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El Perú tiene que abordar la COP20 con sus cinco sentidos bien puestos

El Perú tiene que abordar la COP20 con sus cinco sentidos bien puestos

Este diciembre, 195 países, más la Unión Europea, se están reuniendo en Lima durante dos semanas para la ‘Conferencia de las Partes’ de la ONU sobre el Cambio Climático, conocidos como la COP 20. La esperanza es producir el primer borrador completo de un nuevo acuerdo climático global para la reunión de próximo año en París.

Sin embargo, esto es como escribir un libro con 195 autores. Después de cinco años de negociaciones, hasta ahora sólo hay un esquema del acuerdo y un par de secciones en borrador.

Y es que es un acuerdo muy polémico, en términos de la cantidad de emisiones que cada país debe reducir y para cuándo. Está claro que las emisiones globales de CO2 deben empezar a disminuir antes de 2020 ya que, de lo contrario, un eventual aumento de la temperatura del planeta en 2C° sería muy peligroso. Sin embargo, esto ha llevado a crear una presión a todos los países a reducir sus emisiones en la misma proporción.

En el caso del Perú, en la COP 16 nos comprometimos a reducir las emisiones hacia el 2021, incluyendo deforestación cero, diversificación de la matriz energética (para alcanzar el 40% de participación de energías renovables) y llegar al 100% del tratamiento adecuado de residuos sólidos.

Estos objetivos, asumidos sin mayor análisis no se han cumplido, en parte por lenidad, pero en gracias a Dios no se realizaron porque nunca debimos habernos comprometido a efectivizarlos.  Hacia el 2050 Alemania disminuirá su población en edad de trabajar en un 30%, Japón en un 40%, Corea del Sur en 30% y China en 7%, mientras que el Perú la aumentará en casi 40%, según la publicación de la HSBC “The World in 2050”. No solo eso, el Perú es un país emergente con un déficit de desarrollo inmenso. Por lo tanto, sería sensato que nuestro país no reduzca sus emisiones y no debe comprometerse a hacerlo hasta que hayamos alcanzado un umbral de desarrollo e ingresos que permita que nuestra población goce de los mismos niveles de confort y bienestar que el mundo desarrollado. ¡¿Anatema?! – ¡NO!

No se trata de darle las espaldas al esfuerzo conjunto de evitar el calentamiento global. Hay que adoptar procesos productivos y sociales (saneamiento) limpios, hay que promover fuentes renovables de energía (hidráulica, eólica y solar), pero no se puede condenar a nuestra población a que viva en condiciones infrahumanas.

El problema de la COP20 radica en la formulación de los objetivos. Estos tienen que fijarse en función del nivel de emisiones actuales, con su correlato en el nivel de desarrollo, la evolución del perfil poblacional y en la capacidad de compensar las emisiones que pueda tener cada país.

En el caso del Perú, nuestros objetivos tienen que basarse en el binomio: “Emisión-Compensación”.

Si nos podemos comprometer a que nuestras mayores emisiones sean compensadas en  paralelo. Un factor de emisión con un factor de compensación. O, inclusive: Un factor de emisión con 1.5 o 2.0 factores de compensación.

Solo reforestando y sembrando bosques primarios de alto metabolismo, en la sierra y en la selva, y cuidando nuestro mar (sin verter desechos que destruyan las algas y el plancton),  podemos compensar  gran parte, sino todas nuestras emisiones. Pero, además, esto nos permitiría disminuir la pobreza y generar empleo adecuado, así como producir más agua dulce.

Otro aspecto que ha sido difundido con ferocidad en esta cumbre es el de la supuesta altísima vulnerabilidad del Perú, “uno de los diez países más vulnerables al cambio climático”, “especialmente por una supuesta futura escasez de agua”.

Estas afirmaciones deben ser tomadas con mucho cuidado. La fuente de estas aseveraciones es un estudio hecho por el Centro Tyndall de Investigación de Cambio Climático de Inglaterra, “Nuevos indicadores de vulnerabilidad y la capacidad de adaptación” (New indicators of vulnerability and adaptive capacity), del año 2004.

Dicho estudio fue realizado hace 10 años y no ha sido validado, solo ha sido difundido por el látigo de la autoflagelación que promueven algunos medios y los enemigos del crecimiento del Perú. Un desarrollo que es urgente, especialmente para los más pobres. El Perú, y el mundo, han cambiado considerable en una década. Las capacidades tecnológicas son tremendamente distintas (y las que se vienen, aún más), por tanto no se pueden considerar hoy los resultados del trabajo del Centro Tyndall como una verdad revelada.

