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Argentina y Venezuela a la cabeza

Argentina y Venezuela a la cabeza

Pablo Bustamante Pardo
Director de Lampadia

Según el Índice Mundial de Miseria, Venezuela figura en el primer lugar, como el país más miserable del mundo, y Argentina en el séptimo puesto. Ambos países extraordinariamente ricos, pero que han caído en las garras del socialismo, que en los dos casos, ha sido especialmente dañino.

El caso venezolano tiene ya 22 años de una forzada aplicación del llamado socialismo del siglo xxi, que solo ha traído empobrecimiento, corrupción y pérdida de soberanía en manos de los agentes cubanos.

Como vemos en el siguiente cuadro, la pobreza afecta a más del 96% de los venezolanos, y la pobreza extrema al 79%. Su riqueza ha sido dilapidada en un profundo fango de corrupción. Chávez, quien encontró la producción petrolera en 3.5 millones de barriles por día, ofreció llevarla a 5 millones, pero terminó reduciéndola a 350,000 barriles diarios.

Esta situación de pobreza y la crisis humanitaria que atraviesa Venezuela fueron originadas por la aplicación del socialismo del siglo xxi.

La tragedia de Argentina data de mucho tiempo atrás. Resulta que desde el gobierno peronista de mediados del siglo pasado, luego de optar por una suerte de populismo y socialismo nacionalista, Argentina interrumpió su desarrollo y cayó de su posición de privilegio como uno de los países más ricos del mundo, a lo que es hoy día, un país que a pesar de sus riquezas naturales, no puede dar un buen estándar de vida a su población.

En el siguiente gráfico podemos ver que hacia 1947, Argentina tenía un PBI per cápita que lo ubicaba como el sexto del mundo; pero desde entonces cayó sin parar, a su pobre nivel actual cercano al puesto número 75.

Así tenemos que dos de los países más ricos de América Latina, por obra y gracia de sus malas políticas públicas, se distinguen como los países más miserables del mundo.

Ellos aplicaron políticas como las que hoy tiene Perú Libre en su plan de gobierno. No permitamos que el Perú se vuelva a acercar a ese socialismo que solo destruye. Necesitamos políticas públicas que construyan, que sumen. Los peruanos queremos prosperidad para todos. Lampadia

Aleteia
Macky Arenas
01/05/21

Es triste el dato en el caso de estos dos países, uno petrolero que nadó en la abundancia y el otro que figura entre los diez países con más riquezas naturales

 

RONALDO SCHEMIDT – AFP.jpg

Lo publica The National Revue y se elabora en la Universidad de Baltimore –Maryland- en Estados Unidos, donde su director, Steve Hanke es profesor de economía e investigador. Se llama Índice de Miseria. Se llama Misery Index -de Hanke- y acaba de conocerse su edición 2021.

Venezuela aparece en primer lugar y Argentina en el séptimo. Dos países que hasta hace poco eran prósperos debido al petrolero, el uno, y a la excelente ganadería y demás recursos el otro. Brasil está en el puesto 11, Uruguay en el 33, Colombia en el 35 y Chile en el 75.

Entre los 10 primeros en desdicha se ubican, detrás de Venezuela y en este orden: Zimbabue, Sudán, Líbano, Surinam, Libia, Irán, Argelia y Madagascar. En estos países se comprende, pues muchos de ellos están afectados por graves conflictos tanto bélicos como civiles. En el caso del Líbano, agravado por la inesperada explosión que los sumió en un desbarajuste mayúsculo.

Oportunidades perdidas y gobiernos erráticos

Pero Venezuela y Argentina, con riquezas y recursos, no obstante, acumulan oportunidades perdidas y gobiernos erráticos en el manejo de sus políticas públicas. Son países, ambos, cuyos gobernantes no leen las condiciones del entorno lo cual es esenciales para un proceso sólido de toma de decisiones. No descomprimen al Estado, no dejan respirar a la economía y sus medidas responden más a criterios ideológicos que a las demandas reales del país o a las normas del funcionamiento económico. La incertidumbre es el resultado, lo que genera desinversión y desencadena todos los vicios que conducen…a los primeros puestos en los índices de miseria.

El mito de Sísifo

Argentina tiene la crisis del peso y una seguidilla de crisis económicas acumuladas desde 1876 hasta el 2019. La inflación de marzo en Argentina registró su nivel más alto desde el 2018. Los colapsos de la moneda, las altas tasas de interés y ahora el desempleo agrega carga en sus alforjas.

Hace poco, el diario El País publicaba un reportaje donde recordaba que “desde hace un siglo, cuando era uno de los países más ricos del mundo, ha experimentado una inflación anual media del 105% y ha tenido que cambiar cinco veces de moneda. Hoy es el principal deudor del Fondo Monetario y sufre una de las contracciones más graves de América por la pandemia”. Y se preguntaba: “¿Dónde anida la maldición de la economía argentina?”.

Primero, en habituarse a la quiebra y la recuperación, al «declive relativo», a no resolver el tema de fondo sino ir arreando con lo que viene. “Como vaya viniendo vamos viendo”, es un refrán muy latinoamericano. Improvisación versus continuidad y seriedad. Pero los países siguen funcionando. Entran en caos, pero no se acaban, no se borran del mapa. Pero, como Sísifo, están condenados a vidas sin sentido, a subir cuestas a diario rodando la misma piedra.

En segundo lugar hay razones para el cerco inflacionario, como que su economía está poco conectada con el comercio internacional aparte de que, en opinión de expertos, el país no logra superar la contradicción histórica entre las necesidades de su agricultura y su industria. Eso tan atávico de proteger lo propio y confiarse en que «somos más baratos» ha perjudicado mucho al crecimiento y solidez de las economías latinoamericanas.

Nuestras políticas macroeconómicas son inconsistentes, altamente dependientes de las divisas y, por tanto, de las oscilaciones del comercio global, con las dificultades que ello conlleva.

Con respecto a Argentina, dijo Diego Sánchez-Ancochea, profesor de Economía Política para el Desarrollo en la Universidad de Oxford: “Es una suma de crisis. Se crean espacios de tranquilidad, pero no se resuelven nunca los problemas estructurales. Las crisis regresan porque nunca se fueron”.

Países en donde las sociedades, más que las economías, son las que parecen estar enfermas. Tal vez echan mano del más despreciable de los recursos: vivir culpando al gobierno anterior de todos los males.

Vale para Argentina, pero también para Venezuela.

Primer lugar en miseria

Venezuela, de nuevo, ocupa el primer lugar en los rankings de miseria de Hanke, teniendo en cuenta las cifras de desempleo, inflación, crecimiento real del PIB y tasa de crédito bancarias, todos índices claves de la economía para poner cara a cara miseria y felicidad en un país.

Curiosamente es Cuba el país mejor posicionado de la región, seguido por Ecuador, Chile y México. Y la explicación está en que lo que se indica es la coyuntura y no la estructura, y lo que se toma es la tasa de desempleo y no la de pobreza, la variación del PBI y no la competitividad o solidez de una economía. Así, con un “Índice de Miseria” de 3.827,6 puntos, Venezuela encabeza, dejando muy atrás a los que siguen debido a una tasa de inflación de 3.713% (en 2019 había sido de 7.374%), de interés del 33,1%, de desempleo del 50,3% (más del doble que en 2019) y una caída del PBI per cápita del 30,9 por ciento.

Desde la medición presentada en 2019, Venezuela, donde los ciudadanos protestan contra la falta de servicios básicos como la electricidad, gas y agua, encabezaba la lista de los países más desdichados. La nación sudamericana ocupa el primer lugar entre los países más miserables del mundo, liderando el Índice Anual de Miseria de Hanke (HAMI) como el país más miserable del mundo en 2020, un título que se le ha asignado desde hace cinco años.

Mario A. Torres-cc

Las siete plagas

Ciertamente, podríamos apelar al simbolismo bíblico de las siete plagas, o más. Venezuela no sólo tiene inflación, escasez, crisis de efectivo, destrucción del aparato productivo y desmantelamiento de las industrias básicas, sino restricciones bancarias en el exterior, acreedores al acecho, despilfarro de los dineros públicos y una corrupción voraz junto a una severa crisis inmobiliaria.

El gobierno, en lugar de revisar sus políticas y evaluar seriamente los daños, sólo alega que los problemas son el resultado de una “guerra económica contra Venezuela”; pero lo cierto es que la gobernanza antidemocrática, la corrupción y la mala gestión de la economía son las causas principales de la crisis. La desinversión, por ejemplo, se acentuó debido a la hostilidad de Maduro contra las empresas extranjeras, lo que produjo un éxodo corporativo. Pepsi, General Motors y United Airlines fueron algunas de las empresas pioneras en mermar su presencia o salir de todo del país. Luego, siguieron otras, y otras, y otras.

De hecho, desde 2013 existe una crisis económica en Venezuela, como consecuencia de la caída de los precios del petróleo, las expropiaciones, las restricciones del control de cambio de la moneda y la corrupción, entre otros. Desde entonces, se ha producido una aguda y sostenida recesión económica que ha sido una de las más largas en la historia económica del país, al igual que más de dos años de hiperinflación.

El resultado es el caos

Venezuela es hoy un pandemónium. Un ejecutivo extranjero indicaba que “para mantenerse a flote, Maduro aumentó el salario mínimo varias veces. Esta estrategia proporciona un poco de alivio a corto plazo para los pobres, pero los expertos sostienen que a largo plazo ha terminado por crear más dolor a través de una moneda sin valor”. En esa horca caudina, el mandante venezolano optó por pagar las deudas a China y Rusia, dejando de lado los acuciantes problemas de las mayorías como el acceso a alimentos y medicinas.

Además de ello, ha negado sistemáticamente la posibilidad de entrada de ayuda humanitaria y ahora se muestran reticentes, con terquedad digna de mejores causas, a distribuir vacunas de manera equitativa. Sólo quienes están registrados en el sistema de discriminación que han impuesto están siendo llamados a recibir las dosis.

Pobre país rico

En líneas generales, estos datos del Índice de Miseria, coinciden con las cifras de la más reciente y prestigiosa Encuesta Nacional de Condiciones de Vida -Encovi-, cuya sola existencia representa un esfuerzo mancomunado de distintas universidades venezolanas -entre las cuales está la Católica Andrés Bello dirigida por los jesuitas- por documentar los indicadores que nos permitan saber cómo va cambiando la vida de los venezolanos. Ya sabemos que durante 20 años en Venezuela el poder ha sido opaco. La ausencia de transparencia es una constante adosada a su proceder, más cuando se trata de datos que visibilicen su incompetencia.

Ver en Lampadia: El desastre del socialismo del siglo XXI – La ominosa pobreza en Venezuela.

“La encuesta ha demostrado –se lee en la reseña de Equipo Cinco8- que Venezuela es ahora parte de ese club de países de la antigua órbita soviética o de África donde la población se encoge a causa de la emigración. El estudio pone en evidencia que el número de familias venezolanas que no pueden pagar un estándar de vida básico ha ido creciendo desde 2012, dos años antes de que el país entrara en recesión y mucho antes de que llegaran las sanciones internacionales contra Maduro y su régimen”.

Pobreza estructural

Justo antes de que la pandemia se declarara, documentaron que había en Venezuela 639.000 niños con desnutrición crónica. Y una conclusión escalofriante: Si la comida que hay en Venezuela se repartiera por igual entre todos sus habitantes, igual estos estarían desnutridos pues existe un crecimiento generalizado y estructural de la pobreza. El promedio de desnutrición infantil en el país empuja hacia abajo el promedio latinoamericano.

Han establecido que ser pobre no solo implica que tú y tu familia no tienen plata suficiente para comer, sino también que las condiciones en que viven no son las que deben ser. Y eso es lo que pasa con, al menos, 6 de cada 10 familias venezolanas. Otro número que ha ido subiendo desde 2014, y que hoy es parte de los indicadores que muestran a Venezuela como el país más pobre en América Latina y el Caribe. Es decir, íbamos directo al último puesto, lo que comprensiblemente hoy ha colocado a Venezuela en el primero de miseria y desdicha. Lampadia




Perú encabeza exceso de muertes por millón

Perú encabeza exceso de muertes por millón

Sorprendentemente Michael Reid, editor para América Latina y España de The Economist, arremetió en Twitter contra la gestión del ex presidente Vizcarra señalándolo como uno de los principales causantes de la terrible crisis sanitaria del Perú y muestra gráficos en los que se observa que al cierre del año, nuestro país encabeza el exceso de muertes por millón desde que explotó la pandemia, posicionándolo como el más afectado del mundo.

