León Trahtemberg
Diario Correo, 02 de setiembre de 2016
Me pregunto, ¿por qué al terminar el colegio los jóvenes tienen que ir de inmediato a la universidad? ¿Por qué no tomarse un par de años para clarificar valores y vocaciones, viajar, trabajar, cultivar hobbies hasta estar maduros para asumir una carrera que se inspire en la pasión de cada uno?
En Europa, los alumnos terminan el colegio hacia los 19 años (hay uno o dos años más de escolaridad) y muchos se toman un tiempo para viajar, ampliar horizontes, hacer voluntariados, servir en las FF.AA., trabajar para juntar dinero que solvente luego sus necesidades económicas mientras estudian, etc. En países como Israel, todos los egresados del colegio hacen dos años (mujeres) y tres años (hombres) de Servicio Militar; luego se toman uno o dos años para viajar o trabajar y solo entonces van a la universidad. Llegan con una madurez, claridad vocacional, decisión para dedicarse a la carrera escogida, convirtiéndose en estudiantes comprometidos.
¿Tiene sentido para un joven peruano ingresar a los 17 años a la universidad o instituto superior, escogiendo carreras sin mayor madurez, presionado por el marketing universitario o influido por los pareceres de padres, profesores o amigos, cuando aún no encontró su pasión?
Si los catedráticos hicieran públicas sus preocupaciones sobre estos jóvenes, dirían que buena parte de ellos dedican poco esfuerzo a estudiar, viven del mínimo esfuerzo, repiten una, dos y tres veces los cursos, aprueban porque la universidad no quiere perder alumnos y egresan con formación muy floja. ¿No les iría mejor si se toman un respiro esclarecedor al terminar el colegio?