Uri Landman
Para Lampadia
Ernesto Guevara nació en Argentina el 14 de junio de 1928. Estudió medicina en la Universidad de Buenos Aires donde se graduó como médico en el año 1953. Después de graduarse, realizó una serie de viajes primero por Argentina y luego por el resto de América. En 1954, el “Che” Guevara llegó a México donde permaneció por más de dos años. Allí consolidó sus ideas marxistas-leninistas con el fin de implementar la revolución en América. En el año de 1955 conoció a Fidel Castro, quien recientemente había llegado a México, uniéndose a su grupo guerrillero. Ambos crearon el “Movimiento 26 de Julio” con el fin de derrocar al gobierno de Cuba dirigido por Fulgencio Batista.
La presencia del “Che” fue clave para el acercamiento cubano al bloque comunista, encabezado por la Unión Soviética.
No dudada en defender su revolución a través de técnicas violentas e ilegales como el asesinato o los juicios exprés.
Estableció campos de trabajos forzados en Cuba en donde fueron encerrados los enemigos políticos del régimen además de homosexuales, considerados por Guevara como contrarios a su ideal del “nuevo hombre”.
Desde el alzamiento armado de Castro hasta 1965, Guevara participó en la organización del Estado cubano. Desempeñó altos cargos como presidente del Banco Nacional, director del Departamento de Industrialización y ministro de Industria.
Hacia fines del año 1964 y principio del 65, Guevara decidió dejar el gobierno cubano con el fin de llevar la revolución a otras partes del mundo. Es así que combatió en el Congo, Angola y finalmente Bolivia, donde el ejército de ese país lo capturó y ejecutó.
A pesar de ser un cruel y sanguinario terrorista, los izquierdistas han resaltado su figura como revolucionario “bueno” y lo venden como un luchador social. Hasta el día de hoy su imagen se ve en camisetas, posters y pancartas en cuanta manifestación comunista puede haber.
Otro “Che” que se vende como luchador social pero que no es más que un terrorista disfrazado, es el congresista Guillermo Bermejo, quien ha sido condenado a 15 años de prisión por el delito de pertenecer a una organización terrorista.
Según la sentencia dada por la Tercera Sala Penal Superior Liquidadora Transitoria Nacional, la fiscalía acreditó la pertenencia de Bermejo alias “el Che”, a los remanentes del grupo terrorista Sendero Luminoso quienes siguen operando en el VRAEM, la mayor cuenta de cultivos de coca en el país.
Según la sentencia, la participación de Bermejo en diversas sesiones de coordinación y adoctrinamiento con los terroristas de Sendero Luminoso en el VRAEM, está plenamente corroborada.
El camarada “Che” había llegado al congreso en el año 2021 como parte de la bancada de Perú Libre de la mano del golpista Castillo y del prófugo Vladimir Cerrón. Durante estos años su conducta siempre se caracterizó por la matonería, burla a las instituciones y su desprecio por la convivencia democrática.
Antes de jurar como congresista se hizo público un audio en el cual se escucha a Bermejo afirmar “si llegamos al poder no lo vamos a dejar, con el perdón de ustedes y todas sus pelotudeces democráticas”. Este audio pinta de cuerpo entero a este “padre de la patria”.
El día de hoy que el camarada “Che” ha sido condenado a 15 años de prisión efectiva, la izquierda quiere hacer lo mismo que con el original “Che”, lo quiere convertir en un perseguido político. En el colmo del descaro, un pseudo abogado de izquierda lo llama secuestrado político al mismo estilo que Pedro Castillo.
Ahora que Bermejo está en el penal Ancón I para cumplir su condena, se presenta la interrogante sobre quién lo reemplazará en su curul de congresista. Según el reglamento del congreso, los escaños de congresistas que han sido condenados por terrorismo con sentencia firme, no pueden ser asumidos por congresistas accesitarios, lo que impediría que sea ocupado por la izquierdista Zaria Arias. Sin embargo, ya salieron a los medios los “expertos constitucionalistas” rojos, quienes afirman que, al no contar con sentencia firme, la curul de Bermejo si debe ser ocupada por Arias.
En este caso, podemos decir que el remedio sería peor que la enfermedad.
Desde esta columna pedimos a los electores que en las próximas elecciones ejerzamos nuestro voto de manera responsable y no elijamos a terroristas, delincuentes, violadores, estafadores al congreso.
Se supone que el Congreso es el espejo de la sociedad peruana y nosotros mismos estamos destruyendo nuestra oportunidad de ser un país mejor. Lampadia