Una vez más los llamados de los medios internacionales nos dan la razón (ver Lampadia: Un peligroso populismo se cierne en el Perú, Perú entre los peores países frente al covid 19, La última línea no miente).  Repetidas veces durante el año advertimos del nefasto manejo del gobierno de la pandemia en diversos frentes, que iban más allá de nuestras deficiencias de infraestructura en nuestro sistema de salud:

  • Cero coordinaciones con el sector privado y la sociedad civil en la distribución de alimentos de primera necesidad para aislar familias contagiadas, e inclusive rechazo de recibimiento de plantas de oxígeno por parte de empresas.
  • Insistencia en diagnosticar con pruebas rápidas cuando ya se sabía que inducían al error (¿corrupción?), y poco interés en adquisición de pruebas moleculares.
  • Llevar a cabo medidas absurdas como cuarentenas generalizadas y cierres los domingos, así como la restricción de vehículos particulares que conllevan, entre otros factores, a mayores aglomeraciones y riesgo de contagio.
  • Nulo desarrollo o si quiera ensayo de un sistema de rastreo de contactos (se rechazaron ofertas de apoyo), que permitiese aplastar al covid mediante el aislamiento de personas con interacciones con contagiados.

A esto se suma lo que ya todos conocemos, que el Perú se encuentre último en la cola de la región respecto a firma de acuerdos de compra de vacunas (ver en Lampadia: ¿Qué paso con la vacuna?). Mientras ahora, nosotros seguimos esperando que el nuevo gobierno de Sagasti reaccione, Colombia, México, Chile y Costa Rica iniciaron sus vacunaciones esta semana, mientras que Argentina estarían por empezar la próxima. Y a pesar de esta gravísima responsabilidad se mantuvo a la ministra de salud Pilar Mazzetti, lo cual deja un terrible precedente para el manejo futuro de la pandemia en los próximos meses.

Urge pues hacer un cambio en la cartera de salud y cambiar completamente de enfoque. No se puede seguir con el mismo accionar sabiendo la desgracia en la que nos dejó el gobierno pasado, que como reiteramos, nos ha dejado con la mayor cantidad de muertes y con un minúsculo stock de vacunas.

Esperemos que el gobierno de Sagasti reaccione y tome en cuenta estas advertencias y no persevere en el error de muchas de las políticas de Vizcarra, de lo contrario crearemos una crisis humanitaria y encabezaremos estos penosos rankings.

A continuación, compartimos la nota de Gestión sobre el twit de Michael Reid.

Editor de The Economist plantea que Vizcarra sea investigado por mal manejo de la pandemia

En un tuit, Michael Reid dijo que la “pésima gestión” del exmandatario Vizcarra sería, sin lugar a dudas, uno de los “muchos factores” detrás del mal desempeño del Perú durante la crisis del coronavirus.

Michael Reid, editor para Latinoamérica y España de The Economist.

Diario Gestión
28 de diciembre, 2020
Glosado por Lampadia

El editor para Latinoamérica y España de The Economist, Michael Reid, criticó el manejo de la pandemia del COVID-19 en Perú por parte del expresidente Martín Vizcarra, contra quien pidió una “investigación imparcial”.

En un tuit publicado ayer, Reid dijo que la “pésima gestión” de Vizcarra sería, sin lugar a dudas, uno de los “muchos factores” detrás del mal desempeño del Perú frente al coronavirus.

Podría haber muchos factores detrás del mal desempeño del Peru frente a la pandemia sugerido por estos cuadros. Pero sin duda uno sería la pésima gestión de Martín Vizcarra. Motivo para autocrítica de los muchos que todavía lo apoyan. Y para una investigación imparcial”, anotó el columnista.

Según los gráficos que compartió, al 16 de diciembre, el Perú lidera el ranking mundial con más de 2,000 fallecidos en exceso por cada millón de habitantes.

También se puede comprobar este papelón del gobierno peruano, en el siguiente gráfico, donde aprecia el tema sanitario y el económico. En ambos nos destacamos por torpes.

Lampadia




La moribunda democracia de Venezuela

La moribunda democracia de Venezuela

A continuación compartimos un reciente artículo publicado por The Economist en el que se resume de forma muy ilustrativa cómo la dictadura de Nicolás Maduro ha ido vulnerando de forma sostenida y persistente la democracia en Venezuela, desde que se asentó en el poder allá por el año 2013. Ello a través del progresivo copamiento de diversas instituciones que son fundamentales para contrapesar el poder político como lo son el poder legislativo y judicial.

Lo que es peor, en los últimos meses y a pesar de la designación de Guaidó como verdadero presidente de Venezuela, se ha hecho evidente la clara debilidad, aunque muy bien intencionadas, iniciativas diplomáticas para darle solución a tal crisis humanitaria que sume en la pobreza y la miseria a nuestros hermanos del norte.

En ese sentido, creemos necesario insistir en la necesidad de inducir un corte del abastecimiento de petróleo a través de un bloque naval hacia Cuba, principal fuente de poder del nefasto régimen de Maduro y además de legitimidad del apoyo militar interno (ver Lampadia: ¿Cómo parar el régimen de Maduro?). La otra vía posible sería que las mismas fuerzas armadas derroquen al dictador, pero al parecer este camino es aún lejano y más peligroso dado que al interior de ellas se ha producido un cisma, acaparando una mayoría a favor de Maduro. Esperamos que la mencionada propuesta del bloqueo naval pueda ser sopesada por las autoridades de los otros países de la región y, de ser posible, ser implementada a la brevedad. Todo sea para darle fin a una crisis tan compleja que ha llegado a un punto de inhumanidad latente por parte del régimen. Lampadia

Un intento burdo de sofocar lo que queda de la democracia en Venezuela

Los matones de Nicolás Maduro bloquean a los miembros del parlamento

The Economist
11 de enero, 2020
Traducido y comentado por Lampadia

El domingo 5 de enero, Juan Guaidó se encontró sentado inestablemente sobre las rejas ornamentadas de hierro forjado fuera de la asamblea nacional de Venezuela, siendo rechazado por los escudos antidisturbios de la Guardia Nacional. Como Guaidó es el orador de la asamblea y debía ser reelegido para el cargo ese día, la imagen lo decía todo sobre el asalto a los últimos vestigios de la democracia de Venezuela por parte del régimen de Nicolás Maduro, que gobierna como dictador. Subrayó que un año después de que Guaidó se proclamara “presidente interino” del país, con el argumento de que la elección de Maduro para un segundo mandato fue fraudulenta, tiene legitimidad pero no poder. Y sugirió que Maduro no tiene interés en negociar una solución para la larga agonía de Venezuela.

En diciembre de 2015, la oposición triunfó en una elección legislativa, la última competencia justa que el país ha visto. Obtuvo 112 de los 167 escaños en la asamblea, una mayoría de dos tercios y, por lo tanto, suficiente para cambiar la constitución y nombrar nuevas autoridades judiciales y electorales. El régimen de Maduro entró en acción. La corte suprema títere prohibió a tres legisladores de la oposición tomar sus escaños. En 2017, el régimen estableció una “asamblea constituyente” paralela de leales, que sella sus acciones. Los tribunales han despojado a 29 parlamentarios de la oposición de su inmunidad. Dos están en la cárcel. La mayoría del resto están en el exilio, ya sea en el extranjero o en embajadas extranjeras.

En las últimas semanas, los miembros de la oposición se quejaron de las ofertas gubernamentales de sobornos para cambiar de bando. En diciembre, la oposición suspendió a diez de sus legisladores que habían presionado a los fiscales en los EEUU, Colombia y Bélgica en nombre de empresarios colombianos que son compinches de Maduro y que supuestamente se han beneficiado corruptamente de los contratos para importar alimentos para distribuirlos al gobierno.

Sin embargo, las amenazas y los sobornos no produjeron suficientes deserciones. El 5 de enero, solo 12 renegados se unieron a legisladores progubernamentales para proclamar a Luis Parra como el nuevo orador, pero sin conteo de votos. Parra, antes poco conocido, estaba entre los diez legisladores suspendidos por la oposición. Los 63 miembros presentes fueron menos que el quórum de 84. Horas después, Guaidó fue reelegido por 100 miembros en una sesión celebrada en las oficinas de El Nacional, un periódico de la oposición (los votantes incluyeron legisladores en el exilio). El 7 de enero, Guaidó y sus seguidores lograron ignorar a la policía y entraron al edificio del parlamento. Con la electricidad cortada, repitieron los juramentos, reclamando una victoria simbólica.

EEUU, la Unión Europea y Grupo de  Lima, las democracias latinoamericanas más Canadá, han reiterado su apoyo a Guaidó. Más sorprendentemente, los gobiernos de izquierda en Argentina y México que reconocen a Maduro condenaron la acción de su régimen.

Muchos analistas en Caracas esperaban que Maduro espere las elecciones parlamentarias previstas para este año para tomar el control de la legislatura a través de un concurso fraudulento. Entonces, ¿por qué trató de forzar las cosas, a un costo en términos de propaganda? Una hipótesis es que el gobierno, que está sujeto a sanciones estadounidenses radicales, está desesperado por cambiar la ley para permitir que las compañías rusas y chinas dirijan la industria petrolera (Rusia reconoció a Parra como el orador). Pero esto ya está sucediendo de facto, y cualquier cambio legal de este tipo sería cuestionable.

El motivo puede ser llevar a Guaidó al exilio. Las figuras más radicales de la oposición (la mayoría de las cuales están a salvo en el extranjero) también quieren esto, porque temen que la única forma de sobrevivir dentro de Venezuela es hacer tratos. Según Datanálisis, un encuestador, la popularidad de Guaidó ha caído del 61% en febrero al 43%, debido a la frustración de que no haya podido expulsar a Maduro. Pero sigue siendo el político más popular de Venezuela. Si se va, corre el riesgo de ser irrelevante.

Maduro ha resistido las sanciones y los esfuerzos de Guaidó para alejar al ejército de su régimen. Unos 5 millones de venezolanos han huido del país y millones más son pobres y tienen hambre. La economía se ha contraído en un asombroso 70% desde que Maduro asumió el cargo en 2013. Pero ayudado por Cuba y Rusia, arrastrando la dolarización y el levantamiento de los precios socialistas y los controles de cambio, está logrando una precaria semi-estabilidad. “Es supervivencia en lugar de recuperación”, dice Phil Gunson, quien trabaja en Caracas para Crisis Group, una ONG. “La supervivencia es absolutamente todo para ellos”. Guaidó también ha sobrevivido a su última pelea con el régimen. La recuperación de Venezuela se producirá solo si la presión externa obliga al régimen a negociar los términos de su retirada. Lampadia




El éxodo venezolano

El éxodo venezolano

La crisis humanitaria que pasa nuestro país vecino Venezuela lejos de encontrar término, se prolonga y la inmigración masiva ya empieza a pasar factura a los países de la región, en especial, Colombia. Un reciente artículo escrito por The Economist, que compartimos líneas abajo, precisa los pormenores que los gobiernos ya están enfrentando para lidiar con lo que se ha denominado como “El éxodo más grande de América Latina”. Brookings Institute proyecta que, al 2020, esta afluencia de venezolanos se dispare a 8 millones, una cifra grotesca que debería llamar la atención a la comunidad internacional a incrementar la ayuda externa. A continuación, un gráfico que muestra cómo se estructura esta movilización.

Y es que el problema ya no solo se reduce a la provisión de servicios públicos, que de por sí ya representa un gran porcentaje de los presupuestos gubernamentales, ni el incremento de la informalidad y la caída de los salarios, en un contexto de desaceleración económica de la región; también se ha complicado lidiar con un creciente descontento de la ciudadanía en torno a la delincuencia de una minoría de grupos, que lamentablemente, ha valido el rotundo rechazo de las ciudadanías hacia el inmigrante venezolano promedio.

