Por: Luis Vargas Barbieri, Director de Minas y Petróleo
Minas y Petróleo (N° 1129), Lunes 10 de febrero de 2020
El miércoles 29 de enero ante una pregunta de Mávila Huertas, en el programa 2020 del Canal N (ver Minas y Petróleo edición del 3/2/2020), sobre si “daba por descontado que Tía María no irá ya”, el presidente Vizcarra contestó tajantemente: “En este Gobierno no … No hay forma”, para añadir posteriormente: “y nosotros hemos dicho: si no se generan consensos no vamos a forzarlo; pero sí hay otros proyectos que sí están saliendo, porque se generaron las condiciones adecuadas”.
Mávila Huertas no es una conocedora del tema minero, no es una periodista especializada en minería, si lo fuera la repregunta obligada habría sido: ¿Qué otros proyectos?
Quellaveco, es muy probable que habría sido la respuesta del presidente y tal vez habría agregado, Mina Justa y la ampliación de Toromocho.
No se puede negar que en Quellaveco el presidente Vizcarra tiene mucho mérito, pero no por lo hecho como Presidente del Perú, sino paradójicamente por su accionar cuando fue presidente regional de Moquegua. Como presidente de la Republica le tocó anunciar, varios años después, el inicio de la construcción del proyecto en julio del 2018, apenas 4 meses después de jurar como presidente y cosechar el trabajo del presidente Kuczynski y sus ministros de Energía y Minas y Economía y Finanzas.
En el caso de Minas Justa, donde el gobierno de Kuczynski tuvo el apoyo del gobernador de Ica Fernando Cillóniz, pasó lo mismo; le correspondió anunciar el inicio de las obras antes de cumplir 6 meses como Presidente de la República.
Finalmente, en el caso de Toromocho no se trata de un nuevo proyecto, sino de una ampliación, en una provincia como la de Yauli, minera por más de un siglo. No había que convencer a nadie de que ampliar la mina era muy conveniente para la población de la zona y para el país. Aparte de los mencionados, el Presidente no podría haberse referido a ningún otro proyecto en la etapa de “construcción”, que supere en monto de inversión los US$ 300 millones, ya que no hay ninguno reportado en ese estado de avance en la última publicación de la cartera de proyectos mineros del Minem, que tiene fecha de publicación enero de este año.
Tampoco existe ningún proyecto genuinamente nuevo que requiera una inversión superior a los US$ 600 millones -cifra de mediana importancia para un país minero como el Perú- programado para iniciar su construcción en el presente año.
Para el 2021 hay dos proyectos importantes: Pampa de Pongo (hierro) que requiere una inversión de US$ 2,200 millones y Zafranal (cobre) de US$ 1,157 millones, ambos ubicados en Arequipa, pero que no tienen la rentabilidad de Tía María.
Inclusive existe información extraoficial de que los titulares de Zafranal estarían dudosos de sacar adelante ese proyecto, por la desconfianza que existe para invertir en Arequipa, a raíz de lo ocurrido con Tía María.
- EL PRINCIPIO DE PETER
Adaptando para la política el conocido principio formulado por Laurence J. Peter, sobre lo que él llama “el nivel de incompetencia”, podríamos decir que en toda jerarquía política sus miembros tienden a ascender hasta encontrar su nivel de incompetencia. En este contexto, mientras que en el ámbito empresarial un ejemplo de nivel de incompetencia sería el de un excelente gerente de ventas que es ascendido a gerente general y que fracasa rotundamente en ese cargo.
En política, este podría ser el caso del presidente Vizcarra, considerado en su momento por quienes entienden la importancia de la minería para el desarrollo del país, como un excelente presidente regional de Moquegua, especialmente por su éxito para impulsar el proyecto minero Quellaveco; pero que posteriormente como ministro de Transportes se vio obligado a renunciar sin poder dar batalla y que como Presidente de la República no ha logrado alcanzar el nivel de un estadista.
Como lo señala el ingeniero Rómulo Mucho en un artículo de opinión publicado el 3 de febrero en el diario Gestión y que reproducimos en esta edición de Minas y Petróleo (página 3), el Presidente al decir que “si no se generan consensos (en Tía María), no vamos a forzarlo”, parece no ser consciente de que, quien tiene que generar estos consensos, es su gobierno. Esa es su responsabilidad y la está evadiendo, como afirma Mucho.
En otras palabras, el presidente no conoce la diferencia que existe entre un estadista y un presidente populista. Es decir, no entiende la diferencia entre ser un presidente que tiene como meta pasar a la historia, por su contribución al progreso de su país o ser un presidente que ganó el aplauso fácil de quienes no entienden que para que un país progrese se necesita de la inversión y que esta solo llega a los países cuyos gobiernos saben que para atraerlas se requieren políticas sensatas.
- LAS CARTAS DE SOUTHERN
Afortunadamente para el Perú, los principales ejecutivos de Southern Copper y entre ellos especialmente Óscar González Rocha, están muy lejos de haber llegado al grado de incompetencia al que se refiere Laurence J. Peter. Todo lo contrario, ellos lograron sacar adelante hace algunos años la aprobación para la ampliación de Toquepa- la, lo que no fue fácil y con esa experiencia confían en poder lograr lo mismo con todos sus proyectos de cobre, los cuales conforman la mejor cartera de proyectos cupríferos de cualquier empresa en el Perú. Juega a su favor que ellos son en el momento los úni- cos empresarios verdaderamente interesados y con la espalda financiera suficientemente grande, para invertir en mega proyectos de cobre en el Perú.
Mientras que Vizcarra se siente tran- quilo, porque cree que tiene los argumentos legales para poder contrarrestar cualquier demanda internacional por impedir la eje- cución de Tía María y no se da cuenta, que no le dejará ningún proyecto en esa etapa de desarrollo a su sucesor; los directivos de Southern Copper saben que ellos tienen una cartera de más de 8 mil millones, en nuestro país, cuyo desarrollo es vital para su crecimiento como empresa. A su favor juega que al próximo presidente del Perú le podrán presentar 3 o 4 proyectos mineros listos para entrar en construcción y éste tendrá que apoyar su desarrollo, si quiere alcanzar la magnitud del crecimiento económico y reducción de la pobreza que el Perú tuvo hace algunos años.