Por: Miguel Andrés Jaramillo, Economista sénior – Consejo Privado de Competitividad
Gestión, 11 de julio de 2019
‘Perú, país de emprendedores’, es una frase que comúnmente escuchamos. En efecto, millones de peruanos trabajan duro día a día para salir adelante y procurar un mejor futuro. No obstante, para muchos dicho trabajo no es más que una ilusión.
Hoy, 12.3 millones de personas en el país trabajan en la informalidad. Es decir, laboran en condiciones precarias, de baja productividad y no tienen acceso a una seguridad social sostenible. Del total, 11 millones trabajan por su cuenta o en una microempresa (de 1 a 10 trabajadores), la cual en muchos casos se constituye por necesidad o por sacarle la vuelta a la ley, mas no por emprendimiento.
Uno de los problemas con la proliferación de microempresas es que los trabajadores están en un entorno de baja productividad. Según el censo nacional económico del 2008, este tipo de empresa tiene una productividad que equivale al 8.5% de la gran empresa, mientras que una pequeña registra el 53% y una mediana, el 82%. Es por ello que, desde nuestra institución, proponemos impulsar políticas que promuevan a la pequeña, de manera que absorba a los trabajadores que trabajan en las micro. Ergo, estas últimas se asociarían para que “se gradúen”, crezcan y se desarrollen como pequeñas empresas.
Además, planteamos que se ajuste el régimen especial permanente de la pequeña para las nuevas contrataciones (se creó en el 2008 con el Decreto Legislativo 1086).
La propuesta permitiría tanto al trabajador como al empleador decidir el seguro de salud más apropiado, entre SIS o Essalud, y que el aporte al sistema previsional se reduzca del 10% al 4%. En este último caso, el Estado podría hacer una contribución complementaria para los trabajadores jóvenes (con tope de edad) para completar el 10%. El costo de esta medida sería inferior a una pensión social futura para ellos, quienes hoy no ahorran.
Actualmente, el régimen de pequeña empresa implica que el costo laboral no salarial en el que deben incurrir el empleador y trabajador sume 42% sobre el salario bruto anual. La implementación de la propuesta reduciría el costo a 26% y tanto el trabajador como el empleador estarían ganando.
Para algunos el régimen de pequeña empresa no ha significado un cambio importante, puesto que al 2018 solo hubo 100,000 trabajadores registrados en él, aproximadamente.
Sin embargo, este régimen es uno de los que ha registrado el mayor crecimiento anual en los últimos cinco años (11% versus 1% del régimen general). Asimismo, restando el efecto del crecimiento económico y otras características del trabajador de la pequeña empresa (años de educación, sexo, entre otros), este régimen especial ha permitido reducir la brecha de informalidad que tiene frente al general en, aproximadamente, 7 puntos porcentuales, comparando el 2009 con el 2017.
Esta es una de las medidas que proponemos en el Informe de Competitividad 2019 para dinamizar el mercado laboral.
Si bien se han desarrollado otras propuestas, consideramos que la de impulsar a la pequeña empresa es clave para incrementar la productividad del país. A través de una mayor productividad, los peruanos tendrán acceso a mejores trabajos y, por ende, a un incremento en su bienestar.