Lo que es peor, lejos de ser objeto de la agenda prioritaria de las políticas públicas de los gobiernos, esta problemática es usualmente aminorada o pasada a segundo plano, cuando debería ser aprovechada para gatillar el crecimiento potencial de los países, un tema urgente en el Perú, por el capital humano calificado que estaría predominando entre la mayoría de venezolanos, varios de los cuales, cuentan con educación superior universitaria o técnica.

A estas alturas, es certero que la dictadura chavista de Nicolás Maduro no afrontará una salida pacífica, dentro de los cauces constitucionales. Como hemos reflexionado en anteriores oportunidades, la clave estaría en inducir un colapso en las cuentas fiscales del nefasto dictador desde sus principales fuentes de financiamiento; entre las que destaca Cuba. Ello conllevaría a forzar su salida lo más pronto posible y sin violencia alguna.

En lo que respecta al Perú, es imperativo que el gobierno sostenga su posición en contra de la dictadura de Maduro y siga reconociendo a Juan Guaidó como verdadero presidente interino de Venezuela.  En lo relacionado a la inmigración, urge tomar medidas en el plano laboral, en particular, una urgente reforma laboral que pueda flexibilizar y facilitar los procesos de contratación y despido, de manera que se pueda enfrentar satisfactoriamente este gran éxodo venezolano y no se incremente la informalidad laboral, que de por sí ya es alta en nuestro país para su actual nivel de desarrollo. Ello incluye por supuesto también medidas en el plano de la educación superior, como validaciones de certificados estudiantiles, de manera que las habilidades de esta población pueda ser mejor aprovechada por empresarios formales. Nuestros vecinos venezolanos merecen todo el apoyo que se les pueda dar. Lampadia

Cae la oscuridad
Millones de refugiados de Venezuela están agotando la hospitalidad de los vecinos

Continúa el éxodo más grande de América Latina

The Economist
14 de setiembre, 2019
Traducido y glosado por Lampadia

Bogotá, Lima, Puerto de España, Quito, Santiago y Sao Paulo. Katalina, una estudiante de enfermería de 20 años de Barquisimeto en el noroeste de Venezuela, huyó el año pasado cuando las condiciones de vida se volvieron intolerables. Pasó 11 meses en Perú, pero sus anfitriones fueron hostiles hacia los migrantes venezolanos, especialmente las mujeres, y encontró poco trabajo. Entonces, en junio, se mudó a Chile, llegando justo cuando su gobierno endureció las reglas para los venezolanos que ingresan al país y comenzó a expulsar a aquellos sin los documentos adecuados. Se escabulló a través de la frontera por la noche, temiendo que pisaría una mina terrestre plantada por Chile en el desierto en la década de 1970. Ahora se está quedando con un amigo en Santiago, la capital de Chile, esperando el permiso para quedarse. “Todo lo que quiero es que mi situación se regularice”, dice ella.

Las barreras no impedirán que los venezolanos huyan del caos y la represión en casa. El éxodo podría superar los 8 millones, una cuarta parte de la población, para fines de 2020, a menos que la democracia y la estabilidad regresen, predice la Institución Brookings en Washington. Incluso entonces, no todos volverán; los que lo hagan les tomará tiempo. “Estamos analizando un conjunto complejo de necesidades para los próximos dos años, incluso si hoy existe una solución política”, dice Eduardo Stein, representante de los migrantes venezolanos de la agencia de refugiados de la ONU y la Organización Internacional para las Migraciones.

Hasta ahora, el mayor desplazamiento de personas en la historia de América Latina ha ocurrido sin mucho alboroto internacional. En parte, esto se debe a que ha tenido lugar principalmente por tierra, sin ser provocado por la guerra o los desastres naturales. Cuatro quintos de los migrantes se han quedado dentro de la región. La buena gracia con la que la mayoría de los países vecinos los han recibido hasta ahora ha permitido que otros ignoren la crisis. Los donantes externos han dado solo US$ 100 por cada migrante venezolano, en comparación con US$ 5,000 por cada uno de los 5.6 millones de refugiados de Siria.

Pero a medida que la crisis de Venezuela se prolonga, los países de destino están retirando su cálida bienvenida inicial. Los refugiados recientes son más pobres que los de las oleadas anteriores. Están llegando a países donde el crecimiento económico es lento, los buenos empleos son escasos y los presupuestos para la salud y la educación se estiran. Las primeras promesas de cooperar en el tratamiento del flujo de migrantes se están incumpliendo. Los portazos se suman al número de inmigrantes ilegales, que son vulnerables a la explotación por parte de los empleadores y al reclutamiento por parte de grupos criminales.

Aumenta la carga sobre Colombia, que sigue siendo el más abierto de los países de destino. Esto se debe en parte a que no puede vigilar su frontera de 2,200 km (1,400 millas) con Venezuela. La afluencia se suma al desorden en una frontera ya plagada por grupos guerrilleros respaldados por Venezuela. Ahora Colombia debe hacer frente a una acumulación en su frontera sur de refugiados que esperaban ingresar a Perú y Ecuador. Aunque es probable que los venezolanos impulsen el crecimiento económico en sus nuevos países, pocos gobiernos aprecian la oportunidad.

Más visibles son aquellos que aparecen en las esquinas para vender dulces o mendigar. Los trabajadores no calificados aumentan la fuerza laboral informal, en países donde una gran proporción de los empleos son informales. Muchas mujeres en Trinidad encuentran trabajo en bares y clubes, a veces una puerta de entrada a la prostitución. En Boa Vista, la capital de Roraima, la población de 400,000 ahora incluye más de 50,000 venezolanos. “Perdimos el control de la ciudad”, dice su alcalde, Teresa Surita. La falta de vivienda en las ciudades de la frontera de Colombia con Venezuela se ha disparado.

Aunque están dejando entrar menos venezolanos, los gobiernos están tratando de proporcionar servicios a los que ya han llegado. Eso es una lucha. Los hospitales en Roraima tienen escasez de personal, en parte porque Cuba retiró a sus médicos ante la hostilidad del presidente derechista del país, Jair Bolsonaro. El gobierno de Colombia estima que el costo de brindar atención médica, educación y otros servicios a los venezolanos será del 0.5% del PBI este año, aproximadamente una quinta parte de su déficit presupuestario esperado. Ecuador, cuyo gobierno altamente endeudado ha tenido que acudir al FMI en busca de ayuda financiera, gastará US$ 170 millones al año en salud y educación para los titulares de una “visa humanitaria excepcional” y los venezolanos que llegaron antes de que entrara en vigencia la regla de la visa.

“La gente solía sentir lástima por [los venezolanos], pero ahora hay miedo al crimen”, dice Amparo Goyes, un residente de Tumbaco, un suburbio de Quito, la capital de Ecuador. En enero, el apuñalamiento de una mujer ecuatoriana embarazada por parte de su ex novio venezolano desencadenó ataques contra migrantes en la ciudad norteña de Ibarra y contribuyó a la decisión de endurecer los requisitos de entrada. Una encuesta realizada por el gobierno peruano encontró que el 86% de los peruanos esperan ser víctimas de un crimen el próximo año.

Tales tensiones son actitudes endurecedoras. Una encuesta de Gallup publicada en junio mostró que el apoyo entre los colombianos para aceptar refugiados cayó por debajo del 50% por primera vez. La “imagen negativa” de los venezolanos aumentó al 67%, su nivel más alto. Una encuesta de los chilenos por Cadem, una encuestadora, publicada en julio encontró que el 73% aprobó la represión del gobierno y el 83% respaldó las restricciones a la inmigración. En Trinidad, los políticos opositores han pedido controles más estrictos sobre los venezolanos.

Colombia no tiene esa opción. Ha sido un ejemplo, emitiendo permisos que permiten que 700,000 venezolanos trabajen y reciban servicios públicos durante al menos dos años. Planea emitir un permiso para los migrantes sin los documentos correctos, permitiéndoles quedarse si encuentran un empleador. En marzo, la mayoría de los partidos con miembros en el Congreso firmaron un pacto prometiendo no provocar resentimiento contra los venezolanos en las campañas para las elecciones regionales que se realizarán el próximo mes.

Pero las nuevas barreras de sus vecinos están poniendo nerviosa a Colombia. Un alto funcionario dice que la cooperación entre los países de destino comenzó bien, pero en los últimos cuatro meses ha retrocedido. Recientemente, Colombia pidió a sus vecinos que abrieran un “corredor humanitario de frontera a frontera”. Ecuador acordó dejar pasar a los inmigrantes con visas para otros países. La ONU ha instado a todos los países de la región a que den a los venezolanos los derechos de los refugiados, bajo la presunción de que quedarse en casa los pone en riesgo.

Lo único en lo que todos los países receptores están de acuerdo es que necesitan más ayuda externa. La ONU ha recaudado menos de un tercio de los US$ 738 millones que buscó en 2018, principalmente de los EEUU. En la Asamblea General de las Naciones Unidas este mes, el presidente de Colombia, Iván Duque, encabezará un llamamiento regional para obtener más información. “Desafortunadamente, el mundo no ha visto esto como una crisis global”, dice David Smolansky, un alcalde venezolano exiliado que dirige el grupo de trabajo de migrantes de la Organización de Estados Americanos. Para que América Latina continúe haciendo frente tan bien como lo ha hecho, eso debe cambiar. Lampadia




Maduro se resiste con todo

Lamentablemente, el régimen genocida de Venezuela parece agarrarse hasta con las uñas y desinflar las tratativas de cambio buscadas por Guaidó y la gran cantidad de países que lo reconocen como Jefe de Estado.

Claramente, la vía diplomática ha demostrado ser insuficiente para provocar la salida de Maduro. Peor aún, la oposición liderada por Guaidó ha caído en la trampa de negociar con el régimen dictatorial, primero en Noruega y ahora en Barbados, uno de los países beneficiados por la largueza petrolera del chavismo.

El problema es que los poderes fácticos son muy fuertes, sustentado en las capacidades de Cuba, el narcotráfico y las cúpulas corruptas de los militares.

Así las cosas, hay que preguntarse cual es el futuro. Como hemos comentado anteriormente, es difícil salir de esta situación sin acciones drásticas, como un bloqueo de la conexión de Cuba y Venezuela, dejando sin petróleo a Cuba. Esto permitiría romper la fuerza de uno de los sustentos del odioso régimen venezolano.

No sabemos si este es el camino, pero lo que si sabemos es que es indispensable salvar a los venezolanos de la creciente crisis humanitaria que les han impuesto a ‘sangre y fuego’.

Veamos un último reporte de The Economist:

Un estancamiento sangriento
Con tenacidad y tortura, el horrible régimen de Venezuela se mantiene

Las negociaciones con la oposición mantienen la esperanza, pero solo un poco

The Economist
11 de julio de 2019

Casi seis meses desde que Juan Guaidó comenzó su intento de eliminar la dictadura de izquierda de Venezuela, la tensión se está mostrando. Sus ojos parecen cansados. Ha dejado caer su eslogan, “vamos bien”. Ahora sus partidarios desmoralizados lo pronuncian sarcásticamente.

Pero la necesidad de acabar con el gobierno de Nicolás Maduro es más fuerte que nunca. Su mala gestión, más las sanciones impuestas en enero a la industria petrolera de Venezuela por los Estados Unidos, harán que la economía se contraiga más de un 25% este año. En términos de dólares, la caída en la producción desde que Maduro asumió la presidencia en 2013 será de alrededor del 70%. Francisco Rodríguez, economista de Nueva York que ha asesorado a la oposición moderada, advierte sobre el hambre.

El 5 de julio, el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos publicó evidencia de que las fuerzas de seguridad leales al gobierno, como las faes, habían asesinado al menos a 6,800 personas desde enero de 2018 hasta mayo de 2019. Se documentaron casos de tortura, incluido el uso de descargas eléctricas y el waterboarding. El informe, escrito por Michelle Bachelet, ex presidenta de izquierda de Chile que una vez simpatizó con el gobierno de Venezuela, describió la atención médica como “grave” y señaló las “violaciones del derecho” a los alimentos y otras necesidades. El régimen calificó el informe de “sesgado”. Días antes de su publicación, Rafael Acosta, un capitán naval de la reserva acusado de conspirar para derrocar al señor Maduro, compareció ante el tribunal de Caracas, magullado e incapaz de decir nada más que “ayudarme” a su abogado. Murió horas después.