Como señala The Economist en su edición de noviembre, hoy día se generan muchos índices comparativos que no tienen ningún valor, pues no son verificados por técnicos imparciales y no son, necesariamente, representativos de las diversas realidades de muchos países, entre ellas la del Perú. “A los gobiernos, think-tanks y activistas les encanta la sencillez y la claridad de un índice; cuando está bien hecho, puede iluminar fallas, sugerir soluciones y provocar una tomar de decisiones. (…) Algunos índices son inútiles o francamente engañosos.” dice The Economist. “Hay que recordarque se puede elegir qué poner en un índice, por lo tanto uno define el problema y dicta la solución. Medidas de democracia que se basan en la participación ignoran la capacidad de los autócratas de votar. Los índices de condición de la mujer basados en los niveles de educación olvidan que, en Arabia Saudita, las mujeres superan a los hombres en las universidades, ya que es una de las pocas actividades que se les permite hacer. La crítica siempre se puede descartar como uvas agrias y defensa especial. Los números, después de todo, están de su lado. Uno se asegura de eso.”

Por lo tanto, sería importante validar “estudios” en los que se basan políticas y acuerdos tan importantes como los del clima. El Perú debe que invertir lo mejor que tiene, en recursos humanos, técnicos y financieros para evaluar cuidadosamente su realidad. Analizarla en profundidad y contrastarla con el conjunto de objetivos que debemos priorizar para lograr el mayor bienestar posible, para la mayor cantidad de ciudadanos, en el menor plazo posible y con los menores costos.

Mientras tanto luchemos contra los jinetes del apocalipsis invocando al coro de ángeles que traen las buenas nuevas (ver en (L), por ejemplo la conferencia de Diamandis: La abundancia es nuestro futuro. Lampadia.




Cumbre del G-20 en perspectiva

Cumbre del G-20 en perspectiva

A mediados de noviembre, en la cumbre del G-20 en Brisbane, Australia, los líderes de los países miembros se reunieron para buscar avances significativos en temas claves para la recuperación de la economía mundial. Ellos se han comprometido principalmente a estimular el crecimiento del empleo, reforzar las instituciones financieras mundiales y hacer frente al cambio climático. Posteriormente, la OECD ha calificado la situación de la Eurozona como muy delicada.

Veamos los principales temas tratados en la cumbre:

1. El crecimiento económico mundial

La desaceleración económica llevará el crecimiento mundial a apenas 3% este año, el peligro de la deflación de la eurozona (con una inflación de solo 0.2%) y la recesión del Japón, son muestras claras de la debilidad actualde la economía. Como afirma El País, “una caída persistente y prolongada de los precios [deflación] haría más difícil aún pagar la deuda, desincentivaría el consumo y la inversión empresarial.  El resultado: otra recesión y más desempleo”. En octubre,el Fondo Monetario Internacional redujo su proyección para el crecimiento económico mundial del 2015 a 3.8%.

Los miembros del G-20 se han comprometido a incrementar su producción en  un 2.1 % adicional hacia el 2018. Su estrategia para lograr este objetivo es a través de reformas de política interna llamadas “Plan de Acción de Brisbane”. Se basa en iniciativas para impulsar la inversión, el empleo, la competencia y el comercio. Esto también sería beneficioso para las economías que no pertenecen al G-20,ya que, de lograrse la meta, crecerían un 0.5 % extra.

Las medidas para impulsar el crecimiento difieren caso a caso. Estados Unidos, el más fuerte entre los países avanzados, está volviendo más laxa su política monetaria. Además, Europa y Japón están agregando más estímulo para evitar la deflación, pero largamente por debajo de lo necesario, según Martin Wolf.

Christine Lagarde, directora del FMI, afirmó que, a fin de evitar la “mediocridad” de bajo crecimiento, baja inflación, altas tasas de desempleo y alta deuda, deben usarsetodas las herramientas. “Eso incluye no sólo la política monetaria, que se está utilizando de manera significativa, particularmente en la zona del euro, sino también la política fiscal, las reformas estructurales y, en determinadas condiciones, la infraestructura.”

2. Inversión en Infraestructuras

El medio para relanzar la economía mundial y para impulsar el PBI del G20 por encima de las pesimistas previsiones de todos los organismos multilaterales es mediante inversión pública y privada en grandes proyectos de infraestructuras. Se acordó poner en marcha una iniciativa para desbloquear la financiación privada de la inversión en infraestructuras en el mundo, incluyendo la creación de un Hub Global de Infraestructura (un centro que facilitará el mejor intercambio de información y la colaboración entre el sector privado, los gobiernos, los bancos de desarrollo y organizaciones internacionales en la inversión en infraestructura) para enfrentaruna brecha de US $ 70,000 mil millones, que debe cubrirse hacia el 2030.

Como afirmó el Primer Ministro de Singapur, Lee Hsien Loong:”Cuando se combina con nuevas tecnologías, podemos utilizar una infraestructura inteligente que le permita a las ciudades emergentes superar a las más desarrolladas y elevar la calidad de vida de nuestros ciudadanos”. También destacó la importancia de las recientes iniciativas multilaterales, diciendo que nuevos jugadores, como el flamante Banco de Inversión en Infraestructura de Asia, deben trabajar con el Banco Mundial y el Banco Asiático de Desarrollo para asegurar estándares altos y cumplir con las inmensas necesidades de infraestructuras.

