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La pelea por el centro político

La pelea por el centro político

Fausto Salinas Lovón
Desde Cusco
Para Lampadia

Esta vez nos ocupamos del voto por las opciones políticas de centro. Recordamos que en el Perú sólo 1 de cada 3 peruanos participa con su voto en la decisión de quien nos gobierna o quien legisla.

En los últimos 15 años, el centro político ganó por última vez el 2006 con el Alan García post exilio, un personaje que había abandonado sus ideas socialistas que hundieron al Perú en la peor crisis económica de su historia, pero que aún era renuente a convertirse en el nuevo líder de la derecha. Murió así, en esa transición, como bien lo muestran sus memorias.

El crecimiento de las preferencias electorales por las opciones de centro en las últimas elecciones parlamentarias del 2020 ha estimulado la presencia de varias candidaturas en esta parte del espectro político: APP, el Partido Morado, Somos Perú, Apra, Contigo, Perú Nación, Podemos Perú, Frente Esperanza y Restauración Nacional.  AP ya no cuenta en el centro, viró a la izquierda y está en la disputa de otro voto extremista. Si FBT resucitara, volvería a morir.

¿Qué puede pasar en esta zona del espectro político nacional?

  • Una primera mirada ha llevado a muchos a creer que de este espacio saldrán las fórmulas presidenciales para la segunda vuelta. Hay un potencial de votos cercano a las 2/3 partes según la última elección que lleva a esta conclusión y por lo tanto, muchos candidatos a presidente y congresistas creen que lo correcto es mantenerse en el medio, en este lugar donde caben todos y en el espacio de lo “políticamente correcto”. Esa es la apuesta de Vizcarra y Sagasti, de los medios que los apoyan y de quienes creen su relato.
  • Una segunda lectura muestra qué si bien este sector electoral ha crecido respecto de los últimos años, lo ha hecho en una elección parlamentaria y la elección presidencial tiene otra lógica, que puede cambiar sustancialmente las cifras.
  • Una tercera lectura advierte que el cuestionable desempeño del “Congreso de centro” que se eligió en enero pasado, construido desde la administración del señor Vizcarra pasará factura y que los votos migrarán hacia la izquierda o la derecha, en reacción al populismo de centro que ya nos cuesta tanto.
  • Finalmente, otros grupos políticos de la derecha o de la izquierda tratarán de captar votos del centro atemperando sus posiciones, dada la cantidad potencialmente alta de votantes dentro de este sector.

La consecuencia de todo lo anterior es que no está garantizado que el centro tenga ya su pase a segunda vuelta o que tenga todas las opciones consigo. La atomización y la gran disputa de votos puede hacer que sus opciones queden por debajo de la valla necesaria para lograrlo.  Esto tal vez aconseje a algunos partidos de centro a migrar en otras direcciones, es decir, a buscar los votos en los extremos y no en el disputado espectro de centro. Esa parece ser la consigna de AP.

Veremos que sucede. Lampadia




A la derecha hay sitio

A la derecha hay sitio

Fausto Salinas Lovón
Desde Cusco
Exclusivo para Lampadia

Luego de las elecciones parlamentarias del 26 de enero, queda claro que A LA DERECHA HAY SITIO.

En las elecciones para el congreso del año 2016, sobre un padrón electoral de 22,9 millones de electores, 10,7 millones no participaron (ausentes, blancos y nulos) y 12,2 millones votaron por diferentes partidos, de los cuales 2,2 votaron por la izquierda marxista y 10 millones por las opciones pro mercado. Sobre el universo de votos válidos se tuvo una relación casi de 5 a 1 entre las opciones no marxistas y las abiertamente marxistas.

En las elecciones del 2020, cuyos resultados finales no se han terminado de definir, sobre un padrón electoral de 24,8 millones, se tiene que 11,7 millones de electores no habrían participado (ausentismo 5,5 millones y votos blancos y nulos: 6,2 millones), confirmándose la lamentable hipótesis de nuestra columna de la semana pasada, de que el Índice de Irrepresentatividad política subiría. Ha llegado al 47%, es decir 12% más que en las elecciones del 2016.