El señor Guaidó, el jefe de la legislatura controlada por la oposición, esperaba liderar una revolución de terciopelo. Asumió la presidencia interina de Venezuela el 23 de enero, alegando que Maduro había manipulado su reelección el año anterior. Los Estados Unidos, todas las grandes democracias de América Latina y la mayoría de los miembros de la Unión Europea reconocieron a Guaidó como presidente interino. Él y sus partidarios esperaban que las sanciones petroleras estadounidenses terminaran con el régimen debilitado. El ejército cambiaría de bando, obligando a sus líderes a exiliarse, donde serían consolados por una porción del dinero que robaron. Se produciría un retorno a la democracia.

Ese plan ha sufrido un revés tras otro. En febrero, Guaidó prometió traer cientos de toneladas de ayuda humanitaria, que se había almacenado en las fronteras de Venezuela, “pase lo que pase”. Apenas alguno lo consiguió. El mes pasado fue distribuido a los migrantes venezolanos en Colombia. El 30 de abril, el presidente interino apareció en una autopista en Caracas al amanecer, flanqueado por unas pocas docenas de miembros de la guardia nacional rebelde y por el preso político más conocido de Venezuela, Leopoldo López, quien había escapado del arresto domiciliario esa mañana. Se acercaba la “fase final” del régimen, declaró el señor Guaidó. Pero no hubo levantamiento militar. “Honestamente, creo que Maduro ha ganado esto”, dice Yamila Pérez, una arquitecta que participó en marchas antigubernamentales este año.

Aunque Maduro dice que “duerme como un niño” (actualmente en el cuartel de Fuerte Tiuna en Caracas), tiene motivos para el insomnio. El levantamiento de abril reveló escisiones en el régimen. Cristopher Figuera, el jefe del servicio de inteligencia que desertó, dijo en entrevistas recientes que el ministro de defensa, Vladimir Padrino López, y el juez jefe de la corte suprema, Maikel Moreno, habían conspirado para expulsar a Maduro, pero habían perdido el valor. Ambos se burlan de la demanda. El 7 de julio, Maduro dijo que el general Padrino López se quedaría en su trabajo, tal vez queriendo mantener a sus enemigos cerca.

El gigante petrolero estatal PDVSA, el principal generador de divisas, está tratando de cambiar las exportaciones de Estados Unidos a Asia. La corrupción, la mala gestión de los ejecutivos elegidos por su lealtad al régimen y ahora las sanciones han provocado que la producción se hunda. Si bien Venezuela tiene las reservas de petróleo probadas más grandes del mundo, gran parte del país sufre escasez de gasolina.

Las remesas han sustituido parte del dinero perdido del petróleo. Unos 4 millones de personas, el 12% de la población, han abandonado Venezuela desde que se agudizó la crisis económica en 2014. Las remesas netas aumentaron de $ 200 millones en 2016 a $ 2 mil millones en 2018. Otra fuente de efectivo es el oro, gran parte extraído por los pioneros con escasa preocupación por el daño ambiental que causan. Estos márgenes no proporcionan suficiente dinero para sostener las importaciones. En 2018, las importaciones no petroleras fueron casi un 90% más bajas que en 2012.

“Todo el enfoque del régimen ahora es la supervivencia”, dice un diplomático con sede en Caracas. “El libro de reglas ha sido desechado”. Maduro ha abandonado silenciosamente elementos del socialismo traído por su predecesor, Hugo Chávez. En enero, el gobierno permitió que el bolívar flotara casi libremente por primera vez desde 2003, cerrando la enorme brecha entre las tasas de cambio oficiales (hubo dos) y la tasa del mercado negro. Eso terminó con una bonanza para los leales que tuvieron acceso a dólares a la tasa sobrevaluada. El estado y las empresas que posee han incumplido más de $ 11 mil millones de capital e intereses debidos en bonos. Maduro aún culpa a muchos de los problemas de Venezuela por el “dólar criminal”, pero recientemente el dólar ha sido aceptado en casi todas partes, desde los mercados de pulgas en Maracaibo hasta los hoteles de cinco estrellas administrados por el gobierno en Caracas.

La inflación ha caído en picada, hasta un 445,482% aún estratosférico (ver gráfico). Esto se debe en parte a que las hiperinflaciones siempre se “quedan sin vapor”, dice Rodríguez. El banco central también disminuyó la inflación al obligar a los bancos a aumentar las reservas. Pero estos movimientos hacia políticas económicas más sanas hasta ahora han hecho poco para aliviar las dificultades para la mayoría de las personas.

La principal esperanza para una transición política, y es débil, reside en las conversaciones entre la oposición y el gobierno, que se reanudaron en Barbados esta semana. Es difícil imaginar una resolución a la agonía de Venezuela que no incluya la partida de Maduro y un plan para celebrar elecciones con supervisión internacional. Para que eso suceda, el presidente tendrá que dormir menos y preocuparse más. Lampadia




Dándole la estocada final a la crisis venezolana

La crisis humanitaria, económica, social y política de Venezuela parece no tener fin. Según los últimos datos proyectados del FMI al cierre del presente año, el déficit fiscal en este país superaría el 7% del PBI y la deuda pública ascendería a casi el 70%. Esta política de mayor gasto público, financiada en gran parte por un banco central capturado por la dictadura de Maduro, más allá de reactivar la economía – Venezuela fue la única economía de América Latina y el Caribe que no creció en el 2017, caída que ascendió al 14% – ha generado una hiperinflación, que el FMI estima que cerrará este año en un 1’000,000%. 

Este aumento generalizado y desenfrenado de precios que parece de nunca acabar ha destruido los salarios reales de los venezolanos que, según un reciente artículo escrito por Ricardo Haussman, profesor de economía de la Universidad de Harvard, a duras penas les permite comprar 2 huevos al día.

Sin embargo, aún cuando la solución del problema económico de Venezuela se encuentre en cualquier libro de texto de macroeconomía básico de primeros ciclos de un estudiante universitario de economía, estos no son sus únicos problemas.

Como indica Haussman, existen también graves problemas de salud y de delincuencia que afectan a la población venezolana como por ejemplo, un aumento notable de enfermedades, como la malaria y la anemia, así como una mayor presencia de organizaciones delictivas, como las FARC y el ELN de Colombia, que han hecho de gran parte del territorio venezolano, su hogar.

Como bien señala uno de los fundadores de la escuela de economía de la Universidad de Chicago y también Premio Nobel de Economía, Milton Friedman, si deseas saber cómo se siente la gente ordinaria con respecto a la condición de vida de su país, debes mirar cómo votan con los “pies”. Y en el caso de Venezuela, lo que se ha observado es la mayor inmigración que ha podido presenciar Las Américas, con magnitudes semejantes a las de Siria. En este sentido, ¿Es posible darle fin a esta crisis que tanto aqueja a nuestros hermanos venezolanos y que los obliga a buscar mejores oportunidades en la región?

Ciertamente es posible, pero como sugiere Haussman, requiere de una coordinación entre la comunidad internacional y las fuerzas democráticas venezolanas. Es necesario que el 10 de enero, la Asamblea Nacional, que fue elegida y respaldada en el 2015 por más del 60% de la población, designe a un nuevo gobierno y a un nuevo mando militar, que permitan retornar a la democracia, aún cuando esto implique una falta a la constitución vigente.

Asimismo, para un correcto proceder en este proceso, es fundamental que las fuerzas armadas respeten las decisiones de la Asamblea, con el objetivo de asegurar que no se vulneraran los derechos humanos de ningún ciudadano venezolano que apoye la reforma.

Con respecto al apoyo internacional, este ya está dado pues los resultados de las elecciones que tuvieron lugar en mayo del presente año no fueron avalados ni por los países más importantes de América Latina ni por Estados Unidos, Canadá, la Unión Europea y Japón, entre muchos otros. En ese sentido, el apoyo está más que garantizado si es que se toma esta  dura decisión.

Urge ponerla en práctica a la brevedad, de ser posible, el 10 de enero del 2019, día en el que empieza el nuevo mandato, no reconocido interna y externamente, de Maduro. ¡Nuestros hermanos venezolanos lo piden a gritos! Lampadia

Cómo poner fin a la pesadilla de Venezuela

3 de diciembre, 2018
RICARDO HAUSMANN
Traducción de Ana María Velasco

Ricardo Hausmann, ex ministro de planificación de Venezuela y ex economista jefe del Banco Interamericano de Desarrollo, es director del Centro para el Desarrollo Internacional (CID) en la Universidad de Harvard y profesor de economía en la Kennedy School of Government de Harvard.

CAMBRIDGE – Desear que un problema desaparezca, rara vez es una estrategia efectiva. Mientras la comunidad internacional ha estado enfocando su atención en otros asuntos, la catástrofe venezolana se ha profundizado. Y de continuar las tendencias actuales, ella solo puede empeorar.

Con un día de trabajo al salario promedio, ahora se compran 1.7 huevos o un kilo de yuca, la caloría más barata disponible. Un kilo de queso local cuesta 18 días de trabajo al salario promedio, y un kilo de carne cuesta casi un mes, dependiendo del corte. Los precios se han estado elevando a tasas hiperinflacionarias durante 13 meses seguidos y la inflación va camino a exceder la marca de 1,000,000% este mes. La producción continúa cayendo como una piedra: según la OPEP, en octubre de 2018 había bajado el 37% en relación al año anterior, o casi 700,000 barriles diarios.

De acuerdo a Alianza Salud, una coalición de ONG, los nuevos casos de malaria en 2018 se han multiplicado por 12 desde 2012, lo que se traduce en un total de más de 600,000, que es el 54% de todos los casos en Las Américas. Amplias extensiones de territorio venezolano han sido cedidas a organizaciones delictivas, entre ellas grupos terroristas como las FARC y el ELN de Colombia, que actúan en colusión con miembros de la Guardia Nacional en la producción de oro y coltan, como también en el narcotráfico.

Como consecuencia, los venezolanos han estado saliendo de su país de manera masiva, creando una crisis de refugiados de proporciones semejantes a Siria, y que es la más grande de la historia de Las Américas. Dado que Facebook informa que tiene 3.3 millones de usuarios venezolanos en el exterior, mi equipo de investigadores en el Center for International Development de la Universidad de Harvard estima que debe haber por lo menos 5.5 millones en total. Entre quienes tuiteaban solo desde Venezuela en 2017, para noviembre, más del 10% había dejado el país. Pese a sus valerosos esfuerzos, Colombia, Ecuador y Perú encaran cada vez mayores dificultades para hacer frente al flujo de refugiados.

Es más que evidente que los problemas de Venezuela no se resolverán a menos que y hasta que haya un cambio de régimen. Después de todo, tanto el régimen como el colapso económico son consecuencia de la eliminación de los derechos básicos. Los venezolanos no pueden invertir y producir para satisfacer sus necesidades debido a que se les han arrebatado sus derechos económicos; y tampoco pueden cambiar políticas desatinadas porque también se les han arrebatado sus derechos políticos. Un giro requiere el re-empoderamiento de los venezolanos.

Afortunadamente, se vislumbra un fin a esta pesadilla, pero ello exigirá coordinación entre las fuerzas democráticas venezolanas y la comunidad internacional. El 10 de enero marca el fin del periodo del presidente Nicolás Maduro, el que comenzó con su elección en 2013. Su elección a un segundo periodo en mayo de este año fue una farsa: no se permitió que participaran los principales partidos de oposición y sus candidatos, y Estados Unidos, Canadá, la Unión Europea, Japón y los países más importantes de América Latina, entre muchos otros, se negaron a reconocer el resultado de dicha elección. Esto significa que no reconocen la legitimidad de la presidencia de Maduro más allá del 10 de enero.

La solución lógica es que la Asamblea Nacional, elegida en diciembre de 2015 con una mayoría de dos tercios de la oposición, resuelva el impasse constitucional designando a un nuevo gobierno interino y a un nuevo alto mando militar, capaces de organizar el retorno a la democracia y de poner fin a la crisis. Sin embargo, los diputados están actuando con cautela en relación a esto, puesto que, en el mejor de los casos, temen ser ignorados o, en el peor, ser encarcelados, exiliados o torturados a muerte y luego arrojados por la ventana de un décimo piso, como le ocurrió en octubre a Fernando Albán, concejal de la ciudad de Caracas. A menos que las fuerzas armadas respeten las decisiones de la Asamblea Nacional, será muy difícil hacerlas cumplir.

