Manolo Velarde.
Abogado PUCP. Liberal Clásico
Para Lampadia
Lo absurdo y peligroso para la humanidad de seguir ideologías progresistas nihilistas (neo marxismo postmoderno) [1]
La principal afirmación del neo marxismo post moderno es que la mejor manera de interpretar el mundo es a través de los lentes de un esquema dicotómico opresor/oprimido, dividiendo a la sociedad en colectivos, categorizados por raza, sexo, orientación sexual, etnia, especie, etc. Así nacen las políticas y reivindicaciones identitarias. Buscando las contradicciones entre mayorías y minorías. Es así que esta sería la mejor y única manera de interpretar el complejo mundo en el cual vivimos, todo para buscar un ideal de “igualitarismo”. Este esquema opresor/oprimido es una manera atractiva y simple de interpretar este complejo mundo en el que vivimos, pero contiene mucho resentimiento revestido de compasión.
Lo que pasó alrededor de los años 60 en el mundo académico en Europa, era que la filosofía estaba en un lugar muy escéptico epistemológicamente[2], pero al mismo tiempo la izquierda radical atravesaba una crisis existencial ¿Qué se supone que debían hacer ahora que sus sueños en el ideal del viejo marxismo habían fracasado? Ya que, en la década de los 60 a nivel internacional se fueron conociendo las atrocidades cometidas en la URSS y la China comunista: gulags, ejecuciones, torturas, campos de trabajos forzados[3]. Otra situación devastadora que no muchos lo tienen presente es el genocidio de holodomor en la actual Ucrania [4].
Entonces, lo que hicieron en Europa algunos jóvenes marxistas comprometidos con su política comunista frente a la crisis de dogma dentro del viejo marxismo, entre ellos: Jacques Derrida, Michel Foucault, Jacques Lacan, Jean-François Lyotard, Richard Rorty, fue realmente inteligente. Cambiaron de estrategia, creando una nueva narrativa, una nueva agenda. El punto es que esta nueva narrativa fue diseñada por estrategas filósofos y críticos literarios, dando el siguiente paso a lo teorizado por Antonio Gramsci y la escuela de Fráncfort, pero dejando a un lado la narrativa y agenda “proletaria” en oposición al “burgués”.
Ya no se trata de buscar las contradicciones en la oposición obrero/burgués, sino más bien, dividir a la sociedad en colectivos identitarios minoritarios, con lo cual, ya no se necesita discutir ideas, sino simplemente ubicarte en una posición, ya sea de opresor u oprimido, para interpretar toda una compleja realidad en base a esta división, bajo los lentes de una reduccionista relación de poder, control o sujeción. Dejando de lado las competencias personales, las tradiciones, la cooperación social, las jerarquías de valor, que nacen espontáneamente en una sociedad.
Estos estrategas filósofos creían en la existencia de un número infinito de maneras de percibir y de interpretar un finito número de fenómenos de la realidad, lo que conocemos ahora como relativismo. Lo cual técnicamente es correcto porque vivimos en un mundo sumamente complejo. No obstante, durante miles de años el ser humano ha venido interpretando el mundo de la mejor manera posible, con la finalidad de evitar el sufrimiento innecesario, sobrevivir a hambrunas, escases de recursos, guerras, cambios climáticos. Si todo pudiera ser reducido a una relación de poder, control, sujeción y sometimiento (opresor – oprimido), la única alternativa viable sería tratar de aglutinar el mayor poder para el grupo al cual pertenezco y eso a largo plazo es sumamente autodestructivo como forma de ver el mundo. ¿Dónde queda la cooperación, la sana competencia, las tradiciones, las buenas costumbres, las jerarquías de valor, las relaciones familiares?
Considerar que toda jerarquía de valor, orden, gran narrativa, estructura, debe ser destruida/deconstruida, es un grave error. Porque no toda jerarquía de valor tiene el propósito únicamente de excluir. Que haya potencialmente un infinito número de interpretaciones del mundo (relativismo), no significa que todas las posibles interpretaciones del mundo sean igualmente viables, porque hay interpretaciones con muchas limitaciones, limitaciones biológicas, físicas, los postmodernos subestiman estas limitaciones.[5]
Las personas esquizofrénicas tienen problemas cognitivos para categorizar. Para Jacques Derrida toda jerarquía y gran narrativa no es construida para producir algo valioso, sino para excluir y mantener una estructura de poder y sometimiento. Esta es una afirmación retorcida porque existen todo tipo de jerarquías: de belleza, de competencia, de inteligencia, de atractivo sexual, de habilidades atléticas, de habilidades musicales, de valores. También existen jerarquías éticas y estéticas. Y sin orden ético no hay nada que puedas hacer con tu vida, porque todo se convierte en subjetivo. Si te gusta el arte tienes que ser consciente de las jerarquías estéticas, hay arte que es superior a otro y eso es indiscutible.
