Por: Ángela Ccanto Buendía
Expreso, 15 de Agosto del 2022
Hace algunos años, las redes sociales –que no son ni la mínima representación de la realidad peruana- se llenaron con el hashtag #PeruPaisdeVioladores. Había una razón fuerte para pensar y proyectar esa imagen de nuestro país, de nuestra cultura y responsabilidad como sociedad. Durante varios años hemos estado en los primeros puestos, a nivel mundial, de violaciones a menores de edad. ¿Los gobiernos han realizado algo al respecto? Nada.
Ahora bien, tenemos suficientes razones para pensar, decir y debatir respecto al machismo, violencia, testarudez y autoritarismo de los ronderos campesinos. Hace un mes, diversos medios de comunicación evidenciaron las prácticas violentas, fuera de la ley y abusivas que los ronderos de la provincia de Pataz en La Libertad perpetraron contra siete mujeres, acusadas ridículamente de “brujas”. Una perpetración de violencia contra la mujer que llevó a este grupo de ronderos a atreverse a colgar de cabeza a una de nosotras, es decir, mujeres; infligir dolor y sufrimiento contra nuestros cuerpos. Y escribo estas líneas en primera persona porque los símbolos que los que se hacen llamar “reserva moral del país” han creado sobre la mujer, se resumen en: “tocan a una, tocan a todas”. Pero cuando son sus machos ronderos y campesinos los que infligen y causan estos daños y abusos, a este hipócrita grupo político se les acaba los megas del celular para denunciar y se convierten en unos verdaderos “Shakiros”: ciegos, sordos y mudos.
Lo primero que dirán en su pedestre defensa -porque es parte de su limitado discurso- es que “los ronderos lucharon contra el terrorismo y los abusos del Estado”. Sí, por supuesto, lo hicieron. ¿Eso elimina que sean un grupo machista, violento y fanático? Después de conocerse estos actos ilegales contra nuestras mujeres provincianas, las políticas de izquierda posera y progresistas de Twitter no dijeron absolutamente nada. ¡Ah! Pero si le tocan un cabello a la compañera de lucha, Isabel Cortez, los planetas se alinean para que la indignación que había desaparecido en las cabezas de las seguidoras de Verónika Mendoza, ahora vuelve a mostrarse para defender y victimizar a la “compa Chabelita”.
Este tipo de indignación selectiva es la que destruye la verdadera lucha contra la violencia hacia la mujer. Militantes del partido político Perú Libre tienen una denuncia de presunta violación sexual contra una de sus compañeras de lucha, pero las que ahora se indignan por Isabel Cortez, no dijeron absolutamente nada de la víctima. Nací y crecí en provincia, muy cerca a la cosmovisión andina; conozco de cerca el machismo e intolerancia de los ronderos y hasta dónde son capaces de llegar. El Perú es un país de ronderos machistas con un grupo político que los justifica.