Por: Jaime de Althaus
Con 4 días de retraso salió por fin el DS que lanza la segunda fase de la reanudación de actividades económicas. Luego de tanto patalear, recogió algunas demandas: las empresas incluidas en esta fase ya no tienen que esperar autorización sectorial de sus protocolos, sino solo inscribirlos, y se permite la pequeña producción industrial en conglomerados como Gamarra, con protocolos. Muy bien. Pero los grandes centros comerciales modernos, que tienen protocolos con estándares muy altos y que estaban previstos abrir en la fase 2, no lo podrán hacer. Todavía no se acepta que pueda abrir todo aquel que pueda aplicar un protocolo.
No obstante, la mayor actividad que de todas maneras habrá podría insuflar más contagios. Para prevenirlo lo que debe hacerse es potenciar Te Cuido Perú con participación privada, proteger a las poblaciones vulnerables en zonas de mayor contagio, y distribuir alimentos en los barrios periféricos.
Esto último es vital y urgente para que la gente no salga a los mercados o a buscarse la vida como ambulantes y otras ocupaciones. La distribución de canastas a través de los alcaldes fue un error que hemos pagado, pero de allí en adelante no se ha hecho nada. Debe convocarse al sector privado, que tiene capacidad logística, antes de que sea demasiado tarde. La buena noticia es que la SNI ha tomado la iniciativa y ha preparado una propuesta. Tiene que ser recogida.
De no hacerse no quedaría sino sincerar la situación y levantar la cuarentena para la actividad informal. Allí no quedaría sino la interiorización de los hábitos preventivos mediante campañas de sicología conductual. Confiar en el instinto de supervivencia de la gente y en el control recíproco.
Los bonos de 760 soles, pensados para un mes, han llegado con demora a alrededor de la mitad de las familias del Perú, pero ya nos vamos casi por los 3 meses. El lado positivo habría sido que se aprovechara esta entrega para dar un salto en inclusión financiera, como base, de paso, para la reactivación y formalización de la economía, acelerando la recuperación futura.
Pero lamentablemente no ha sido así. Solo el 1% se ha entregado vía billetera electrónica y no se ha abierto cuentas básicas en los bancos para dar los bonos. Un 53% se ha entregado vía banca celular (una clave en el celular para ir a un cajero y cobrar), pero eso no bancariza. Todavía queda la esperanza de que, si vamos a un segundo bono universal, pues se use exclusivamente billetera electrónica y cuentas básicas.
La velocidad de la recuperación económica dependerá de nuestra capacidad de crear una nueva formalidad mucho más inclusiva, con menos barreras, que permita a los informales acceder al crédito formal (más barato que el informal) para salir adelante y a las empresas en general contratar trabajadores en un mercado laboral con reglas mucho más flexibles. Necesitamos el “combo formalizador” que propuso Macroconsult. El DL 1497 adelanta a fines de este año la digitalización de todos los trámites ante el Estado. Eso ayudará. Pero ha perdido impulso el Análisis de Impacto regulatorio (RIA) que se iba a aplicar para desregular 8 sectores.
Sólo podremos recuperarnos con más libertad económica.