Por: Mariella Balbi
Expreso, 30 de abril del 2022
El rumor del cierre del Congreso es fuerte. Esta semana se revisaron las mochilas de visitantes a la bancada de Perú Libre (no a un congresista) encontrándose volantes y banderolas con el eslogan: ‘Cierre del Congreso’. Insólito. Ya Vladimir Cerrón anunció que, de no aprobarse el mamarracho inconstitucional de proyecto de ley para decidir, por referéndum, una Constituyente, tenían un plan B. Léase: clausurar el Parlamento.
Pese a las críticas y a los “topos” (congresistas vendidos al régimen) el Congreso es un tapón para las tropelías y barbaridades que Castillo y su organización criminal quieren perpetuar. Han desmantelando el aparato del Estado, contratando a gente incapaz. Las FF.AA. parecen difíciles de maniatar, aunque nunca se sabe. La Fiscalía está copada, es un felpudo que limpia al gobierno, salvo honrosas excepciones. Pero el Parlamento, con sus luces y sombras, es una piedra en el zapato para el totalitarismo que vivimos.
La voracidad por clausurarlo es feroz. Maneras hay: si sale el Premier, sea porque renuncia o lo censuran, el cambio de gabinete plantea la cuestión de confianza. Si el nuevo equipo ministerial es peor aún que los cuatro anteriores, el camino está expedito. Forzar la figura de denegación de la confianza básica, como lo hizo el ‘Lagarto’ Vizcarra si no se aprueba el tal referéndum es improbable. La barrabasada vizcarrista, apoyada por los comandantes generales, es difícil de repetir.
Lo otro es cerrarlo “a la brutanté”, con violencia, como indican los intensos rumores, volantes y banderolas incautados en el Congreso. La dupla Castillo-Cerrón, la inteligencia cubano-venezolana son avezadas y no creen en las “pelotudeces democráticas” (Bermejo ‘dixit’). Vacar a Castillo sería lo más sano para el país, pero lo impiden los desvergonzados parlamentarios vendidos. Solo una tenaz crítica de la ciudadanía y de la prensa puede moverles el cuero de chancho que tienen.
Para las fuerzas democráticas el reto inmediato es continuar al frente de la mesa directiva; si no se unen como un puño, el futuro es incierto. Recordar que castillistas y cerronistas están en abierto enfrentamiento, jalándose los pelos. También en Palacio hay una purga fea. Parece que Lilia Paredes, esposa de Castillo, ha tomado el mando, rodeándose mayormente de sus paisanos. Colocó al secretario general de Palacio, Jorge Alva (Contraloría lo cuestiona); a Irma Rojas, profesora chotana; a la exfiscal Belisa Malásquez, que probablemente instruye sobre el teje y maneje de la Fiscalía para que Castillo pueda paliar su problemón judicial y maneja Essalud. Mujeres al mando que le dicen.
Fuentes de Palacio informan que Castillo solo quiere realizar eventos fuera de Lima, a los que suma consejos de ministros descentralizados. Busca adeptos entre los más humildes. Por eso cada día manda ‘equipos de avanzada’ que van preparando el terreno. Los hay de inteligencia, de protocolo de Palacio para inspeccionar ‘in situ’. En el lugar reúnen a los más necesitados, bonificándolos. Arman un enorme escenario y las leseras que Castillo lanza son transmitidas a nivel nacional. La última, decir que la “guerra entre Croacia y Rusia incrementó el COVID” es de mamey.
En esas actuaciones, la prensa no puede interrogar al mandatario. Qué pasaría si los medios acuerdan no transmitir semejantes sucesos farsescos y no informar nada de nada, salvo una ignorancia más de Castillo. Es un camino por explorar.