Correo, 14 de Abril de 2017
Una vez más, el domingo 9 de abril se reiteró el ritual ministerial de dar a conocer a la opinión pública los resultados de las pruebas censales de matemáticas y lectura de 2do de primaria y 2do de secundaria, las de 4to de primaria bilingües, a los que esta vez se agregaron las de ciencias sociales de 2do de secundaria. Una vez más, se concluye a juzgar del instrumento usado por el Minedu, que mayoritariamente ya en 2do de primaria los alumnos llegan con muchas deficiencias en matemáticas y lectura y estas se van acentuando en el tiempo. Al llegar a 2do de secundaria se hacen mucho más graves. Algo anda mal con la escuela si los alumnos en lugar de mejorar, empeoran en el tiempo.
Esto debiera llevar a hacer una pausa y preguntarse si no es hora de confrontar los quehaceres tradicionales vinculados al aprendizaje y ensayar nuevas opciones. Es decir, revisar el currículo, los denominados “logros satisfactorios” esperados por todos los niños de cada grado en cada área, las capacitaciones y el acompañamiento a los docentes, las normas que rigen la gestión y la vida pedagógica escolar, etc., así como la posibilidad de producir opciones innovadoras, aprovechando el potencial existente en los equipos pedagógicos de los colegios públicos y privados, rescatando lo que anda bien.
En mi opinión, es un buen momento para hacer una pausa y generar una norma que catapulte la innovación educativa en el Perú, de modo que se aliente el diseño y los procesos que lleven a producir innovación, compartirla, y así convertir al Perú en un gran espacio de la innovación educativa.