Expreso, 28 de octubre del 2024
Pero, la verdad sea dicha, la incompetencia del Gobierno se ve complementada por la actitud del Parlamento, quienes no quieren tocar al ejecutivo; si tenemos pésimos ministros como Vásquez en MINSA (cuota de APP) y Santivañez en MININTER es en parte porque el Congreso no los censura. Esta «sobrevivencia cruzada» entre Ejecutivo y parlamento hace que el Congreso también se encuentre en menos de dos dígitos de aprobación. Aquí la responsabilidad de Acuña y Keiko Fujimori es bastante evidente; ambos sostienen la mediocridad de Boluarte. Y si a esto le sumamos las leyes polémicas y sin estudio previo que intentan sacar de cuando en cuando, la figura se vuelve bastante oscura.
Hoy la sociedad se encuentra marcada por la emergencia -los paros significan eso en parte, así hayan radicales en el proceso buscando provecho político o planteando tonterías cómo parar APEC- que significa la seguridad ciudadana. Santiváñez no es el el único responsable sino la misma Presidente Boluarte y el Congreso, y antes de todos ellos los anteriores ministros del interior de Castillo, pero aún antes los ataques a la policía que significaron la baja de numerosos Generales PNP con los Humala y con Sagasti, seguramente para promover a sus allegados. La moral de la policía se ha ido debilitando sistemáticamente y nadie los defiende. Parece que a la clase política del Parlamento se le ha olvidado que ellos son el pueblo uniformado.
La receta que hay que seguir en seguridad está relativamente clara para muchos, menos para el Gobierno: refundación de la policía , grupo especial de inteligencia policial, tecnología y equipamiento, más policías en calle, megapenales, reforma del sistema de justicia para que sus operadores no sean aliados de la criminalidad. Potenciar el serenazgo con armas no letales mas contundentes, cámaras de videovigilancia en los 1000 puntos con mayor incidencia del delito, integrar los sistemas privados (cámaras y hombres) a una estrategia nacional. Sín embargo hay que decir que en el supuesto negado de que Boluarte quiera aplicar estas buenas ideas no tendrían credibilidad ni para arrancar si sigue en el puesto Santiváñez, quién se complica más aún con los paros y movilizaciones que claman por su salida.
El país exige un gesto político del Estado y creo que el mismo no puede ser otro que la salida del ministro del interior. Si no lo hace el Ejecutivo, el parlamento debería censurarlo. Santiváñez debe irse. Adrianzén también hace rato que está con oxígeno prestado, pero ya sería un avance que se renueven las carteras de Interior y Salud.»