El Presidente Humala dijo hace unos días que no iba a politizar el caso de espionaje. La verdad es que este caso nació politizado, pues a nadie le cabe duda que la oportunidad y forma de su anuncio no estuvo digitado políticamente.
Por otro lado, muchos seguidores de la política peruana han aconsejado tino y cordura en un tema que podría llegar a comprometer distintos aspectos de la relación con Chile que, nos guste o no, es nuestro vecino más importante.
Actuando más como político que como estadista, con sus declaraciones, el Presidente ha desatado planteamientos que, usando como pretexto el caso de espionaje, pretenden alterar nuestras relaciones con un país muy cercano en términos de migrantes, comercio, turismo, inversiones y del que somos socios en la Alianza del Pacífico, que es una plataforma de desarrollo de largo plazo para cuatro países de la región.
Entre las peores reacciones destaca la de Carlos Ferrero, ex Presidente del Congreso de la República, ex Premier y “Marqués de Tiwinza” (llamado así cuando se opuso al arreglo de paz con Ecuador), ahora dirigente del mal llamado “Grupo Basadre” (que destila anti-chilenismo por los cuatro costados, cuando nuestro ínclito historiador tacneño, Jorge Basadre, nunca fue anti-chileno), quién ha pedido que el Perú se retire de la Alianza del Pacífico (ver Diario Uno, 6/3/15). Es verdad que este personaje tampoco cree en la integración comercial del Perú con el mundo. Todo hay en la tierra del Señor, pero alguien que ha ostentado esos cargos, debería ser más responsable.
¿No es evidente, señor Presidente, que nada ganamos con poses destempladas? ¿Qué cree usted que piensan los cientos de miles de peruanos que trabajan en Chile? ¡Usted también es su Presidente!