Es por ello que esta solución requiere de la coordinación entre la comunidad internacional y las fuerzas democráticas venezolanas. Estas no saben con certeza cuánto apoyo internacional van a recibir, y la comunidad internacional tampoco sabe con certeza cuáles son los planes ni el nivel de cohesión que tienen dichas fuerzas.

Como es el caso con todos los problemas de coordinación, hay buenos y malos resultados que se auto cumplen. Por ahora, dado que la comunidad internacional no ha dejado en claro a quién se reconocerá como gobernante legítimo de Venezuela después del 10 de enero, las fuerzas democráticas venezolanas no han logrado unirse en torno a una solución.

Pero los venezolanos han estado haciendo sus tareas y sentando las bases organizacionales para el cambio. Los partidos políticos, los sindicatos, las universidades, las ONG y la Iglesia Católica se han unido para formar una iniciativa llamada Venezuela Libre. Han organizado congresos en los 24 estados del país, en los que han participado 12,000 delegados, y, el 26 de noviembre, llevaron a cabo un evento nacional para lanzar un manifiesto que esboza el camino de regreso a la democracia. Además, han estado elaborando un detallado plan económico, que han discutido ampliamente con la comunidad internacional, para superar la crisis y restaurar el crecimiento.

Esta es una excelente oportunidad para que la comunidad internacional se mueva hacia una solución coordinada: una negativa explícita a reconocer a Maduro después del 10 de enero, junto con el reconocimiento de las decisiones de la Asamblea Nacional con respecto al gobierno de transición, y ayuda para implementarlas. Además, es preciso enviar un claro mensaje a las fuerzas armadas venezolanas de que las decisiones de la Asamblea Nacional deben ser respetadas.

Una solución a la catástrofe venezolana no solo es deseable, sino también posible. El mundo no puede dejar pasar esta oportunidad. El 10 de enero puede convertirse en un nuevo comienzo. Lampadia




Venezuela Hora Cero

La crisis económica y política de Venezuela no ha disminuido, más bien empeora día a día. Es una crisis humanitaria que está condenando a muerte a muchísimos venezolanos, especialmente infantes y adultos mayores. La escasez de lo más elemental es generalizada, empezando por alimentos y medicinas. La hiperinflación agrava la miseria aceleradamente y ya se ha desatado una migración imparable, que está dejando sin servicios a los que no pueden migrar, creando además, una serie de problemas en los países vecinos, que se ven forzados a abrir los brazos a gente que ya no tiene más opciones de vida.

Según la Superintendencia Nacional de Migraciones, a diciembre del 2017, en el Perú ya habíamos recibido unos 115,000 venezolanos. Sin embargo, muchos de ellos solo están aquí ‘de paso’, pues según sus declaraciones, tienen como último destino a Chile y Argentina. “Así como el Perú es un país de acogida, también es un país de tránsito”, explicó Eduardo Sevilla Echevarría, Superintendente Nacional de Migraciones. Estos 115 mil venezolanos están en calidad migratoria de turista y, de esa cifra, 31,300 se han acogido a un Permiso Temporal de Permanencia (PTP).

La siguiente inconografía publicada por La Nación de Argentina, muestra el destino de la diáspora venezolana:

Fuente: La Nación de Argentina

Nosotros tenemos que darles la mano a nuestros vecinos que están sufriendo una crisis humanitaria que ya está siendo comparada por la CNN como equivalente a la crisis migratoria de Siria. Felizmente, nuestra política ha sido particularmente atractiva para los migrantes que buscan oportunidades económicas, pero también para el estatus legal que es difícil de adquirir en otros lugares, ya que (a diferencia del Perú), otros países de la región están poniendo cada vez más las restricciones a los venezolanos, especialmente Colombia, el más cercano, que ya alberga más de medio millón de refugiados.

En general, los peruanos tendemos a darles la bienvenida a los inmigrantes, una actitud probablemente adquirida por nuestros recuerdos de haber vivido un período de conflicto interno e hiperinflación, y una emigración que se llevó el 10% de nuestra población. Hay 3  millones de peruanos en el exterior, y durante el auge petrolero de Venezuela, miles de técnicos y profesionales peruanos se mudaron a Caracas y se establecieron allí, formando familias de doble ciudadanía. Estos hombres y mujeres fueron ahora los primeros en regresar al Perú.

El País: Miles de venezolanos cruzaban la frontera hacia Colombia, en julio del año pasado. 
Fuente: GEORGE CASTELLANO AFP

Como dice Sevilla, “El Perú ha sido, es y será siempre un pueblo hospitalario. Tenemos 3 millones de peruanos en el exterior. ¿Se imaginan ustedes alguna señal, alguna muestra (de rechazo) a alguno de esos 3 millones en los distintos países del mundo? Que los afecte, que trascienda por los medios y las noticias… La tolerancia, el pluralismo y el diálogo va al compás de los tiempos modernos”. Y tal solidaridad y tolerancia les brinda a los venezolanos un sentido de pertenencia, estén donde estén, y las fuerzas para seguir adelante a pesar de haber abandonado su hogar.

La situación de desabastecimiento que vive el país vecino llevó a que más de 200.000 personas cruzaran la frontera el fin de semana pasado en busca de víveres y medicinas. Foto: Juan Pablo Bayona

Lamentablemente, hay casos de discursos xenofóbicos, como el de Fernando Vivas en su columna de El Comercio, en la que propone restringir el ingreso de venezolanos porque son “más blancos y atractivos que el peruano promedio”, lo que generaría discriminación en contra de los peruanos. Un argumento ridículo. Más bien, al día siguiente Mariátegui respondió diciendo que “Tu postura ayer en tu columna de EC de restringir el ingreso de venezolanos porque son “blancos” es digna de Antauro Humala o su excéntrico viejo. (…) Venezuela SÍ nos abrió las puertas en los horripilantes 70 y 80. Es más, yo viví un tiempito allá en 1998 y era uno de los poquísimos países del mundo que nos recibían a los apestados peruanos con las puertas abiertas en aquel entonces”.

Más allá de las columnas de opinión, desde el lado de nuestra política interna, también se aprecian comentarios negativos hacia la aceptación de más venezolanos, marcadamente así, por parte de las izquierdas, con mucho énfasis en el sur del país. Por ejemplo, el congresista Apaza tuvo el muy desatinado comentario de que se debe restringir el ingreso de los venezolanos porque les estarían quitando empleos a los peruanos.

Curioso fenómeno, las izquierdas, que defendieron ciegamente a Chávez y ahora a Maduro, prefieren que los venezolanos vivan su suplicio allende nuestras fronteras, y que no los tengamos en el Perú, como testimonios vivientes del clamoroso fracaso del socialismo y el estatismo que siguen persiguiendo imponernos.

Los testigos del fracaso del socialismo y el estatismo

Los venezolanos que están en el Perú, ya sea que trabajen de vendedores ambulantes, en los micros, en restaurantes o en cualquier otra posición, están dando sus testimonios sobre las empobrecedoras políticas del régimen cubano chavista en Venezuela. Muestran con escándalo los billetes de alta denominación de Bolívares, que valen menos que el papel en que están impresos (cómo nuestros antiguos Intis de García I), y transmiten el rechazo absoluto a las políticas que nuestros izquierdistas planean imponernos a los peruanos, si les damos la oportunidad de gobernar.

Como hemos publicado en varias ocasiones, la crisis humanitaria y política a la que se enfrenta Venezuela, ha sido labrada a pulso por los crímenes de ‘leso gobierno’ del chavismo. Además, de destrozar el país, Venezuela se dio el lujo de usar parte importante de sus recursos para mantener la caduca dictadura cubana, varios pequeños países de Centro América y el Caribe y, de financiar a partidos izquierdistas de la región con sus ínfulas del ‘socialismo del siglo xxi y el albismo.

Esta lastimosa experiencia, de un querido país sudamericano, es una dura lección sobre las consecuencias de sus políticas dirigidas a capturar todo el poder dizque ‘en pro de los pobres’ y, según los resultados, a entronizar un odioso nivel de corrupción. No podemos dejar de preguntarnos cómo es posible que la izquierda peruana, cegada por su obsoleta ideología, tenga cara para seguir apoyando uno de los peores, o el peor, gobierno de la historia latinoamericana.

Recordemos que economía de Venezuela continúa colapsando. Se espera que la inflación alcance 13,000% este año. La escasez absoluta deja las tiendas vacías, y muchos hospitales están mal equipados para tratar incluso los problemas básicos. La malnutrición está aumentando y algunos padres que no pueden alimentar a sus hijos los han entregado a orfanatos. La violencia es generalizada y las fuerzas de seguridad han sido acusadas de ejecuciones extrajudiciales y otros abusos. Se dice que el venezolano promedio ha bajado un promedio de 9 kilos de peso en los últimos tiempos.

Hasta hace pocos meses, la población venezolana estaba en las calles dando la batalla para sacar a Maduro. Como dijimos en Lampadia, es poco probable que el pueblo venezolano gane esta batalla sin apoyo externo. Lamentablemente, si no se cambia el régimen pronto, se consolidará en el poder, el ‘Eje Cuba-Venezuela’, controlado por tres mafias (como dice Moisés Naim), el narcotráfico, los cubanos, y los corruptos militares venezolanos. Ese nefasto ‘eje’ hará todo lo posible por extender su influencia a todo Sudamérica, y representa una amenaza que debe ser eliminada cuanto antes.

A pesar del inmenso rechazo popular al régimen, se espera que Maduro retenga el poder en las elecciones del 22 de abril, que, desde ya, están plagadas de irregularidades y fraude. Y es que, como dijo Roger Santodomingo, ex chavista y autor de ‘De verde a Maduro’, en una entrevista en El Comercio: “Maduro no va a dejar el poder por las buenas (…) Maduro se ha convertido en el dictador más cruel de la historia venezolana y ha durado más de lo que cualquiera podía haber esperado.”

A pesar de la desastrosa crisis humanitaria, y la exacerbación de la violencia del gobierno, es bastante claro que el ‘Eje-Cuba-Venezuela’ se está consolidando. Más vale que vayamos pensando en nuevas formas de combatir y derrocar al detestable régimen que ha hecho casa en el país de nuestros hermanos venezolanos. Ver en Lampadia: No permitamos la consolidación del ‘Eje Cuba-Venezuela’.

Acá no queda otra cosa que superar la actual política internacional hacia Venezuela, basada en el ‘appeasement’ (el síndrome de Chamberlain en el Reino Unido en los albores de la Segunda Guerra Mundial), y recordar la visión de Churchill, que logró, en soledad, enfrentar a Hitler y reconquistar la libertad. Hay momentos en que la vida nos pone ante disyuntivas muy difíciles, pero nunca se debe salir de ellas, por el engañoso camino del apaciguamiento de los monstruos.  Lampadia




Apoyemos la fuerza libertaria que plantea Hausmann

Apoyemos la fuerza libertaria que plantea Hausmann

El economista venezolano, Ricardo Hausmann, plantea la necesidad de formar una fuerza libertaria para salvar a los venezolanos de la tragedia humana que se los consume. No le falta razón.

En mayo pasado, en nuestro análisis: La resistencia no puede parar, pero no es suficiente – No permitamos la consolidación del ‘Eje Cuba-Venezuela’, decíamos que la gravísima situación social y económica creada por el chavismo y el ‘socialismo del siglo XXI’ en Venezuela ha generado una interminable crisis humanitaria, pero la corrupta cúpula gobernante no parece dedicada a superarla, sino a consolidar su poder. Ymás vale que vayamos pensando en nuevas formas de combatir y derrocar al detestable régimen que ha hecho casa en el país de nuestros hermanos venezolanos.

Lamentablemente, en la vida de las sociedades, se presentan situaciones que alteran completamente el escenario de vida. Ante ello, uno trata de asumir que las cosas pueden regresar a la situación previa y arreglarse solas, tratando de evitar la necesidad de adoptar actitudes extremas. Pero, la negación puede llevar a condiciones aún más dramáticas.

