Por: Henry Bances, Economista de Macroconsult
Gestión, 4 de noviembre de 2020
Con el desconfiguramiento gradual de la economía, llevado a cabo mediante el reinicio de actividades, se dejó atrás lo peor de la crisis generada por el Covid-19. Pues, desde la puesta en marcha de dicha política, el PBI ha mostrado un ritmo de caída cada vez menor.
Esto no ha sido exclusivo de nuestra economía. Recientemente el FMI revisó al alza el crecimiento previsto para China y a la baja la caída para Estados Unidos. Lo primero favorecería a las exportaciones mineras y al ingreso disponible. Lo segundo, a las agroexportaciones no tradicionales (36% con destino a EE.UU.).
Dicha sensación de mejora no solo ha ocurrido en el campo económico, sino también en lo relacionado con la salud. De acuerdo con los registros de defunciones del Sinadef, el exceso de muertes respecto al 2019 paso de promediar los 600 diarios, a mediados de agosto, a poco más de 50, a fines de octubre.
En ese contexto, algunos indicadores económicos han sorprendido al alza. El caso más resaltante es el del consumo interno de cemento, que creció casi a dos dígitos en setiembre, con lo cual habría regresado al terreno positivo al sector de construcción. En a misma línea, destaca el dinamismo de las ventas de algunos vehículos, vinculados con el delivery y el transporte de carga. Además, la producción eléctrica cerró octubre muy cerca de su nivel prepandémico y la inversión pública logró expandirse en el mismo mes.
No obstante, existen algunas razones para guardar cautela: (i) tales resultados pueden ser producto, en algunos casos, de una demanda contenida que se diluiría con cierta rapidez, (ii) el empleo en Lima Metropolitana ha mostrado una significativa precarización que podría prolongarse, (iii) la mejora en la confianza empresarial sobre la situación de la economía no ha ido de la mano con lo referido a la contratación de personal e inversión del negocio, (iv) el mayor ruido político a causa de un nuevo intento de vacancia presidencial afectaría las expectativas de los agentes y (v) el despliegue de nuevas medidas de confinamiento en Europa impactaría sobre el rebote de la economía mundial en el 2021.
De esta manera, los resultados positivos que vienen acompañando a ciertos sectores deben ser aprovechados para cubrir el hoyo generado por los meses de cuarentena, mas no para tomar una decisión de expansión del negocio. Ello debido a que, aunque definitivamente el próximo año vamos a ubicarnos en una mejor posición respecto a este, todavía estaríamos por debajo de nuestro nivel precovid-19.