Eduardo Morón
Gestión, 2 de setiembre del 2025
Necesitamos hacer que la falta de prudencia les cueste.
Estas líneas podrían haberse escrito hace 10 años. Es más, serán las mismas dentro de los próximos años si es que mantenemos este statu quo donde las muertes por siniestros viales (que tienen poco de accidentes) nos siguen importando poco o nada como sociedad. De los 90 mil accidentes que se registran año a año en el Perú, lo único que cambian son el DNI de las víctimas, la placa de los vehículos involucrados, el tamaño de las multas que no han pagado, y la ubicación del evento.
Mientras en nuestro país la tasa de muertes por millón es de 100 personas, en los países europeos dicho indicador es sólo 44. Pero lo más importante es que en Europa, en la última década, se logró bajar esta cifra en más de 30%. Ellos no se han quedado de brazos cruzados. En esos países se promueve una política llamada Visión Cero, donde el enfoque parte por entender que no se trata de accidentes inevitables sino de siniestros que pueden evitarse si se toma acción preventiva.
¿Cómo funciona? En primer lugar, dado que existe información sobre los llamados puntos negros en siniestralidad vial (lugares donde ocurren la mayor cantidad de muertes), se debe revisar periódicamente si hay mejoras en la infraestructura vial que pueden ser «perdona vidas», es decir, que eviten que el error o la imprudencia humana no genere una muerte o un herido de gravedad. En segundo lugar, los choferes que provocan accidentes que terminan en muertes y los dueños de empresas de transportes deben pagar más que aquél que no tiene accidentes en su haber.
Para que los dueños de los vehículos internalicen el costo que imponen a la sociedad con ese nivel tan alto de muertes o heridos graves, se requiere que los incentivos que tienen las empresas se alineen con los objetivos de la sociedad. Si preguntamos a las personas cuántas muertes a causa de accidentes de tránsito están dispuestas a aceptar como tolerables en un país, es posible que de buenas a primeras digan un número тауоr а сего, pero si les decimos que sus parientes podrían estar en esa lista, seguro que todos dirán cero (por eso se llama Visión Cero). Necesitamos hacer que les cueste la falta de prudencia, o tener choferes que comprendan que la tolerancia frente a accidentes graves debe ser cero.
Hace un par de años el MTC, publicó la Política Nacional de Multisectorial de Seguridad Vial y planteó tres iniciativas que apuntan a reducir el número de muertos en las vías. La primera, tener un organismo nacional y no sólo limitado a Lima (como la actual ATU), que regule la seguridad vial. Segundo, tener mecanismos permanentes -por lo tanto, electrónicos de fiscalización que apunten a reducir siniestros graves. Tercero, pensando en alinear los incentivos de los dueños de empresas de transporte de pasajeros y las de los propios pasajeros, se debe exigir a estas empresas tener, además del SOAT, una póliza de responsabilidad civil para daños contra terceros. El costo de esta póliza estaría asociado a la siniestralidad de sus choferes, por lo tanto, los dueños de dicha empresa serían los primeros interesados en supervisar el comportamiento al volante de sus conductores y reducir dicha siniestralidad, exactamente lo que todos nosotros como pasajeros queremos que ocurra. Esa póliza serviría para cubrir por completo el costo de recuperación de las víctimas y atender cualquier reclamación judicial extra.
Hoy en día, nuestra sociedad incurre en un costo muy alto porque se pierden lo que se conoce como Años de Vida Saludable. Es decir, el país pierde capacidad de producción porque en esos siniestros la vida de personas con diferentes capacidades y expectativas son truncadas: esas son pérdidas irrecuperables. A ellas se les suma la de las personas que quedan permanentemente incapacitadas para trabajar como producto del siniestro vial. Cuando nos duela de verdad cada vida perdida en las calles, recién empezaremos a actuar en estos frentes. Mientras tanto, sólo veremos más cruces en las vías recordando nuestra permanente inacción.