Por: Jorge Baca Campodónico
Expreso, 2 de febrero de 2020
Expreso, 2 de febrero de 2020
El Trimestre Económico es la revista de economía más antigua de América Latina. Es editada por el Fondo de Cultura Económica desde 1937 con el financiamiento parcial del gobierno mexicano. La línea editorial de El Trimestre Económico se ha caracterizado por su carácter científico, abierto y plural.
Con la llegada de Andrés Manuel López Obrador a la presidencia de México, las cosas han cambiado mucho en el Fondo de Cultura Económica. Su nuevo director, Francisco Ignacio Taibo II, anunció, en febrero del año pasado, que buscaría “expulsar de sus páginas los artículos con pensamiento neoliberal”, dando así un giro de 180 grados en la línea editorial de esta publicación.
Para llevar a cabo sus propósitos el nuevo director despidió al director de la revista, Fausto Hernández Trillo, reemplazándolo con un “Consejo Directivo” a cargo de Julio Boltvinik Kalinka. La decisión de Taibo II provocó críticas por parte de connotados economistas mexicanos debido a la orientación ideológica de los nuevos directores.
Los últimos números de la publicación trimestral ya reflejan este cambio de línea editorial. En su número 345 (2020) correspondiente al trimestre enero-marzo del año en curso, aparece el artículo “La herencia del Experimento Neoliberal” de José Romero. El resumen de este artículo lo tomamos del mismo autor (el subrayado es nuestro). “Este trabajo hace un recuento de la herencia ideológica y económica del dominio del neoliberalismo en México tras 36 años, así como de la presencia de un individualismo exacerbado y de la necesidad de renovar el nacionalismo como factor aglutinante, los cuales devienen en un sector manufacturero dominado por empresas trasnacionales con poderes económicos y políticos internos y externos, además de intereses que no necesariamente concuerdan con los nacionales; asimismo, en un empresariado nacional que evita la competencia y se refugia en sectores que producen bienes y servicios no comerciables internacionalmente, además de un sistema científico y tecnológico desconectado del aparato productivo. Todo esto hace necesario recobrar el tiempo perdido mediante un papel más activo del Estado en la planificación del crecimiento”.
Panfletos editoriales
En nuestro país, con una producción académica en el área económica muy limitada, publicaciones como las del nuevo Trimestre Económico encontrarán el caldo de cultivo para las ideas populistas y el retorno de la heterodoxia económica. El carácter panfletario de estos artículos, que no tienen nada que envidiarles a los panfletos de los gurús económicos de nuestra izquierda criolla, servirán para justificar el desmontaje del modelo económico que tan buenos resultados nos ha dado en los últimos 27 años.
La situación es aún más preocupante cuando connotados economistas califican al Partido Morado como partido de derecha y no ven en el horizonte un cambio en el modelo económico y la vuelta de la heterodoxia. Esa complacencia, que se refleja en el optimismo de las autoridades que pasan por alto el “Tía Maria no va”, el aumento de la Remuneración Mínima Vital, la universalización del SIS, y otras medidas populistas que el actual gobierno viene imponiendo con cada vez mayor frecuencia.
Mientras tanto las autoridades, usando como argumento el que estamos mejor que el resto de los países de la región (mejores RIN, menor deuda, menor inflación, mayor crecimiento del PBI, etc.), transmiten una señal de irracional optimismo.
Sin embargo, esta semana, la expansión del “coronavirus” que ya ha sido declarada una emergencia internacional por la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha generado una reacción en los mercados, que se suman a los problemas del Brexit, la desaceleración de Alemania y otros países de la Unión Europea y la crisis de Irán. El precio del cobre, nuestro principal producto de exportación, se desbarrancó más del 10%, y las bolsas del mundo cayeron alrededor de 2%.
El BCRP ha señalado que la caída de la cotización del cobre se debe al alza de inventarios globales, sin explicar que ese incremento de inventarios se debe a la menor demanda de la China. Las proyecciones de crecimiento del BCRP para el 2020 se basan, en gran medida, en un precio promedio del cobre de US$ 2.77 para este año. De prolongarse la crisis del coronavirus el precio actual de 2.52 dólares la libra podría caer aún más. Es decir, estaríamos alrededor de 10% por debajo de los supuestos del BCRP con un impacto significativo, no solo en la balanza comercial, sino también en las proyecciones del PBI.
En este escenario de menor crecimiento económico, el incremento de la Remuneración Mínima Vital anunciada por el gobierno para el primer trimestre de este año sería equivalente a llover sobre mojado. Esperemos que las autoridades recapaciten sobre la situación económica del país. Es hora de dejar de pensar en que estamos mejor que los vecinos de la región y hagamos frente a la realidad. Es hora de dejar las medidas populistas y su rédito político de corto plazo y pensar, más bien, en relanzar el crecimiento económico sostenido.
Panorama congresal sombrío
La conformación del nuevo Congreso y su atomización en nueve bancadas, que muy probablemente se atomicen en un número mayor por posibles conflictos al interior de cada bancada, no auguran nada positivo en términos de generación de consenso para la aprobación de reformas urgentes para el crecimiento económico. En este contexto, el surgimiento de propuestas populistas y de medidas heterodoxas en materia económica, con miras a posicionarse para las elecciones del 2021, es muy probable. El “shock” de confianza necesario para promover las inversiones se ve cada vez más lejano, ensombrecido por la nueva composición del Congreso y una posible nueva ley de minería que recogería elementos usados para detener Tía María.
Será necesario redoblar los esfuerzos para que los principios del capítulo económico no sean modificados. Habrá que estar atentos para que publicaciones como las del nuevo Trimestre Económico no sean utilizadas como puntas de lanza por nuestra izquierda criolla para justificar la necesidad de modificar el marco económico de la Constitución de 1993 que ha sido la base para el crecimiento sostenido del Perú durante 25 años.