“No me he conformado con las dos medallas. La espina de Tokio me la voy a sacar en París”
Entrevista a: Kimberly García
El Comercio, 31 de Julio del 2022
Por: Christian Cruz Valdivia
Kimi se quejaba cuando la hacían correr. Ella sabía que, para avanzar más, su destino era ir a paso de marcha. Desde los 5 años lo practica y a las 28 llegó a la gloria máxima. Nos ha regalado dos títulos mundiales y sigue enfocada en seguir ganando. Con la tranquilidad del hogar, así vive su mejor momento.
— ¿Cuáles fueron las primeras sensaciones al llegar a casa en Huancayo?
Estoy feliz de estar acá, en casa, con mi familia, con mis tíos, mis primos. Con mis perritos que tanto tiempo los había dejado. Estar con el calor de la familia me hace sentir muy bien.
— ¿Lees todo lo que se dice de lo que has logrado?
Sí, aunque no es que me guste verme. Estoy muy contenta porque hay muchos niños a quienes de alguna manera estoy motivando a que logren sus sueños. Me escriben y me dicen que me admiran y me da gusto transmitir eso. Con todo lo que escriben, las noticias, de que valgo un Perú, eso me hace sentirme muy orgullosa.
—¿Ya aterrizaste en que eres la mejor deportista de la historia?
Sí, pienso en eso, de que soy la mejor. Desde pequeña buscaba subirme al podio, ser la mejor en mi deporte, pero ser la mejor deportista del Perú ya es algo súper grande. Esto me motiva. Sé que esto no acaba acá, me quedan dos mundiales, las Olimpiadas. Me dicen que lo tome con calma, que me relaje, que disfrute mis vacaciones para volver con más fuerza. Pero a mí me dan ganas de que ya sea todo. Ya quiero entrenar.
— ¿Eres de guardar recortes de tus logros? Ahora los Laureles Deportivos van a recordar tus victorias por siempre…
Yo casi no guardo recortes, pero me sorprendió que mi mamá tenga todo. Cuando la entrevistaron sacó recortes de no sé qué año que ella había guardado, fotos. De los Laureles, con mi papá cuando pasábamos por el Estadio Nacional, veíamos los nombres. “Ahí tiene que estar tu nombre”, me decía. Yo: “Sí, algún día. Cómo será”. Ahora va a estar ahí. Cuando tenga hijos o mis sobrinos, podré enseñarles mi nombre y eso será bonito.
— Si este Mundial hubiera sido el 2021, no te agarraba en tu mejor momento.
Siempre digo: por algo suceden las cosas, pero siempre va a ser para mejor. También me pongo a pensar, ¿qué tal si en Tokio me iba bien? De repente no hubiera hecho los cambios para el Mundial. Hubiera seguido ahí. En las Olimpiadas me fue fatal, pero luego apareció algo mejor que fue mi entrenador.
— Han empezado por todo lo alto con Andrés Chocho. ¿Cómo no quedarse plantado en el éxito ya logrado?
La verdad es que con estas dos medallas no me he conformado. No es que ya me senté en el éxito, pensando en que lo demás es fácil. Sigo teniendo esa idea de que retener mis títulos va a ser difícil. Y aún tengo esa garra de querer ganar. No estoy con esa conformidad de que ya está todo.
— ¿Qué hizo que tú sí continúes y familiares tuyos decidan por otras carreras?
Tenía ese deseo de llegar a ser campeona mundial y olímpica. A mí me gusta medicina veterinaria, pero a mi papá le decía: “yo quiero ser campeona olímpica”. Desde pequeña se me metió eso. Pude llevar estudios a la par, pero lastimosamente acá en el Perú las universidades no te dan esas facilidades. Mis papás, viendo mis cualidades, decidieron apostar más por mi sueño. Mi familia se dedicó a sus carreras porque veían que en el deporte no había apoyo. Cada persona quiere estabilidad y ellos tenían esa posibilidad de dedicarse a un trabajo estable.
— ¿El pedido de presupuesto en Palacio de Gobierno era algo que ya lo habías pensado desde antes?
Sí, desde antes lo tenía pensado. Eso es lo principal, que brinden más presupuesto para todo el deporte. El IPD y la Federación nos dicen que el presupuesto ha disminuido, que es limitado. Entonces sería genial que se aumente el presupuesto. Nosotros nos dedicamos a esto, es nuestro trabajo. No es justo que nos pongan limitaciones.
— Has tenido reuniones con el IPD, con tu Federación. ¿Qué exigiste?
Hablamos del plan hasta París 2024, para que haya más apoyo: campamentos, competencia, un fisioterapeuta que viaje con nosotros, un equipo multidisciplinario más capacitado.
— Tus quejas han calado hondo…
Cada vez que un deportista consigue algo grande recién se queja, pero es la única manera en la que los únicos medios escuchan. Si yo pongo en mi Facebook “no nos apoyan”, nadie nos va a hacer caso. Entonces, a veces una de mis motivaciones era “tengo que ganar y de repente así nos hacen caso”.
— Muchos deportistas hicieron eco de tus quejas.
Hay otros deportistas que tienen miedo de quejarse porque piensan que les van a quitar el apoyo. Yo digo que hay que hablar las cosas tal cual son porque si no, todo va a ser igual. Entonces hay que correr ese riesgo. Todos juntos vamos a tener mucha más fuerza. Es importante que los deportistas también hablen. No nos quedemos callados.
— ¿Cuál fue el peor momento, tras Río o luego de Tokio?
Yo creo que Tokio, porque me sentí muy mal. Me sentía decepcionada. Yo quería retirarme por la vergüenza que sentía. En Río fue por la falta de apoyo, pero eso no estaba en mis manos. En Tokio yo tenía que pelear.
— ¿Y las dos medallas no te quitan la espina de Tokio?
Para ser sincera, no. Yo siento que tiene que ser en las olimpiadas. Me motiva, sí. Pero no me llena para decir ya pagué la deuda. Yo trato de no recordar. Me acuerdo y me entra tristeza, nostalgia. Trato de no pensar, de hablarlo con el psicólogo. Siento que esa espina la voy a sacar en París. Ahorita no estoy conforme con mis dos medallas. Voy a llegar bien a los Juegos y es donde quiero mi revancha.