Juan Manuel Benites
Perú21, 3 de setiembre del 2025
«Al declarar de interés sectorial la promoción de plantaciones forestales con fines comerciales, el Estado reconoce que el futuro no puede seguir dependiendo solo de los bosques naturales», comentó Benites.
La Resolución Ministerial N.° 0313-2025 del Midagri marca un punto de inflexión en la política forestal del país. Al declarar de interés sectorial la promoción de plantaciones forestales con fines comerciales, el Estado reconoce que el futuro no puede seguir dependiendo solo de los bosques naturales. El desarrollo sostenible requiere nuevos modelos productivos, donde plantaciones en tierras degradadas, con financiamiento e incentivos adecuados, se conviertan en motores de competitividad y empleo.
Lo más relevante de esta norma es que pone sobre la mesa instrumentos que ya existen, pero que nunca se han aprovechado plenamente en el sector agrario. Garantías y seguros que respalden a productores e inversionistas y fondos de Agroideas que podrían escalar para impulsar la productividad de pequeños y medianos agricultores son la base de una nueva estrategia en la Amazonía. Esto será vital para acondicionar suelos degradados, mejorar su manejo técnico y abrir acceso a crédito para instalar cultivos permanentes de alta productividad en sistemas agroforestales; son pasos indispensables para lograr cosechas rentables y sostenibles.
En sencillo, hablamos de créditos más accesibles, seguros que protejan frente al clima y la acción humana, y asistencia técnica que profesionalice la gestión forestal y agroforestal. Herramientas concretas que, bien aplicadas, pueden cambiar la vida de miles de familias atrapadas hoy en ciclos de pobreza y degradación.
Es aquí donde iniciativas como las del Parque de la Vida Mái Yankon (Tierra Verde en Shipibo), en Ucayali, cobran sentido. Este proyecto en diseño busca recuperar 26 mil hectáreas degradadas mediante sistemas que combinan árboles y cultivos, generando empleo, ingresos y servicios ambientales. Lo destacable es que no avanza en soledad: el Midagri, el Goreu y el sector privado trabajan de la mano para darle forma. Falta aún el gran aterrizaje, pero la dirección está trazada y la voluntad de concretarlo es clara.
La conexión entre la política pública reforzada por la reciente Resolución Ministerial e iniciativas como el Parque de la Vida Mái Yankon es clara. La norma abre un marco para impulsar la forestería comercial, pero los instrumentos que propone como fondos de garantía, seguros agrarios, líneas de crédito y programas de asistencia técnica pueden y deben adaptarse también a esquemas agroforestales. Estos sistemas no solo producen alimentos y madera, sino que mejoran los suelos, conservan el agua y reducen la presión sobre los bosques. Ese es el camino que la Amazonía necesita: un desarrollo económico que sea sostenible de verdad.
En el fondo, la clave está en combatir la pobreza. Mientras existan familias que no tengan otra opción que talar bosques para sobrevivir, la deforestación continuará avanzando. Pero si logramos consolidar núcleos de desarrollo territorial con financiamiento accesible, seguros que protejan al productor, asistencia técnica de calidad y reglas claras, no solo estaremos sembrando árboles, sino que estaremos sembrando futuro, dignidad y oportunidades para miles de peruanos.