Sobre el universo de votos válidos en estas elecciones, de 13,1 millones, la distribución ha sido más o menos la siguiente:

  • 2,3 han votado por las 4 opciones abiertamente marxistas: FRENTE AMPLIO, JUNTOS por el PERU, DEMOCRACIA DIRECTA y PERÚ LIBRE. Casi la misma cantidad de electores que los acompañaron en el 2016. Esta cifra sube a 3 millones si incluimos a UPP en este cocktail marxista, lo cual no es necesariamente exacto teniendo en cuenta la diversidad de las ocurrencias políticas de este grupo político y sus líderes.
  • 2 millones de electores han ido a las opciones nítidas de derecha: FUERZA POPULAR, PPC, PERU PATRIA SEGURA y SOLIDARIDAD NACIONAL. Esta cifra podría considerarse que sube a mas de 4,1 millones si agregamos los votos por PODEMOS y FREPAP, opciones a las cuales migró un elector tradicionalmente afín a Fuerza Popular en la capital limeña.
  • 9 millones de electores, se han quedado entre el centro derecha y el centro izquierda, es decir al medio del panorama electoral, como les gusta ubicarse a los electores peruanos.

La pregunta que surge después de estos resultados es la siguiente: ¿Donde estará el bolsón electoral para el 2021? Al centro, a la izquierda o a la derecha.

La respuesta más obvia es que estará al centro. Que los electores peruanos tienen votos tibios y que lo mejor es acomodarse en lo políticamente correcto, en el medio, sin quemarse, proponiendo lo que supuestamente todos quieren escuchar y ubicándose en la agenda construida desde los medios y la intelectualidad hegemónica. Así han pensado en AP, ese es el juego de APP, para eso surgieron los Morados, allí se mueve SOMOS PERÚ y hasta Contigo, quiso disputar ese espacio. El APRA también se quedó en ese espacio y puede morir en el si no encuentra su nueva posición en el tablero político. En esta lógica aparecen candidaturas de actores de cine, futbolistas y presentadores de TV.

Para otros, el bolsón electoral será aprovechado por la izquierda, señal de lo cual es la irrupción de los antauristas y sus propuestas anti sistémicas, de manera tal que la radicalización de las propuestas políticas sería la receta para conseguir la victoria electoral el 2021.

Aunque soy consciente de que puede haber mas esperanza que experiencia en esta reflexión, creo que A LA DERECHA hay sitio en las elecciones 2021. Aquí mis razones:

  • En el centro ya no hay sitio para más. Los grupos políticos que surjan buscarán ocupar este espacio. Algunos grupos de derecha creerán que su fracaso no es producto de su claudicación sino de su falta de sintonía con las ideas hegemónicas y poblaran aún más este sector, haciendo la competencia más difícil en este espacio.
  • El elector de izquierda no puede quejarse del menú electoral de este 26 de enero. En el menú había desde quienes rinden culto a Chávez y Maduro hasta quienes quieren fusilar políticos, pasando por quienes plantean cambiar la constitución y pasar a un modelo económico venezolano. Pese a ello no crecieron en su núcleo duro de votantes, sino en su periferia, con un actor adicional, con el cual competirán, se atomizan y podrían quedar fuera de la segunda vuelta como paso el 2016. Esta puede ser una señal clara de que el techo del radicalismo izquierdista es bajo y los puede llevar a algunos a virar hacia el centro.
  • A la derecha hay sitio. No solamente hay 2 millones de votos que se dispersaron en 4 opciones disponibles. Hay más de 2 millones de electores que migraron a otras opciones y hay otros millones que prefirieron el voto tibio, cómodo, políticamente correcto de las opciones de centro, aun cuando les preocupa que cambie el modelo económico o se cambie la constitución, piezas básicas de su bienestar o ascenso social y buscarán una opción política más nítida cuando esté disponible. Sin embargo, el gran bolsón de la derecha está entre los 11,7 millones de peruanos para los cuales el menú no es atractivo y por eso no participan. A esos peruanos, que desde su estilo de vida Rolando Arellano define como sofisticados, progresistas, modernas, formalistas, conservadoras o austeros, el menú de centro, izquierda y de la derecha actual no ha sido atractivo.

A la DERECHA HAY SITIO. Sin ninguna duda. Pero resulta difícil que lo ocupen las actuales opciones disponibles.

  • Es hora de una derecha fresca, que reivindique el mercado para el bienestar de la economía y no para los privilegios de sus amigos.
  • Es hora de una derecha fresca que pida inversión privada no cuotas en los negocios que reparte el Estado.
  • Es hora de una derecha que combata con la misma fuerza la ineficiencia estatal como el monopolio y el abuso de posición de domino.
  • Es hora de una derecha que defienda la movilidad social de la economía abierta y no el privilegio de algunos.
  • Es hora de una derecha nueva que reivindique la libertad, pero no le tenga miedo a la igualdad de oportunidades.
  • Es hora de una derecha que proteja la familia antes que los prejuicios religiosos de un grupo.
  • Es hora de una derecha que entienda el Perú emergente, su energía y su dinámica.

