500 millones de producción de madera de concesiones forestales, US$ 3,000 millones anuales de inversión privada en plantaciones forestales y 100 mil puestos de trabajo al año. La experiencia internacional ha mostrado que una política forestal coherente y estable y un buen clima para las inversiones no son suficientes para darle el impulso necesario a la inversión privada en plantaciones forestales comerciales. ¿Hay una falla de mercado?

Debido a los riesgos inherentes a la actividad –son inversiones de largo plazo con un período de maduración de mínimo cinco años para su aprovechamiento comercial– es necesario que el Estado diseñe intervenciones eficientes que permitan un mayor interés de los inversionistas por esta alternativa de desarrollo del sector. Diferentes regiones cuentan aún con importantes extensiones de tierras aptas para reforestación, de acuerdo al Minagri estas ascenderían a 9.5 millones de hectáreas. Si consideramos que actualmente sólo se han desarrollado aproximadamente 30,000 ha de plantaciones, es claro que el potencial de crecimiento en esta actividad es altísimo.

De acuerdo a la FAO (2004), existen incentivos directos e indirectos que pueden impulsar la inversión en plantaciones. Entre los directos se cuentan diversas formas de subsidios estatales a los insumos utilizados (semillas, fertilizantes, etc.), reposición de parte de la inversión inicial (Chile, Colombia y Ecuador reponen el 75% de los costos de plantación), facilidades para el financiamiento de largo plazo, entre otros. Los incentivos indirectos pasan por asegurar los derechos de propiedad de los inversionistas, promover la creación de clústeres industriales en los que se dé valor agregado a la producción forestal (maderas, pulpas, no maderables, etc.), mejoramiento de la infraestructura de transporte y fomento de la investigación.

En este sentido, el nuevo esfuerzo del Estado por modernizar la política forestal debe otorgar especial atención a la promoción de la inversión privada en plantaciones forestales, actividad en la que nuestro país tiene un gran potencial y que ha permitido un crecimiento exponencial del sector en países de Latinoamérica que ya han implementado intervenciones como las mencionadas previamente. El impulso de esta actividad es positivo a nivel económico y ambiental, entre los beneficios destacan: creación de empleo en zonas rurales, crecimiento de las exportaciones, mejoras en el bienestar de la población de las áreas de influencia de las plantaciones, protección y rehabilitación de suelos, incremento de la captura de carbono, reducción de las presiones sobre los bosques nativos y uso sostenible de los bosques.




Gloria Álvarez: Deshagámonos del populismo

Gloria Álvarez: Deshagámonos del populismo

Extraordinaria presentación de una joven guatemalteca sobre la necesidad de deshacernos del populismo en la región.

Intervención de Gloria Álvarez (Movimiento Cívico Nacional) en el 1er Parlamento Iberoamericano de la Juventud. Organizado por Red Iberoamérica LIDER que se llevó a cabo entre el 17 y 19 de setiembre del 2014 en Zaragoza, España.

Transcripción:

Muchísimas gracias a todo el comité organizador, a todas las instituciones de Zaragoza que nos han recibido aquí.

Queridos amigos y compañeros latinoamericanos creo que los retos que se nos viene en este Primer Parlamento Iberoamericano son bastante grandes y la propuesta que yo quiero hacer, específicamente, retomando la cátedra que nos acaba de dar el doctor Florentino es que desmantelemos el populismo a través de la tecnología, y les voy a explicar por qué.

Ya el debate de izquierdas y derechos, de hecho, es más utilizado por los populistas que por las personas que estamos tratando de rescatar las instituciones. El populismo platicando con las personas que hemos platicado y compartiendo lo que hemos compartido a lo primero que se encarga es a desmantelar instituciones poco a poco, a reescribir constituciones para poderlas acomodar a los antojos de los diferentes lideres corruptos que tenemos en Latinoamérica.

El populismo  sin embargo, no ha llegado ahí por pura causalidad. Y también es parte nuestra no sólo denunciar las atrocidades que el populismo comete contra nuestras instituciones, sino también reconocer el pésimo trabajo de los sistemas gubernamentales que precedieron y que llevaron a la absoluta crisis a las personas y a las poblaciones que en desesperación recurrieron a estos líderes. A veces por vías democráticas y que por lo mismo justifican su permanencia en el poder.

Por eso mismo, creo  que la batalla más entre izquierdas y derechas, las personas que estamos en contra del populismo, debemos de hablar de populismo versus república, porque es la república la que realmente garantiza la institucionalidad del Estado.

Desde los tiempos ancestrales de los griegos, filósofos como Sócrates y Aristóteles, vieron los defectos de la democracia y, ¿por qué los vieron? Porque hay tres derechos fundamentales e inalienables a cada uno de nosotros, nuestra vida a través de la cual podemos ejercer nuestros proyectos, nuestra libertad, a través de la cual  nos podemos expresar, podemos comerciar, podemos trabajar, podemos movilizarnos, acogernos a la creencia que sea de nuestra preferencia y poder expresar así también nuestros sistemas políticos y lo que buscamos de un gobierno y por último nuestra propiedad privada y nuestra propiedad empieza por nuestro cuerpo, por nuestra integridad, nuestra propiedad es el cumulo de todas las cosas, desde el día que nacemos hasta el día que morimos que nosotros podemos lograr.

Estos tres derechos, sin embargo, pueden existir en cada uno de nosotros sin impedir esos derechos en alguien más. Ahora qué pasa con otros derechos, como por ejemplo, derecho a la salud, a la educación, a la vestimenta y a una serie de derechos que han sido exigidos por poblaciones en cada uno de nuestros países y que no han sido atendidos.

El problema con esos derechos y que los griegos lo reconocieron desde ese entonces es que necesitan una renuncia previa del derecho de propiedad de alguien más para poder ser otorgado y ahí es donde nuestros gobiernos han fallado, porque si bien hablamos de que todas las poblaciones tienen derecho a estas cosas nunca queda estipulado quién debe renunciar a ciertos derechos para otorgar esos otros y de ese malestar es que nuestras poblaciones han decidido recurrir a los regímenes totalitarios y populistas que hoy vemos.

Independientemente de nuestra ideología política seamos liberales o seamos socialdemócratas debemos recordar que eso es un debate que la región debe tomar. Si vamos a hablar de derechos de dónde los vamos a sacar y con qué recursos se van a pagar porque si eso no queda establecido nuestras poblaciones van a seguir interminablemente viendo en estos líderes la respuesta y la solución.

Me gustaría retomar lo que dijo el señor Florentino a cerca de su definición de populismo. Cuando él dijo que es el atajo por el cual jugamos con las pasiones, ilusiones e ideales de la gente para prometer lo que es imposible, aprovechándose de la miseria de la gente dejando fuera absolutamente toda la razón y la lógica en la toma de decisiones. Juega con la necesidad para sencillamente imponer una dictadura. Juega con la necesidad de nuestros pueblos y eso fue  algo que los griegos previeron desde que dijeron hay tres tipos de gobierno, o te gobierna uno que se llama monarquía y se puede generar en dictadura, o te gobierna un grupo que se llama aristocracia y se degenera en una oligarquía, y eso lo conocemos nosotros en Latinoamérica porque nuestras aristocracias y nuestras élites se degeneraron en oligarquías, o  tienes una democracia donde todos gobiernan que se genera en una demagogia que es también algo que nosotros conocemos.

Cuando los griegos vieron estas tres formas de gobierno se dieron cuenta que la República era la respuesta porque la República daba estas tres institucionalidades, el monarca en la forma del presidente, la aristocracia en la forma de un parlamento, y la democracia como el vehículo y la vía de la comunicación. Es por eso que la república anula los vicios de una de las tres formas de gobierno para agrupar los tres y formar la institucionalidad  que el populismo hoy está destruyendo.

Por eso el llamado que yo quiero proponerles es que desmantelemos el populismo a través de la tecnología y, ¿por qué a través de la tecnología? Porque hoy mismo hablamos que los cambios que están surgiendo en nuestros países y que están surgiendo con la tecnología no van acompañados de la educación necesaria. Y qué pasa si yo empiezo a recibir nuevos insumos, nuevas formas tecnológicas de comunicarme con el mundo, pero al mismo tiempo no me educo, no tengo prioridades claras.

