Por: Gonzalo Prialé, Expresidente de AFIN
Gestión, 31 de enero de 2019
Tras el colapso de una tubería matriz de desagüe en San Juan de Lurigancho (SJL), algunas autoridades y los responsables de Sedapal explicaron que la tubería matriz falló porque su instalación estuvo mal hecha y se utilizaron tubos de plástico inadecuados, y le atribuyeron la responsabilidad al consorcio que construyó la Línea 1 del Metro y al supervisor de esa obra pública.
Veamos. Las obras de infraestructura se construyen sobre terrenos con derecho de vía despejado, libres de ocupantes y de interferencias de redes de servicios públicos. Para sacar ocupantes hay que expropiar terrenos, y para liberar las interferencias, como en SJL, hay que retirarlas y moverlas a otro lugar.
Que haya interferencias no quiere decir que la obra está mal diseñada o contenga vicios ocultos. Planificar la liberación de interferencias es parte esencial del diseño del proyecto. Las empresas que brindan los servicios públicos tienen la información sobre la ubicación de sus redes y deben comunicarla oportunamente. Por tanto, tener que mover una tubería matriz de desagüe que interfiere el trazo de una obra de infraestructura no configura un error de diseño. El error es no hacer el retiro bien o demorarse años para ejecutarlo mientras la obra de infraestructura se queda parada. La liberación de interferencias no es un sobrecosto ni es sinónimo de corrupción, como algunos insinúan.
En el caso de SJL, cualquier ingeniero puede darse cuenta de que más allá de quién diseñó o quién construyó ese colector o quién lo aprobó al finalizar los trabajos, no parece lógico que una tubería se comporte bien durante cinco años y de repente colapse. Lo que está mal diseñado y/o mal construido falla pronto, no espera cinco años para fallar súbitamente. Por otra parte, una vez instalada la tubería hay que taparla con material y compactarlo adecuadamente. Este peso compactado encima y alrededor de la tubería matriz equivale a 4 a 5 veces más de lo que le pueda llegar desde la superficie, así que la vibración superficial por el paso de los trenes le produce cosquillas.
A los expertos consultados, les queda claro que para que una tubería matriz falle después de cinco años, algo tiene que haber sucedido. Por ejemplo, que el material compactado que la rodeaba haya perdido compactación y resistencia por efecto de filtraciones de otros desagües cercanos, lo que habría originado que la base del colector se deforme y colapse.
Se sabía que cerca de la tubería matriz rota enterrada a 9 metros de profundidad, discurre a 5 metros de profundidad un antiguo colector de desagüe llamado La Huayrona. La distancia horizontal entre estas dos tuberías (metros más o metros menos) no resulta relevante para el caso, ya que el líquido que fuga en terreno de grava arenoso como el de SJL no va hacia arriba sino hacia abajo por gravedad y satura el terreno en sus alrededores. Para que un terreno pierda consistencia y ceda no es necesario inundarlo, basta que se altere su contenido de humedad y pierda resistencia. Según la prensa, en el 2018 empezaron a aparecer enormes forados en las pistas de Próceres de la Independencia, originados por filtraciones. Sedapal no hizo nada. Imagínense el efecto de meses de filtraciones.
Es práctica común internacional que la empresa que brinda el servicio público sea la única autorizada para cambiar de ubicación las redes cuando resulta necesario. En SJL parece ser que para evitar la demora que se hubiera generado se optó por contratar a una empresa para que se encargara de mover la tubería, bajo el diseño y supervisión de Sedapal, que dio conformidad a la obra terminada.
Dice Sedapal que no le habían dado mantenimiento a esta tubería porque recién tenía cinco años. En realidad, toda tubería de categoría matriz debe estar instrumentada para ser monitoreada en cualquier momento. En tuberías de desagüe de esta importancia se colocan switches de alarma de atoros, doppler ultrasónicos de flujo para medir caudales y velocidades y sistemas de monitoreo de fracturas en secciones críticas; todo ello conectado a registradores inalámbricos para tener la data necesaria en tiempo real. Este es el ABC del monitoreo en redes de saneamiento. Parece que la palabra “monitoreo” no figura en el diccionario de Sedapal.
Sedapal no logra invertir para expandir las redes, tampoco hace mantenimiento oportuno de las matrices y no logra solucionar las emergencias. Pero ningún político se atreve a enfrentarlo y contratar gestión e inversión privada integral para asumir el servicio público de agua y desagüe en Lima. Y a nivel nacional, los parches de Otass en las EPS solo sirven para que el ministro de turno informe sobre avances imaginarios, mientras todo sigue igual.