Para una derecha así, sin duda que HAY MUCHO SITIO. Lampadia




Atomización política, gobierno sin bancada e inexperiencia

Atomización política, gobierno sin bancada e inexperiencia

Fausto Salinas Lovon
Desde Cusco
Exclusivo para Lampadia

¿Cual es el escenario de las elecciones parlamentarias, luego que la mayoría del Tribunal Constitucional dejando un funesto precedente en pro del híper presidencialismo, ha convalidado estas elecciones parlamentarias?

Veamos algunos datos relevantes.

  • Hay 22 partidos en disputa, 4 más que en las elecciones del 2016, donde hubieron 18. Nuestra política está más atomizada que antes.
  • Las 22 organizaciones políticas en disputa no están obligadas a superar la valla electoral para mantener su inscripción política, por tratarse, según la decisión del JNE, de elecciones extraordinarias. Quiere decir que estas elecciones no tamizarán a los partidos para el 2021 y la atomización se prolongará por lo menos hasta las siguientes elecciones generales.
  • El presidente Vizcarra, artífice de estas elecciones al disolver inconstitucionalmente el Congreso, no tiene partido en estas elecciones. ¿No era lógico pensar que debió buscar una mayor presencia parlamentaria para obtener la gobernabilidad que reclamaba?
    De tener una bancada diminuta, el gobierno pasará a carecer de bancada parlamentaria.
  • Hay 2,325 candidatos al Congreso para 130 curules. Quiere decir que la competencia es de 17 a 1 por cada escaño.
  • El 40% de los candidatos son mujeres. El 90% de las candidatas mujeres NO TIENE EXPERIENCIA EN CARGOS DE ELECCION POPULAR. El porcentaje es de 79.3% en el caso de hombres. La inexperiencia es la regla.
  • 1,100 de los 2325 candidatos ha prestado servicios al Estado por más de 120 millones de soles. Uno de cada dos candidatos es por tanto “caserito del Estado”, que ahora van por un sueldo fijo.
  • Hay más de 200 candidatos con sentencias judiciales en contra, más de 100 con sentencias por omisión de alimentos y cerca de 20 involucrados en actos de violencia familiar.

Con estos datos, no es extraño que, a menos de 10 días de las elecciones parlamentarias, si apreciamos la constante de los sondeos disponibles a la fecha, más de la mitad de los peruanos no saben por cual agrupación política votar (menos por qué candidato) o votarán en blanco, nulo o viciado.

Este panorama debiera llamar inmediatamente a reflexión acerca del sentido político (dejando de lado el sinsentido constitucional) de esta elección. La renovación del Congreso tiene como premisas (avaladas por la mayoría del Tribunal Constitucional), el obstruccionismo al gobierno, la falta de mayoría del ejecutivo en el Parlamento y la necesidad de una renovación de la clase política parlamentaria. El panorama nos muestra que nada de eso se va a superar. El gobierno ya no tendrá una bancada diminuta: no tendrá bancada. El congreso estará más dividido que antes del 30.09 y la calidad parlamentaria con candidatos sentenciados, procesados, incumplidores de obligaciones alimentarias, agresores sexuales y proveedores del Estado no va a ser mejor.

¿Tuvo sentido político entonces la disolución del Congreso?

Como van las cosas no. Porque el país necesita enfrentar en serio sus males, no atribuirlos a las instituciones que interesa desacreditar para cambiar. Debemos dejar de aplaudir medidas efectistas que sólo atacan la epidermis del problema, que contentan de manera efímera al electorado, pero no que enfrentan los problemas de fondo del país. La corrupción, la idoneidad y la medianía no eran atributo exclusivo del Congreso anterior de mayoría fujimorista. Son problemas estructurales de nuestra sociedad que hay que enfrentar en serio y no solamente cambiando a los congresistas que no te agradan por su orientación política.  La nueva composición del nuevo parlamento puede ser la prueba del sinsentido político de esta medida. Lampadia




“Sin voto de confianza igual no habría crisis”

“Sin voto de confianza igual no habría crisis”

Entrevista a Enrique Ghersi

Por: Gonzalo Pajares

(Perú 21, 22 de Agosto del 2014)

“Lo que acabamos de ver en el Congreso es un ejercicio democrático, es legítimo, nadie debe escandalizarse”, nos dice el abogado Enrique Ghersi, a quien convocamos para analizar por qué el Congreso no le dio el voto de confianza al gabinete Jara.