3. La liberalización del comercio

El comercio se ha vuelto cada vez más restrictivo y se viene desacelerando significativamente en los últimos años, afectando el ritmo de crecimiento económico. En los dos últimos, el comercio mundial creció un promedio de 2.2%, mientras que la economía lo hizo en 3.4%, según la Organización Mundial del Comercio (OMC) y el FMI.

Para estimular el crecimiento, se debe luchar contra el proteccionismo y facilitar el comercio. El G-20, que representa alrededor del  85% de la economía y el 80% del comercio mundial, se ha comprometido a poner fin a las medidas que obstaculizan el comercio, pero hasta ahora los resultados muestran permanentemente lo contrario.

Según esta última cumbre, el aumento del comercio mundial será un requisito importante para lograr un crecimiento sostenido. Este tema fue uno de los principales objetivos del G-20 desde la crisis del 2008, pero siempre se quedaron en el papel.

4. Regulación financiera

Se aprobó la necesidad de incrementar el capital de los bancos globales de importancia sistémica, con el objetivo de poner fin a la amenaza de “demasiado grande para quebrar”, para evitar el riesgo de provocar reacciones en cadena. Esta mejora regulatoria deja la responsabilidad en manos de los inversionistas y reduce la de los Estados.

5. Cambio Climático          

El cambio climático no estuvo oficialmente en la agenda, pero por su importancia se destacó la necesidad de financiar US$ 3 mil millones al Fondo Verde del Clima (Green Climate Fund), un fondo en el marco de la ONU que tiene como objetivo redistribuir el dinero de los países desarrollados a los países en desarrollo, con el fin de ayudar a los países en desarrollo de prácticas de adaptación y mitigación para contrarrestar el cambio climático.

6. Energía

La cumbre tuvo, por primera vez, una sesión dedicada a las cuestiones energéticas. Se acordó que la energía sería uno de los temas principales de la agenda del G-20, a revisarse el 2015.

7. Igualdad de  Género

La cumbre logró un compromiso para cerrar la brecha de participación laboral femenina en un 25 %al 2025. Esto traería unas 100 millones de mujeres adicionales a la fuerza laboral.

Estas medidas tomadas por el G-20 tienen como objetivo solucionar la desaceleración de la economía global que, a su vez, brindarían un clima de inversión y crecimiento, que esperemos cree un mejor ambiente externo para el crecimiento del Perú. Lampadia




Las Propuestas de Lampadia

Las Propuestas de Lampadia

Cuando cumplimos nuestro primer año en noviembre del 2013, publicamos un folleto que se repartió en distintas universidades y en CADE 2013. Ver en Lampadia (L): LAS CIFRAS DE LA PROSPERIDAD.

En esta ocasión, con dos años de vida, hemos producido un resumen de nuestras principales propuestas que hemos impreso y repartido a universitarios y en el CADE 2014.

En Lampadia apoyamos la economía de mercado, la inversión privada y el desarrollo integral. Modernidad, tecnología, gobernanza y meritocracia, en un mundo global.

Esperamos que nuestro esfuerzo ayude a la formación de una opinión pública mejor informada y con mayor criterio para apreciar la realidad nacional.

El Perú está sobre diagnosticado, no pretendemos ser los únicos que contribuyen con información y análisis. En Lampadia no queremos quedarnos en el análisis y el qué hacer, pretendemos ir más allá, al CÓMO.

Esta publicación recoge nuestras principales propuestas de qué y cómo debiéramos hacer para mejorar los aspectos más importantes de la vida nacional y las condiciones de la gran mayoría de peruanos.

Las presentamos con cariño, humildad y tratando de ser muy rigurosos. Como todo lo que hacemos en Lampadia, no tenemos derechos reservados. 

Las propuestas que hemos seleccionado son las siguientes:

1. 2024–Celebremos la libertad de América

2. Infraestructuras

3. Ampliemos la cobertura de las AFPs

4. Autoridad única de transporte en Lima y Callao

5. Cambio climático

6. Necesitamos un Servicio Civil Meritocrático

7. La capacitación hace milagros

8. Aseguremos la recuperación del crecimiento

9. Más propuestas

 

Ver documento completo: http://www.lampadia.com/assets/uploads_documentos/0cca5-prosperidad-ii-lampadia.pdf​




Hasta ahora somos solo parte de la comparsa de abstencionistas

Hasta ahora somos solo parte de la comparsa de abstencionistas

Ni en el sector público, ni en el sector privado se viene reflexionando en profundidad sobre cómo un país como el Perú, pleno de recursos naturales, desde minerales, petróleo y agua, debe diseñar las políticas públicas que permitan lograr el balance correcto entre la transformación de nuestros recursos en riqueza y eliminación de la pobreza, y el cuidado y preservación de un medio ambiente sano y sostenible.

