Por: Úrsula Letona
Expreso, 18 de julio de 2019
Expreso, 18 de julio de 2019
Es importante poner en evidencia ante la ciudadanía y nuestros compatriotas el legado que nos dejan los antimineros y como vienen truncando el desarrollo de nuestro país.
La primera evidencia es Cajamarca, hoy convertida en la región con el más alto nivel de pobreza del país (46.5%). ¿Qué pasó en esa zona? Los mismos actores antimineros que hoy se encuentran presentes y en primera fila en las protestas contra el proyecto Tía María truncaron la ejecución de Conga, proyecto que tenía prevista una inversión de US$ 4 mil millones que hubiera permitido generar miles de empleos en Cajamarca y apuntalar su desarrollo.
¿Estos opositores han hecho algún esfuerzo, luego de frustrar este proyecto, por generar alternativas de desarrollo? NO. Su único propósito es generar mayores niveles de pobreza para lograr especio para su ideología, pues a mayor pobreza más izquierda (binomio inseparable).
Sigamos con nuestro relato. A principios de esta década, el Ministerio de Energía y Minas realizó varias publicaciones contemplando, hacia el 2020, una producción de cobre mayor a los 6 millones de toneladas en función del avance de los permisos gestionados a esa fecha para diversos proyectos. De esa proyección se ha logrado muy poco, pues hoy bordeamos una producción cercana a los 3 millones de toneladas.
¿Qué ha pasado en el camino? La fórmula conocida: agitadores que han generado conflictos sociales con el solo propósito de truncar el desarrollo de nuestro país. Una minoría que ha impuesto su agenda antidesarrollo, sin duda, aprovechando el abandono en que se encuentran muchos compatriotas en las zonas influencia de los proyectos mineros, utilizando incluso mecanismos de represalia contra quienes manifiestan su postura a favor de la minería.
La situación descrita ha contado con la complicidad de una burocracia que arrastra los pies para otorgar los permisos. No entienden que una de las premisas fundamentales en los proyectos es su monetización en un periodo razonable, por lo que, cuando se otorgan y enfrentan graves problemas, pierden el interés por parte de los inversores quienes redireccionan sus recursos a otras alternativas de inversión. Estas demoras se han generado especialmente en instancias del Ministerio del Ambiente y Ministerio de Cultura, tanto en la gestión pasada como en la actual.
No nos debe ganar la indiferencia, seamos activos en rechazar el accionar de estos actores que quieren un país paupérrimo para sus propósitos políticos. Está en juego el futuro próspero de nuestro país, caso contrario los opositores a Tía María -que ya frustraron Conga- lograrán doblegarnos y avanzar en el camino de insertarnos en un país donde el control de la economía se encuentre en manos del Estado, con los resultados que ya conocemos.