Oscar Silva Valladares
01-nov-2021
Para Lampadia
El endeudamiento es una opción en política gubernativa que debe sustentarse en necesidades genuinas. Una operación de empréstito debe tener en cuenta las condiciones de los mercados financieros, pero no se puede optar por un préstamo solo porque esas condiciones son óptimas. El acceso a los mercados de capitales tampoco debe ser manipulado políticamente, pero eso es precisamente lo que ha hecho el gobierno con la reciente emisión de bonos del estado peruano por un monto de US$ 4,000 millones, ejercicio que ha sido descrito pomposa y descaradamente como testimonio de la estabilidad financiera y política del país.
¿Qué hay detrás del supuesto éxito de esta operación financiera? El nivel de las tasas de interés internacionales, aún muy cerca del mínimo alcanzado a mediados del 2020, es el principal motivo de la demanda de altos rendimientos de los inversores institucionales de renta fija, lo que impulsa las recientes emisiones internacionales de una variopinta amalgama de países de ingresos bajos y medianos. Este contexto explica en gran manera el interés por los llamados bonos temáticos (bonos “verdes”, bonos para el desarrollo sostenible, etc.) que son el sabor del momento en los mercados internacionales. Existe también el perenne festín de honorarios que los emisores pagan a intermediarios y facilitadores, incluyendo bancos de inversión, consultores, abogados y contadores; dado el volumen de la última emisión del estado peruano, las comisiones pagadas pueden estimarse entre US$ 10 y 30 millones.
El ruido hecho por el gobierno a raíz de esta emisión busca olvidar que las principales agencias de calificación de riesgo esperaron pocos días desde la asunción del gobierno de Perú Libre para dar su veredicto sobre el deterioro del panorama político, económico y social del país, rebajando calificaciones que el Perú había mantenido por más de siete años. Las agencias han mencionado como motivo de esa reducción el entorno político polarizado y fracturado y la erosión continua de indicadores financieros. El impacto inmediato de la degradación es múltiple, incluyendo el encarecimiento de costos financieros que también afectará la competitividad internacional del sector privado exportador.
Según un reciente comentarista en El Comercio, el costo de los bonos emitidos por el Perú la semana pasada ha sido “un poquito más elevado” que los emitidos en marzo, calculándose ese costo adicional en 30 puntos básicos. Teniendo en cuenta el volumen de la emisión total, ese “poquito más” significa un costo financiero incremental de US$ 300 millones con respecto a las condiciones obtenidas en marzo. En términos absolutos, ese “poquito más” significa también un aumento de costos financieros entre 8.5% y 10.8%, costo que obviamente se refleja en la caída de los precios de los bonos anteriores; como el valor de la emisión de marzo es US$ 5,000 millones, la caída de precios tiene un rango entre US$ 425-540 millones. En resumen, US$ 725-840 millones es la factura inicial del deterioro de las condiciones políticas y sociales del Perú en los últimos 90 días desde la toma del poder por Perú Libre.
Las emisiones de bonos pueden ser una fuente sensata de financiación pública si son parte de un plan de gestión sostenible y responsable. Dado el historial del gobierno actual, es difícil aceptar que existe una estrategia financiera creíble, especialmente cuando se anuncia simultáneamente un plan de aumento de impuestos estrechamente enfocado en la base tradicional de contribuyentes sin dar atención a la necesidad de ampliar esa base, aumentar la eficiencia en la recaudación y concertar una lucha contra la corrupción para crear confianza en la capacidad de manejo honesto del dinero de los tributantes.
En carta de agosto de 1823, Bolívar acusaba a las cabezas del gobierno peruano de haber malversado seis millones de pesos del empréstito obtenido un año antes en Londres. Como hoy, la bonanza en el mercado de capitales londinense, las atractivas tasas de intereses pagadas y las jugosas comisiones a intermediarios facilitaron ese préstamo. Los designios del gobierno de Perú Libre parecen pronosticar a la flamante emisión un destino similar a la operación de García del Río y Paroissien al inicio de la república. Lampadia