Oscar Silva Valladares
Banquero de inversiones, con sede en Londres
Gestión, 22 de mayo del 2025
Los bonos de la petrolera estatal, dentro del lingo financiero, son considerados «bonos basura» y en la bolsa de Frankfurt se cotizan a 54% del valor nominal.
El colapso financiero de Petroperú está cerca y debe forzar al Gobierno a tomar una decisión. O se entierra al cadáver o los peruanos asumimos una deuda de más de US$ 6,500 millones o US$ 200 por habitante.
El patrimonio de Petroperú parece sólido con US$ 2,400 millones, pero es una ficción por las inyecciones de capital del Gobierno por US$ 2,633 millones. El Gobierno crea una imagen de estabilidad, pero no controla su desempeño comercial. Desde el 2016 Petroperú tiene una pérdida cumulativa en utilidades de USS 1,623 millones. Su mejor desempeño fue una utilidad de US$ 185 millones en el 2017. Su EBITDA (beneficio antes de pago de intereses, impuestos, depreciación y amortización) entre 2022-24 es negativo en US$ 849 millones. Con un EBITDA negativo, lo mejor es liquidar los activos por separado.
Las mejores ventas de Petroperú fueron en el 2022 mientras que las del 2023-24 no superan a las de 2016-17. La gerencia justifica esta caída por el «periodo de estabilización» de la nueva refinería. Como a fines del 2023 la modernización llegó al 97.2% ¿por qué no se la «estabilizó» en 2 años? Las exportaciones de residual de petróleo entre 2023-24 se hicieron a precios inferiores al costo de matería prima con pérdida de US$ 788.8 millones.
La gerencia acusa a «la competencia agresiva» como razón en la caída de ventas, olvidando que la competencia es ley en negocios, e ignora que entre 2023-24 el Perú tuvo sus mayores niveles de consumo de petróleo, pero la cuota de participación de Petroperú ha caído del 45% al 25%. La composición de gastos de Petroperú es extravagante. En el periodo 2016-24 gastó US$ 1,413 millones en personal, de los cuales US$ 687.8 millones fueron a su burocracia administrativa. Entre 2018-23 se gastó US$ 84 millones en «asesoría y auditorías». El gasto más absurdo es un pago de US$ 2 millones en el 2022-23 por «participación de ganancias» cuando Petroperú perdió US$ 1,335.6 millones.
Los responsables principales de este desastre son los presidentes del Perú desde 2007. García decidió modernizar la refinería cuando las reservas petroleras solo eran el 4.1% de las latinoamericanas. Humala declaró en el 2013 de «utilidad pública» esa ampliación. Con Kuczynski, en el 2017 la producción petrolera era solo de 43,000 bpd, lo que debió alertarle sobre la futilidad de un proyecto que requeriría importar petróleo.
La modernización de la refinería tuvo serios problemas. La meta fue completarla en el 2019 pero solo se acabó en el 2024 con costo de oportunidad (ventas perdidas) superior a US$ 15,000 millones. El presupuesto de costos subió de US$ 1,335 millones (2008), a US$ 2,730 millones (2013) y US$ 4,376 millones (2017). A fines de 2024 era US$ 6,538.5 millones incluyendo US$ 1,000 millones en intereses.
En el 2015 la consultora Wood Mackenzie concluyó que Petroperú era una empresa mediocre inferior a empresas similares (Petrobras, Ecopetrol e YPF). Fitch, la calificadora de riesgos, confirmó que Petroperú está por debajo de ENAP, Ecopetrol y Petrobras. Los intentos de cotizarla en la bolsa local y de atraer capital privado han sido nulos.
La deuda de Petroperú incluye bonos por US$ 3,155 millones y un préstamo por US$ 1,300 millones. Las calificadoras de riesgo han reducido sus estimados sobre la capacidad de pago de esta deuda. Los bonos de Petroperú, dentro del lingo financiero, son considerados «bốnos basura» y en la bolsa de Frankfurt se cotizan a 54% del valor nominal.
Las calificadoras concuerdan sobre la débil posición líquida, alta deuda y bajo nivel de cobertura de intereses, pero esperan que el gobierno continúe su respaldo y que la nueva refinería genere mayores flujos de caja. Las agencias dicen que el retiro del apoyo gubernamental afectaría la capacidad financiera del Gobierno, argumento erróneo porque hay una gran diferencia entre el crédito del soberano y de Petroperú. Las expectativas de rentabilidad siguen cayendo. En enero 2024 el gerente general dijo que el EBITDA del año sería USS 572 millones, pero al final fue negativo en US$ 296 millones. El mismo gerente prometió un EBITDA de US$783 millones para 2025, pero Moody’s dice que solo en el 2027 el EBITDA sería positivo.
El final de la modernización de la refinería debe llevar al gobierno a deslindar responsabilidades. Petroperú no es viable y se debe decidir su quiebra o liquidación. Si esto sucede, el final de Petroperú debe ser celebrado al estilo de los funerales de Nueva Orleans.