Este es hoy el caso de Venezuela, atrapado en una crisis humanitaria por mafias poderosas, el narcotráfico, la nomenclatura cubana y los corruptos militares venezolanos. Ninguna de estas mafias dejará de detentar el poder como producto de acciones diplomáticas. Y es que, como dice El País de España en La economía venezolana, en estado de coma “El mal manejo de las actividades económicas por parte del gobierno de Nicolás Maduro, llevaron al país a una bancarrota”.

Como dice Hausmann, se necesita organizar una fuerza libertaria debidamente sustentada en el derecho internacional. Pero, en nuestra opinión, habría además que establecerse un bloqueo naval y aéreo entre Cuba y Venezuela, y una gestión multinacional para evitar interferencias de Rusia y China.

Los venezolanos no pueden esperar más. Ellos esperan nuestra ayuda. Que no se haga tarde. Lampadia

El día D para Venezuela

Ricardo Hausmann
Project Syndicate
2 de enero, 2018

Traducido por Ana María Velasco 

La crisis de Venezuela está pasando, inexorablemente, de ser catastrófica a ser inimaginable. El nivel de miseria, sufrimiento humano y destrucción ha llegado a un punto en que la comunidad internacional debe repensar cómo puede ayudar.

Hace dos años, advertí que en Venezuela se avecinaba una hambruna similar al Holomodor de Ucrania entre 1932 y1933. El 17 de diciembre, The New York Times publicó en su portada fotografías de este desastre, provocado por el hombre.

En julio, describí la calamidad económica sin precedentes por la que atraviesa Venezuela y documenté el colapso en la producción, los ingresos, y los niveles de vida y salud. Probablemente, la estadística más reveladora que cité fue que el sueldo mínimo (el que en Venezuela gana el trabajador mediano), medido en la caloría más barata disponible, había caído de 52.854 calorías diarias en mayo de 2012 a tan solo 7.005 en mayo de 2017, completamente insuficiente para alimentar a una familia de cinco personas.

Desde entonces, la situación ha empeorado de manera drástica. Para el mes de noviembre, el sueldo mínimo se había desplomado a apenas 2.740 calorías diarias. Y la escasez de proteínas es todavía más aguda. El abastecimiento de carne de cualquier tipo es tan reducido, que el precio de un kilo en el mercado equivale a más de una semana de trabajo remunerado al sueldo mínimo.

Las condiciones de salud también han decaído, como consecuencia de las deficiencias nutricionales y de que el gobierno decidió no proveer fórmula para lactantes, vacunas contra enfermedades infecciosas, medicamentos para quienes están en tratamiento por SIDA, cáncer, diálisis y trasplante, y también los suministros generales de los hospitales. Desde el 1 de agosto, el valor del dólar ha añadido un cero, y desde septiembre, la inflación ha estado por encima del 50% al mes.

De acuerdo a la OPEP, desde mayo la producción de petróleo ha declinado el 16%, una reducción de más de 350.000 barriles al día. Para detener este declive, el gobierno del presidente Nicolás Maduro no ha tenido mejor idea que arrestar a alrededor de 60 ejecutivos de PDVSA, la empresa petrolera estatal, y nombrar a un general de la Guardia Nacional sin experiencia en la industria para conducir sus operaciones.

En lugar de tomar medidas para poner fin a esta crisis humanitaria, el gobierno la está usando para consolidar su control político. Rechaza los ofrecimientos de asistencia internacional, al tiempo que, para sofocar las manifestaciones, invierte sus recursos en adquirir sistemas de control de disturbios de grado militar fabricados en China.

Muchos observadores externos creen que el gobierno perderá poder a medida que la economía siga empeorando. Sin embargo, la oposición política organizada está hoy en una posición de mayor debilidad que en julio, a pesar de la crisis y del masivo apoyo diplomático internacional. Desde entonces, el gobierno ha instalado una Asamblea Constituyente inconstitucional con plenos poderes, ha cancelado el registro electoral de los tres principales partidos de oposición, ha destituido a alcaldes y diputados legítimamente elegidos, y se ha robado tres elecciones.

Dado que todas las soluciones son imprácticas, inviables o inaceptables, la mayoría de los venezolanos anhelan alguna forma de deus ex machina que los salve de esta tragedia. Lo mejor sería poder convocar elecciones libres y justas para llegar a tener un nuevo gobierno. Este es el Plan A de la oposición venezolana organizada en torno a Mesa de la Unidad Democrática, y es lo que se busca en las conversaciones que se están realizando en la República Dominicana.

No obstante, es un desafío a la credulidad pensar que un régimen dispuesto a matar de hambre a millones de personas para mantenerse en el poder, va a ceder ese poder en elecciones libres. En la década de 1940 en Europa Oriental, los regímenes estalinistas consolidaron su poder pese a sufrir derrotas electorales. El hecho de que el gobierno de Maduro se haya robado tres elecciones tan solo en 2017, y que haya bloqueado la participación electoral de tres de los partidos con los cuales está negociando en República Dominicana, de nuevo a pesar de una atención diplomática internacional masiva, sugiere que el éxito es improbable.

La idea de un golpe militar para restaurar el orden constitucional agrada menos a muchos políticos democráticos porque temen que después los soldados no regresen a sus cuarteles. Por lo demás, el régimen de Maduro ya es una dictadura militar, con oficiales a cargo de muchas agencias gubernamentales. Los oficiales de alto rango de las fuerzas armadas son esencialmente corruptos, habiendo participado durante años en actividades de contrabando, delitos cambiarios y en las compras públicas, narcotráfico y muertes extrajudiciales que, en términos per cápita, son tres veces más prevalentes que en Las Filipinas de Rodrigo Duterte. Un número importante de altos oficiales decentes han estado renunciando a las fuerzas armadas.

Las sanciones focalizadas en individuos, que administra la Office of Foreign Assets Control (OFAC) de Estados Unidos, están incomodando a muchos de los bandidos que gobiernan Venezuela. No obstante, en el mejor de los casos son muy lentas, pues para el tiempo que rindan el efecto deseado se habrán producido decenas de miles de muertes evitables y se habrán ido al exterior millones de nuevos refugiados venezolanos. Y, en el peor de los casos, nunca surtirán efecto. Al fin y al cabo, sanciones como estas no han conducido a un cambio de régimen en Rusia, Corea del Norte, ni Irán.

Esto nos deja con una posible intervención militar internacional, solución que asusta a la mayoría de los gobiernos latinoamericanos a causa de la historia de agresiones contra sus intereses soberanos, especialmente en México y Centroamérica. Pero es posible que estas no sean las analogías históricas correctas. Después de todo, Simón Bolívar pasó a ser llamado el Libertador de Venezuela gracias a la invasión de 1814 organizada y financiada por la vecina Nueva Granada (hoy Colombia). Entre 1940 y 1944, Francia, Bélgica y los Países Bajos no lograron liberarse de un régimen opresivo sin una acción militar internacional.

La implicación es clara. A medida que la situación en Venezuela se torna inimaginable, sus posibles soluciones se acercan a lo inconcebible. La Asamblea Nacional debidamente elegida hace dos años, en la cual la oposición tiene una mayoría de dos tercios, ha sido despojada de todo su poder de manera inconstitucional por una Corte Suprema nombrada inconstitucionalmente. Y las fuerzas armadas han empleado ilegítimamente su poder para reprimir las protestas y obligar a exiliarse a muchos líderes, entre ellos los jueces de la Corte Suprema que la Asamblea Nacional nombró en julio.

Si se trata de soluciones, por qué no considerar la siguiente: la Asamblea Nacional podría destituir a Maduro y al narcotraficante de su vicepresidente, Tareck El Aissami, sancionado por la OFAC y a quien el gobierno estadounidense le ha embargado más de US$ 500 millones. Dado este vacío de poder, la Asamblea, nombraría de forma constitucional a un nuevo gobierno, el que a su vez podría solicitar asistencia militar a una coalición de países amigos, entre ellos, latinoamericanos, norteamericanos y europeos. Esta fuerza liberaría a Venezuela de la misma forma en que canadienses, australianos, británicos y estadounidenses liberaron a Europa en 1944-1945. Más cerca de casa, esto sería semejante a la liberación de Panamá de la opresión de Manuel Noriega por parte de Estados Unidos, la que marcó el inicio de su democracia y del crecimiento económico más rápido de América Latina.

De acuerdo al derecho internacional, nada de esto requeriría la aprobación del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas (que Rusia y China podrían vetar), puesto que la fuerza militar sería invitada por un gobierno legítimo en busca de apoyo para defender la constitución de su país. La existencia de una opción como esta incluso podría mejorar la probabilidad de que las negociaciones que se están llevando a cabo en la República Dominicana lleguen a un resultado exitoso.

El colapso de Venezuela es contrario al interés nacional de la mayoría de los países. Y las condiciones imperantes en el país constituyen un delito de lesa humanidad al que se debe poner fin por razones morales. El fracaso de la Operación Market Garden en septiembre de 1944, inmortalizado en el libro y el film “Un puente lejano”, se tradujo en la hambruna del invierno 1944-1945 en los Países Bajos. La hambruna en la Venezuela de hoy ya es peor que esa. ¿Cuántas vidas más serán destrozadas antes de que arribe la salvación?




No permitamos la consolidación del ‘Eje Cuba-Venezuela’ – II

La situación de Venezuela parece ir en camino de la consolidación del régimen dictatorial manejado por el ‘Eje Cuba-Venezuela’, con la carta del fantoche Nicolás Maduro. Como dijimos a mediados de mayo pasado: La gravísima situación social y económica creada por el chavismo y el ‘socialismo del siglo xxi’ en Venezuela ha generado una interminable crisis humanitaria, pero la corrupta cúpula gobernante no parece dedicada a superarla, sino a consolidar su poder.

Fuente: cnnespanol2.files.wordpress.com

El régimen dictatorial, controlado por la ‘nomenklatura’ cubana, las mafias del narcotráfico y los corrompidos militares venezolanos, tiene casi dos décadas organizándose para establecer una plataforma económica y política de largo plazo. En dicha ocasión decíamos: Más vale que vayamos pensando en nuevas formas de combatir y derrocar al detestable régimen que ha hecho casa en el país de nuestros hermanos venezolanos.

Desde entonces, arreciaron las protestas de los valerosos venezolanos; las condenas internacionales; y sanciones económicas, que como en casos anteriores, al no ser universales, devienen en inefectivas y hasta contraproducentes (Rusia, China e Irán han profundizado sus relaciones con la dictadura).

EEUU pidió a Nicaragua no negociar con sancionados de Venezuela

La Embajada de Estados Unidos en Nicaragua advirtió hoy a sus ciudadanos en este país de no establecer negocios o relaciones con funcionarios venezolanos sancionados por el gobierno del país norteamericano.

“Las personas estadounidenses no pueden, por ejemplo, celebrar contratos con individuos bloqueados”.

A inicios de ese mismo mes, EEUU anunció la última lista de sanciones a funcionarios venezolanos, entre ellos, Adán Chávez, un hermano del fallecido presidente Hugo Chávez, en una nueva muestra de presión sobre Caracas tras la instauración de la chavista Asamblea Nacional Constituyente (ANC), que considera “ilegítima”.EFE, 7 de septiembre, 2017, glosado

Todo lo actuado ha probado ser inefectivo y no se ha podido aliviar el sufrimiento de los empobrecidos y sometidos venezolanos.

Hace algunas semanas, Trump amenazó con usar una opción militar. Esta fue rechazada estridentemente por todos los gobiernos de la región, cuando por lo menos, podía haberse mantenido como un instrumento de negociación.

Hace una semana, Ian Vásquez, el prestigioso peruano del Instituto Cato, propuso: Repudiemos la deuda odiosa. Un planteamiento novedoso dirigido a desincentivar el apoyo económico de regímenes insensibles al sufrimiento de los venezolanos, como Rusia, China e Irán.

El punto importante, es que, sin acciones efectivas, y de alcance universal, lo más probable es que asistamos a la consolidación de la siniestra dictadura del ‘eje’, a la migración masiva de la población, y a la penetración política de Cuba en Sudamérica.

A continuación, presentamos el artículo de nuestra colaboradora, Helen Hamann, que le pregunta a nuestro Canciller si “¿Planea restaurar la gobernanza en Venezuela, utilizando magia o con rezos a la divina pastora?” Lampadia

Ya basta         

Helen Hamann
Socióloga
Para
Lampadia

El sábado 12 de agosto, el Canciller Luna, dijo que “el Perú condena la amenaza de EEUU sobre el uso de la fuerza en Venezuela”, agregando que “todas las amenazas extranjeras o domésticas de recurrir a la fuerza socavan la meta de reinstaurar la gobernanza en Venezuela, así como los principios consagrados en la carta de las Naciones Unidas”.