Y por eso en nuestros parlamentos ya no se intercambian ideas, ya la razón y la lógica han perdido la importancia que deberían de tener, ya no hay un respeto por el argumento, por dejar afuera las falacias, y nuestros lideres populistas anulan toda la razón y toda la lógica de su argumento levantando pasiones.

Nosotros también tenemos que levantar una pasión, una pasión por la educación, una pasión por el intercambio de ideas, una pasión por el conocimiento, por querer ser personas e individuos empoderados, porque la otra cosa que hace el populismo es que le anula la dignidad a las personas, hace sentir a las personas que esa persona no es capaz, ni digna de gobernar su propia vida, y que necesita de un líder que le maneje absolutamente todo para poder salir adelante.

La definición de Florentino también va acotada a algo que en el movimiento nosotros decimos: el populismo ama tanto a los pobres que los multiplica, porque lo que busca es esa multiplicación de miseria para seguir recibiendo voto a través de cualquier objeto material que en ese momento la gente necesita.

¿Cuál es el reto? Cómo hacemos que una población cuya Pirámide de Maslow está en lo más bajo, vea en la república la respuesta institucional que necesitan las futuras generaciones para seguir con esos ciclos de pobreza. La admiración que hay en países como el mío por el régimen cubano, por el régimen venezolano es absurda. Esa admiración no va guiada por esa razón y ese conocimiento. Muy pocos son los guatemaltecos, por ejemplo, que de repente, reconocen que en cuba un ingeniero civil prefiere trabajar de taxista. Muy pocos son los guatemaltecos, los centroamericanos y los latinoamericanos en general, que ven, en el régimen chavista, las atrocidades y las violaciones a los derechos que se están cometiendo porque todo lo que pueden ver es: “allá hay educación gratis, allá hay salud gratis”. Nada es gratis. Todo viene pagado de algo y, cuando no hay institucionalidad, es cuando empieza la corrupción y cuando empieza entonces, todo un sistema que va degenerando esas virtudes.

En el caso de Guatemala tenemos elecciones el próximo año, y desgraciadamente las tres personas que probablemente van a llegar a la presidencia, los tres candidatos que mejor se perfilan, van por la vía populista. Sean de izquierda o sean de derecha, porque otra cosa que tenemos que reconocer es que el populismo se ha impregnado en todas las ideologías.

El mecanismo que los populistas usan es seguir con ese discurso: tú estás mal porque alguien está bien. Y nosotros lo que tenemos que rescatar es que todos podemos estar bien, que el hecho de que una persona acumule riqueza no le impida a otra acumularla. Pero para eso se necesita instituciones, se necesita seguridad jurídica, se necesita un estado de derecho y, sobre todo, rescatar en nuestros parlamentos el respeto y la admiración por el debate de ideas con argumentos razón y lógica.

Pero una población que no tiene educación no va a exigir de sus políticos un debate con lógica y con razón y con argumentos y se va a manipular fácilmente a través de las pasiones. Las herramientas que nos proporciona la era del conocimiento son la clave. Utilizar las redes sociales, la tecnología y la facilidad de comunicación que tenemos con tan solo un clic entre todo nuestro continente, donde compartimos idioma, compartimos cultura, compartamos ahora un intercambio de ideas para llevar y empezar a exponer y desmantelar el populismo como lo que es una postergación de la pobreza, de la ignorancia y de mantener a los pueblos sometidos bajo la ilusión de que solo los bienes materiales son lo que importan a la hora de votar.

Es por eso que amigos que yo les propongo  que el día de mañana cuando firmemos  la declaración de Zaragoza, todos como líderes latinoamericanos que somos, nos comprometamos a desmantelar el populismo utilizando la tecnología y usando como herramienta la república, que es el único sistema que realmente rescata a las instituciones, basados en la razón, en la lógica y en los argumentos y el intercambio de ideas. Muchas gracias. 




Fondo Nacional de Infraestructura

Fondo Nacional de Infraestructura

Por Jorge Marshall. Economista y Ph.D. Harvard

(El Mercurio, 28 de Octubre del 2014)

Para avanzar hacia el desarrollo necesitamos una infraestructura de un nivel muy superior a la que tenemos, que satisfaga las necesidades de la población y de las actividades productivas. En la actualidad no estamos cerrando esta brecha porque la inversión está por debajo de lo que se requiere. La desaceleración de la economía, contrario a lo que podría pensarse, abre una oportunidad para corregir este déficit, lo que debe hacerse a través de un Fondo Nacional de Infraestructura que sea significativo en su monto; que promueva la colaboración público-privada; que asegure la selección de proyectos de alto impacto, y que tenga una institucionalidad que dé confianza a todos los sectores.

De acuerdo a un estudio reciente de la Cepal, desde mediados de la década pasada Chile está invirtiendo anualmente menos de un 3% del PIB en infraestructura. Considerablemente menor al promedio anual de un 4,5% del PIB invertido entre 1990 y 2005. El resultado de este hecho es que la calidad de la infraestructura en el país lleva varios años estancada, mientras perdemos posiciones relativas entre los países de ingreso medio (WEF).

Ahora es el momento para incrementar significativamente la inversión en infraestructura. Desde el año pasado el panorama externo relevante para Chile se viene empeorando y el Banco Central está advirtiendo que el crecimiento mundial para el próximo año será menor que lo esperado. Es decir, enfrentamos el riesgo real de que se prolongue la desaceleración.

En este contexto, hay que reemplazar el impulso que los términos de intercambio le dieron a la inversión privada entre 2004 y 2013, cercano a un 3% anual del PIB, por proyectos de inversión significativos, que le devuelvan la vitalidad a la economía, evitando un deterioro mayor en la ocupación.

Esta propuesta tiene todas las condiciones que el Fondo Monetario Internacional considera necesarias para que la inversión pública en infraestructura tenga un efecto particularmente fuerte sobre el producto: se viene un período de capacidad ociosa; la política monetaria ya ha bajado las tasas de interés; el sector público tiene una situación económica sólida, por lo que es posible un endeudamiento sano, y hay proyectos de infraestructura de alto impacto.

Para que esta estrategia tenga el resultado deseado es necesario que considere varias condiciones. Primero, asegurar la rentabilidad de la inversión. La experiencia internacional muestra que el efecto de la inversión en infraestructura es muy sensible a la calidad de los proyectos que se seleccionan.

Son numerosos los ejemplos de obras que luego de realizadas son subutilizadas. Por esta razón el fondo debe tener criterios rigurosos para priorizar y seleccionar los proyectos que le propone al Gobierno, lo cual requiere conocer las evaluaciones y definir criterios para establecer prioridades.

Para este efecto conviene nominar un Consejo de alto nivel que proponga los proyectos que se financiarán con cargo al fondo y facilite la decisión final que corresponde al Gobierno. La nominación de este Consejo (de unos cinco miembros) la debe hacer la Presidenta con la aprobación del Senado. Además, utilizar el esquema de concesiones cada vez que sea posible ayuda a asegurar la rentabilidad de los proyectos.

Segundo, el monto del fondo debe ser del orden de un 1% del PIB anual, por al menos cinco años, y su contabilidad debe estar fuera de los compromisos de la regla fiscal, porque las finanzas públicas están sanas y no se deterioran si la inversión se realiza en proyectos rentables.

Además, si se considera que las actuales concesiones están cerca de cumplir el período de los contratos, los ingresos esperados por el Estado permiten estructurar un endeudamiento de largo plazo que se puede financiar sin comprometer el resto de los ingresos estructurales del Gobierno general.

Tercero, el financiamiento del fondo se debe realizar con instrumentos financieros, colocados prioritariamente en el país, lo cual permitiría dar profundidad a un mercado que demanda instrumentos libres de riesgo para financiar pensiones y seguros de vida, lo que tiene el efecto adicional de reducir el riesgo de estas actividades.

En síntesis, para muchos economistas conservadores el panorama actual se ha convertido en una fuente de lamentos, con pocas propuestas realistas.

