Urpi Torrado
El Comercio, 30 de octubre del 2025
“Las empresas reconocen que mostrar sus esfuerzos por operar de manera responsable genera confianza en inversionistas, clientes y comunidades”.
El modelo tradicional de producción y consumo, basado en el “usar y tirar”, está perdiendo vigencia. En su lugar, la economía circular avanza con fuerza en distintos países, especialmente en Europa, como una respuesta concreta a los desafíos ambientales y económicos de nuestro tiempo. Este enfoque busca prolongar la vida útil de los productos y materiales mediante prácticas como alquilar, reutilizar, reparar, renovar y reciclar, generando valor y reduciendo el desperdicio. Lejos de ser una tendencia pasajera, se trata de un cambio estructural hacia la sostenibilidad, donde cada etapa del ciclo productivo puede y debe repensarse.
Con el objetivo de entender dónde se encuentra el Perú en este camino, la Cámara de Comercio de España en el Perú y Datum Internacional realizaron un estudio entre ejecutivos de distintos sectores para establecer una línea de base sobre la economía circular en el país. Casi tres cuartas partes de las empresas encuestadas afirman que tienen un nivel de conocimiento medio o alto sobre el tema, y existe un creciente interés por incorporar políticas y prácticas circulares en la gestión empresarial. Lo más destacable es que las compañías ven la sostenibilidad como una oportunidad. Un 38% ya se ha capacitado en economía circular, reconociendo que la implementación no puede ser improvisada: requiere inversión, formación y transformación cultural.
Un tercio de las empresas declara que ha implementado políticas ambientales, y la medición de la huella de carbono se posiciona como la certificación más utilizada. Sobre prácticas específicas, la gestión de residuos, la eficiencia energética y la hídrica son las acciones más aplicadas. Sin embargo, el avance es desigual. En materia de residuos, por ejemplo, la mayoría de empresas gestiona solo entre el 10% y 30% del total generado, lo que evidencia un espacio importante de mejora.
Las prácticas menos comunes en el ecosistema empresarial peruano son aquellas asociadas a etapas más avanzadas de la circularidad: la logística inversa, el ecodiseño de productos y empaques, el uso de materiales reciclados o secundarios como insumos, y el desarrollo de modelos de negocio basados en la reutilización o el consumo compartido.
Entre los beneficios percibidos destacan la reducción de costos operativos, la mejora en la eficiencia en el uso de recursos y el fortalecimiento de la reputación corporativa. Este último aspecto cobra cada vez más relevancia. En un entorno donde los consumidores valoran la sostenibilidad, comunicar de manera transparente los avances ambientales se convierte en una ventaja competitiva. Las empresas reconocen que mostrar sus esfuerzos por operar de manera responsable no solo mejora su imagen, sino que también genera confianza en inversionistas, clientes y comunidades.
Para impulsar una adopción más amplia, el sector privado plantea la necesidad de incentivos tributarios y financieros que premien la transición hacia modelos sostenibles. Los encuestados coinciden en que el cambio requiere condiciones que lo hagan viable económicamente. De igual forma, destacan la importancia de difundir casos de éxito y buenas prácticas, de manera que las empresas puedan aprender unas de otras. La educación y la comunicación sostenida aparecen como piezas clave para acelerar esta transformación.
Ya hay empresas en el Perú que han adoptando prácticas circulares en distintos niveles de su gestión. Estas experiencias demuestran que la sostenibilidad puede ser rentable y que la innovación verde genera ventajas competitivas. Sin embargo, aún falta un marco de acción articulado que conecte los esfuerzos públicos, privados y académicos. La Hoja de Ruta Nacional de Economía Circular al 2030 establecemetasclaras,perosiguesiendopoco conocida fuera de los círculos especializados. En ese contexto, la línea de base obtenida permitirá monitorear la evolución del país en su transición hacia prácticas productivas más sostenibles y circulares.






