Iván Arenas
Perú21, 18 de julio del 2025
«Hoy hay mineros informales que no son ni artesanales, ni son ancestrales y en lugar de “pico y pala” tienen excavadoras y cargadores frontales (“línea amarilla” en argot minero). Ojalá el defensor del Pueblo se informe mejor antes de declarar».
“No me dejan ser rico”; esa parece ser una de las ideas-fuerza centrales que se ha afianzado en una parte de ese inmenso mundo —ancho, ajeno y diverso— que es el mundo de la minería informal. Si seguimos, diremos que la narrativa es sencilla y eficiente: “Los dueños de las grandes mineras que poseen las mayores concesiones no quieren que yo sea rico. Soy un pequeño minero, cholo, frente al gran minero blanco. Hay concesiones ociosas y estas (las concesiones) deben ser para quien las trabaja”. Todo lo anterior es potente, pura narrativa, puro relato. Pero potente y eficiente al final del día.
De un tiempo a esta parte todo es relato, narrativa, cuento. Los números, las objetividades, las evidencias ya no cuentan ni para desarrollar políticas públicas. Y las evidencias nos dicen, por ejemplo, que el 74% de las concesiones invadidas están en la pequeña y mediana minería, y solo el 26% en la gran minería. El problema central no está entonces —como dice la narrativa— en la gran minería, sino en la pequeña y mediana. No hay acaparamiento (que le dedicaré una columna la próxima vez) como tampoco hay “concesiones ociosas” porque en la minería moderna (o gran minería) la exploración es la piedra filosofal de la industria. Y las exploraciones (permanentes) se hacen en concesiones.
De tal manera que aquí lo que funciona a todo trapo son las narrativas, los relatos. Como no es cierto que haya una dialéctica perversa entre grandes mineros contra pequeños mineros (por la titularidad de las concesiones) tampoco es cierto decir que todo minero informal es artesanal, ancestral o de “pico y pala”. Hoy hay mineros informales que no son ni artesanales, ni son ancestrales y en lugar de “pico y pala” tienen excavadoras y cargadores frontales (“línea amarilla” en argot minero). Ojalá el defensor del Pueblo se informe mejor antes de declarar.
¿Es el minero informal un minero ilegal? En estricto hoy no. Lo fue ayer. Hoy el minero informal (que años atrás se apropió de concesiones ajenas) ha sido reconocido por la ley (la prehistoria del Reinfo) y para culminar el proceso se le exige un acuerdo de explotación entre el concesionario invadido y el que hace la labor (el minero informal). ¿Adivine qué? Ha sido la gran minería la que más contratos ha firmado.
En este quilombo la izquierda quiere “llevar agua para su molino”. Quien quiera ver a un “sujeto revolucionario” en el minero informal se equivoca de cabo a rabo. No hay nada más salvaje que el capitalismo que se impone a balazos en La Rinconada como en Pataz. Nanay; miren lo que pasa ahora en Nanay. Pero la izquierda quiere construir un bloque “nacional popular” con el minero informal.
“No me dejan ser rico”. Esa es la consigna. “Ellos no quieren que seamos ricos”, “somos como ellos hace 50 años atrás”, serían versiones de un mismo argumento. Debemos comprender el fenómeno y estar atentos a los relatos y narrativas.