En los últimos diez años, la tasa de pobreza se ha reducido en 35 puntos porcentuales, pasando de 58.7% en el 2004 a 23.9% en el 2013, de acuerdo a cifras oficiales del Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI). Esta reducción corresponde a un periodo de sostenido crecimiento económico donde se crecía a una tasa promedio anual de 6.6% y donde se llegaron a experimentar tasas de crecimiento de hasta 9.8%. Sin embargo, a pesar de la relación positiva entre el crecimiento de la economía y la reducción de la pobreza, surge la siguiente pregunta: ¿este crecimiento ha sido progresivo?, es decir, ¿ha sido más favorable para los más pobres?
El crecimiento económico es progresivo cuando el ingreso (o el gasto) promedio de los más pobres crece más rápido que el del promedio de la población. Entre los años 2004 y 2013, el gasto promedio per cápita creció a una tasa promedio anual de 4.1% pasando de S/. 433 a S/. 620. Por su parte, el gasto promedio per cápita en el quintil más bajo (el 20% más pobre) creció a un ritmo de 6.2% promedio anual mientras que en el quintil más alto (el 20% más rico) creció a una tasa promedio anual de 3%.
Asimismo, la brecha entre ambos quintiles se acortó. Mientras que en el 2004, el 20% más rico tenía un gasto promedio per cápita 8 veces mayor al 20% más pobre, en el 2013 esta proporción se redujo a 6. Estos datos revelan una menor desigualdad en la distribución del ingreso, lo cual se condice con la reducción del coeficiente de Gini (medida de desigualdad en la distribución del ingreso que toma valor de 0 cuando la distribución del ingreso es totalmente homogénea y 1 cuando es totalmente desigual) pasando de 0.41 en el 2004 a 0.35 en el 2013.
La disminución en la desigualdad responde a dos factores: la desigualdad entre grupos y la desigualdad al interior de grupos. Por ejemplo, a nivel regional, la descomposición de la desigualdad revela que esta se explica en más del 80% por la desigualdad existente en los niveles de vida de la población al interior de las regiones y solo en una menor proporción por la desigualdad en los niveles de vida entre regiones.
Si bien ambas desigualdades (intrarregional e interregional) se han reducido –aunque solo ligeramente- en los últimos años, las brechas interregionales parecen estarse acortando más que las brechas al interior de cada región. Esto último se relaciona con la tasa de crecimiento del gasto promedio per cápita de las regiones entre los años 2004 y 2013. Las regiones más pobres en el 2004 fueron aquellas cuyo gasto promedio per cápita creció en una mayor proporción hacia el 2013 (por ejemplo, Huancavelica, Huánuco y Puno).
No obstante, a pesar de la reducción de estas brechas, la desigualdad al interior de las regiones sigue siendo elevada. Esta situación exige políticas públicas más redistributivas y trae de nuevo la pregunta: ¿es el crecimiento económico progresivo?