 

Para poder hacer buenos balances hay ciertos requisitos que un país debe establecer. En el caso del Perú creemos que deben ser cuatro:

 

  • Fijar prioridades
  • Hacer las cosas bien (evitar daños o compensarlos)
  • Ser realistas
  • Adoptar las tecnologías adecuadas

Prioridades: En cuanto a las prioridades, no creemos que sea moralmente correcto, que pudiendo aprovechar nuestros recursos para eliminar la pobreza extrema en un plazo relativamente corto, no lo hagamos, sin haber extremado todas las opciones sanas, correctas o compensadas.

Hacer las cosas bien: Cada día mejor. Evitar todos los daños posibles o compensarlos. Por ejemplo, reforestando parte de las millones de hectáreas peladas, con bosques primarios de alto metabolismo en la fijación del CO2. Los bosque son los que limpian el ambienta captando el CO2, la flora marina, plancton y algas, produce hasta el 90% del oxígeno de nuestro planeta. Hace rato le hemos propuesto al Ministerio del Ambiente que plantee un lema que nos ayude a los ciudadanos a ubicarnos en el manejo de nuestras acciones ambientales: “El Ministerio de Ambiente existe para que las cosas se hagan bien, NO para que no se hagan”.

Ser realistas: Debemos evitar posiciones inocentes o románticas, especialmente en el sector privado, que es el que tiene que crear riqueza, y que tiene la obligación de hacer una evaluación correcta de la realidad. Por ejemplo: a pesar de todo lo invertido en producir energía limpias que sustituyan a los hidrocarburos, se ha logrado muy poco, no más de un 5%. Con el desarrollo del shale gas será inevitable que EEUU se abstenga de usarlo al máximo de su potencial, pues le puede permitir un proceso de reindustrialización que ayude a disminuir la desigualdad de ingresos interna que lo aqueja. De igual modo, será muy difícil que China deje de usar carbón para producir electricidad y especialmente, sería un crimen, evitar que el África use carbón, su única fuente abundante y económica para producir electricidad. No podemos condenar a los africanos a continuar en la Edad Media.

Por lo tanto, en vez de caer en el típico abstencionismo y desconfianza en el avance de la tecnología, debemos proponer en la COP20 que la humanidad invierta más dinero en producir energía limpia desde los hidrocarburos. Ver en L: ¡Cuidado que en el África hay mucho verde y mucha pobreza! Comentario editorial de Lampadia al artículo “Vitrina Verde” de Diego de La Torre, en el que proponía un Perú verde, con bajas huellas hídricas y de carbono.

Posteriormente hemos podido evaluar el documento producido por Confiep y otras instituciones con el liderazgo de de la Torre: “Rumbo a una economía sostenible en el Perú – Oportunidades de negocios bajos en emisiones de carbono”. Curiosamente, el documento empieza con las siguientes palabras de Diego de La Torre: “El objeto de este informe, el primero sobre este tema en el Perú, es demostrar que es totalmente falsa la oposición entre economía verde y desarrollo. (…)”.  Como cualquiera podrá comprobar, lamentablemente, en dicho documento se listan una serie de opciones que no crean PBI, que no crean riqueza. La propuesta ambiental del sector empresarial peruano está en cero.

Adoptar las tecnologías adecuadas: Así como a principios del siglo XX, Henry Ford ayudó a limpiar las invivibles ciudades de Nueva York y Londres de los desechos de los caballos y sus pestilencias con su Ford Modelo T, hoy debemos invertir en limpiar la producción de hidrocarburos, de otra manera, si no lo hacemos, no vamos a poder evitar una alteración grave de nuestro entorno de vida.

Veamos más abajo la simbiosis del ser humano con la tecnología y un impresionante ejemplo de mejora ambiental en las arenas bituminosas del Canadá. Lampadia

El hombre evoluciona a través de la tecnología

Fernando Savater nos dijo en una charla magistral en la UPC el 2005 “Antropología de la Libertad” que la evolución del animal y el hombre son diferentes: “Los animales evolucionan y llegan a su punto más alto de perfección, que consiste en su adaptación al medio. (…) Existe una correspondencia evidente, que la teoría evolutiva explica, entre los animales y su medio. Sin embargo, una vez llegados a ese punto (…) llega a su punto de perfección.

El ser humano, (…) ha evolucionado menos, (…). El ser humano es el animal dispuesto a hacer cosas distintas, diferentes, en el lugar donde se encuentre. Sin embargo también ha sufrido una evolución. ¿Cuál es la evolución del ser humano? La técnica, la evolución de los instrumentos, de las herramientas, de las moradas y, sobre todo, la evolución de su herramienta por excelencia, la sociedad. La técnica tiene muchas ventajas frente a la evolución natural. Primero, es mucho más rápida. (…)”.