Lo que corresponde, en cambio, es asumir desafíos más ambiciosos y convocar a todos los sectores para que pongan todo su esfuerzo en favor del progreso y las transformaciones del país. Ver en Lampadia: Sobre cómo financiar e invertir U$S 80,000 millones.




El fracaso del Decreto 005-Produce

El fracaso del Decreto 005-Produce

Cometario Lampadia:

Es increíble como en el Perú nos cuesta darnos cuenta de qué cosas están bien y qué mal. Y sobre todo reconocer los errores y rectificarlos. A pesar de todas las advertencias que se hicieron en su momento, el gobierno insistió tozudamente en mantener el Decreto 005-Produce y defendió la posición irracional y antitécnica de la ex Ministra Gladys Triveño. Los resultados no se hicieron esperar y tal como se previó, provocó la casi quiebra de la pesca formal en el sur, generó  el desvío de la pesca destinada al consumo humano hacia la producción de harina de pescado fomentando la pesca ilegal. Así, lo señalamos cuando recién juramentado el ministro de producción, Piero Ghezzi, declaró que mantendría la vigencia el Decreto Supremo 005-Produce y al viceministro de pesquería Paul Phumpiu. (Ver en Lampadia (L): Graves fallas en el ordenamiento pesquero

El señalamiento originó la respuesta airada de Ghezzi, en la que desconocía abiertamente los perjuicios del mencionado Decreto (ver en L: Más sobre el ordenamiento pesquero).

Finalmente, tras dos años de vigencia de la malhadada norma se tiene que reconocer sus efectos negativos. Un reciente informe de Macroconsult concluye que el Decreto Supremo 005, que regula la pesca de anchoveta en las primeras 10 millas del mar peruano no ha logrado sus objetivos. No ha protegido el recurso, ya que la exclusividad de la franja para embarcaciones de menor escala habría incrementado el sub reporte de desembarque de anchoveta, que pone en riesgo el recurso.  Además ha causado una redistribución de riqueza hacia armadores que realizan actividades informales e ilegales, y el desembarque de anchoveta para consumo humano directo ha disminuido significativamente a pesar de que su objetivo era incentivarlo. Es decir, ha sido un completo fracaso.

Adicionalmente, habría que señalar que la menor exportación de productos pesqueros del año 2013 (US$ 600 millones), coincide exactamente con nuestro déficit de balanza comercial de dicho año. Algo que podría volver a ocurrir el 2014. Tremendo.

Ghezzi, parece finalmente reconocer el error y, de acuerdo a Caretas, le pidió la renuncia al viceministro de pesquería Paul Phumpiu. Ahora se espera la derogación de la norma. Ver líneas abajo los editoriales de El Comercio y Perú 21.

Pescando contradicciones

Por Editorial El Comercio

(Jueves 02 de Octubre del 2014)

Como informamos ayer en nuestra sección Portafolio, un reciente estudio de Macroconsult sobre los efectos del decreto que “reordenó” la pesca industrial de anchoveta hace dos años ha confirmado lo que –desde antes de su aprobación– diversos expertos argumentaban sucedería: no se ha cumplido ninguno de los objetivos por los que la norma fue aprobada y, por el contrario, esta ha agudizado los problemas que buscaba solucionar.

La regulación actual prohíbe la pesca industrial dentro de las 7 millas en el sur y las 10 millas en el norte de nuestro litoral, dejando las mismas como exclusivas y liberadas (es decir, sin límite de cuotas) para las embarcaciones pequeñas y artesanales siempre que pesquen para el consumo humano directo. Mientras tanto, los industriales, que, a diferencia de los anteriores, sí cuentan con cuotas máximas de pesca individuales, un régimen de vedas y un sistema de control vía satélite, pueden operar solo a partir de la milla 7 o 10 en el sur y norte, respectivamente.

El argumento utilizado por el presidente Ollanta Humala para la aprobación de esta norma fue que se debe privilegiar el consumo humano de los recursos marinos y reconocer el “sacrificio de los pequeños pescadores y la irresponsabilidad de las grandes empresas que han depredado la anchoveta”. El presidente, sin embargo, perdió de vista que lo que hace que un pescador deprede el recurso no es el tamaño de su operación (pues la suma de pequeños pescadores puede depredar igual que una embarcación industrial) sino que la misma se realice sin controles. Y esto, justamente, es lo que sucede con la pesca menor a la que se le entregaron las primeras millas.

A dos años de la aplicación de esta regulación, la evidencia sobre sus pésimos resultados es clara. El informe de Macroconsult ha mostrado que con el decreto ha aumentado la pesca ilegal y ha caído dramáticamente la pesca para el consumo humano directo (pues a los informales les sale más a cuenta vender el pescado para otros fines, lo que difícilmente se controla). El informe detalla, por ejemplo, que la brecha entre la exportación de harina proveniente de la pesca legal y de la pesca ilegal antes de la aplicación del decreto era de 73 mil toneladas anuales, mientras que ahora la brecha ha saltado a 163 mil toneladas en favor de los ilegales. Asimismo, el informe señala que la producción de anchoveta para el consumo humano antes del decreto había llegado a un pico histórico de 125 mil toneladas y ahora, sumado a que el Estado ha dejado de ofrecer este recurso en sus programas alimentarios, se estima que este año a duras penas se cerrará con 30 mil toneladas.

Por otro lado, a raíz de que se restringió la actividad de las grandes empresas, al término de la primera temporada de pesca la participación en el PBI de este sector se encuentra en descenso, el nivel de desembarques también ha caído y las exportaciones están yendo por el mismo camino. Para la Sociedad Nacional de Pesquería, se estima que al cierre del 2014 los desembarques totales serán de 3,5 millones de toneladas, equivalentes a la mitad del promedio de desembarques entre el 2000 y el 2011. Asimismo, las exportaciones de harina y aceite de pescado se encuentran en riesgo y se estima que serán similares al bajo nivel del 2013, aproximadamente de US$1.800 millones, lejos de los US$2.300 millones del 2012.

Como cereza de la torta, principalmente debido a las restricciones que se le impuso, la industria solo ha podido pescar el 68% del total de la cuota asignada por el propio gobierno, dejando de pescar 807.070 toneladas, lo cual representa aproximadamente US$385 millones en pérdida de exportaciones y US$21,2 millones en pérdida de ingresos de los trabajadores. Un lujo que en el contexto de desaceleración en el que nos encontramos no nos podemos dar.

Es urgente un cambio en la política pesquera. No debe hacerse distinciones entre grandes y pequeños y tiene que establecerse un sistema de cuotas individuales generalizado con controles aplicables a todo el mundo. La designación del flamante viceministro de Pesquería abre una nueva puerta para un cambio de rumbo. Ojalá él decida dar el giro que es necesario para enderezar este asunto y que el gobierno deje de pescar tan solo contradicciones.

Regulando pescados

Por Juan José Garrido

(Perú 21, 02 de Octubre del 2014)

Este gobierno, como muchos otros y un gran contingente de seguidores del Estado como Gran Hermano, creyó que microrregulando solucionaría los problemas de desigualdad. Lo hizo en el sector pesca y en el sector minero con mucho entusiasmo, pero poca previsión.

La idea era simple: dado que las “grandes pesqueras” así como las “grandes mineras” depredan nuestras riquezas, impongámosles mayores regulaciones que limiten su actividad económica. Suena sencillo, pero, en un país con una informalidad que bordea el 75% de la PEA y 45% del PBI, era fácil prever quiénes saldrían beneficiados con dichas medidas. El gobierno creyó que serían los peruanos; no obstante, sin un esfuerzo mayor por formalizar o hacer que las leyes se cumplan (para castigar las actividades ilegales), lo obvio era imaginar que fueran las mafias las beneficiadas. Y así sucedió.

El caso más concreto es el del sector pesquero. Un reciente estudio de Macroconsult desnuda la forma en que, desde el inicio del famoso Decreto 005 (aquel que trasladaba a la industria pesquera de la milla 5 a la milla 10), el sector pesquero ha sufrido una gran caída en su producción anual. Este año, el desembarque de anchovetas para consumo humano será poco mayor al del 2005, casi una cuarta parte (léase bien, 25%) de lo pescado en el 2011.

