Uri Landman
Para Lampadia
La decimosexta entrega de la saga del más famoso espía británico, James Bond: “Con Licencia Para Matar”, se estrenó en 1989. Esta película dirigida por John Glen y producida por Albert R. Brocoli, fue protagonizada por Timothy Dalton. En la película, Bond es suspendido del MI6 mientras persigue al narcotraficante colombiano Franz Sánchez, quien ha atacado a su amigo de la CIA, Félix Leiter y asesinado a la esposa de Félix durante su luna de miel.
Considero que Timothy Dalton ha sido el actor que más lejos se encuentra del personaje de James Bond creado por Ian Flemming. Dalton, quien previamente había interpretado a James Bond en la película “The Living Dayligths”, no volvió a protagonizar otra película de la saga, siendo reemplazado por Pierce Brosnan.
Dejando de lado el glamour de James Bond, quien tenía licencia para matar, a mí me tocó renovar mi licencia para conducir la semana pasada.
Según la normativa del Ministerio de Transportes y Comunicaciones (MTC), solamente es necesario rendir el examen médico en un centro autorizado y pagar la tasa respectiva, para renovar la licencia de conducir. Me acerqué a uno de estos centros médicos ubicados en las inmediaciones del Touring Club del Perú para pasar dicho examen.
Debo reconocer que el trato recibido por parte del personal del centro médico fue bastante profesional y cortés (imagino que fue el resultado de pagar 250 soles por la prueba). Sin embargo, lo absurdo de todo el proceso y el tiempo que toma, son una muestra clara de por qué no podemos tolerar que gente inepta trabaje en el Estado. Este es un claro ejemplo de un burócrata dando normas sin sentido. Pero vayamos por pasos.
Una vez que pagué el costo de la evaluación, que como he comentado es de 250 soles, tuve que dar mi numero celular para que lo envíen al MTC y así recibir un mensaje de texto y poder validar que efectivamente era mi número. En el mismo acto, se ingresa la huella dactilar a través del lector para validar que era yo y no un suplantador. Luego pasé a otra oficina en donde en cuestión de segundos me tomaron una muestra de sangre para obtener el tipo sanguíneo. Si pensaba que el sistema funcionaba de manera eficiente, aquí se terminaron mis ilusiones. Según se me explicó, tenía que esperar a que el sistema del MTC abriera el acceso para que el técnico pudiera ingresar la información obtenida y así continuar con las etapas del examen médico. Pasaron más de diez minutos para que eso suceda, mientras nos veíamos las caras sin poder hacer nada al respecto.
Luego tuve que dar un examen psicológico en el cual hay que copiar dibujos y contestar preguntas para que supuestamente evalúen mi condición mental, incluidas preguntas de habilidad matemática como series de números y preguntas de lógica. Mientras resolvía el cuestionario me preguntaba en qué podía servir una prueba de habilidad lógica y matemática para determinar si estaba apto para conducir un vehículo particular. Una vez terminada la prueba, el psicólogo (asumo que lo era) me informó que nuevamente debía esperar hasta que el sistema del MTC le permitiera ingresar los datos de mi evaluación, ingresar mi huella dactilar y así poder seguir con el proceso. Otros 15 minutos viendo el techo.
Me condujeron a otra oficina para la evaluación de la vista, lo que considero es lo único que se debe solicitar en una renovación de licencia de conducir. A través de un visor, me pidieron que lea una serie de letras y números, luego que identificara diversos colores y finalmente la distancia de varias señales de tránsito. Todo duró menos de un minuto. Al observar que el técnico no continuaba y ante mi incomodidad por la pérdida de tiempo, le pregunté el motivo de la demora. Fue aquí dónde recién entendí el meollo del problema. Según me explicó, el MTC ha establecido el tiempo mínimo que debería tomar una evaluación de la vista o auditiva (la que venía a continuación) y ese tiempo era de 16 minutos para cada prueba. Si ellos demoraban menos del tiempo establecido, tenían que esperar de manera obligatoria los otros 15 minutos para ingresar los resultados, de lo contrario el sistema del MTC no lo aceptaba.
Cuando finalmente pasé la prueba psicológica, de vista, auditiva y evaluación médica (en la cual tuve que pararme en un pie), ya habían transcurrido más de 3 horas y media desde que empecé todo el proceso de evaluación. Toda una pérdida de mi tiempo. Si el MTC permitiera un proceso más eficiente y con tiempos reales, estoy seguro que todo el trámite no duraría más de 45 minutos.
Con todas las evaluaciones aprobadas de manera satisfactoria, tuve la inocente idea de obtener mi nueva licencia en cuestión de días. Nada más alejado de la realidad peruana. Al momento de ingresar a la página web del MTC y luego de pagar la tasa de 14.80 soles, el sistema me informó que mi nueva licencia estaría lista el 15 de Julio. Como pensé que se trataba de un error, volví a ingresar mis datos, pero el sistema tercamente me indicó lo mismo. Eso significa que tengo que esperar cuatro meses para poder recoger mi licencia de conducir, una vergüenza por donde se le mire.
En países civilizados, el proceso de renovación de una licencia de conducir particular, como mi caso, solo requiere una evaluación de la vista y el pago de la tasa, luego de lo cual, de manera inmediata te entregan el documento respectivo.
Tendré que agradecerle a los cojudignos una vez más por haber elegido a un inepto como presidente, quien a su vez, ha llenado de ineptos el aparato estatal, los cuales no son capaces de realizar procedimientos sencillos como comprar los plásticos para imprimir las licencias de conducir. No es de sorprender entonces, que la economía peruana esté parada, que el presidente del BCR anunció cero de crecimiento para la inversión privada este año y que la calificadora de riesgo Standard & Poor´s rebajó la semana pasada la calificación de la deuda peruana con perspectiva a negativa. Todo un logro para los comunistas en los primeros siete meses de gobierno.
Bien decía Winston Churchill: “Si pones a un comunista a cargo del Sahara, en cinco años habrá escasez de arena”. Nosotros vamos solo sietes meses. Lampadia