Un excelente ejemplo

En el siguiente artículo de The Economist podemos ver como la producción más sucia y contaminante  del planeta, la que se saca de la arenas bituminosas de Canadá, están atravesando el impacto de la tecnología humana y transitando aceleradamente hacia procesos limpios.

Nuevas tecnologías más limpias para extraer el bitumen de las arenas petrolíferas

Publicado por The Economist como “The steam from bellow” el 6 de setiembre del 2014.

Traducido y glosado por Lampadia

Una de las escenas más tristes de la destrucción causada por el hombre es la minería a tajo abierto de las arenas con alquitrán en los bosques de Alberta, Canadá. La arena está impregnada de bitumen natural, un tipo de petróleo con consistencia de mantequilla de maní. Una vez extraída de la superficie, la arena se transporta a una planta de extracción donde se mezcla con una gran cantidad de agua caliente y productos químicos para liberar el aceite y lograr que fluya en oleoductos o ser tomado por los petroleros a las refinerías. No toda el agua se puede reciclar y lo que queda es un residuo tóxico pegajoso en unos 170 kilómetros cuadrados de estanques artificiales.

No es extraño que los ambientalistas quieran restringir o eliminar la creciente industria de “arenas bituminosas” (…). Sólo Arabia Saudita y Venezuela tienen mayores reservas de petróleo que Canadá, pero el 97% de los 174 mil millones de barriles de Canadá se encuentran en las arenas bituminosas, principalmente en Alberta.

En la última década, los altos precios del petróleo han hecho que la explotación de las arenas petrolíferas sea muy rentable. Pero la industria del petróleo, cuya reputación de proteger el medio ambiente ya es pobre, ha estado bajo mayor presión para encontrar formas más eficientes y menos contaminantes de extraer el aceite. Los resultados de esa innovación están empezando a desarrollarse.

Muchos operadores extraen ahora el bitumen sin tajos abiertos. La producción “in situ”, como se le llama, consiste en inyectar vapor de alta presión, se calienta a más de 300 °C, en pozos profundos. El vapor (…) liquidifica el bitumen y permite que éste sea bombeado a la superficie.

[Esto] implica que nueve décimas partes de la tierra que había que remover, se puede ser dejada intacta. No hay necesidad de estanques de desecho, porque la arena se deja bajo tierra y la mayor parte del agua recuperada a partir del bitumen puede ser limpiada mediante la destilación para su reutilización.

Actualmente, la proporción de bitumen producido con vapor es de 53% y seguirá aumentando, (…). Uno de los métodos más novedosos, drenaje de gravedad asistido por vapor, ha demostrado ser particularmente eficaz. Implica la perforación de dos pozos horizontales a través de un yacimiento de petróleo, uno a cinco metros por debajo del otro. Entonces el vapor se libera del pozo superior y en pocas semanas puede derretir bitumen hasta a 50 metros por encima y a los lados de la perforación. A continuación, el bitumen se filtra hacia abajo, hacia el pozo inferior, del cual se bombea a la superficie.

La generación de vapor, sin embargo, requiere de la quema de una gran cantidad de gas natural, y esto crea emisiones. Otra innovación promete reducir la energía y las emisiones. Suncor comenzará su producción comercial dentro de un año utilizando disolventes que incluyen butano, propano y una sustancia patentada que debilita la tensión superficial entre líquidos y sólidos. Otra firma de Alberta, Laricina Energy, reconoce que puede reducir la cantidad de agua que necesita ser calentada en un 25% o más. Tales reducciones prometen bajar los costos.

Los costos y las emisiones podrían reducirse aún más en una prueba de 100 millones de dólares iniciada este año cerca de Cold Lake. Imperial Oil, con sede en Calgary, ha reemplazado el vapor por completo mediante la inyección de disolventes con alta presión, pero a temperaturas mucho más bajas.

Más procesos radicales están en el camino. Este año Suncor comenzó a construir instalaciones en Alberta para intentar derretir el bitumen con microondas. (…) Las pruebas de laboratorio sugieren que esto podría reducir los costos de energía en un 80%.

La empresa alemana Siemens está desarrollando un sistema que inunda un cable de cobre espeso con una corriente eléctrica para crear un campo magnético alterno para derretir bitumen. (…).

El uso de las nuevas tecnologías se está extendiendo rápidamente, (…) gracias en parte a un órgano llamado el Oil Sands Innovation Alliance canadiense, en el que las empresas que lo componen comparten información sobre sus avances.

