Luis Carranza
Perú21, 31 de agosto del 2025
«Un buen sistema de control y fiscalización es la mejor protección para los funcionarios».
«Una reforma fundamental es que se instituya la meritocracia y que los mejores profesionales sean captados y promovidos, pero, para que eso ocurra, se deben tener sistemas de control y fiscalización eficientes».
Imagínese, estimado lector, que le dan a tirar un dado y que le retribuirían en función del número que usted dice haber obtenido, nadie lo vigila y se acepta el número que usted declara. Como este es un ejercicio aleatorio, usted puede tener con probabilidad 1/6 cualquiera de los 6 números. Si usted es honesto, dirá el número que efectivamente le salió. Pero, si usted es deshonesto, dirá que le salió el número 6 y le darán la máxima retribución posible.
Hasta ahí es un experimento sencillo que no nos dice nada. Pero, si usamos la estadística, las cosas cambian. Imagínese ahora que usted tira muchísimas veces el dado, algunas veces le saldrá 6, otras veces 1, y así sucesivamente. Asumiendo que cada número sale el mismo número de veces, debería tener un promedio de 3.5, pero en general su promedio debería estar en el rango de 3-4. Si usted declara que en promedio está entre 5-6, claramente está mintiendo.
¿Por qué le planteo este juego? Porque exactamente este experimento lo hicieron con estudiantes universitarios de la India¹. A los estudiantes se les pidió que tiraran un dado 42 veces y que registraran el número que habían obtenido sin que sean vigilados. Ellos podían mentir sin que existiera forma de saberlo. Se les compensaba de manera creciente según el número que registraban. Luego, se les preguntaba dónde querían trabajar. ¿Se sorprendería si le digo que los que querían trabajar en el Gobierno mentían mucho más? Este mismo experimento se realizó con estudiantes universitarios en Dinamarca². Los resultados fueron totalmente opuestos a los de la India. Aquellos que querían trabajar en el Gobierno en su mayoría decían la verdad.
¿Qué cree que ocurriría, estimado lector, si hacemos este experimento en Perú? ¿Nos pareceríamos a India o a Dinamarca? Lo más probable es que estemos más pegados a la India.
Analicemos un momento esta situación. Otro investigador, Dan Ariely, encuentra que en promedio el ser humano, fuera de un contexto social concreto, es ligeramente deshonesto. Esto lo confirma para todas las sociedades, sin distinciones de ningún tipo. Si la naturaleza humana es la misma, ¿por qué el comportamiento en algunas sociedades es más honesto que en otras? Porque los valores culturales inculcados desde niños terminan marcando una conducta honesta en la mayoría de las personas.
Lo preocupante de estos experimentos es que muestran cómo se generan sesgos de selección en función de los valores culturales de las sociedades, como en los casos de la India o Dinamarca, generándose refuerzo y retroalimentación con la calidad del sector público que tenemos.
¿Cómo estamos nosotros? ¿Esos valores culturales se han deteriorado en nuestro país en los últimos años? ¿Cómo influyen las instituciones en esos sesgos de selección?
Hace varios años, les contaba, en un artículo en otro diario, la historia de Juan Muñoz, un funcionario honesto y trabajador del MEF, que fue director general de Presupuesto y que fue perseguido por Fiscalía durante años simplemente por hacer su trabajo. Al final, el Poder Judicial no encontró ninguna evidencia de delito. Al poco tiempo, Juan Muñoz fallecía por un cáncer.
Así como Juan, tenemos funcionarios honestos, trabajadores, eficientes y preparados que han pasado o están pasando por situaciones totalmente injustas. La lista es interminable. Ante estas situaciones dramáticas, muchos buenos profesionales han decidido dejar la función pública y nuestros mejores estudiantes ni se plantean entrar a trabajar en el Estado.
Una reforma fundamental que requerimos como país es que se instituya la meritocracia y que los mejores profesionales sean captados y promovidos, pero, para que eso ocurra, se deben tener sistemas de control y fiscalización eficientes que realmente detecten los indicios de corrupción y que no persigan de manera irresponsable a los funcionarios. Un buen sistema de control y fiscalización es la mejor protección para los funcionarios. De lo contrario, seguiremos en el mismo círculo vicioso de malos funcionarios, mala gestión, alta corrupción y bajo crecimiento.
1) Reman Hanna y Shing-Yi Wang (2017). “Dishonesty and selection into public service: Evidence from India”, American Economic Journal: Economic Policy 9, N.o 3.
2) Sebastian Barfort, Nikolaj Harmon, Frederick Hjorth y Asmus Leth Olsen (2015). “Dishonesty and selection into public service in Denmark: Who runs the world’s least corrupt public sector”, Discussion Papers 15-12, University of Copenhagen, Department of Economics.