Los bienpensados creerán que ganamos todos los peruanos, que el mar recupera su biomasa y que la pesca artesanal –aquella destinada al consumo humano– podría extraer mayores recursos marinos. Ni lo uno ni lo otro: la pesca ilegal para harina se incrementó y la artesanal decayó.

El problema de la pesca se puede trasladar, de igual manera, a casi cualquier otra industria: como el Estado Peruano es incapaz de hacer valer la ley, de verificar si los informales e ilegales disminuyen (y en qué medida), las regulaciones solo hacen más difícil la actividad en el sector formal; el informal, como imaginarán, sigue realizando sus actividades sin problemas. Parafraseando, para regular y comer pescado, hay que ir con mucho cuidado.




Un plan Merkel para Ucrania y Europa

Un plan Merkel para Ucrania y Europa

La Unión Europea debe elaborar un plan a diez años para Ucrania. Y ese plan va a definir también lo que será Europa dentro de diez años. En homenaje a la política más destacada de Europa, que ha impulsado claramente el giro de la política europea respecto a Ucrania, podríamos denominarlo plan Merkel. Si triunfa, prevalecerá una versión muy europea del orden liberal por encima de la receta conservadora y nacionalista de agitación violenta y permanente que representa Vladimir Putin. Si fracasa, volverá a fracasar Europa.

Por Timothy Garton Ash (Diario “El País”)
(El Comercio, 28 de Septiembre del 2014)

Nuestro plan debe tener tres frentes, militar, político y económico, cada uno con múltiples componentes, que habría que ir adaptando a unas circunstancias cambiantes. Estados Unidos tiene asignado un papel, pero un papel secundario, no protagonista.

Para tener un plan, los europeos debemos saber a qué nos enfrentamos. Es difícil saberlo, porque Putin está exhibiendo un estado mental típico de un autócrata trasnochado: errático y lleno de soberbia. Pero imagino que lo que pretende es mantener el caos, la dispersión de poderes y la influencia rusa en el sureste de Ucrania para que el país no pueda consolidarse como Estado soberano y funcional ni acercarse a la Unión Europea y la OTAN. En esta estrategia es fundamental que haya una frontera porosa entre Rusia y Ucrania, para que las armas y los agitadores rusos la atraviesen a discreción.

Esta no era la idea inicial de Putin. Lo que él quería era un Estado satélite dentro de su Unión Euroasiática, no la mitad de una casa en ruinas. Sin embargo, ahora parece que ha decidido recurrir a lo que en el mundo postsoviético se llama la opción del conflicto congelado. ¿Qué respuesta podemos dar sin perder de vista otras posibilidades, tanto peores como mejores?

Algunos proponen reforzar la ayuda militar a las fuerzas armadas ucranianas, para que tengan opciones de ganar. Desde el punto de vista moral, es justificable. En la práctica, no es posible. Tras las reformas aplicadas al ejército ruso durante los últimos seis años, Putin cuenta hoy con unas tropas modernas y eficientes al otro lado de la frontera, y sus generales han reflexionado mucho para diseñar las nuevas formas de guerra encubierta y no declarada que con tanto éxito han llevado a la práctica en Crimea y el este de Ucrania.  No podemos transformar de golpe el ejército ucranio solo con entrenamientos y transferencias de material, igual que no es posible convertir un viejo Lada en un BMW solo con introducir una caja de de BMW y contratar a un mecánico alemán. Salvo que Washington quiera librar una guerra no declarada contra una Rusia aún nuclear, Moscú tendrá siempre lo que los estrategas llaman el dominio de la escalada. Putin siempre puede aumentar la apuesta, y ha demostrado que está dispuesto a hacerlo.

Aun así, los países occidentales deben proporcionar material muy escogido, suministros y entrenamiento al ejército ucranio, en especial a las tropas fronterizas. A largo plazo, una de las claves para asegurarse de que Putin no consiga su conflicto congelado es cerrar esa frontera. Además, la OTAN debe dejar claro que no tolerará ninguna acción rusa encubierta, militar ni paramilitar, en ningún centímetro cuadrado de territorio de la Alianza, y eso incluye, por ejemplo, la ciudad estonia, pero habitada por rusos, de Narva, en la frontera entre Rusia y Estonia.

Tiene que haber negociaciones políticas y diplomáticas siempre que sea posible. Pero las probabilidades de alcanzar un acuerdo constitucional en el este de Ucrania que sea aceptable tanto para Rusia como para Kiev son escasas. Las dos partes no pueden ponerse de acuerdo en lo que significan decir palabras como descentralización, federalización y estatus especial ni en cuáles son las zonas a las que deben aplicarse. (“Ucrania es libre de aprobar las leyes que quiera”, declaró un jefe rebelde en Donetsk a AFP, “pero no pensamos en federalismo”).

Y, sobre todo, Putin no puede querer un verdadero acuerdo estable, pacífico y duradero, porque entonces Ucrania podría funcionar como Estado federal y acercarse a la UE. Puede que a él y a sus seguidores les importe el futuro de los que llaman “rusos” en los países vecinos, pero el gran juego que le interesa al presidente es geopolítico y no tiene nada que ver con los derechos de las minorías locales.

Mientras tanto, Europa puede tomar otras medidas políticas. Ahora que los parlamentos europeo y ucraniano han ratificado el acuerdo de asociación, la UE debe ayudar a Ucrania a ser un Estado más o menos funcional. Si la Unión pretende ganarse a los habitantes de habla rusa, lo mejor que puede hacer es dar pasos hacia la exención de visado para la mayoría de los ucranios. La experiencia indica que es la forma más rápida de cambiar las opiniones en la Europa poscomunista, pero es evidente que es un trago difícil para una Europa occidental recelosa ante la inmigración.

A cambio de esos incentivos, los ucranianos deben tomarse en serio la reforma de su Estado. Eso significa, ante todo, combatir la corrupción omnipresente en la política de la Ucrania postsoviética. Eso tiene que cambiar.

En cuanto a los rusos, no debemos olvidar nunca que, a pesar de su popularidad actual, Putin no es Rusia ni Rusia es Putin. Debemos tener siempre presente esa distinción crucial.

En algún momento de los próximos diez años, Putin se marchará.

¿Se acelerará esa marcha si hay unas sanciones económicas más fuertes contra el régimen? Sus consecuencias ya están empezando a notarse, incluso en grandes compañías energéticas como Rosneft, pero, a corto plazo, la mentalidad de asedio fomentada por la propaganda puede reforzar aún más a Putin. A largo plazo, las sanciones le debilitarán. Con los años, los rusos calcularán con pragmatismo qué les interesa más. Los bolsillos de las familias podrán más que el alma imperial colectiva.

Sobre todo, si se ve que Ucrania prospera y Rusia, no. Para que prospere, será crucial encontrar el difícil equilibrio entre desarrollar la relación comercial e inversora de Ucrania con la UE y no cortar sus lazos económicos con Rusia. El acuerdo firmado este mes para aplazar la aplicación del tratado de libre comercio entre la UE y Ucrania permite ganar algo de tiempo para buscar una solución.

Luego está la cuestión energética. Aproximadamente la mitad de los ingresos federales de Rusia proceden del gas y el petróleo. Gran parte de Europa necesita el combustible ruso para poder tener luz. Si la UE se encamina hacia la independencia energética –que exige una red de interdependencia energética de los Estados miembros–, el equilibrio de poder entre Rusia y Europa sufrirá una alteración decisiva. Al ayudar a Ucrania, Europa se ayudará a sí misma.

Estas no son más que unas cuantas sugerencias para un plan a diez años. Pueden estar en desacuerdo con unas, o proponer otras distintas. Lo que es indudable es que Europa necesita ese plan; que tendrá muchos componentes, no dos o tres muy llamativos; que sus principales instrumentos serán económicos y políticos, no militares; que deberá ser constante en la estrategia y flexible en la táctica; y que tardará mucho tiempo en dar fruto. Si Europa posee la visión, la voluntad y la paciencia necesarias, el resultado traerá a la mente la vieja fábula del frío viento del Este y el sol que apuestan sobre cuál de los dos es capaz de quitarle el abrigo a un hombre que pasa. El viento sopla y sopla, y el hombre se estremece y se envuelve aun más para protegerse del frío. Entonces reluce el sol, y el hombre, sudoroso, se lo quita.