El Perú no es cualquier país que puede albergar una reunión internacional, tan importante como una vinculada al cambio climático, sin hacer un excelente análisis estratégico y bien fundamentado de sus objetivos nacionales. Asimismo, en nuestra casa, nos corresponde hacer una propuesta inteligente al resto de la humanidad. Lampadia




Predicciones de Malthus y Marx fallaron espectacularmente

Predicciones de Malthus y Marx fallaron espectacularmente

Comentario de Lampadia

En el siguiente artículo publicado en Portafolio, de El Comercio, el reconocido economista norteamericano Kenneth Rogoff explica los retos y desafíos que enfrenta el actual proceso de crecimiento moderno. El ex economista jefe del FMI destaca que todas las predicciones hechas sobre el colapso demográfico, alimentario y económico de la humanidad han fallado. “Hasta ahora, todas las predicciones hechas en la edad moderna de que la suerte de la humanidad empeoraría, desde Thomas Malthus hasta Karl Marx, han fallado espectacularmente”. No obstante, aclara que la trayectoria de crecimiento que se ha observado en el pasado enfrenta amenazas, principalmente por deficiencias y disfunciones políticas, que van a requerir del diseño de políticas públicas adecuadas. Por ejemplo, Rogoff señala que la degradación ambiental, la sostenibilidad política y legitimación social del sistema económico, el envejecimiento de la población y la reforma de los sistemas de pensiones, son asuntos que los estados van a tener que resolver en un futuro cercano, especialmente los países avanzados. Rogoff concluye que los países emergentes que aún no han llegado a la frontera tecnológica continuarán disfrutando de una mejor calidad de vida, mientras que en el caso de las economías avanzadas seguirán enfrentando dificultades.

La globalización económica no ha sido acompañada, hasta ahora por instituciones globales que representen una versión moderna de las que se diseñaron después de la II Guerra Mundial. Cada día se hace más evidente que el mundo necesita instituciones modernas que acompañen la evolución de la economía global y promuevan una mejor gobernanza global.

 

 

 

Artículo original:

 

 

 

Malthus, Marx y el crecimiento moderno

 

Todas las predicciones de que la suerte de la humanidad
empeoraría han fallado espectacularmente.

 

 

Por: Kenneth Rogoff, Project Syndicate

 

(Portafolio, El Comercio, 23 de marzo de 2014)

 

La promesa de que toda nueva generación gozará de mayor prosperidad que la anterior es un postulado de la sociedad moderna. En general, la mayoría de las economías más avanzadas han cumplido dicha promesa y el nivel de vida de las últimas generaciones ha aumentado, pese a los reveses provocados por guerras y crisis financieras.

 

También en el mundo en desarrollo la inmensa mayoría de las personas han empezado a experimentar una mejoría sostenida del nivel de vida y están concibiendo rápidamente esperanzas similares de crecimiento, pero ¿podrán hacerlas realidad las generaciones futuras, en particular las de las economías avanzadas? Aunque la respuesta más probable es que sí, los riesgos de deterioro parecen mayores que hace varios decenios.

Hasta ahora, todas las predicciones hechas en la edad moderna de que la suerte de la humanidad empeoraría, desde Thomas Malthus hasta Karl Marx, han fallado espectacularmente. El progreso tecnológico ha superado los obstáculos al crecimiento económico. El reequilibrio político periódico, unas veces pacífico y otras no, ha garantizado que la inmensa mayoría de las personas se haya beneficiado, si bien unas mucho más que otras.

A consecuencia de ello, las preocupaciones de Malthus por una mortandad en masa por inanición no se han materializado en ninguna economía capitalista pacífica y pese a la desconcertante disminución en los últimos decenios de la proporción correspondiente a la mano de obra en la renta el panorama a largo plazo sigue desafiando la predicción de Marx de que el capitalismo resultaría depauperador para los trabajadores.

Pero los resultados del crecimiento en el pasado no son una garantía de que se pueda mantener una trayectoria en gran medida similar en todo este siglo. Dejando de lado los posibles trastornos geopolíticos, hay amenazas formidables que superar, debidas en su mayor parte a deficiencias y disfunciones políticas.

El primer conjunto de cuestiones comprende los problemas —que se van fraguando poco a poco— debidos a externalidades, el principal ejemplo de las cuales es la degradación del medio ambiente. Cuando los derechos de propiedad no están bien definidos, como en el caso del aire y el agua, el Estado debe intervenir para ofrecer una reglamentación apropiada.

Un segundo conjunto de problemas se refiere a la necesidad de velar porque se considere que el sistema económico es fundamentalmente justo, pues es algo decisivo para su sostenibilidad política. Ya no se puede dar por sentado que así sea, pues la combinación de la tecnología y la mundialización ha exacerbado la desigualdad de los ingresos y la riqueza dentro de los países, aun cuando los desfases entre los países disminuyeran.

Hasta ahora, nuestras sociedades han resultado notablemente aptas para adaptarse a tecnologías que ocasionan trastornos, pero el ritmo de cambio en los últimos decenios ha causado tensiones tremendas, reflejadas en disparidades enormes dentro de los países, con desfases casi sin precedentes entre los más adinerados y los demás. La desigualdad puede corromper y paralizar el sistema político de un país y con él el crecimiento económico.

