Fernando Murillo Flores
Abogado y magistrado de la Corte de Cusco
Para Lampadia
Desde antiguo, sitiar una ciudad o fortaleza es una táctica de guerra; sitiar una ciudad significa impedir que se salga de ella y que a ella no ingresen personas ni suministros elementales para la vida de quienes la habitan, la finalidad inmediata de sitiar una ciudad es que en ella escaseen el agua, los alimentos y otros bienes necesarios para la vida y la mediata que la población de la ciudad sitiada entre en desesperación, quede anulada su capacidad de decisión y determinación y así se rinda ante el enemigo, pues sólo el enemigo es capaz de sitiar una ciudad.
El Cuzco está sitiado, el enemigo impide que ingresen alimentos, gasolina y gas. ¿Quién es el enemigo?
Los enemigo son quienes sin conocer la historia, la institucionalidad y mucho menos lo que es una Constitución y el sistema jurídico peruanos, siguen a un grupo oculto y anónimo que se valen de toda esa ignorancia para crear el caos, el desorden y el terror en quienes son peruanos de verdad, es decir, en aquellos que sabemos que el Perú es unitario, tiene una integridad territorial, una unidad de gobierno y autoridad, una forma de gobierno Republicana, con división de poderes y basada en la democracia, siendo sus valores supremos la vida, la libertad y la igualdad, forjado todo ello a través del tiempo, incluidas la época Inca y del Virreinato.
Los ciudadanos de la República del Perú, sabemos que una patria se construye, no se destruye; que un país se desarrolla, no se destruye; que un país rechaza la violencia y ama la paz; que un país es imperfecto, siempre, pero para eso está la democracia y sus reglas, mas no el caos, ni el desorden ni el terror para so pretexto de transformarlo, imponer un Estado que limite la libertad de sus ciudadanos.
Busco el diccionario de la Real Academia Española y encuentro la palabra terrorismo, y estas son sus acepciones:
- Dominación por el terror.
- Sucesión de actos de violencia ejecutados para infundir terror.
- Actuación criminal de bandas organizadas, que, reiteradamente y por lo común de modo indiscriminado, pretende crear alarma con fines políticos.
Quienes tienen sitiada mi ciudad, el Cuzco, son, en principio, el enemigo y terroristas. Basta de eufemismos. Si quienes creen que tomar Lima es una novedad, no saben que los terroristas de Sendero Luminoso lo intentaron y no lo lograron, principalmente porque en Lima también viven peruanos y, lo peor de todo, no saben que Lima fue hace mucho tiempo tomada y lo fue por todos los provincianos del Perú y que ahora son un sector importante que ejerce su libertad en su variante económica: la libertad de trabajo.
Sé que mi país tiene heridas históricas muy serias que aún lo desangran, pero la única forma de sanarlas es conociendo cabalmente su historia, solo una buena educación nos permitirá identificar el origen de esas heridas y elegir a quienes se comprometan a curarlas en desarrollo, paz, sin resentimientos ni rencor, rechazando elegir a quienes sólo ofrecen, con el terror, vivir de ellas y desangrarlo hasta que todos seamos iguales, pero en la pobreza, la miseria y lo peor de todo: sin libertad. Lampadia