Por: Mariella Balbi
Expreso, 18 de Marzo del 2023
Tras el paso de los huaicos e inundaciones, en medio del dolor de peruanos que pierden absolutamente todo, surge la reflexión: pero por qué no se tomaron precauciones, por qué las personas construyen cerca del lecho del río. Preguntas que no tienen respuesta. Lo que se constata es que son familias de escasos recursos, los más desposeídos del país, que construyeron empíricamente sin previsión. Viven al día y su futuro es como una espesa niebla.
También, impajaritablemente, encontramos corrupción, el robo al Estado por los gobernantes sucesivos que llegaron al poder. A este juego sucio se asocian empresas rateras que están dispuestas a transar para obtener dinero fácil. El gobierno de PPK, creó con bombos y platillos la Autoridad de la Reconstrucción con Cambios (ARCC) con un presupuesto de 25 mil millones de soles. Hizo poco. El hombre de negocios exitoso en EE.UU., empeñado en ser presidente no pudo invertir dinero del Estado convenientemente.
El ‘Lagarto’ Vizcarra, gran corrupto gran, nombró a una funcionaria afín a cargo de la ARCC y dispuso que el gobierno del Reino Unido administrara los proyectos de alta complejidad, porque los ‘peruchos’ – según, Vizcarra- no éramos capaces, además ,aseguraba, no se robaría al Estado. No ocurrió ni uno ni lo otro. Se dedicaron a la construcción de hospitales y escuelas que aún no se terminan. Los ingleses permitieron la contratación de empresas cuestionadas por traferas.
Resultado: ¡los proyectos para el drenaje de ríos a cargo de la ARCC tienen un avance del 9% en la gestión de ríos y un 1 % para drenajes! Qué pasó con el dinero, qué hizo la Contraloría; nada. Un nuevo filón para que la prensa y el Congreso (a paso de tortuga) investiguen. El régimen de Sagasti continuó en la línea de desfalcar al Estado, protegiendo a Vizcarra de manera venal. Pedro Castillo -el campeón olímpico del robo y la cochinada- recibió informes preocupantes sobre la catástrofe que se venía pero los ocultó. Estaba ocupado en medrar y preparar su toma del poder.
El gobierno de Castillo ha sido el culmen del latrocinio perpetrado por presidentes anteriores. Vimos corrupción en Petroperú, el Poder Judicial (aún tiene manejo), las FF.AA. y Policiales, el Ejecutivo, los gobiernos regionales, alcaldías, y por supuesto el Congreso con la compra de congresistas. Estos aún están ahí, vivitos y coleando. Sus pares los toleran, algo incomprensible. La comisión de Ética no funciona. Los parlamentarios de alquiler siguen pagando con sus votos al gánster Castillo. Súmeles a los parientes del exmandatario, algunos fugados junto con un exministro.
Para colmo el neosenderismo insiste en la Constituyente y en su toma del poder. Han destruido la economía del sur y del país. Según el INEI la economía peruana cayó 1,2 % en enero debido a las protestas terroristas, después de dos años de crecimiento. Salíamos del dolor del Covid, donde el ‘Lagarto’ Vizcarra permitió latrocinios para caer en el ciclón Yaku que se convertirá en un Niño costero.
Donde se pone el dedo, salta la pus, frase de González Prada a fines del XIX. Los electores tienen que pensar bien antes de votar. Los partidos políticos (si los hay) están obligados a poner candados internos al robo al Estado. ¿Más leyes? Es innecesario, igual se violan. La tarea es dura pero indispensable.