Roque Benavides
El Comercio, 6 de noviembre del 2025
“La formación del futuro debe centrarse en comprender y aplicar la tecnología, conectando el conocimiento con la capacidad de análisis y liderazgo”, escribe Roque Benavides, presidente del Directorio de Buenaventura.
La semana pasada participé en un foro del Tecnológico de Monterrey sobre el futuro del aprendizaje, el talento y la transformación organizacional. Fue un espacio de reflexión sobre la tecnología que está redefiniendo la forma en que las personas se desarrollan y aportan valor en la empresa. Y es que cada hito tecnológico ha transformado la manera en que trabajamos y nos comunicamos. Así como en su momento fue el Internet, hoy la inteligencia artificial (IA), la automatización y la ciencia de datos están redefiniendo la productividad y la gestión del conocimiento. Quiero resaltar que el Tec de Monterrey es una iniciativa de empresarios, fundada en México por don Eugenio Garza Sada, que demuestra el compromiso del empresariado con la educación.
En el sector minero, estas herramientas ya son parte del trabajo diario, desde centros de control remoto de plantas hasta modelos predictivos que aumentan la eficiencia y la seguridad. Aun así, persiste la idea de que podrían ser una amenaza para ciertos puestos o funciones. Por el contrario, complementan el trabajo humano, ayudan a reducir tiempos y fortalecen la capacidad de análisis. En el Perú tenemos a Quellaveco, de Anglo American, la primera mina digital del mundo. Esto evidencia que el sector minero es líder en tecnología.
Desde la industria minera vamos a seguir demandando ingenieros y perfiles técnicos. El reto está en que los profesionales se adapten a las nuevas tendencias, comprendan cómo funcionan y puedan aprovecharlas con criterio. El talento que más valor aporta es el que interpreta la información y anticipa tendencias para la toma de decisiones. Por eso, la formación del futuro debe centrarse en comprender y aplicar la tecnología, conectando el conocimiento con la capacidad de análisis y liderazgo.
Uno de los principales desafíos de la minería peruana es estructurar la gran cantidad de datos que genera. En Buenaventura, la aplicación de ‘machine learning’ e indicadores de desempeño mediante inteligencia de negocios está permitiendo mejorar la gestión y el aprovechamiento de la información. En esa línea, el equipo de Geología ha desarrollado el software YupAI (‘yupay’ significa ‘contar’ en quechua), que aplica IA para optimizar la información geológica y de exploración, fortaleciendo la productividad y elevando el estándar de precisión técnica en el sector.
Esta evolución demanda también una estrecha articulación entre empresa y academia. Las universidades deben formar profesionales capaces de innovar, investigar y aprender de forma continua, mientras las empresas deben brindar espacios de práctica, desarrollo profesional y experimentación tecnológica.
No olvidemos la máxima: ¡universidad que no investiga no es universidad! La academia está llamada a investigar e innovar.
La tecnología avanza con velocidad, pero su impacto depende de cómo la incorporemos en el trabajo. El desafío es emplearla con criterio y sentido humano, pues en ese equilibrio se construye el futuro de la minería y del talento que la impulsa. Recordemos que la IA es una herramienta, no el reemplazo de la inteligencia humana.






