Iván Alonso
El Comercio, 1 de agosto del 2025
“Hayes y otros ‘traders’ fueron acusados de manipular la Libor para sacar ventaja de sus clientes cuando se liquidaba los ‘swaps’“.
La Corte Suprema del Reino Unido absolvió la semana pasada a Tom Hayes, el “trader” que estuvo en el centro de la supuesta conspiración para manipular la tasa Libor hace más de una década. La Libor fue durante 40 años la tasa de referencia para billones de dólares de préstamos bancarios que se hacen a tasas de interés variables y de los contratos conocidos como “swaps”, que protegen a los prestatarios contra las fluctuaciones, precisamente, de las tasas de interés. La Libor se fijaba diariamente sobre la base de estimaciones discrecionales de un grupo de bancos sobre el costo de obtener fondos en el mercado. Hayes y otros “traders” fueron acusados de manipular la Libor para sacar ventaja de sus clientes cuando se liquidaba los “swaps” (o sea, cuando se calculaba cuánto le debía el banco al cliente o viceversa).
El juez que sentenció a Hayes, dice la Corte, dio instrucciones erróneas al jurado. Según estas, un banco no debía tomar en cuenta cosas como la cantidad y el tipo de “swaps” colocados por sus “traders” a la hora de enviar sus estimaciones sobre su costo de fondeo. Para la Corte Suprema, no hay nada ilegítimo en tomar en cuenta los intereses del banco, y no hay una única tasa, sino más bien un rango de tasas, que pueden representar una estimación razonable del costo de fondeo.
La Corte agrega, sin embargo, que había abundante evidencia para sentenciar a Hayes y sus presuntos conspiradores, si el juez hubiera dado otras instrucciones. Evidencia, en nuestra opinión, anecdótica, como los mensajes de texto en los que los “traders” pedían que se bajara o subiera la estimación en centésimas de 1% a cambio de una botella de champán y presumían de los millones de dólares que iban a ganar. Hasta donde sabemos, no eran más que presunciones de egos desmesurados, que no están respaldadas por evidencia estadística sobre su capacidad real de influir en la fijación de la Libor.
El hecho es que el escándalo suscitado acabó con la Libor, que dejó de publicarse hace un año y ha sido sustituida por la impronunciable SOFR (“secured overnight financing rate”), cuya gran virtud sería estar basada en transacciones reales con bonos del tesoro norteamericano, en lugar de las apreciaciones subjetivas de un grupo de banqueros. Sin embargo, como dijimos aquí mismo en ese momento, la dependencia de la SOFR en las vicisitudes de la política fiscal norteamericana puede terminar siendo su mayor defecto. Todavía creemos que un día vamos a extrañar a la Libor.