Por: Hugo Perea
Perú21, 17 de abril del 2022
“En el futuro, lo más probable es que la sociedad apoye a las personas que retiraron sus fondos previsionales y no tuvieron la precaución de ahorrar lo suficiente”.
Dentro de la vorágine de malas intervenciones públicas que ha implementado o anunciado el gobierno en los últimas dos semanas para contener el creciente descontento social, el Congreso también “aporta” lo suyo con iniciativas que tienen una fuerte dosis de populismo.
Una de estas propuestas es la que autorizaría un nuevo retiro de los fondos de pensiones privados. ¿Los congresistas que apoyan esta propuesta habrán comparado los beneficios que se obtendrían con los costos a corto y a largo plazo? ¿Tiene sentido esta propuesta cuando la economía viene recuperándose? ¿Beneficia a los vulnerables o a los que tienen un trabajo formal? ¿Mejora la eficiencia o la equidad?
Lamentablemente, se observa una falta de entendimiento sobre la naturaleza de los sistemas de pensiones y las consecuencias que estos retiros conllevan. En primer lugar, se debe tener claro que los objetivos de estos sistemas son cobertura y un nivel de pensiones adecuado para no caer en la pobreza durante la vejez. La autorización de retiros, sin mayor sustento, va en contra de estos objetivos.
En segundo, su obligatoriedad: en todas partes del mundo, en menor o mayor medida, el ahorro para las pensiones es compulsivo porque: (i) es probable que algunas personas tengan “miopía” sobre el futuro y no planifican adecuadamente su vejez, y (ii) es necesario evitar que las personas perciban que en el futuro los gobiernos los apoyarán si no ahorraron.
Estos dos argumentos van en la línea de que la obligatoriedad de los aportes introduce eficiencia. Desde esta perspectiva, retiros significativos de fondos previsionales pueden generar efectos perniciosos como una rápida disminución del ahorro (entonces menor financiamiento para la inversión de largo plazo), caídas de los precios de los activos, desvalorización del fondo, reducción del rating crediticio del país y una bomba de tiempo que se deja hacia adelante por la gente que quedará desprotegida.
La economía política proporciona un tercer argumento: grupos que hoy tienen influencia sobre las decisiones políticas (congresistas) pueden adoptar medidas populistas que mejoran su aceptación a corto plazo porque, aparentemente, las iniciativas suenan bien y “no generan” costos o estos no son difíciles de percibir porque se transfieren hacia el futuro.
En el futuro, lo más probable es que la sociedad apoye a las personas que retiraron sus fondos previsionales y no tuvieron la precaución de ahorrar lo suficiente. Serán los jóvenes de hoy los que tendrán que hacer frente a esta carga futura con más impuestos, más deuda o una menor provisión de servicios públicos. ¿Alguien les ha explicado a los jóvenes que algunos políticos consideran que el futuro es un problema de otros?