La Constitución señala que hay un plazo de 30 días para que el Congreso le dé su voto de confianza al gabinete. Ese plazo se cumplió ayer…

La Constitución establece claramente que, dentro de los primeros 30 días de juramentado, el Consejo de Ministros debe presentarse ante el Congreso a exponer su plan de acción. Ese plazo es perentorio y lo establece la propia Constitución. La fórmula que buscó la presidenta del Congreso, la de suspender la sesión y reanudarla hoy, es válida, forma parte del Derecho Parlamentario y no atenta contra el artículo 130 de la Constitución y el Reglamento del Congreso.

¿Se nos vendría una crisis mayor si el Congreso no le da su voto de confianza a Jara?

No se ha votado en contra del gabinete. Las abstenciones superaron al voto a favor: 63 frente a 50, pero todo está previsto en la Constitución. Si no hay voto de confianza, no habría una crisis mayor: el gabinete Jara tendría que cesar en sus funciones, pero, tranquilicémonos, eso no ha pasado; aún no se ha producido la votación final.

¿Qué pasaría si no hay voto de confianza?

La Constitución tiene muy claro el procedimiento: de no alcanzar el voto, el presidente de la República debe nombrar un nuevo gabinete y este, otra vez dentro de los primeros 30 días de juramentado, debe presentarse al Congreso por un voto de confianza. Si el Parlamento negara por segunda vez el voto, la propia Constitución prevé el mecanismo de solución a la crisis: el presidente podría legalmente disolver el Congreso –ojo, podría, no es una acción perentoria, sino facultativa; es decir, podría no hacerlo– y convocar inmediatamente a elecciones.

¿También a elecciones presidenciales?

No, solo a elecciones parlamentarias. El presidente seguiría gobernando hasta completar su periodo, y el nuevo Parlamento elegido también estaría en funciones solo hasta completar el periodo. Pero especulaciones de este tipo son excesivas. Repito, que un gabinete no reciba el voto de confianza no produce ninguna crisis constitucional, institucional. Por el contrario, es parte del ejercicio democrático.

Algunos miembros del oficialismo se han quejado de este mecanismo…

El voto de investidura –o de confianza– es propio de los regímenes parlamentaristas. Fue recogido en el Perú por la Constitución del 93, lo que hace de nuestro sistema político uno semipresidencial: tenemos un jefe de Estado, que es el presidente de la República, y un jefe de Gobierno, que es el primer ministro. Por eso, este necesita el voto de investidura del Congreso, y este voto corresponde a la naturaleza jurídica de los regímenes semipresidenciales: lo mismo pasa en Alemania, España y Francia. Aunque a algunos les suene extraño, nuestra tradición no es presidencialista, sino semipresidencialista, pues todas nuestras constituciones, al menos en el siglo XX, han tenido la figura del primer ministro, que preside el gabinete y cuya ‘presidencia’ es distinta a la del presidente de la República.

Desde el punto de vista político y de la gobernabilidad, ¿este voto de confianza es un mecanismo sano?

Por supuesto. La democracia se basa en el equilibrio y en la separación de poderes; no puede haber un poder por encima del otro. El Parlamento debe controlar al Ejecutivo. Al gabinete Jara no le han negado esta confianza, tan solo ganaron las abstenciones: este es un acto político, legítimo en democracia. Es decir, la oposición ha ganado, pero no se ha puesto en riesgo la gobernabilidad; tan solo le ha hecho saber al gobierno que está en desacuerdo con determinadas acciones, y esto es normal en democracia. Su mensaje es político, es una llamada de atención al Ejecutivo para que enmiende su camino. Ya depende de este si escucha o no a la oposición. La oposición acusa al gobierno de arrogante, el gobierno debe demostrar en este momento que no lo es.

A raíz de lo sucedido, algunos hablan de la posibilidad de un quiebre democrático…

Ese riego no existe. No creo que el gobierno arriesgue tanto, que sea suicida: si disuelve el Congreso y convoca a elecciones parlamentarias, lo más probable es que obtenga menos curules que las que tiene ahora. Es decir, no lo conviene. El Perú está inmunizado en las crisis políticas. ¿Acaso ha subido el tipo de cambio? ¿Acaso se ha devaluado el sol? La economía está separada de los avatares de nuestra política. Por eso, sus consecuencias son menores. Más afecta la inseguridad jurídica.

¿Es sano para nuestro país que la política afecte tan poco la vida ciudadana, la economía?

Es muy sano. Cuanto menos influencia tengan los políticos en la economía, más prósperos son los países. Miremos a Suiza. Nadie sabe quién es su presidente, pero es uno de los países más ricos del mundo.