“El gobierno tiene el deber de hacer reformas”

“El gobierno tiene el deber de hacer reformas”

Entrevista a Richard Webb

Por Juan José Garrido

(Perú 21, 21 de Septiembre del 2014)

Lampadia: Los conceptos vertidos por Richard Webb en esta entrevista plantean una agenda de reflexión sobre el Perú. ¡Extraordinarios!

Richard Webb es claro sobre lo que el país necesita en términos de manejo económico, y nos da un lúcido panorama sobre las acciones que el actual gobierno debería aplicar para que la situación mejore.* El ex presidente del Banco Central de Reserva considera que la informalidad ha disminuido con respecto a los ochenta y que se ha confundido adónde se quiere llegar con el camino que se transita para alcanzar el objetivo.

¿Cuál es tu balance de estos últimos 24 años?

Me parece que el único balance posible es que ha sido un periodo extraordinario. La salida de la crisis tan larga de los años 70 y 80, con una combinación de terrorismo, un Niño muy fuerte, crisis de la deuda e hiperinflación. Había muchos que creían que el Perú ya estaba condenado, no veían la posibilidad de salir, al menos de una forma significativa de esa situación. Creo que pocos se imaginaban lo que vino a partir de los años 90, esta extraordinaria recuperación. Mucha de la economía empresarial quebró o cambió de manos, llegaron capitales nuevos, de afuera y de nuestro país, donde han surgido nuevos empresarios. Esto también ha ocurrido a nivel de la pequeña empresa, y todo gracias a un marco institucional, normativo, muchísimo más favorable.

Este crecimiento tan vertiginoso y dinámico fue bastante desordenado; ocurrió en medio de una informalidad muy grande, de un Estado que no supo o no pudo administrar ese crecimiento…

No había Estado antes; yo diría que se reforzó al Estado. Y hubo Estado en el sentido de reglas de juego y varias instituciones, algunas nuevas, otras que existían, pero que eran poco efectivas, muy mal manejadas.

¿Para ti la informalidad ha aumentado o disminuido respecto a los 80?

Yo creo que ha disminuido. Además, a mí el término informalidad me parece desafortunado, ya que incluye desde el contrabando a la señora viejita que está sentada con una canasta de plátanos. Yo hablaría de una economía tradicional, donde incluiría al minifundista y a muchos de la pequeña actividad no agrícola que se da en el campo y pueblitos, el comercio del menudeo.

¿Y la contraparte sería el comercio ilegal?

Otro extremo sería lo ilegal. La viejita en la vereda también es ilegal, pero no pensemos en los extremos. Casi no hay empresas totalmente fuera de ley: las pequeñas empresas en cualquier pueblo y en cualquier distrito de Lima están registradas en los municipios y cumplen algunas normas; muchas veces tienen a uno o alguno de los trabajadores en planilla, pero a otros no. Hay un proceso de formalización que se viene dando y no es entendido. No creo que debamos verlo en blanco y negro. Me parece mala leche insistir en categorizar entre formal e informal. Si bien la oficina de estadística ha hecho un trabajo útil, hace más difícil que la gente entienda que, más que formal o informal, hay un mundo gris, donde casi no hay nada que sea 100% formal.

Perú aparece en el puesto 106 sobre 144 en protección de los derechos de propiedad. ¿Cómo hemos podido sostener tasas de crecimiento tan altas y por tanto tiempo si la propiedad está en permanente disputa? El caso Orellana, por ejemplo, es un problema de derechos de propiedad…

Todo está en registros públicos. El que esté allí y pienses que ya se acabó el problema está lejos de ser la realidad…

Lo que significa que podríamos haber crecido mucho más…

Mientras más claro y sólido y eficiente es el sistema de registro de propiedad, hay menos margen para robo, menos inseguridad, y por ende más eficacia.

¿Cómo mantendremos el crecimiento con instituciones tan precarias?

Se habla mucho de instituciones, pero las instituciones son muy adaptables y hay instituciones que no se ven, que son normas. El derecho de propiedad residencial en las ciudades aquí casi no está a nivel de registros públicos, a pesar de Cofopri. Mucho de lo que hizo Cofopri se ha deshecho después. La situación es de alta informalidad en el sentido legal. Sin embargo, uno no ve que eso haya impedido un tremendo dinamismo de inversión en vivienda, en negocios, en traspasos, alquiler, compra-venta. Toda la propiedad inmobiliaria que no está en registros públicos es la gran parte de Lima y en otros lugares, y funciona. Podría funcionar mejor si todo estuviera registrado, pero no ha sido un gran impedimento. Aquí se subestima la fuerza de las instituciones informales.

¿Crees que la clase política y empresarial (las élites) entienden las razones estructurales por las cuales el Perú ha crecido?

Es una cuestión de puntos de vista. Yo, porque he vivido épocas muy anteriores, lo veo como un gran entendimiento porque lo comparo con, por ejemplo, cuando empecé a trabajar. Me parece extraordinaria la comprensión que veo en la forma en que hablan los políticos, en los proyectos de ley. Uno quisiera que fuera mucho mejor, pero lo que veo, comparado a lo que teníamos antes, supone un cambio cultural enorme. Los grupos que empujan cosas como Repsol son pocas voces en el Congreso. No tienen verdadero eco a nivel gobierno.

¿Por qué crees que ha ocurrido este cambio cultural? ¿Por los desastres de los 80 o por un proceso de culturización paralelo?

Los dos factores grandes han sido el desastre propio, que ha sido extremo, y hay un cambio global… Este es otro mundo…

Pero en la región hay países que han ido a contracorriente, y las malas ideas transitan las fronteras muy fácilmente…

No creo, nosotros tenemos mucha más influencia que viene de Estados Unidos y Europa, además de China y los países asiáticos. Esos son referentes mucho más poderosos que Bolivia o Venezuela para el país y los peruanos.

Tú, que has estudiado mucho al Perú rural, ¿dirías que esto también se ve en esas zonas?

Sí. Lo que se ve son indicios de una cultura empresarial difícil de distinguir a la de las ciudades. Se dice que una foto vale mil palabras, y yo tomé una foto en Chumbivilcas, en Cusco, que para mí dice casi todo. Estábamos cruzando la puna y no había nada, y de repente un grupo de gente al lado de la pista y paramos (era una feria de la comunidad). Caminando, vi a una señora que estaba en el grass y me di cuenta de que tenía tres libros, y uno era de David Fischman, un gurú de la psicología empresarial. En medio de esta pampa, en una de las provincias más pobres, con mayor analfabetismo, esta mujer estaba leyendo cómo ser mejor empresario. A mi regreso, en Lima, encontré otro de los libros y lo compré. Decía lo mismo que David. En la puna, en el distrito más pobre, leen lo mismo que se lee en los distritos más ricos de Lima.

¿Eso sucede a partir de la conectividad?

Sí, ha sido desencadenante, ha abierto oportunidades. Cuando primero vi lo de los caminos, pensé que ahí se abría la posibilidad de traslado. En efecto, todo eso ha cambiado porque hay una mayor red capilar. Digamos, pequeñitos caminos donde entran carros. Esto claramente ha ayudado mucho más el movimiento de productos. Acobamba también estaba en el índice de los más pobres, pero está lleno de vehículos, que venían directo a Lima, a Huancayo, a Huanta y a la capital de la región Huancavelica. La gente está en movimiento, hay una explosión de movimiento de la gente, que ha tenido un impacto enorme en el mercado laboral. Las telecomunicaciones han dinamizado el mercado de servicios y de mano de obra. Y ahora hay celulares por todos lados.

En África están usando celulares para educación financiera y para modelar comportamientos en salud, educación, tips para lavarse las manos, cosas así… ¿Por qué crees que no ha sido parte de la oferta de servicios? ¿Por qué los programas sociales solo se basan en cosas materiales y no en articular soluciones de comportamiento, de cultura?