El tercer problema es el del envejecimiento de las poblaciones, asunto que plantearía amenazas graves incluso al sistema político mejor concebido. ¿Cómo se asignarán los recursos para el cuidado de los ancianos, en particular en las economías con un crecimiento lento, en las que los sistemas públicos de pensiones y los planes de salud para la vejez son claramente insostenibles? No cabe duda de que unas deudas públicas desorbitadas exacerban el problema, porque se está pidiendo a las generaciones futuras que salden nuestra deuda y paguen nuestras jubilaciones.

La última amenaza se refiere a una amplia diversidad de cuestiones que requieren la reglamentación de unas tecnologías en rápida evolución por unos Estados que no necesariamente cuentan con la competencia o los recursos para hacerlo eficazmente. Ya hemos visto adónde puede conducir una reglamentación deficiente de unos mercados financieros que evolucionan rápidamente. En muchos otros mercados hay deficiencias paralelas.

Un ejemplo destacado es la oferta de alimentos, sector en el que la tecnología ha seguido produciendo cada vez más alimentos elaborados y genéticamente perfeccionados que los científicos tan solo están empezando a evaluar. Lo que se sabe hasta ahora es que la obesidad infantil ha llegado a ser una epidemia en muchos países, con un aumento alarmante de las tasas de diabetes tipo 2 y de las enfermedades coronarias Las intervenciones estatales, consistentes en impartir una mejor formación al respecto, han resultado hasta ineficaces en gran medida. La adicción autodestructiva a los alimentos elaborados, que los economistas considerarían una “internalidad”, pueden reducir la calidad de vida de los afectados por ella y puede acabar creando externalidades para la sociedad.

Todos esos problemas tienen soluciones. Un impuesto mundial al carbono mitigaría los riesgos climáticos, además de aliviar las cargas de las deudas estatales. Para abordar la desigualdad, hace falta una mayor redistribución mediante los sistemas impositivos nacionales, junto con programas mejorados de educación de los adultos, probablemente recurriendo en gran medida a nuevas tecnologías. Se pueden mitigar los efectos negativos de la reducción del crecimiento demográfico relajando las restricciones de las migraciones internacionales y fomentando la entrada de más mujeres en la fuerza laboral o la permanencia de jubilados en ella, pero la de cuánto tardarán los Gobiernos en actuar es una pregunta aún sin respuesta.

Las economías capitalistas han sido espectacularmente eficientes para lograr el aumento del consumo de bienes privados, al menos a largo plazo. En cuanto a los bienes públicos —como, por ejemplo, la educación, el medio ambiente, la atención de salud y la igualdad de oportunidades—, la ejecutoria no es tan impresionante y, a medida que las economías capitalistas se desarrollaban, parecen haber aumentado los obstáculos políticos.

¿Seguirá toda generación futura disfrutando de una mejor calidad de vida que su predecesora inmediata? En los países en desarrollo que aún no han llegado a la frontera tecnológica, la respuesta es casi con toda seguridad que sí. En las economías avanzadas, aunque la respuesta debería ser también que sí, las dificultades están llegando a ser formidables.

 

Publicad en El Comercio, 23 de marzo de 2014.

 




El mundo pos crisis internacional

El mundo pos crisis internacional

La crisis internacional que se desató el 2008 y que todavía acecha a la humanidad tiene a la gente confundida y preocupada. Los titulares negativos se suceden uno tras otro. Europa no sale de la recesión, la China se  desacelera, Estados Unidos (EEUU) se enfrenta a un gran problema fiscal, Japón lleva veinte años de dificultades, se caen los precios de los commodities, se acaba el impulso monetario, ¡mamita, que nos cojan confesados!

 

En una situación así uno tiende a meterse al fondo del vaso para tratar de entender los problemas, lo malo de esto es que se pierde perspectiva. Así es que durante los torbellinos de esta larga crisis se nos pasan muchas noticias que pueden ir configurando un escenario internacional muy distinto del que se anticipar ahora.

No se trata de hacer predicciones del futuro, creo que nadie tiene la capacidad de anticiparlo más allá del muy corto plazo. Pero la historia demuestra que la humanidad tiene siempre la capacidad de sorprendernos con sus realizaciones y sus desarrollos tecnológicos. Por eso creo que vale la pena juntar unas cuantas piezas de información y especular sobre posibles desarrollos.

Energía

En las radios peruanas se siguen repitiendo los mismos asertos sobre la escasez de petróleo que se nos viene y los manejos geopolíticos de las grandes potencias. La verdad es que el escenario ha cambiado completamente. Con el gas de esquisto (Schale gas), se nos presenta una situación futura para la producción de energía, inimaginable hace poco tiempo, abundancia de hidrocarburos en muchas zonas del mundo, especialmente en EEUU, que se convertiría en exportador de petróleo por los próximos cien años.

