Por: Sergio Bolivar
Expreso, 31 de mayo del 2022
“Nunca te olvides del diagnóstico” me decía el maestro español muy recordado en el Perú, Iñigo Olcoz de Urcelay, para explicar que una persona o una entidad no cambia de forma drástica e inmediata. Después de 10 meses de gobierno, la conducta real de Castillo y su entorno están fuertemente instaladas en la percepción de la gente.
El olvido del diagnóstico es lo más peligroso en una crisis. El lunes 23 de mayo, Gestión tomó una opinión de la Confiep que daba señales de apertura y promesas de apoyo a dos nuevos ministros no cerronistas para la continuidad del gobierno, pero ¿podemos esperar algo distinto del gobierno? Poco sorprendería que esta percepción de Confiep sea contagiosa hacia otros gremios empresariales.
El pronunciamiento del 29 de abril de los Empresarios Unidos por el Perú, que reúne a 200 organizaciones gremiales, para defender la democracia y el modelo económico, ha sido un hito institucional. Es el punto de partida para próximos hitos, sólo si los empresarios entienden la respuesta del economista y politólogo británico James Robinson a la pregunta: ¿Por qué fracasan los países? ¿Por qué nos equivocamos de manera tan consistente? Robinson, luego de evaluar las enormes diferencias entre los países más ricos y los más pobres del mundo, nos dice que el fracaso de los pobres es por la falta de un sistema de instituciones que funcionen, como gobiernos, parlamentos o tribunales honestos, y de reglas que rigen los derechos de propiedad y fomentan la competencia empresarial. Perú no es la excepción y, evidentemente, el camino que ha trazado el gobierno es opuesto al fortalecimiento institucional.
El segundo hito para los Empresarios Unidos sería mantener la unidad con el desarrollo de un diagnóstico común fundamentado en las percepciones de todos los actores relevantes del país, que son los grupos sociales, económicos y políticos. Los matices locales y de contexto son muy importantes en la formulación y diseño del diagnóstico, para validar lo que pensamos por nuestra procedencia, necesidades y expectativas, según la zona del país o sector.
Sin duda, al preguntar a las personas sobre su percepción del problema, una respuesta frecuente sería la falta de liderazgo. Sin embargo, esta es una simplificación muy confusa porque no llega al fondo de tema. Una primera percepción podría estar asociada al carisma de un personaje ausente, o a una beligerancia de la oposición que actúa por conveniencia propia e incentiva a que todos terminen comiéndose unos a otros. La mejor percepción estaría asociada a un liderazgo que busca un ordenamiento con reglas justas, predecibles que se apliquen a todos por igual. Esta última es democracia pura, porque abunda de institucionalidad y se asocia al precepto del artículo 58° de la Constitución, que establece que “La iniciativa privada es libre. Se ejerce en una economía social de mercado…”.
La oportunidad de conocer la percepción de diversas instituciones y líderes representativos en lo social sobre posibles soluciones, permitiría llegar al siguiente hito, que es construir un liderazgo con fundamento, capaz de combatir el control manipulador que siembra mentiras y engaños para que más gente crea que los opositores al gobierno están mal. La psicoanalista Melanie Klein describe que el perfil del manipulador cotidiano se divierte con el manejo emocional de las personas y disfruta con su sensación de triunfo, control y desprecio a la defensa maniaca que hace el manipulado por su libertad.
Empresarios, su enemigo es el miedo y su posición de conveniencia, que los hace depender del odio y el resentimiento hacia los gobiernos pasados. Un buen diagnóstico de las percepciones institucionales del país genera las bases para soluciones que sumen a nuevos actores a la unión. El amor hacia el Perú y la gratitud hacia las instituciones más fuertes harán prevalecer la democracia.