Creo que el Estado se ha dormido en eso. Es una frustración de muchos países y es curioso. Desde que esto tomó vuelo en Kenia y en Sudáfrica, muchos países han intentando replicarlo. Ha habido muchos intentos. Aquí se tiene que crear una plataforma tecnológica, institucional y empresarial, porque se necesita mucha interconexión entre bancos y entidades que manejan dinero. Tiene que haber compañías telefónicas y tiene que existir entidades del Estado. Además, aquí todo el mundo quiere ser el que maneja, el que dirige. Creo que eso es lo que ha hecho demorar. Y las entidades reguladoras quieren hacerlo bien y se demoran. Aunque, claro, esta es apenas solo una interpretación.

Una de las grandes restricciones para el desarrollo en el Perú es la ineficiencia del Estado. Hemos visto una migración de la educación pública a la privada y comenzamos a ver lo mismo en salud… ¿Cuál es el rol del Estado? ¿Debería hacer menos tareas y de mejor calidad?

No tengo ninguna duda de que hay que aceptar el aporte de la empresa privada, las concesiones, las obras conjuntas, el trabajo con las ONG, el estímulo de la responsabilidad social empresarial. Todo esto definitivamente nos lleva a un accionar más de equipo.

Existe cierta reticencia en nuestro país porque se cree que el lucro está reñido con el interés social. Tenemos, por ejemplo, el rechazo de un tercio de la población a la privatización del agua…

Yo creo que está evolucionando en buena dirección. Hay una enorme aceptación ya de la actividad privada y de la lógica del trabajo conjunto.

¿Qué deberíamos mejorar en nuestro proceso de desarrollo?

Me parece que el confundir adónde uno quiere llegar con el camino. Cuando uno trata de definir un camino, mira a un país y mira a los países ricos, y dice: así es como tiene que ser. Pero uno puede llegar por distintos caminos. Para mí, cuando yo escucho este tipo de planteamiento, pienso en las mamás que están preocupadas porque su hijo parece chico y quiere impulso, que crezca, que dé un salto, cuando el crecimiento es algo orgánico. No podemos adivinar, es demasiado complejo. Lo mejor que podemos hacer es evitar que se dañe y dejar que el crecimiento siga su lógica. Hay que confiar más en la lógica de los organismos, y creo que esa es la lógica básica de una economía más liberal, que deja más espacio para que la gente vaya descubriendo y tomando sus decisiones. El Estado tiene que poner la plataforma básica para innovar e ir descubriendo lo que rinde. Eso incluye caminos, la red digital, seguridad, justicia, etc.

¿Cuál es tu visión del Perú en 10 o 15 años?

Es optimista. Mi idea básica es que se requiere un esfuerzo extraordinario para no crecer.

¿Esta disminución de la tasa de crecimiento en estos últimos dos años es inducida por los errores del gobierno o tenía que ocurrir?

Creo que se debe a factores más allá del gobierno. Me parece que el gobierno, en efecto, ha podido ser más proactivo por la demanda del gasto público y también debería hacer algunas reformas, como lo referente a la tramitología e ineficiencia del Estado, pero no creo que el que no se haya hecho explique que bajemos de un 7% a un 1%.

Las expectativas de la población dicen que vamos a estar igual o peor. ¿Crees que este gobierno tiene aún espacio para hacer reformas?

Yo creo que sí hay un espacio y hay un deber, una responsabilidad. Hay mucho que se puede hacer a nivel micro, atacar impedimentos específicos, pero también se necesita trabajar a un nivel conceptual más general. Ir pensando en un esquema de gobierno que permita más agilidad.

Estamos a año y medio de elecciones generales. ¿En qué se tiene que enfocar el próximo gobierno?

Reformas del Estado y calidad institucional. Para mí eso tiene que ser prioridad número uno, y la seguridad personal, seguridad ciudadana. Está claro que hay una pésima educación, pero aquí yo tengo ideas heterodoxas. Toda mi vida he sido profesor. Aunque no soy especialista en educación, creo que me ha convencido la crítica que está saliendo dentro de la especialidad educativa con relación a qué debe ser la educación. Me he quedado espantado con la mala calidad de los profesores y de lo poco que se entiende este problema a nivel de las élites.

Es, además, políticamente incorrecto decirlo. La gente no quiere culpar a los maestros…

El problema es de sistema más que de los maestros como profesionales. La esencia del problema es la mala gestión pública del maestro. Las reformas apuntan a mejorar la calidad del maestro con evaluaciones y a gastar más en infraestructura e incentivar mejorando el sueldo, pero el problema es que no se fiscaliza el trabajo. Los maestros son el ejército más grande del país, hay un problema de manejo de recursos humanos gigantesco. La mejor medida y comprobación de lo que estoy diciendo es que dos de cada tres o quizás tres de cada cuatro maestros, según el estudio que hice, tienen una chamba paralela que es más exigente, importante, prioritaria de la que hacen en la escuela pública, porque en la escuela pública no les pasa nada si no hacen bien su trabajo.

Es muy fácil criticar al Estado, pero criticamos poco a la actividad empresarial. ¿Cuál es tu percepción de la actividad privada?

Evaluar eso significa mirar los resultados y hemos tenido un dinamismo empresarial extraordinario en estos años. Ese es el trabajo del empresario y lo ha estado haciendo, el grande y el chico. Tendría que decir que es excelente la performance del empresariado.

Para algunos, el empresariado peruano ha cooptado al Estado y la agenda política nace en Confiep. ¿Cuál es tu lectura?

No soy analista político, pero uno ha escuchado esa crítica desde siempre. Siempre se dice eso, se podría comprobar con el país en otros tiempos. Yo he vivido otras décadas donde había grupos empresariales muy poderosos con mucha llegada a la agenda pública y me cuesta creer que ahora es peor que en otros momentos. Al contrario, mi impresión es que ahora es mejor, en parte porque el sector empresarial se ha vuelto más diverso, entre compañías extranjeras y nacionales, y se han desarrollado distintas actividades con distintos intereses. El mercantilismo es culpa del Estado más que de las empresas. Uno tiene que partir de que las empresas siempre van a estar buscando mejorar su situación y, si se puede lograr una ley más favorable, van a tratar de lograrlo.

¿Dirías que el empresariado peruano es ahora mucho menos mercantilista que antes?

No sé si mucho, pero menos sí. Una vez más, no es el empresario el mercantilista. Los empresarios siempre son mercantilistas, o quisieran serlo. La cosa es si se le deja ser o no. Ahora, hay pocos sectores donde se puede decir que esto es claramente mercantilista, pero no creo que se pueda generalizar. Para mí la industria que es claramente mercantilista son las AFP, porque el Estado ha creado el marco y les da el retorno, y ellos mismos lo manejan y lo protegen.

Si pensamos en el Perú del 2030 o 2040, ¿hacia dónde lo ves encaminado?

Creo que el país va a seguir desarrollándose, va a mejorar el nivel de vida, la calidad de vida, pero también la producción. Hay una marea tecnológica y económica en el mundo que nos levanta y parece que va a haber cambios extraordinarios que van a seguir viniendo de la tecnología que recién empezamos a imaginar, cambios en la producción, pero también en el manejo institucional, salud, seguridad y educación. Todos estos ámbitos tienen tremendas posibles mejoras gracias a las nuevas tecnologías. Y esto es mirando lo que es incipiente. A la vez, también me parece que hay peligros grandes que da miedo pensar que están ahí. El mundo sigue siendo muy peligroso. El control de las plagas, estamos viendo ahorita mismo, el efecto del cambio ecológico y el terrorismo. Todas esas son cosas gigantes, tremendas olas que habrá que ir pasando.




Instalemos un Estado Meritocrático en el Perú

Instalemos un Estado Meritocrático en el Perú

En muchas partes del mundo, y también en el Perú, hay una gran frustración por la performance de la política y de los estados, sus burocracias y su lejanía y hasta su divorcio de los avances económicos y sociales de la globalización. En las últimas décadas la humanidad ha logrado mejoras socio-económicas notables: reducción de la pobreza, de la desigualdad entre los países más desarrollados y los emergentes, una nueva e inmensa clase media global y mayor cobertura de los servicios de educación y salud, pero al mismo tiempo, la política y la burocracia han caído a niveles de desprestigio y desconfianza perniciosos, que hacen insostenible el progreso social.