Mi pregunta es: ¿Cómo planea el Canciller restaurar la gobernanza en Venezuela, utilizando magia o con rezos a la divina pastora?

El gobierno venezolano está intensificando agudamente su intención de aniquilar todo intento de oposición, generando órdenes de detención contra alcaldes rebeldes, atacando políticos de oposición y amenazando a ciudadanos comunes que expresan su propia opinión.

“Yo se lo digo al mundo, escuchen esto, y aspiro que el mundo escuche: después de 90 días de protesta, de destrucción y de muerte. Si Venezuela fuera sumida en el caos y en la violencia y fuera destruida la revolución bolivariana nosotros iríamos al combate”, afirmó.

“Nosotros jamás nos rendiríamos y lo que no se pudo con los votos, lo haríamos con las armas, liberaríamos la patria con las armas”, agregó antes de juramentar a los integrantes del comando de campaña para la elección el 30 de julio de los miembros de la Asamblea Nacional Constituyente.

Amenazas públicas del dictador Nicolás Maduro

“Desde el comienzo de esta administración, el presidente Trump le ha pedido a Maduro que respete la Constitución Venezolana, que sostenga elecciones libres y justas, que libere a prisioneros políticos, que cese toda violación de los derechos humanos, y que deje de oprimir al pueblo venezolano,” dijo la Casa Blanca en una declaración el viernes por la noche. “El régimen de Maduro se ha negado a escuchar este pedido, el cual ha sido secundado en la región y en el mundo. En cambio, Maduro ha elegido el camino de la dictadura.”

El problema radica en que, en infinidad de oportunidades anteriores, los EEUU y el resto del mundo han fallado al no oponerse radicalmente al florecimiento de regímenes totalitarios — Irán, Corea del Norte, Cuba, Siria, Libia, etc., etc., y ahora Venezuela. Esta falta de oposición y de acción decisiva para erradicar dichos regímenes, les ha dado fuerzas y validación moral para actuar impunemente, ya que aparte de una “amonestación diplomática” no les pasara nada.

Ya es hora que Occidente, incluido el Canciller Luna, reconozca la opción moral en estos casos, y que deje de buscar soluciones “diplomáticas” a situaciones que ya pasaron todo nivel de negociaciónEn el caso de Venezuela, ya es hora que se identifique y reconozca a Maduro como un dictador, uno que está llevado a su país a la ruina, a la pobreza y a la miseria, y que, si no se retira voluntariamente, se le sacará a la fuerza si es necesario, incluso con la muerte.

Esta acción decisiva, no sólo resolverá el problema de Venezuela, sino que, a su vez, dará un mensaje claro y preciso a todo dictador en potencia, que, si la fuerza y el totalitarismo son los medios que va a utilizar para subir al poder y controlar a una nación, Occidente no se lo permitiráLampadia




No permitamos la consolidación del ‘Eje Cuba-Venezuela’

La gravísima situación social y económica creada por el chavismo y el ‘socialismo del siglo xxi’ en Venezuela ha generado una interminable crisis humanitaria, pero la corrupta cúpula gobernante no parece dedicada a superarla, sino a consolidar su poder. ¿Qué puede explicar una actitud tan despreciable, que lleva a la dictadura a ponerse de espaldas a su pueblo?  

Fuente: CCN es Noticias

Como hemos comentado en varias ocasiones, la crisis humanitaria y política a la que se ha llevado a Venezuela, ha sido labrada a pulso por los crímenes de ‘leso gobierno’ del chavismo. Además, de destrozar el país, Venezuela se dio el lujo de usar parte importante de sus recursos para mantener la caduca dictadura cubana, a varios pequeños países de Centro América y el Caribe y, de financiar a partidos izquierdistas de la región con sus ínfulas del ‘socialismo del siglo xxi y el albismo. Ver en Lampadia: Maduro lleva a Venezuela a la miseria y el ostracismo y ¡Fin a la dictadura en Venezuela!

Fuente: Público.es

Las políticas y discursos populistas, arropadas en promesas redistributivas, más los circuitos de corrupción han llevado a Venezuela una crisis imposible de imaginar. No solo ha colapsado la economía, las condiciones sociales no pueden ser peores. La escasez de alimentos y medicinas ha llegado a tal nivel que se ha desatado una inocultable crisis humanitaria que está costando la vida de muchos inocentes.

Y es que la situación de Venezuela es verdaderamente catastrófica. El autoritarismo chavista ha devenido en una dictadura abusiva e insensible, que cada día acosa con mayor desparpajo a los opositores políticos y a los pobladores que reclaman una solución al empobrecimiento generalizado que los está llevando a la desesperación.

Esta lastimosa experiencia, de un país sudamericano, es una dura lección sobre las consecuencias de sus políticas dirigidas a capturar todo el poder dizque ‘en pro de los pobres’ pero, según los resultados, solo ha entronizado un odioso nivel de tiranía y corrupción. No podemos dejar de preguntarnos ¿cómo es posible que la izquierda peruana, cegada por su ideología caduca, tenga cara para seguir apoyando uno de los peores, sino el peor, gobierno de la historia latinoamericana?

Ante todo esto tenemos que preguntarnos:

  • ¿Cómo es que el gobierno chavista no reacciona con medidas correctivas que enfrenten la crisis humanitaria?
  • ¿Qué explica que en vez de buscar una salida política, sigan ‘agudizando las contradicciones’ (técnica política marxista)?

En opinión de Lampadia, lo que sucede es que estamos ante un ‘proceso de cubanización’  de Venezuela, la instalación de una dictadura de largo aliento, asociada al narcotráfico y a socios internacionales fuera del eje occidental. ¿Qué significa esto? ¿Cómo se ha manejado el proceso político del chavismo? Veamos:

  • Toma del poder
  • Masivos programas asistenciales para endulzar a la ciudadanía
  • Cambio de Constitución
  • Control de todos los poderes del Estado y de las Fuerzas Armadas
  • Uso de la riqueza petrolera para comprar apoyo político en la región
  • Destrucción del sector privado con expropiaciones, control de cambios, etc.
  • Enfrentamiento a chivos expiatorios: el imperialismo, “el demonio”, las multinacionales
  • Formación de milicias populares
  • Fomento de nuevas amistades, Rusia, Irán y China
  • Consolidación de la presencia cubana en el gobierno venezolano

El gran intelectual venezolano, Moisés Naím, afirma en su última columna: ‘Maduro no importa’:

  • “Sacarlo [a Maduro] no basta. Él es el tonto útil, el títere de quienes realmente mandan en Venezuela: los cubanos, los narcotraficantes y los viudos del chavismo [los compinches de Chávez]. Y por supuesto, los militares”.
  • “Para Cuba no hay prioridad más importante que seguir controlando y saqueando a Venezuela”.
  • “Los tres grupos se entremezclan en negocios, corrupción y ejercicio del poder”.
  • “Sacar a Maduro es necesario. Pero no es suficiente. Es indispensable minimizar los tres  nefastos centros de poder que realmente mandan en Venezuela. No será fácil. Pero es posible”.

The Economist (11 de mayo), titula: ‘La crisis venezolana salpica y Latinoamérica despierta a su mayor dolor de cabeza’. 

Ilustración del éxodo venezolano. The Economist. Fuente: Lo Cole

“El número de venezolanos que huyen del hambre, represión y crimen en su desarticulado país, crece cada día. Por años, los gobiernos latinoamericanos se quedaron callados cuando Hugo Chávez y su sucesor, Nicolás Maduro, disfrazaron la democracia venezolana. Ahora, su ineptitud económica y el creciente despotismo están causando una crisis humanitaria que la región no puede ignorar. (…) Colombia y Brasil se llevan el mayor peso del éxodo. Extraoficialmente, se estima que más de un millón de venezolanos viven en Colombia”. 

En Exitosa, Jorge Villena usa el término Cubazuela para referirse a la Venezuela chavista.

Así llegamos al día de hoy, en que la población, masivamente, enfrenta la crisis y entra a un proceso continuo de resistencia. El régimen pierde parte de su apoyo político en la región y se empieza a dibujar su aislamiento de las democracias occidentales, pero, en las actuales circunstancias de la política global, no se vislumbra ninguna acción internacional que pueda parar la crisis venezolana.

Por lo tanto, la dictadura del chavismo solo tiene que resistir la presión interna hasta que ésta se vaya debilitando y agotando. Algo parecido a lo que algunos cubanos tuvieron que enfrentar en los albores de la implantación del comunismo en la isla.

¿Podrá el pueblo venezolano ganar esta batalla sin apoyo externo? Poco probable.

Esto nos lleva a un divortium aquarium: O se resigna la derrota y se consolida, por todo tiempo previsible, el ‘Eje Cuba-Venezuela’, que en la práctica pretende extender el control territorial de Cuba a Sudamérica, ya sin ideología alguna, solo por el poder corrupto y sustentado en el narcotráfico internacional; o se amplía y profundiza la lucha hasta el final.

Muy difícil situación. Siempre es difícil optar por contrarrestar un mal de largo plazo, por muy grande que sea, vis-a-vis, la tranquilidad inmediata de un cierto alivio con la esperanza que las cosas se resuelvan sin hacer nada.

Cuidado con caer en el ‘síndrome de Chamberlain’, el appeasement que Churchill combatió en 1938 con las siguientes palabras: “Os dieron a elegir entre el deshonor y la guerra… elegisteis el deshonor, y ahora tendréis la guerra”.

Por su lado, Julio Borges, Presidente de la Asamblea Nacional de Venezuela [el Congreso venezolano], dice: “Es preferible morir de pie que vivir de rodillas. Y eso no lo pienso solo yo, lo piensan todos los venezolanos. De nada vale estar vivo si estás sometido a un personaje como Maduro. Lo importante es luchar por un país libre y digno, donde quién gobierne sea la democracia y no él”. (La República, 14 de mayo).

En cuanto a la región latinoamericana, sería suicida ponerse de costado. Hoy ya tenemos una migración masiva de venezolanos (bienvenidos), pero si se consolida en el poder el ‘Eje Cuba-Venezuela’, tendremos que recibir a dos tercios de los venezolanos y la penetración política cubana tendrá nuevas avenidas de infiltración.

Más vale que vayamos pensando en nuevas formas de combatir y derrocar al detestable régimen que ha hecho casa en el país de nuestros hermanos venezolanos.

¿Qué opinan nuestros lectores? Veremos y reportaremos su opinión. Lampadia

La crisis en cifras:

1-La diáspora de los venezolanos

2-Parálisis de la inversión extranjera en Venezuela

3-Caída de las importaciones de bienes venezolanos desde el exterior

4-Caída de las reservas internacionales​

5-Una hiperinflación​ desatada

6-Evolución del PBI vs. Brasil, Argentina y Perú​

(Fuente de los cuadros: Valentina Romei, Financial Times, 8 de mayo de 2017. Traducidos por Lampadia)

Lampadia




Nuestros izquierdistas se quedaron calatos

Durante los últimos tiempos, después de haber apostado por Alberto Fujimori en 1990 y terminar con el rabo entre las piernas, en el albor de la democracia del nuevo milenio, las izquierdas tradicionales peruanas se la jugaron por el ‘socialismo del siglo xxi’ del chavismo, por la mano de Lula con el Foro de Sao Paulo, y en su última jugada por el gobierno por el nacionalismo de Humala.

En los tres casos salieron chamuscados, pero haciendo mucho daño en el camino. Hoy no tienen ya con qué cubrirse, ni de donde traer ideas, dinero ni soporte político. ¡Nuestros izquierdistas se quedaron calatos!

Fuente: Twitter

La jugada por el chavismo
Como ya no se puede negar, el chavismo, el albismo, y el ‘socialismo del siglo xxi’, fueron la nueva estrategia cubana por hacerse de recursos financieros y de penetrar ideológica y políticamente la región latinoamericana ,desde Centro América hasta la Patagonia.

