Por: Max Schwarz, Doctor en Ingeniería Industrial, Profesor Asociado a la Facultad de Ciencias Empresariales y Económicas de la Universidad de Lima
AméricaEconomía, 6 de Diciembre de 2018
La adopción de tecnologías emergentes ha permitido marcar el inicio de una acelerada revolución en la industria financiera peruana, generando emprendimientos innovadores que desarrollan actividades con un fuerte componente tecnológico (Fintech), cuyo diseño llega para cubrir un espacio de mercado en el cual la banca tradicional aún no está preparada para incursionar. Esto es particularmente importante en un mercado emergente como el peruano, de características profundamente informales, donde 8 de cada 10 dólares están fuera del sistema en una economía centrada en la circulación de efectivo (economía de cash) con un bajo grado de bancarización, un bajo nivel de integración digital y una informalidad operacional basada en una amplia desconfianza de los sistemas financieros tradicionales, que hace que buena parte del ahorro y la inversión de los microempresarios peruanos se encuentre concentrado principalmente en mercadería de inventarios y no en bancos ni en instrumentos de inversión u otro tipo de activos similares.
El problema tradicional de los ciclos de caja frente a los sistemas de pago de letras a 30, 60, 90 y 120 días de pago a proveedores, ha permitido la introducción de una serie de servicios de e-factoring que brindan capital de trabajo comprando facturas con costos competitivamente más bajos y tiempos efectivamente más cortos que los que puede ofrecer la banca tradicional, generando acceso a capital fresco para completar el ciclo de caja de los negocios que se activan. El crecimiento de este acceso también tiene que ver en mayor o menor grado con un consecuente ingreso de la segunda generación al gobierno de la microempresa familiar, con la participación de hijos de emprendedores que han accedido a educarse con mayor familiaridad tecnológica que los fundadores del negocio. El resultado es un crecimiento sostenido de 300% anual de participación de mercado de las Fintech de factoring en el mercado de empresas familiares en el Perú. Incluso ahora es posible invertir colaborativamente en iniciativas de e-factoring mediante subasta electrónica y participación en redes de crowdfactoring que existen disponibles en el mercado.
De igual forma, las nuevas Fintech participan activamente en el caso de los financiamientos y el acceso a crédito mediante iniciativas de e-lending, crowdlending y crowdfunding que han permitido generar tempranas experiencias innovadoras de inclusión financiera empresarial a compañías que por su naturaleza y escala (Microempresas y Pymes) no están en el radar de la banca tradicional, generando como consecuencia una red de oferta de Fintech especializadas en micro y hasta nano-créditos, con financiamiento de muy baja morosidad, asociada con colocaciones de bajo valor unitario que se ofrecen a tasas competitivas en comparación a las ofrecidas por la banca tradicional.
Al 2018, las Fintech participan aún de un escaso 1% del mercado financiero peruano, pero tienen a la vez, una tasa de crecimiento exponencial con capacidad conservadora para triplicarse cada año cubriendo un vacío financiero en un sector enorme de microempresas, a las cuales la banca tradicional no puede cubrir. En ese contexto, queda claro que la incorporación de tecnologías emergentes de Internet de las Cosas (IoT), Blockchain, Digital Twins y Técnicas de Inteligencia Artificial, mediante redes neuronales y algoritmos genéticos para trabajar sobre la Big Data generada en redes sociales y redes colaborativas que nos permiten asistir a una nueva forma cognitiva que permite entender los mercados emergentes, esencialmente informales, su comportamiento y su nivel de riesgo para generar una respuesta financiera que pueda adaptarse a sus necesidades, quedando como retos el desarrollo de políticas promotoras de inclusión financiera, incentivos a la innovación tecnológica, un mayor acceso sin temores a la nueva tecnología disponible y el desarrollo en paralelo de una regulación simplificada y un marco legal apropiado aún inexistente que permita acompañar estos emprendimientos, para poder fortalecerlos oportunamente en forma masiva en beneficio inclusivo del mercado local.