En las costas de Japón, otro país con déficit crónicode energía, la tercera potencia mundial, se ha descubierto hidrato de metano. Este compuesto encierra un gran potencial energético, cada libra del hidrato equivale a 164 libras de gas. Se le conocía debajo del permafrost (las capas de hielo permanentes), pero se estima que con las nuevas tecnologías se puede explotar en los zócalos continentales en condiciones adecuadas para el medio ambiente.

Cambio climático y medio ambiente

Hay en general, gran pesimismo sobre el tema del cambio climático y el calentamiento global. Efectivamente, se ha avanzado muy poco en los acuerdos globales, pero recientemente, en la última cumbre chino-americana ha habido notables desarrollos. Xi Jinping y Barack Obama, en California, en junio pasado, intercambiaron ideas durante nueve horas y, entre otras cosas, acordaron trabajar el tema climático en conjunto. Los dos mayores emisores de gases invernadero tendrán una agenda común. Por otro lado, es evidente que el acceso a energía basada en hidrocarburos, de costos muy bajos, debería permitir que se dirijan fondos de investigación a producir energías limpias sobre la base de hidrocarburos y carbón. Esto sería especialmente positivo para los países africanos que aún no cuentan con electricidad y tienen abundantes reservas de carbón.

Estados Unidos

Según dijo Kishore Mahbubani, un notable académico y conferencista de Singapur,  en el último World Economic Forum de Davos, EEUU será el próximo país emergente gracias a la disponibilidad ilimitada de energía barata basada en el gas de esquisto. Efectivamente, ya se especula con el regreso a EEUU de las acerías y otras industrias intensivas en energía. Igualmente se editorializa sobre que los proyectos de cobre pueden ser más económicos en el gran país del norte que en Chile, producto del costo energético.

¿Se imaginan todo lo que puede pasar en EEUU con estos desarrollos? ¿No es posible imaginar una gran recuperación económica de un EEUU que se re-industrializa? ¿Otra vez, uno de los grandes motores del crecimiento económico global?

China

Solo unas cuantas preguntas: ¿Está la China peor o mejor creciendo a un menor ritmo? ¿No era lo que se deseaba, para evitar el sobrecalentamiento y un aterrizaje forzoso? ¿No se quería que reoriente su economía desde un crecimiento basado en exportaciones e inversiones, a uno basado en el consumo interno, público y privado, como está promoviendo su nueva dirigencia?

Por otro lado, China todavía está a medio camino de su “gran salto adelante” como una pujante economía de mercado. Si Mao saliera de su tumba tendría que morirse de nuevo, pero esta vez de vergüenza. ¿Va a parar la China su desarrollo de infraestructuras? ¿Va a suspender la creación de ciudades y la incorporación de las poblaciones rurales a la economía moderna? Muy difícil. ¿Va a seguir demandando cemento, acero y cobre? Usted dirá, amigo lector.

Japón

Veinte años de deflación y un fisco que pasó de una muy buena situación al sobreendeudamiento. Hoy tiene un sector privado con abundantes recursos financieros, buenas perspectivas energéticas, una vecindad que prospera rápidamente y un nuevo programa económico que parece haberse tomado muy en serio, la recuperación del crecimiento económico.

Europa

Crisis larga y profunda que demorará mucho en resolverse y, tal vez, solo sin el Euro. Dos grandes metidas de pata, beneficios sociales, muy deseables, pero insostenibles en el largo plazo, por un lado; y acceso ilimitado a deuda a muy bajas tasas, las alemanas, para todos los miembros del club del Euro.Esto generó un grosero y muchas veces, improductivo sobreendeudamiento, que solo se puede pagar en el muy largo plazo o saliendo del Euro para devaluar y crear inflación. Europa está ahora castigada con un desempleo que llega a niveles de catástrofe, 52% de los jóvenes en España está en para. Además se le viene una acelerada disminución de la PEA (población económica activa) en relación al total de sus poblaciones, menos brazos y mentes para generar riqueza. Europa tiene que reinventarse una vez que asuma su nueva realidad.

Conclusiones

Como hemos visto, no todo son malas noticias, la humanidad puede estar ad portas de un nuevo ciclo de crecimiento que nos lleve a lograr lo que plantea The Economist para el año 2030, la superación de la pobreza. En un reciente análisis, The Economist muestra cómo, entre 1990 y 2010, la pobreza global se redujo en mil millones de personas llegando a algo más de mil millones. Agregan que de mantenerse este ritmo, durante los próximos veinte años, al 2030 se debiera, prácticamente, superar la pobreza en el mundo.

Esperemos que este siglo sea mucho mejor que el siglo XX. El próximo año se cumplen 100 años de la primera guerra mundial, con la que se inició un proceso muy negativo para la humanidad, que solo terminó hacia el final, con la caída del muro de Berlín y del imperio soviético. Esperemos que el año 2014, tengamos una visión más positiva de nuestro futuro.