Los antimineros, pobladores, comuneros o cualquier ciudadano que se le ocurra, tienen todo el derecho a criticar a la minería, pero no tienen ningún derecho a matar a nadie, porque hacerlo constituye un asesinato; y esto es lo que ha pasado con dos agentes de la Policía Nacional, quienes perdieron la vida como consecuencia de la reacción desproporcionada de los residentes del distrito de Ocuviri, en Lampa, Puno.
Estos comuneros son muy valientes contra la minería formal, pero nunca protestan ni dicen nada contra la minería ilegal. Ante los mineros ilegales se portan como mansas palomas pese a que éstos son los que verdaderamente contaminan ríos, prados, valles y cerros de las comunidades del Perú. Lamentamos que esta noticia haya pasado casi inadvertida para algunos, a pesar de que debería indignar a todos el conocer cómo se pueden ensañar contra dos efectivos policiales que solo cumplían con su deber al prestar resguardo a una empresa minera ya que los pobladores de Ocuviri intentaban secuestrar al representante de la aludida firma, Mijail Cano Montoya, y a la fiscal adjunta de Prevención del delito de Lampa, Sayda Sifuentes Díaz.
Creemos que reclamar a fin de que una minera cumpla las exigencias ambientales a la hora de desarrollar sus actividades económicas, no justifica nunca el uso de la fuerza, tal como ha ocurrido en el referido distrito puneño, donde cerca de 200 comuneros, provistos de piedras, palos, cuchillos y machetes arremetieron contra la Policía, retando a la autoridad y la ley. Esta casa periodística siempre abogará por el orden, que debe imperar en una sociedad civilizada, y defenderá por encima de todo a la vida humana, por lo que eleva su más enérgica protesta contra este tipo de actos que solo infringen la ley desde que se inicia el bloqueo de una carretera, desde que intentan secuestrar a representantes de una minera y a una fiscal, y, lo peor, desde que buscaron asesinar a agentes de la PNP.
Por último, queremos expresar nuestras condolencias al alto mando de la Policía Nacional y a las familias de dos víctimas inocentes de esta violencia que se sigue incrementando en el país, amparados en una falsa defensa del medio ambiente, ya que está muy cargada de prejuicios ideológicos y mala fe. Lamentablemente, esa ideología antiminera ha calado en muchos pueblos que no tienen el conocimiento ni la información debida acerca de una actividad minera que sí puede coexistir perfectamente con el respeto al medio ambiente. Al mismo tiempo hacemos un llamado para que les caiga todo el eso de la ley a los autores materiales e intelectuales de este crimen.