La afirmación del neo marxismo post moderno (progresismo), de que la mejor manera de interpretar el mundo es a través de los lentes de un esquema dicotómico reducido a una relación opresor/oprimido, dividiendo a la sociedad en colectivos, ya de por si es una contradicción, porque para el postmodernismo no debería haber una interpretación canónica, porque ninguna interpretación debería ser mejor que otra. Sin embargo, esta “idea compasiva” los lleva a aceptar una ideología marxista que ha terminado matando millones de seres humanos en el mundo, siendo en realidad puro resentimiento y totalitarismo encubierto. Los postmodernos consideran que estos últimos 600 años de civilización, han sido un fracaso, porque hemos estado equivocados en el camino de identificar los defectos fundamentales que han atacado a la civilización occidental, según ellos las instituciones y jerarquías impuestas en una relación de poder opresor/oprimido.
Por lo tanto, estarían reaccionando en contra de ello, para subvertirlo, para cambiarlo. Luchan contra la idea de darle importancia a la razón, luchan contra la idea de desarrollo de datos, luchan contra las verdades biológicas, contra las matemáticas, la astronomía, la química, contra las ciencias que no creían en la fe ni en las revelaciones para obtener el conocimiento. Para Michel Foucault toda la cultura occidental y su legado es algo sin sentido, los racionalistas, aquellos que defendían la razón, tampoco tendrían ningún sentido, porque hoy en día ya no tiene significado hablar en nombre de la razón, de la verdad, del conocimiento, porque el postmodernismo tiene que ver con un gran escepticismo, con la existencia de muchas verdades, según la posición en la cual nos ubiquemos.
Una prueba de que la interferencia de las políticas de estado progresistas está menos orientada a proteger a las supuestas víctimas de abusos, que, a suprimir las antiguas formas de asociación, es que las nuevas leyes sobre derechos dan sistemáticamente preferencia a las reivindicaciones que separan a los hombres que a aquellas que los unen. El estado utiliza las reivindicaciones de autonomía de los individuos, en particular las reivindicaciones particularmente fuertes en los jóvenes, en las mujeres, en los discriminados, en los resentidos de todo tipo, como cebo para atraparlos en la trampa de la peor de las tiranías.
“Liberando” a los hombres de sus vínculos con la familia, la escuela, la parroquia, el barrio, protegiéndolos bajo la inmensa red de servicios públicos que los libera de la necesidad de recurrir a la ayuda de parientes y amigos, ofreciéndoles el cebo de una garantía jurídica contra los prejuicios, la antipatía, sentimientos e incluso las miradas de sus semejantes, una garantía jurídica contra la vida, en resumen, el estado en realidad los divide, aísla y debilita, cultivando las susceptibilidades neuróticas que los infantilizan, haciendo imposible que, por un lado, creen verdaderos vínculos entre sí y, por otro, sobrevivan sin el amparo estatal.
Eliminando todas las diferencias, cada ser humano se convierte en una unidad abstracta y amorfa, ni hombre ni mujer, ni niño ni adulto, ni joven ni viejo, cuya suma constituye la masa atomística de los protegidos del estado – cuanto más indefenso e impotente, más cargado está de derechos y garantías. De ahí el alarmante fenómeno de la adolescencia prolongada – hordas de ciudadanos, biológica y legalmente adultos, debidamente empleados en el disfrute de sus derechos, pero incapaces de asumir ninguna responsabilidad personas en las conexiones más íntimas; en perpetuidad a la espera que alguien haga algo por ellos, llenos de autocompasión e indiferentes a los sufrimientos de los demás, siempre cambiando de pareja, amigos, terapeutas, planes y objetivos vitales, con la ligereza de los que se cambian de calcetines. [6]
Los neo marxistas postmodernos (progresistas) piensan que los argumentos basados en la lógica, aquellos que buscan la verdad son un fraude. Algo que es característico de la izquierda post moderna es ese escepticismo crítico de todo argumento que no apoye sus propias visiones. Entonces, si no hablamos de verdad, ni de conocimiento, ni de producir valor, lo que dominaría el mundo sería el PODER, no interesa la búsqueda de la verdad, porque no es posible, lo que si interesa es el poder, el control y la dominación. Por lo tanto, hay que ejercerlo con el fin de operar un cambio social.
