Uri Landman
Para Lampadia
La semana pasada la llamada “Generación Z”, apoyados por los rojos de siempre, protagonizaron una violenta marcha de protesta en contra del gobierno del nuevo presidente Jerí y del Congreso. Dentro de sus múltiples demandas figuran la exigencia de nuevas elecciones y una reforma política profunda. Además, expresaron su malestar social por la precariedad económica, la inseguridad ciudadana y la falta de oportunidades. En resumen, la Generación Z y los oportunistas aupados a ellos tiene como lema de batalla: “que se vayan todos”.
Desde esta columna apoyo que se vayan todos, pero no me refiero al presidente, ni al congreso, ni al gobierno – ninguno de ellos “santo de mi devoción” – sino que me refiero a todos aquellos que no aman al Perú y quieren verlo sumido en el caos, la violencia y la anarquía.
Exijo que se vayan los políticos corruptos, que lejos de trabajar por el país como servidores públicos, están en el gobierno para llenarse los bolsillos.
Exijo que se vayan aquellos que insultan y atacan a la policía cuando son ellos mismos los que piden que la policía luche contra la criminalidad que nos tiene acorralados.
Exijo que comunistas como María Agüero quien afirmó que “en Cuba se vive la felicidad”, pero que ingresó de manera ilegal a los Estados Unidos en donde tiene múltiples propiedades, se vaya a esa Cuba que tanto defiende.
A hipócritas como Tatiana Astengo (quien insultó a los policías deseando que violen a sus hijas), Mónica Sánchez y demás personajes de la farándula, quienes en su momento defendieron a la corrupta Villarán y que ahora creen ser la reserva moral del Perú, les digo que se vayan a hacer algo decente que aporte a la sociedad en lugar de estar incitando a la violencia.
A varios innombrables como Luis Cáceres, que agredió verbalmente a los policías durante la marcha, les pido que se vayan de regreso al colegio para ver si aprende algo de modales y civismo. Este sujeto que exige la salida de todos los congresistas mafiosos, tiene la desfachatez de defender a la congresista Susel Paredes (reserva moral del congreso) quien hace unos meses promovió una ley para que su pareja pueda hacer más negocios con el Estado en un claro conflicto de intereses.
A congresistas como Flor Pablo, quien es una de las propuestas por la “Generación Z” para asumir la presidencia, le pido que se vaya del estado y que deje de vivir a expensas de todos los que pagamos impuestos. A ella le decimos que no nos hemos olvidado los millones de soles que su esposo cobró al estado en realizar consultorías inservibles.
Estos jóvenes no han sufrido lo que nosotros tuvimos que vivir en los años ochenta con la estatización de la banca, la hiperinflación, la escasez de alimentos del gobierno de García. Tampoco tuvieron que sufrir la insania terrorista de los noventas donde los criminales de Sendero Luminoso y el MRTA colocaban coches bomba todas las semanas en diferentes puntos de la capital y uno no sabía si iba regresar vivo a casa. Ellos no se han despertado con el “fujishock” ni con el “que Dios nos ayude” de Hurtado Miller.
El día de hoy vivimos momentos muy difíciles por el aumento y descontrol de la criminalidad. Es real la falta de un gobierno capaz y eficiente que resuelva los problemas de la sociedad. Pero también es real que existe un grupo de antipatriotas que quiere destruir todo lo logrado en estos últimos 30 años con el cuento de satanizar el “neo liberalismo” y la promesa que una nueva constitución va a resolver todos los problemas del Perú.
Los jóvenes de la “Generación Z” tienen el derecho a protestar, pero no a realizarlo de manera violenta destruyendo la propiedad pública y privada. Mi generación ha marchado para protestar en contra de la estatización de la banca. También hemos marchado en contra del fraude electoral en las elecciones pasadas y en ninguna de esas ocasiones quemamos la propiedad pública o privada y menos atacado a la policía. En nuestras marchas de protesta llevamos banderas, pancartas, cornetas y mucho corazón.
En cambio, el día de hoy los que salen a marchar los jóvenes llevan máscaras, cascos, escudos, verduguillos, armas caseras, piedras y bombas molotov con la consigna de hacer el daño más grande posible, destruir la ciudad, atacar a la policía y victimizarse cuando sean reprimidos por las fuerzas del orden, argumentando que sus “derechos humanos” no han sido respetados.
Antes de salir a protestar y exigir por sus derechos, que nos demuestren que pueden construir y aportar de manera positiva respetando los derechos de los demás.
La “Generación Z” no nos representa. Para que ello suceda van a tener que sudarla, así como lo hemos hecho la mayoría de nosotros que somos del siglo pasado. Lo que tenemos hoy en día (así sea mucho o poco) es gracias al esfuerzo de nuestro trabajo. El estado no nos regaló nada, fueron nuestros padres los que se partieron la espalda para darnos una buena educación que nos ayude a tener oportunidades para salir adelante en la vida. Y dependió de nosotros el resto.
El presidente Milei lo explicó muy bien en su discurso de inauguración. La justicia social es lo más injusto que pueda haber. Para él “la justicia social” es robarle a una persona el fruto de su trabajo para dárselo a otra. Lampadia