Entrevista a Edward Roekaert
Por Marcela Saavedra
El Comercio, 20 de junio de 2016
Glosado por Lampadia
La innovación es un reto importante para el país y un factor clave para elevar la competitividad y productividad de las organizaciones.
¿Qué tanto han interiorizado las organizaciones públicas y privadas el concepto de innovación?
Mucho. Sentimos que poco a poco hemos logrado que el mensaje de la innovación llegue a calar en las organizaciones a través del Premio Creatividad Empresarial. Las organizaciones se han dado cuenta de que, para aportar al desarrollo local, hay que fomentar la innovación entre los colaboradores, que juegan un rol protagónico por el poder que tienen de añadir valor agregado con su trabajo. Ya hay muchas empresas que incorporan en sus planes estratégicos la participación en el concurso. Es un buen indicador.
¿Y cuánto ha crecido el ámbito de aplicación de la innovación?
Si bien se suele pensar automáticamente en productos o patentes, donde el país tiene una deuda pendiente, la innovación tiene muchos matices y se puede desarrollar en el servicio, la estrategia y los procesos organizacionales, entre otros ámbitos. A lo largo de las ediciones del premio, hemos tenido excelentes muestras –tanto públicas como privadas– y la calidad ha aumentado cada año. No dudamos que se mantenga la tendencia este año.
El camino de la innovación no está libre de obstáculos. ¿Las organizaciones están dispuestas a abrazar el fracaso?
Sí, entienden que existirán errores en el camino, pero también que se podrá aprender de ellos. Cuando una institución se compromete a innovar, invierte recursos y busca que el resultado escale y se integre en su cultura. Las organizaciones saben que, a la larga, la innovación las hace más eficientes, productivas y más rentables. La innovación permite a la organización tener una mayor ventaja en el mercado.
¿Cómo han evolucionado los proyectos presentados desde el sector público?
Cada vez hay un número mayor de postulaciones. El Estado es una pieza clave en la innovación porque sienta las reglas de juego y, a su vez, es el que puede generar los mayores incentivos para fomentarla.
¿Es suficiente el esfuerzo hecho por el Estado para fomentar la innovación?
Creo que ha marcado un buen punto de partida pero aún hay que avanzar en el desarrollo de ecosistemas de innovación exitosos. También, el Estado debe implementar las buenas prácticas observadas en el exterior y que aplican los países líderes en diversas industrias. Finalmente, se debe promover la formación de profesionales que puedan trabajar en el campo de la investigación y desarrollo.
¿Y qué tan innovador es el país en el campo regulatorio?
Considero que hay mucho lugar para la innovación a nivel de marco regulatorio y legislación. Se necesita que la norma rete a las organizaciones a ser innovadores y no so lo al cumplimiento de la ley. Eso conlleva a la complacencia del sector privado, pues no se le exige que trascienda ni que aporte a su sector.
En su perspectiva, ¿cómo debería ser este marco regulatorio?
Un buen marco debe plantear el qué, es decir, el objetivo, pero no necesariamente el cómo porque esto tiende a matar el proceso creativo al decirnos que solo hay un camino para lograrlo. Uno debe fomentar la innovación, no controlarla. A veces, el exceso de celo y los errores pasados llevan a pensar que solo de determinada forma se llegará al resultado que queremos.
Lampadia