Por: Mariella Balbi
Expreso, 11 de Febrero del 2023
El reciente cierre arbitrario de la mina Julcani (Huancavelica, grupo Buenaventura) marca un punto de inflexión en la barbarie que vive el Perú desde el 9 de diciembre de 2002. Las mineras del sur: Las Bambas, Antapaccay y La Inmaculada sufrieron ataques terroristas, les incendiaron sus instalaciones. Las Bambas paralizó sus operaciones, las otras empresas cierran y abren de acuerdo a las condiciones. Pero en Julcani el senderismo obligó a los trabajadores a redactar un acta donde de “mutuo acuerdo” se clausuró indefinidamente la producción.
La imposición es el proceder del senderismo, si no se acata viene la violencia. El video de un joven en bicicleta queriendo pasar el bloqueo en Puno es elocuente. El ciclista dice a los pobladores: respétenme, yo no comparto sus ideas. Los manifestantes alegan que debe ser solidario porque el ‘pueblo’ padece de hambre, etc. Desenlace: le malogran el vehículo.
Luego que intentaran quemar su vivienda y repeliera a los agresores con su arma, el gobernador de Madre de Dios, Luis Otzuca, declaró: por qué yo tengo que ser el costo social, qué he hecho yo. Las historias son múltiples e indignantes. El terrorismo quiere imponer sus consignas a fuerza de violencia y agresión. Le ha dado vuelta a la realidad con la ayuda de algunos medios y aparecen como víctimas de las fuerzas del orden.
El gobierno no tiene el manejo adecuado para enfrentar exitosamente esta penosa situación. Las FF.AA. que llegaron a Puno fueron repelidas por una masa de pobladores, obligando a los soldados a retroceder. Penoso, las imágenes hablan por sí solas. El aeropuerto de Juliaca ha sido canibalizado por el terrorismo y encima hay quejas por los heridos. En tres oportunidades se ha dictado el toque de queda para Puno. No sabemos si el más reciente funcione a cabalidad. El apoyo militar para combatir la violencia no parece ser el adecuado. La información es escasa.
El Ejecutivo no logra imponer autoridad en el sur. Ayer, la presidenta Boluarte dio un mensaje a la Nación. Más de lo mismo. Ninguna alternativa o explicación a lo que padecemos. Los fiscales del sur tienen temor de actuar. Se sancionó a algunos vándalos, aunque no resulta suficiente. Hubo condenas para 27 personas por la toma de carreteras en Ica. Pero aprovecharon la democracia, acogiéndose a la terminación anticipada. No cumplieron prisión.
El régimen no tiene un plan de acción, se confió en el adelanto de elecciones. En la última encuesta de Datum, el 71% está a favor de la salida de Dina Boluarte y del cierre del Congreso. El 26% se manifiesta en contra. Esa mayoría está conformada por los que siguen las consignas del terrorismo y los hastiados que quieren que todo termine ya. Como si los países pudieran funcionar así. No me gusta, se va. Así nunca tendremos estabilidad.
El Congreso resiste en medio del descrédito, es algo pernicioso para la democracia, pero rinde políticamente, está demostrado. Como con Pedro Castillo, no hay votos para vacar a Dina Boluarte, ni para adelantar elecciones. El Foro de Sao Paulo apunta a la caída del gobierno y acompaña la violencia. Este año el Perú tendrá recesión y será más aguda en los departamentos del sur. Vivimos un angustioso compás de espera. ¿Cuánto tiempo puede soportar un país este desmadre? Juzgue usted.