Absurdamente, hay gente que no cree en la economía de mercado, que acusa a sus defensores de querer eliminar o minimizar los estados. En Lampadia no creemos que esas ideas sean representativas del pensamiento de la  mayoría de la población, y por cierto, no lo son del nuestro. Más bien es lógico plantear la necesidad de contar con estados sólidos, presentes y orientados a la búsqueda del bienestar general, antes que a los juegos de poder que los hace disfuncionales.

En el caso del Perú, un factor determinante de este proceso es la debilidad o inexistencia de partidos políticos nacionales que sean dignos de representar a la mayoría de los ciudadanos. Las reformas políticas que se requieren para corregir esto, solo podrán llevarse adelante con un gobierno nuevo, que ostente un fuerte liderazgo y capacidades para educar y comunicar.

Como dijimos más arriba, este es un problema global. En el tema de la performance del Estado, acaba de publicarse un magnífico libro de John Micklewait y Wooldridge (The Penguin Press), “The Fourth Revolution – The Global Race to Reinvent the State” (La cuarta revolución – la carrera global para reinventar el Estado), que nos permite concluir que esa cuarta revolución nos permite rescatar lo que nosotros llamaremos “El Estado Meritocrático”.

El libro indicado describe como a lo largo de los últimos quinientos años Europa y Estados Unidos han atravesado por tres revoluciones que han formado las estructuras de gobierno, el Estado-Nación, el Estado-Liberal y el Estado-de-Bienestar. Postulan que ante los fracasos comentados, en el Asia se está formando una cuarta revolución con Estados muy efectivos, pero también menos democráticos. En este artículo, pretendemos rescatar lo que pensamos son las lecciones que podemos adoptar en una cierta convergencia con el oriente, sin abandonar los valores de la democracia, que ya están en nuestro ADN.

Estamos hablando, básicamente, de Estados Meritocráticos, que cuenten con “buena gobernanza” y funcionarios públicos de primer nivel, bien educados, empoderados, respetados y muy bien remunerados. (Ver en Lampadia (L): Triángulos del Futuro, acción para el desarrollo, -Gobernanza: “Arte o manera de gobernar que se propone como objetivo el logro de un desarrollo económico, social e institucional duradero, promoviendo un sano equilibrio entre el Estado, la sociedad civil y el mercado de la economía”, definición del Diccionario de la Real Academia Española).

Funcionarios orientados hacia un manejo racional de las políticas públicas, con una mentalidad práctica, imbuidos de las mejores prácticas de los más eficientes funcionarios del sector privado y que tengan muy claro, que el desarrollo integral y duradero del país dependerá, fundamentalmente, de la fortaleza del sector privado que alienten y promuevan.

Por ejemplo, en Singapur, el exitoso país que formó Lee Kuan Yew, que tiene uno de los mejores estándares de vida del planeta, buscan a sus futuros funcionarios públicos desde los colegios. Identifican a los mejores alumnos, les dan todas las becas posibles y gastan una fortuna entrenándolos. Los que llegan a los cargos más altos reciben remuneraciones espectaculares, que llegan a US$ 2´000,000 anuales. Los que fallan en el camino, van saliendo de la carrera.

Los miembros de estas élites estatales están al tanto de lo último del mundo gerencial y no dudan in implantar en el Estado, las mejores prácticas del sector privado. Según los autores del libro, sentarse con estos jóvenes mandarines de Singapur, equivale a reunirse con los jóvenes más talentosos de Goldman Sachs o McKinsey.

Algo sorprendente que nos trae el libro es que de alguna manera Lee Kuan Yew fue el maestro del gran líder chino Deng Xiaoping, que visitó a Lee en Singapur en noviembre de 1978, justo antes  de la tercera sesión plenaria del onceavo Comité Central del Partido Comunista Chino y quedó tan impresionado que luego llevó a la China a la revolución que le ha permitido el desarrollo que hoy conocemos todos. El gran cambio de China se resume en la famosa frase de Deng: “No importa el color del gato, siempre que cace ratones”.

Como hemos mencionado, esta revolución de la naturaleza de los estados asiáticos ha sido y sigue siendo, en gran medida, muy autoritaria. Por lo tanto de lo que se trata es de conocerla de cerca y traer al Perú las mejores prácticas de gobierno que nos permitan consolidar un país que tenga un Estado muy eficiente, con los mejores funcionarios públicos de la región y que sepan integrarse con un sector privado moderno, en un excelente clima de inversión.

Como los peruanos hemos podido comprobar durante los últimos años, podemos crecer, disminuir la pobreza y la desigualdad, pero necesitamos un gran Estado que acompañe un desarrollo integral y duradero. Lampadia  




“Los empresarios son hoy la punta de avanzada de las sociedades”

“Los empresarios son hoy la punta de avanzada de las sociedades”

Entrevista a Miguel Vega Alvear. Presidente de Capebras Por: Alejandro Cavero Alva
(El Comercio, 04 de Septiembre del 2014)

Dedicado al ámbito empresarial y a la dirección de la Cámara Binacional de Comercio e Integración Perú-Brasil (Capebras), Miguel Vega Alvear recuerda sus tiempos en la Confiep y en el Movimiento Libertad, cuando había que consolidar el régimen democrático.

Nos encontramos con él en el Club Empresarial de San Isidro, donde nos cuenta que hoy estamos en un proceso de traslado del mayor volumen del comercio mundial del Atlántico al Pacífico. “En EE.UU. eso fue muy claro a fines del s. XIX e inicios del s. XX para unir el este con el oeste. Hay que hacer lo mismo en Sudamérica, para lo cual Brasil es fundamental”. De ese y otros temas vinimos a hablar.

Usted fue fundador de “Themis”, la primera revista de derecho hecha por estudiantes. ¿El derecho es autosuficiente para hacer cambios?

El derecho es una ciencia, pero también un instrumento de desarrollo económico, político y social que requiere valores éticos y culturales. El derecho anglosajón se basa en la confianza porque mentir es un delito grave. En el derecho latino, todo se reglamenta porque hay mucha desconfianza, y ello genera informalidad. Falta educación para cumplir la ley y simplificar el derecho.

Ha sido presidente de la Confiep. ¿Cuál debe ser la relación entre el Estado y el empresariado?

En la globalización se ha producido un fenómeno que no admite confrontación entre el Estado y el empresariado. La productividad y la eficiencia requieren la suma de esfuerzos. La labor de la Confiep es defender el futuro del Perú. Defendiendo el futuro uno asegura el presente. Y cumplir el rol del empresariado, que es la innovación. Quizá en siglos pasados los artistas y los intelectuales fueron la punta de avanzada de las sociedades, pero con el avance de la ciencia y la tecnología hoy son los empresarios.

Usted presidió la Confiep en un momento complicado, cercano a la época de la estatización de la banca.

Costó mucho trabajar sobre la herencia del gobierno militar, que fue inspirado además en este lema: “La revolución antes que el desarrollo”. El Perú fue alterado y paralizado en su proyección. Teníamos 15 mil leyes y los militares se fueron dejando 22 mil. En esas circunstancias, ante la confrontación de los que queríamos las reformas, nació el Movimiento Libertad, el cual cofundé.

¿Esa lucha sembró las semillas para el desarrollo del Perú?

Claro, fue como una vacuna. La democracia se recuperó para cambiar el Perú, pero como no se cambiaba, había que hacer algo.

¿Ve posible actualmente otro movimiento político liberal?

En parte, porque también hay que equilibrar el territorio e incorporar al sector rural. Hay más conciencia de los beneficios de una economía de mercado. Pero la libertad no es solo económica, sino también política. En el Perú y Latinoamérica nos falta consolidar  muchísimo esto último. Lo que va a cambiar al Perú es entender que ambas van de la mano.

¿Entonces, el activismo estaría en integrarlas?

Esa es la tarea. El Perú tardó 30 años –entre 1970 y el 2000– en duplicar su PBI. Del 94 al 2024 lo va a elevar ocho veces. Y el viejo Estado, la vieja burocracia no están listos para responder a este crecimiento. Si no reformamos el Estado, el país se ahogará. Hay que vivir en libertad económica y también política. Hay que trepar ya la montaña, y es evidente que el Estado no reformado termina siendo un factor negativo.

