Por: Lampadia
Demagogia con los CAS
El Congreso y algunos candidatos presidenciales juegan en pared para destruir el futuro del país. Como sabemos, el Parlamento aprobó hace unas semanas el nombramientos de los CAS (que son más de 300,000) sin concurso ni meritocracia alguna. Una manera de cargar al Estado con una capa burocrática que muchas veces ingresó por relaciones personales y sin mérito alguno. Esa es una norma que debe ser observada, pero habrá insistencia. Tendría que ser demandada ante el TC.
No es verdad que los CAS carezcan de derechos laborales
Varios candidatos presidenciales –Lescano, Mendoza, López Aliaga entre otros- ofrecen también desaparecer y nombrar a los CAS. Y sostienen demagógicamente que se trata de una relación laboral casi esclavista porque esos trabajadores llevan meses y años trabajando para el estado sin derecho alguno, sin vacaciones, Essalud, etc. Pero eso no es cierto. El Contrato Administrativo de Servicios (CAS) es un contrato temporal de trabajo que reconoce y otorga vacaciones pagadas, licencias de diverso tipo, Essalud y pago a la AFP. Lo único que no tiene es Compensación por Tiempo de Servicios (CTS) e indemnización por tiempo de servicios.
Quieren nombrar sin concurso a catedráticos
Y el Congreso, por supuesto, es inagotable en su imaginación clientelista. Ahora resulta que la Comisión de Educación aprobó anteayer un pre dictamen que autoriza el nombramiento de los docentes contratados de las universidades públicas sin que ellos pasen por un nuevo concurso público. Ello pese a que el Ministerio de Educación calificara de inviables estas iniciativas. Así estamos.
Prefieren pequeños bolsones electorales al interés ciudadano
Debería ser un gran objetivo nacional evolucionar a un Estado meritocrático y con líneas de carrera basadas en evaluaciones para los ascensos y en gestión por metas y resultados. Finalmente, el Estado es pagado por todos los peruanos y lo que los ciudadanos exigen es un Estado eficiente que solo puede existir si hay meritocracia. Pero el problema es que los políticos prefieren beneficiar a sus pequeños bolsones burocráticos en lugar de servir al interés general de todos los ciudadanos. Creen que así pueden comprar votos. Lampadia