Fernando Calmell del Solar
Expreso, 2 de diciembre del 2025
Este fin de semana fueron las primarias de los partidos políticos, y como era de esperarse, nadie fue a votar. Sabiendo que la población quería y quiere que, al gobierno y en el Congreso, llegue gente preparada, con estudios, con posgrados, con experiencia laboral o empresarial exitosa y no siga pasando lo que sucede ahora con partidos que quieren llegar solo para chupar la teta de la vaca lechera… que se alimenta con nuestro dinero, Martín Vizcarra y un grupo de notables plantearon la gran reforma electoral.
A los peruanos les vendieron la idea de que esta reforma iba a traer mayor democracia, mayor representatividad en las listas. Que era la gran solución para acabar con todos los candidatos impresentables por los que cada cinco años los peruanos nos vemos obligados a votar. Ese fue lo que nos contaron.
Para ello propusieron la reducción de los requisitos de inscripción, de necesitar alrededor de 680,000 afiliados a solo 25,000 adherentes, lo que permitió que para esta elección tengamos 43 partidos inscritos, que después de alianzas, nos obliga a elegir entre 39 propuestas distintas.
Dirán los defensores de quienes armaron este mamotreto que todo iba a funcionar bien, pero como se tumbaron las PASO (elecciones primarias y obligatorias), el modelo no funcionó y por eso pasó lo que pasó este domingo.
Pero señores, cualquier planteamiento que se haga sin tomar en cuenta la realidad será, desde su creación, algo inaplicable. Y hoy en el Perú, donde solo el 7 % confía en los partidos políticos, tenemos al 8 % de quienes conforman el padrón electoral afiliados a un partido político. ¿Cómo puede ser esto?
Esta reforma también transformó al JNE, ya no solo como un órgano que resuelve controversias al final o durante el proceso, sino como un ente activo y fiscalizador que interviene en la vida interna de los partidos, desde su fundación hasta la selección de sus candidatos y el manejo de sus finanzas. Todo esto con el objetivo de elevar el estándar democrático y ético de la política peruana. ¿Suena bien, no?
La realidad real es que esta propuesta que planteaba aumentar la democracia y la representatividad fue, en verdad, todo lo contrario. Lo que se ha logrado es que quien tenga más poder y capacidad de decisión en estas elecciones no sea el pueblo, sino el Jurado Nacional de Elecciones.
Son ellos quienes tienen hoy la sartén por el mango, ya que pueden decidir, a discreción, eliminar por una falta administrativa a algún partido o una candidatura. Son ellos también los que no han hecho absolutamente nada para sancionar o eliminar de carrera a partidos como Primero la Gente de Marisol Pérez Tello, que, como se vio en una muy clara investigación periodística, habían logrado su inscripción falsificando las firmas de sus afiliados.
Amigos, por esto y mucho más, si no queremos más autoridades incapaces que permiten que personas que nunca fueron elegidas y sus mafias controlen el futuro del país, no podemos elegir a los mismos de siempre. El cambio de ciclo debe ser total.






