Ian Vásquez
El Comercio, 18 de noviembre del 2025
“El fracaso de la izquierda [chilena] ha sido tal que hasta la misma candidata Jara ha pretendido moverse a la derecha”.
Los chilenos le han proporcionado una derrota contundente a la izquierda. En la primera vuelta de las elecciones presidenciales del domingo, la comunista Jeannette Jara recibió el 27% del voto, mientras que José Antonio Kast, de derecha, recibió el 24%. Hay poca duda de que Kast ganará la segunda ronda fácilmente, pues los candidatos de derecha recibieron más del 50% del voto y ya se han unificado.
No solo es el peor resultado para la izquierda en más de 60 años. La derecha ha sido electa como mayoría en las dos cámaras del Congreso. Bajo Kast, Chile volverá al modelo de libre mercado que hizo del país el más próspero de América Latina.
El desvío del modelo empezó la década pasada y tomó fuerza con la retroexcavadora que la presidenta Michelle Bachelet (2014-2018) quería aplicar al modelo “neoliberal”. Se mantuvo bajo el gobierno del centroderechista Sebastián Piñera (2018-2022), que no fue capaz de implementar las políticas liberales que prometió y que transó con la izquierda, compitiendo en sus términos, y desplazando así la política nacional todavía más hacia la izquierda.
Después de años de alto crecimiento, el desvío generó bajo crecimiento, empezando con Bachelet. Las expectativas no cumplidas de los chilenos fueron un factor importante detrás del estallido social del 2019 que dio lugar a la narrativa del fracaso del modelo. También dio lugar a la elección de Gabriel Boric, quien declaraba que “si Chile fue la cuna del neoliberalismo, también será su tumba”, y prometía una asamblea constituyente para cumplir esa visión.
El economista Sebastián Edwards, adoptando el término peyorativo que usa la izquierda para referirse al liberalismo, escribió un libro sobre “la caída del neoliberalismo” en Chile. Pero no le fue tan bien a Boric. La incompetencia de su gobierno y los excesos, payasadas y casos de corrupción en su bando desacreditaron su proyecto.
Los chilenos rechazaron de manera abrumadora la Constitución propuesta por la constituyente que prometía todo tipo de “derechos” nuevos y la reorganización radical de aspectos importantes de la vida nacional. Cuando Boric pidió otra asamblea para reescribir la Constitución, se constituyó por un mayor número de conservadores, pues la marea ya empezaba a cambiar. Esta constituyente produjo un documento que la misma izquierda terminó pidiendo rechazar. Por eso, irónicamente, los chilenos en su conjunto votaron por quedarse con la Constitución que se escribió bajo Pinochet.
No le fue mucho mejor a Boric respecto a la economía. El crecimiento se mantuvo bajo durante casi todo su mandato. Respecto a la seguridad, los indicadores de crimen han empeorado notablemente durante la presidencia actual, lo cual indica el fracaso en una de las funciones básicas del Estado.
El fracaso de la izquierda ha sido tal que hasta la misma candidata Jara ha pretendido moverse a la derecha. El mes pasado, Leonidas Montes, del Centro de Estudios Públicos, escribió: “Rememorando el primer año de este gobierno, quién hubiera imaginado que terminaría con una candidata del [Partido Comunista] promoviendo la seguridad, el crecimiento económico y el empleo”.
Pero el éxito de Kast –en cuya campaña ha prometido recortes importantes al gasto público, la desregulación e impuestos más bajos– se ha dado por méritos propios. Como en el caso argentino, representa la viabilidad política de ciertos principios –como la libertad económica– cuando se defienden y articulan claramente. Es una buena lección para una región en la que se sienten vientos de cambio.