¿Por qué los jóvenes de hoy ya no se interesan en la política?

El voto preferencial destruyó los partidos. Las personas de mayor capacidad no necesariamente tienen el dinero o la fama para ganar. Mucha gente muy competente ve que la política está representada, en gran parte, por gente poco calificada. Refleja dónde hemos llegado.

Dirige la cámara binacional con Brasil. Somos vecinos, ¿pero estamos integrados?

De los casi 200 años de república casi todos los hemos vivido de espaldas. Estamos cambiando una realidad histórica de dos siglos. En los 10 años que ya se viene profundizando, la integración ha traído enormes beneficios para el Perú.

¿Cuáles son los principales obstáculos para la integración?

Brasil y Chile tienen Estado y tienen gobiernos. En el Perú ambos se superponen e impiden políticas de largo plazo para consolidar la integración. El Perú ha logrado, mal que bien, tener un sistema económico que perdura. Es hora de establecer políticas que atraigan la inversión de largo plazo. Institucionalizar el Estado y su relación con el gobierno.

¿El Perú utiliza su potencial amazónico?

La Amazonía representa apenas el 3% del PBI y ocupa el 60% del territorio. Hay un abandono real. ¿Se puede entender que Iquitos no tenga una carretera hacia la costa?




La Realidad del Perú Informal y el retorno a la miopía

La Realidad del Perú Informal y el retorno a la miopía

Recientemente el INEI publicó el estudio “Producción y Empleo Informal en el Perú” El documento destaca que entre 2007 y 2012 la informalidad en su conjunto bajó en 5.5 puntos porcentuales (de 79.8% a 74.3%).  Esta conclusión fue el pretexto para el reinició un viejo debate en el Perú: la naturaleza del sector informal. En dicho contexto es que el Ministro de Producción, Piero Ghezzi, declaró que la informalidad era “el gran elefante en el closet que no hemos tocado como país”. ¿Es esto cierto? ¿La informalidad es un lastre o, por el contrario, es una de nuestras potencialidades? 

Video: “Transformación de las ciudades”

Parafraseando a Jorge Basadre, la migración y la informalidad, dos procesos estrechamente ligados (como han demostrado José Matos Mar y Hernando de Soto, entre otros), son dos de las grandes transformaciones que ha tenido el Perú.

A comienzos de los años cuarenta del siglo pasado, señala Matos Mar, los provincianos “dijeron ‘vamos a vivir en ciudades, cambiemos el estilo de vida, dejemos los movimientos contestatarios porque con ellos no logramos nada’. [Posteriormente, la falta de inversión privada (inhibida por 30 años), la irrupción de Sendero Luminoso y el retiro del Estado], así, calladita la boca, comenzaron a migrar 8 millones de peruanos en 70 años.  Migraron e Inventaron sus fuentes de ingreso e impusieron el poder de su cultura, con los ingredientes de una cultura milenaria, que había domesticado este país durante más de 115 siglos.  Llegaron a la costa y dominaron Lima. Finalmente y a su estilo, construyeron barriadas, asentamientos humanos, pueblos jóvenes. Resistieron el cambio de Juan Velasco, aguantaron al terrorismo, lo soportaron y sufrieron, pero al final lograron conquistar Lima. Todos son emprendedores, informales, cambiaron la economía y crearon algo nuevo…  El Perú tiene ahora 30 millones de habitantes que son ciudadanos peruanos. Ahora hay un Perú que por primera vez está integrado…”. Pasaron de las invasiones a la construcción de los “conos”, para terminar en lo que ahora llamamos “las Limas” Norte, Sur, Este y Oeste.

Cuando llegaron a la costa, no encontraron nada. Ni el Estado, ni el sector formal podían absorber su fuerza laboral, sus capacidades y su inventiva. Tenían tres opciones: la mendicidad, la delincuencia y el terrorismo. Escogieron una cuarta: el emprendimiento, hacerse empresarios. Sin otra herramienta que su fuerza de voluntad, sus largas horas de trabajo, sus mecanismos de ahorro (fierro y cemento), su tenacidad y su capacidad para hallar oportunidades en lugares en las que otros solo veían carestías, los migrantes crearon, de la nada, un pujante sector productivo al que se le llamó informal. Fue el Instituto Libertad y Democracia (ILD), el que lo calificó de esa manera.

Como ha señalado recientemente Richard Webb, “a diferencia de otros estudios de la informalidad, ´El otro sendero´ elaboró una ambiciosa tesis explicativa, centrada en el exceso de legalismo y el déficit de la democracia. Además, su interpretación aterrizaba en el terreno del quehacer del gobernante mediante un estudio de los costos de las barreras burocráticas, dándole así un sentido práctico poco usual en el mundo de la academia”.

Desde mediados de los 80, los estudios sobre la informalidad han apuntado a reconocer el potencial económico de este sector y a criticar al Estado por no proporcionarle las condiciones para formalizarlo. Por ello, sorprende que hoy se le critique con un discurso largamente superado y se le quiera perseguir, ¿acaso vamos a nombrar otro general Patton para perseguirlos? (Ver: Sobre el combate de la minería ilegal).

La vilificación del informal tiene eco en algunos medios locales, que llegan a afirmar que dado que “la informalidad laboral, muestra un bajísimo porcentaje de caída en el país, esto significa que más de la mitad de los empleados trabajan de manera negligente”. Nano Guerra García critica fuertemente comentarios similares de Gonzalo Portocarrero, para quien también el individualismo del emprendedor es un defecto, y el emprendedor “(…) está vinculado con el agravamiento de la crisis moral”. Los informales son autosuficientes, emprendedores, arrojados y entusiastas. Se las han ingeniado para conseguir financiamiento de las formas más creativas, logran una alta rotación del dinero y una “productividad marginal del capital” de niveles inimaginables.  Estos no son defectos; son cualidades, que resaltan las virtudes liberales occidentales, y han sido compartidas por los  fundadores del capitalismo real e incluso por los grandes capitanes empresariales que formaron grandes fortunas en el mundo.

El trabajador informal no es negligente, sencillamente, se encuentra fuera del sistema formal que siempre lo dejó fuera. No es un criminal que busca ganar a costa de otros. No solo es una parte constructiva de la sociedad, es el gran impulsor de la nueva sociedad peruana, base y principal constituyente de lo que Rolando Arellano denomina “La Nueva Clase Media”.

Pareciera que hoy no se entiende el problema de la informalidad. Estas personas que han transformado el país gracias a su impulso, sufren por la maraña de regulaciones que inhiben la formalidad.   

Siguiendo a Matos Mar, el Gobierno “tiene que seguir el camino que han señalado los migrantes, tiene que completar la integración física, que significa hacer vías de comunicación, integrar a todos los pueblos, provincias y distritos con carreteras modernas, ferrocarriles, aeropuertos, puertos. Para integrar el país hay que dar trabajo, los gobiernos locales, regionales y el gobierno central deben contratar por lo menos un millón de personas rápidamente para que construyan la infraestructura”. Como también señala Richard Web en su libro “Conexión y despegue rural”.

Matos Mar agrega que “necesitamos de los empresarios nacionales, necesitamos a la familia Romero, Brescia, (al grupo) Gloria, y no solo a los diez o quince, sino a mil o cinco mil, y que no sean ‘pichiruchis’, nuestros grupos no llegan ni a los diez mil millones de dólares, mientras que los latinoamericanos están por cien mil millones, todavía somos peseteros, precarios. Entonces, hay que contribuir a enriquecerlos sí, pero hay que enseñarles a distribuir en beneficio de sus trabajadores, con un salario nuevo y formal”. De este proceso han surgido grupos como el de los Añaños, Topitop, el emporio de Gamarra, el clúster de ATEM y otros muchos.

Actualmente el paquete de reformas propuestas por el Gobierno nos da la esperanza que se haya cobrado conciencia del rol que tiene que cumplir el Estado. Este paquete de reformas promete recuperar el ritmo de inversión, desenredar la maraña regulatoria, e   invitar  a este pujante sector a la mesa del desarrollo duradero en formalidad.  

Antes que combatir la informalidad, hay que combatir la formalidad. Lampadia