Janice Seinfeld
El Comercio, 16 de setiembre del 2025
“La vacunación infantil debería ser un indicador del éxito de la descentralización en salud. […] Hoy no es así”.
En el más reciente episodio del podcast “People I (Mostly) Admire”, su conductor Steven Levitt entrevista a Seth Berkley, exdirector de GAVI, la Alianza Mundial para Vacunas e Inmunización. Las cifras que compartió Levitt son reveladoras para entender por qué las vacunas son, de lejos, la intervención más costo-efectiva en salud pública.
GAVI nació en el 2000 como alianza público-privada para crear un mercado confiable y estable de elaboración de vacunas. Su gran impulsor fue Bill Gates, que invirtió US$750 millones, pero hoy en su mayoría se sostiene por financiamiento internacional. Por eso, el desmantelamiento de la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (Usaid) y de instituciones científicas y de salud pública bajo la administración de Donald Trump es una tragedia que compromete la salud pública de todo el mundo.
La Organización Mundial de la Salud recomienda 11 vacunas para todos los niños. Gracias a las compras al por mayor, con GAVI el costo de esas vacunas en EE.UU. es de unos US$24 por niño. De lo contrario, su costo sería de US$1.300. Es decir, logró reducir el precio en 98%. GAVI ha vacunado a 1.100 millones de niños que de otro modo no hubieran recibido inmunización. Actualmente, provee vacunas a cerca del 60% de los niños del mundo, y mantiene también reservas estratégicas de vacunas para contener epidemias.
En el pasado, la “tasa natural” de mortalidad infantil era de 350 por cada 1.000 nacidos vivos. Hoy en Estados Unidos, esa tasa es de 5,2 por cada 1.000. Pero en África subsahariana, un niño continúa siendo 10 veces más propenso a morir antes de los 5 años que uno en EE.UU.
En el Perú, el Ministerio de Salud (Minsa) asume el costo de estas vacunas. Pero los indicadores de cobertura muestran enormes desigualdades entre regiones. Si bien la descentralización política en el país buscó acercar la salud a la población, esto no sucedió porque transfirió funciones, pero no capacidades. Lo que terminó pasando en la práctica es que se crearon “mini” Minsas en las regiones, que replicaban todas las debilidades y falencias de dicha cartera.
Si bien el Minsa fija los lineamientos, los gobiernos regionales tienen autonomía en la gestión. Esto genera diferencias en capacidad de ejecución, priorización y uso de recursos, se duplican funciones y se pierde eficiencia en la logística de vacunas. A ello se suma la alta rotación de funcionarios, que afecta la continuidad de políticas. Otro problema es el financiamiento inefectivo y, en muchos casos, insuficiente: recursos asignados sin criterios claros de desempeño o de brechas. A pesar del aumento del financiamiento en el sector, no hay mejores servicios de salud.
Sabemos que el primer nivel de atención es muy débil, con centros de salud con infraestructura precaria, falta de personal capacitado, horarios sumamente limitados y poca capacidad resolutiva. Si este primer nivel no funciona, la vacunación depende de campañas extraordinarias, en lugar de ser parte rutinaria del cuidado.
En cuanto a la logística y las cadenas de frío, la capacidad para mantenerlas depende de la inversión regional. Y la falta de sistemas de información integrados y confiables impide identificar brechas rápidamente y planificar refuerzos focalizados.
En lo que va del 2025, 31 niños menores de cinco años han fallecido en Loreto a causa de un brote de tos ferina, el más grave en una década. En muchos casos, los afectados no habían recibido la vacuna, a pesar de ser gratuita y formar parte del esquema nacional de vacunación.
La vacunación infantil debería ser un indicador del éxito de la descentralización en salud: un niño en Loreto debería tener las mismas oportunidades de recibir sus vacunas, en términos de calidad y de oportunidad, que un niño en Lima. Pero hoy no es así. La descentralización seguirá siendo una promesa incumplida mientras no fortalezcamos la gestión regional, la equidad en la asignación de recursos y el primer nivel de atención.
El miércoles pasado participé como expositora en el evento “Políticas públicas para el sector salud”, organizado por ESAN Escuela de Gobierno. Celebro este encuentro porque convocó a representantes de los partidos políticos. Necesitamos empezar a discutir temas claves en salud que sean implementados por el próximo gobierno.