Lógicamente, con ello, nuestros izquierdistas, no solo tuvieron otra oportunidad de continuar su filiación a la dictadura cubana, también encontraron un nuevo sustento  ideológico con el refrito del llamado ‘socialismo del siglo xxi’, para respaldar sus ‘ideas muertas’ y refundacionales, y, tal vez al final lo más importante para ellos, se les presentó una fuente inmensa de recursos financieros para soportar sus agendas políticas.

No es pues de extrañar, que nuestros izquierdistas hayan hecho todo lo posible por justificar el gobierno de Chávez y Maduro, de relativizar sus gruesos errores, de tapar la descarada corrupción de sus líderes y de negar la dictadura chavista; incluso cuando la pestilencia del régimen venezolano había llegado a traer un hedor nauseabundo.

Ahí están, escritas sobre piedra, las sucesivas declaraciones de todos los personajes de nuestra izquierda, como las del cura Arana (caserito de RPP) y Marisa Glave de Tierra y Libertad (luego separados), de Verónika Mendoza, la ex candidata del Frente Amplio (FA) (que no es ni frente, ni amplio), de la fracasada ex alcaldesa de Lima, Susana Villarán, de Gregorio Santos, del MAS, y de todos los demás, casi sin excepción. Del mismo modo se expresan los repugnantes votos de la representación parlamentaria del FA, con respecto a las condenas al régimen dictatorial del chavismo.

A estos izquierdistas, supuestos defensores de los pobres, no se les mueven ni los párpados ante la crisis humanitaria por la que atraviesan los abusados venezolanos, no se inmutan por la falta de alimentos y medicinas, o por los asesinatos de jóvenes en las protestas callejeras, ni  por los presos políticos.

La jugada por Lula 
La opción por Lula y el Foro de Sao Paulo tuvo en Javier Diez Canseco (el ícono de la izquierda), su inicial y más notorio adherente.

Hoy sabemos (sin dudas) que Lula, dueño del Partido de los Trabajadores (PT) de Brasil, había montado un plan de penetración política y económica en toda la región. Para ello complotó con las grandes empresas constructoras brasileñas para generar estructuras societarias, refugios financieros y cuentas secretas con los que manejaría inmensos recursos que le permitieron cooptar a los políticos de su país y, además, extender sus brazos para financiar el acceso al poder de las izquierdas latinoamericanas.

El Foro de Sao Paulo, apadrinado por el propio Fidel Castro y el ‘Apparátchik’ cubano, ofrecía sustento político internacional a los huérfanos (de ideas) izquierdistas locales, y los fondos corruptos generados por los brazos empresariales de la estructura imperialista de Lula, facilitaban el acceso al poder de sus socios políticos en la región.

Lula terminó controlando una gran maquinaria que debemos llamar ‘Corrupción de Estado e Imperialismo’, que digitaba a través de Odebrecht y otros, los pagos a los políticos peruanos como Alejandro Toledo, Ollanta Humala, Susana Villarán y personajes menores del Apra, por mencionar los que hasta ahora han sido denunciados por los compinches de Lula.

Esto fue la hipocresía política llevada a su máxima expresión, un movimiento de izquierda que capturó grandes empresas para corromper y reinar. Adiós las ideas del socialismo, adiós los pobres de la región, adiós los valores de la democracia. Era un inmenso juego político para apoderarse del subcontinente.

Esto no era la descomposición de los representantes corruptos del sector privado, esto era corrupción política de las izquierdas más encopetadas de la región.

Y por supuesto, nuestros izquierdistas se enorgullecían de estar bajo la sombra y el favor del gran Lula y su PT.

La jugada por Humala
La adhesión de las izquierdas peruanas al nacionalismo de Humala fue desvergonzada desde el inicio. Para variar, en 2005, los pobres izquierdistas no solo eran huérfanos de ideas por su atomización, tampoco tenían candidato para el 2006. Así que, ‘facilito’, se auparon al nacionalismo sin importarles la consistencia ideológica de Humala ni su expediente político y delictivo.

Es entendible que un ciudadano común pueda decir no sabía aquilatar los eventos de Locumba con su tufo montesinista, o de la violencia del Andahuaylazo, o de las acusaciones por los delitos de Humala en la base anti terrorista de Madre Mía con sus consiguientes maniobras judiciales;  pero los políticos ‘aupados’, no pueden ahora alegar desconocimiento. Necesitaban el vehículo para llegar al poder y ni siquiera se taparon la nariz para buscar posiciones políticas.

En la campaña del 2006, la influencia del dinero chavista era muy clara, así como la inaceptable intromisión del propio Chávez. Posteriormente, en la campaña del 2011, escondieron la participación del chavismo y presentaron con orgullo a su nuevo ‘padrino’, el mismísimo Lula.

Recordemos como Salomón ‘Siomi’ Lerner, el exitoso empresario, auto definido como izquierdista (amigo predilecto de Toledo durante su gobierno), y auspiciador principal de las candidaturas de Humala, decía, nosotros no estamos con Chávez, somos amigos de Lula. Pues ahora sabemos que clase de amistad era esa.   

En ese predicamento estuvieron todos nuestros izquierdistas, y con Siomi Lerner a la cabeza como Primer Ministro, tomaron posesión del  gobierno del nacionalismo, hasta que la muy lista y astuta Nadine Heredia se deshizo de buena parte de esos malos socios de conveniencia (lamentablemente el gobierno siguió teñido de una orientación anti economía de mercado que rompió el proceso virtuoso de crecimiento que gozamos -especialmente los pobres- hasta el 2011).

Muchos niegan ahora su complicidad con ese proceso político. Los activistas de los derechos humanos, solo se sumaron a Humala para el 2011. Antes, hasta lo habíann denunciado. Ahora, muy pocos, como Francisco Soberón, de la Coordinadora de Derechos Humanos, tienen la franqueza de reconocer que su odio lo haría repetir exactamente lo mismo.

Hay muchos responsables de esta inconsecuencia que deben ser señalados, empezando por Mario Vargas Llosa, el garante-padrino de Ollanta Humala y Nadine Heredia, que solo hace pocos días ha declarado que la plata recibida de Odebrecht en la campaña no calificaría como delito penal, pues entonces el buen señor, no era funcionario público.

La desnudez de nuestros izquierdistas
¿Y ahora qué harán nuestros izquierdistas tradicionales? El chavismo está en una descomposición total, Lula apesta a una corrupción sin límites, y Humala se está convirtiendo en ‘el innombrable’.

¿Qué van a hacer ahora, sin ideas propias, sin las ideas de sus antiguos socios, sin el dinero de Venezuela o Brasil y con el mal olor de sus cuestionables andanzas?

Bueno, todavía tienen una tablita en medio del mar, increíblemente, el gobierno de PPK les dio ‘vela en el entierro’, y por más que no brinden un apoyo real, están por todas partes. Igualmente, todavía se multiplican en los medios, especialmente en la radio y la televisión, donde son caseritos, mañana, tarde y noche.

Pero los ciudadanos ya sabemos lo que hicieron y lo poco que tienen que ofrecer. Ya sabemos que: ¡Nuestros izquierdistas se quedaron calatos! Lampadia




¡Fuera Maduro! El grito de los demócratas latinoamericanos

En los últimos 10 días, los partidarios de la oposición venezolana han llevado acabo cuatro  manifestaciones, protestando contra la crisis humanitaria, el colapso económico y la destrucción de la democracia bajo el dictador del chavismo-cubano Nicolás Maduro.

La decisión de la Corte Suprema a fines de marzo de asumir las funciones del congreso (dirigido por la oposición) provocó protestas por parte de una población que ya sufría una inflación de tres dígitos y una escasez generalizada de bienes básicos, como medicinas y alimentos.

Fuente: El Estimulo

Ante las reacciones, el tribunal rectificó la parte más controvertida de su decisión, pero la medida provocó una indignación generalizada en el país y en el extranjero (el gobierno del Perú retiró definitivamente a su Embajador en Caracas, por ejemplo), así como las noticias del viernes de la semana pasada de que la Contraloría Nacional había prohibido al político de oposición, Henrique Capriles, participar en elecciones durante 15 años.

Los manifestantes se reunieron en varias ciudades por la mañana del lunes pasado (10 de abril) para una cuarta ronda de protestas en 10 días, bloqueando la carretera principal de Caracas, hasta que fueron dispersados por la Guardia Nacional.

Fuente: El Universal

Los líderes de la oposición criticaron al gobierno por el uso arbitrario de la fuerza para romper las manifestaciones. Señalaron que el gas lacrimógeno fue disparado a una clínica de Caracas. “Ni siquiera en la guerra hay ataques contra hospitales y centros de salud”, dijo el legislador de oposición José Manuel Olivares en una conferencia de prensa.

Las manifestaciones de los ciudadanos que exigen libertad son pacíficas y multitudinarias. Ver testimonio:

Sin embargo, los funcionarios del gobierno acusaron a los manifestantes de actos de violencia y enviaron imágenes y videos a través de Twitter de manifestantes encapuchados y enmascarados que destruían propiedades públicas, como una parada de autobús. El ministro del Interior, Néstor Reverol, dijo que 18 personas habían sido detenidas durante las protestas.

La oposición exige elecciones

En varias partes de Caracas, pequeños grupos mantuvieron enfrentamientos esporádicos con las tropas, estableciendo barricadas  de neumáticos y basura quemada a lo largo de las calles.

Fuente: Senderos de Apure

El canciller brasileño Aloysio Nunes y el presidente de la Organización de Estados Americanos, Luis Almagro, pidieron a Venezuela que restablezca la democracia plena y establezca un calendario para las elecciones, aumentando la presión diplomática sobre Maduro. El Departamento de Estado emitió una declaración expresando la “grave preocupación” por la decisión del viernes de descalificar a Capriles del cargo.

La oposición está exigiendo una fecha para las elecciones, que se suponía se llevarían a cabo el año pasado, así como un cronograma para futuras elecciones incluyendo la votación presidencial, que es constitucionalmente obligatoria a más tardar el 2018. A pesar del aumento de las protestas, muchos venezolanos ven con pesimismo que las marchas logren cambios reales.

Fuente: Hispano Post

El rechazado e impopular gobierno de Maduro acusa a la oposición de fomentar la violencia para sentar las bases de una invasión extranjera. Unos 188 manifestantes, la mayoría estudiantes, fueron arrestados en el período del 4 al 8 de abril y 57 siguen tras las rejas, dijo el lunes el grupo de derechos humanos Foro Penal Venezolano. Nueve personas, entre ellas dos adolescentes, fueron arrestadas por irrumpir en una oficina de la Corte Suprema, y un joven de 19 años fue asesinado a tiros en la violencia desatada en contra de las protestas.

Fuente: Metro Ecuador

El gobierno ha sufrido una creciente presión de los países americanos y europeos que han condenado la violencia en Venezuela y el veto a Capriles. Ante una crisis humanitaria provocada por un régimen dictatorial, nadie debe ponerse de costado. Es hora de presionar al gobierno venezolano con todo lo que esté a nuestro alcance para terminar esta tragedia que afecta a nuestros vecinos.

En Lampadia hemos seguido la situación venezolana de cerca, tratando de ilustrar los grandes errores de las “ideas muertas” con que justificaron su toma y las abusivas manipulaciones usadas para mantenerse en el poder. Lo peor es que los problemas venezolanos no solo se han hecho aparentes en lo económico y social. También han llegado a extremos en lo político, pues fueron el ejemplo de la anti-democracia. Ver en Lampadia: ¡Fin a la dictadura en Venezuela!, La intolerable agonía de Venezuela y La dictadura de Maduro lleva a Venezuela al borde del abismo.

Sin embargo, Chávez y Maduro han contado con el padrinazgo brasileño bajo los corruptos Lula y Dilma,  la complicidad de los países del Alba y el vergonzante silencio de la mayoría de países de la región. La dictadura y la pobreza de los venezolanos son una mancha profunda en la historia de Latinoamérica, una gran vergüenza para todos.

Como dijo la señora Lilian Tintori, esposa del injustamente encarcelado Leopoldo López, “ante una crisis humanitaria provocada por un régimen dictatorial, nadie debe ponerse de costado”

Fuente: YouTube

Millones de sufridos venezolanos todavía esperan el apoyo de sus hermanos latinoamericanos y de los gobiernos de la región. ¡Exigimos elecciones libres en 2017! Lampadia