Ya no es popular ser marxista de la vieja escuela, lo que significaba en su momento enfrentar al proletariado con la burguesía. Entonces nace la idea de poner en conflicto a los colectivos, (oprimidos vs los opresores), (minorías vs mayorías). Esta es la nueva narrativa, abriéndose el camino para identificar una infinidad de grupos identitarios como oprimidos, como minorías frente a un sistema opresor. En vista a que el marxismo económico se vio desacreditado por la evidencia empírica, mediante un juego de artimañas, estos filósofos escépticos de izquierda, cambiaron de marco, ya no era la lucha entre obrero vs burgués. Así surgieron las políticas identitarias, importándose estas ideas desde la academia europea a las universidades de los Estados Unidos y posteriormente a las universidades sudamericanas, una de ellas la PUCP, universidad en la cual estudié.
Así, el neo marxismo post moderno (progresismo) ha tomado ideológicamente las facultades de humanidades y ciencias sociales. Se continua la narrativa marxista con un nombre diferente, ya no se trata de ECONOMÍA, ahora se trata de PODER, todo se trata de poder, por eso es tan peligrosa esta ideología, porque si solo se cree en el poder, la única motivación es acumular todo el poder para uno mismo o para el grupo al cual uno pertenece (feministas, ecologistas, indigenistas, animalistas, colectivos por orientación sexual, raza, sexo, etnia, especie, etc.).
Desaparece la lógica, la investigación, la competencia, la cooperación, las jerarquías de valor, el orden social, las tradiciones, las buenas costumbres. Ya no hay negociación, no hay diálogo, no hay discusión, no hay encuentro de mentes, ni mucho menos consenso. Para comprender la situación actual hay que entender el papel que juega el postmodernismo, que es la nueva piel en la que el viejo marxismo habita.
Si no existe nada más que PODER, eso te da cierto derecho a ejercer tu poder en la creación del tipo de ser humano que tu visión utópica del mundo te dicta, y es una justificación a la afirmación post moderna de que todo es una construcción lingüística o social, que se reduce a la noción de poder que tanto obsesionó a Derrida, Foucault, Lacan, Lyotard y Rorty. Ellos quieren todo el poder y nada los limita, ni la biología, ni la historia, todo es cultural, todo es construcción social y puede ser manipulado. Entonces, la ideología neo marxista post moderna es una mitología fragmentaria, de ahí obtienen su poder psicológico y arquetípico, succionan la vitalidad de la cultura. Los seudo intelectuales neo marxistas post modernos (progresistas) parasitan de la academia, parasitan su prestigio. Lampadia
[1] Este artículo hace referencia a una hipótesis planteada por Jordan Peterson, que según afirma, la ha desarrollado en el trascurso de su vida académica y profesional a lo largo de más de 30 años https://www.jordanbpeterson.com/. Además, complementamos estas ideas con escritos de otros autores contemporáneos.
[2] Michel Foucault – La arqueología del saber
[3] Frank Dikotter, La gran hambruna de la China de Mao. Historia de la catástrofe más devastadora de China (1958-1962) – El gobierno chino condenó a morir de hambre a cientos de miles de disidentes de su propio pueblo en la gran hambruna china.
Aleksandr Solzhenitsyn, Archipiélago Gulag
Aleksandr Solzhenitsyn, El primer círculo
[4] Anne Applebaum, Hambruna roja: La guerra de Stalin contra Ucrania (Historia)
Documental “Cosecha de la desesperanza 1932-1933, La Hambruna (Holodomor) en Ucrania”
https://www.youtube.com/watch?v=B54tMoDc2Ao
[5] https://www.youtube.com/watch?v=f5rUPatnXSE&t=1415s
Jordan Peterson, Political Correctness and Postmodernism
[6] Olavo de Carvalho, El jardín de las aflicciones Pág. 224