Michel Hoffmann Ibáñez – M.A. Economía Internacional y Gobernabilidad
Para Lampadia
Muchos peruanos ya se treparon al movimiento de moda mostrándose indignadísimos en redes sociales por el racismo y la muerte de George Floyd en Estados Unidos, sin embargo, aquí, se discrimina a los venezolanos o se cholea al prójimo; total no son “gente como uno “.
Según la Plataforma Internacional de Coordinación para Migrantes y Refugiados de Venezuela – R4V, en el Perú hay más de 860 mil venezolanos que vinieron en los últimos años huyendo del régimen opresor de Nicolás Maduro. La gran mayoría trabajaba en el sector informal, donde el abuso es cotidiano y la calle un terreno xenófobo.
Hoy, sin embargo, debido a una política totalitaria de “te vigilo y te cuido” y donde nos quieren hacer creer que “el encierro es libertad”, las posibilidades de valerse por uno mismo son perseguidas y condenadas. Por ello, el representante de la Organización Internacional para las Migraciones de las Naciones Unidas en el Perú, Jorge Baca, consideraría oportuno ampliar y aumentar un bono de subsidio que incluya también a los venezolanos, que son una población altamente vulnerable. Lamentablemente, esto podría resultar irritante para cierto sector de la población, pero debiera ponerse en perspectiva no solo de trato humano y solidario, sino también reciproco, donde los más de 3 millones de peruanos en el extranjero también pueden acceder a subsidios estatales.
Más allá de subsidios pasajeros y de una lenta reanudación de las actividades económicas, lo que necesitamos es un cambio estructural, con un “nuevo contrato social”, donde todos sus miembros, ya sean venezolanos o peruanos, negros o blancos, ricos o pobres, promuevan la igualdad de derechos y obligaciones con libertad y responsabilidad. Así nos podríamos acerca un poco a lo señalado por el filósofo J.J. Rousseau: “Prefiero ser un hombre de paradojas que un hombre de prejuicios”, puesto que mientras las primeras nos hacen pensar, los prejuicios nos confunden.
Terminar con los prejuicios es tarea de cada uno y no hay una cuestión ideológica detrás, sino cual es nuestra posición como individuos en una sociedad. ¿Somos una “sociedad abierta” que reconoce el aporte de los migrantes a la gastronomía, educación y salud, y, por ende, al desarrollo socio-económico del Perú o nos cegamos ante esa realidad? En un último informe del Banco Mundial, el organismo sostiene que, en los próximos cinco años, los migrantes venezolanos aportarían S/2.200 millones en ingresos fiscales netos al Perú. Además, un 8% del crecimiento del PBI en 2018 se debió al aporte de los venezolanos como consumidores y trabajadores, según el mismo Banco Mundial y el Banco Central de Reserva del Perú.
Para concluir, las muestras de solidaridad por el asesinato al ciudadano americano George Floyd son importantes puesto visibilizan un problema grave y global como es el racismo y la discriminación. Importante también es empero actuar en el ámbito local, donde hay baños exclusivos para congresistas y ministros y otros para trabajadores. Voltear la cara y no ver al guardián de la cuadra a quien se le deja el almuerzo como a un perro, no contribuye a la igualdad de trato. Menos lo es quejarse de los peruanos y venezolanos informales que salen a trabajar, mientras que en casa el personal duerme en depósitos, y cuyo pago también incluye la “sacada de vuelta” al fisco. Lamentablemente, todavía hay muchos “Limeñitos De Mierda” y “Criollitos de Mierda” -según el escritor H. Morote- y mientras que el resto siga “congelado” y no se comprometa, poco podremos hacer para que negros, cholos y venezolanos sean libres en nuestra sociedad.