Uri Landman
Para Lampadia
El sábado en la noche aterricé en el último vuelo que llegó al antiguo terminal del Jorge Chávez antes de la suspensión de operaciones por 12 horas para facilitar la mudanza a las nuevas instalaciones. Sería equivocado pensar que sentí nostalgia por ser la última vez que paso por el antiguo aeropuerto. Este se había vuelto obsoleto hace muchos años y en horas de gran afluencia de pasajeros sus servicios colapsaban.
El aeropuerto internacional Jorge Chávez fue inaugurado en 1960 por Manuel Prado cuando llegó el primer vuelo internacional. En 1965, tras algunas mejoras en su infraestructura, fue reinaugurado por Belaunde Terry.
Durante los siguientes años, los sucesivos gobiernos no hicieron nada por mejorar o ampliar el principal aeropuerto del país, llegando a ser totalmente obsoleto e insuficiente para la cantidad de pasajeros que transitaban por él.
Recién en el año 2001 se entregó la concesión de las instalaciones a Lima Airport Partners (LAP) quienes supuestamente debían ampliarlo y modernizarlo.
Si bien es cierto que en los siguientes 15 años LAP realizó una serie de ampliaciones y mejoras al aeropuerto, es más cierto todavía que las mismas fueron insuficientes. Con las obras realizadas el aeropuerto tenía capacidad de manejar un tráfico de 10 millones de pasajeros, pero la realidad era que 23 millones pasaban por él todos los años, lo que causaba muchos inconvenientes a las aerolíneas y sobre todo a los pasajeros.
Supuestamente el gobierno debía que entregar en el año 2001 los terrenos que le permitirían a LAP realizar las obras de ampliación y mejoramiento del Jorge Chávez. Ello no ocurrió.
Recién en el año 2013 se anunció que el estado ya disponía la totalidad de los terrenos que debían albergar el nuevo aeropuerto.
Se firmaron más de 8 adendas al contrato, en las cuales se extendía la concesión del aeropuerto, por la incapacidad del Estado de liberar los terrenos adyacentes y la “viveza” de LAP de no querer recibir los terrenos de manera parcial sino total.
Mientras tanto, LAP seguía ordeñando el antiguo Jorge Chávez, cobrando y dando un servicio mediocre, cuando mucho.
LAP siempre ha sostenido que no fue su culpa que el estado haya sido inepto y lento en el proceso de expropiar los terrenos colindantes para poder liberar cualquier interferencia y entregárselos para que avance con el proyecto. Pero se olvida de comentar que esta demora le ha generado millones de soles en ingresos y una extensión en la concesión que tienen con el aeropuerto.
Todavía tenían que pasar otros 5 años de burocracia y decidía de nuestras autoridades para que empiecen las obras del nuevo aeropuerto, las cuales incluían la construcción de una nueva pista de aterrizaje, una nueva torre de control y un nuevo terminal.
Como ya todos sabemos, el nuevo aeropuerto empezó a funcionar el pasado 1 de junio al medio día. Si bien reconocemos que el nuevo terminal es mucho más amplio y moderno que el antiguo, su funcionamiento no resolverá todos los problemas de conectividad del país. Pongamos las cosas en perspectiva.
El proyecto del aeropuerto que data de inicios de los años 2000 ya resulta insuficiente al día de hoy.
Según LAP, han invertido la suma de 2,000 millones de dólares en construir un nuevo aeropuerto. Esta cifra por más que suene mucho dinero, es insignificante si la comparamos con los 7,000 millones de dólares que costó la construcción solamente del terminal F del aeropuerto de Miami o los 13,000 millones de dólares que el aeropuerto de Bogotá, El Dorado, tiene proyectado invertir en los próximos años para aumentar la capacidad de pasajeros hasta los 60 millones al año.
No podemos dejar de mencionar los grandes problemas de acceso que tiene el nuevo aeropuerto. Es inaudito que los funcionarios que diseñaron la línea 4 del metro de Lima (va desde Benavides hasta Gambetta debajo de Faucett) no hayan considerado dentro del proyecto que una de las estaciones llegue a la nueva terminal. Ahora recién se acuerdan que las personas que utilizan el metro tienen que llegar hasta el aeropuerto de alguna manera y se ha propuesto un monorriel para conectarlo (10 años más). Esto es una muestra de la incapacidad e ineptitud de los funcionarios del MTC. Deberían ser fusilados por incompetentes.
Otra demostración de su incompetencia es que no han podido construir los puentes de acceso al nuevo aeropuerto en más de 25 años desde que empezó el proyecto. ¿A nadie se le ocurrió que los pasajeros tenían que llegar hasta el terminal de alguna manera eficiente? Ello significa que los usuarios tendrán que perder un adicional de 30 minutos dando vueltas para poder ingresar a través de un puente temporal de dos carriles. Una vergüenza.
Soy de la idea que el antiguo aeropuerto debe seguir operando para vuelos nacionales y dejar el nuevo terminal solamente para internacionales. ¿Acaso no estiman que el número de pasajeros va a aumentar en los próximos años y la nueva terminal quedará otra vez chica? Mientras tanto, LAP ya tiene planes de construir un centro comercial en los terrenos del antiguo terminal que seguramente es más rentable para ellos, destruyendo la posibilidad de contar con un segundo terminal en caso de necesidad, tal y como sucede en todos los aeropuertos del mundo. ¿Qué pasaría si hay un incendio en la nueva terminal y se tiene que cerrar por unos días? Colapsa el transporte aéreo si no hay una alternativa.
He repetido hasta el cansancio que el mayor problema del país no es la falta de dinero, sino la falta de visión de sus autoridades. Lampadia